Saltar al contenido

18 de Julio / San Arsenio, Monje

Cuando el emperador Teodosio el Grande buscaba un buen profesor para sus dos hijos, el Papa San Dámaso le recomendó a Arsenio, un senador sumamente sabio y muy práctico en sus consejos. Durante diez años, San Arsenio vivió en el palacio del emperador educando a sus dos hijos, Arcadio y Honorio.

Estando un día orando, en medio de una gran crisis espiritual, mientras le pedía a Dios que le iluminara lo que debía hacer para santificarse, oyó una voz que le decía: «Apártate del trato con la gente, y vete a la soledad». Entonces dispuso irse al desierto a orar y a hacer penitencia con los monjes.

Cuando llegó al monasterio del desierto, los monjes, sabiendo que había estado viviendo tanto tiempo como senador y como alto empleado del Palacio imperial, dispusieron ponerle algunas pruebas para saber si en verdad era apto para esa vida de humillación y mortificación. Fue ahí, donde San Arsenio se hizo muy conocido por todos por sus penitencias extraordinarias.

Por muchos siglos han sido enormemente estimados los dichos o frases breves que San Arsenio acostumbraba decir a la gente. Desde remotas tierras iban viajeros ansiosos de escuchar sus enseñanzas que eran cortas pero sumamente provechosas. Entre muchas de sus enseñanzas o frases que el Santo pronunciaba están: «muchas veces he tenido que arrepentirme de haber hablado. Pero nunca me he arrepentido de haber guardado silencio»; o «siempre he sentido temor a presentarme al juicio de Dios, porque soy un pecador».

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Arsenio, Monje

Las gentes no saben reconocer a un santo, como pasó con San Arsenio, monje. La gente cuando ve un hombre bueno, en vez de ayudarlo en el bien, le ayudan poniéndole pruebas, cargándole con cruces innecesarias, que él lleva por motivo de su fe con gran paciencia.

Santo, santa, a ti te lo digo: cuando veas que no se fían de ti y tu bondad; cuando veas que los que deberían amarte te dañan más, con la excusa de probarte, entonces sabrás que Dios te ha aceptado todas tus oraciones, y los hombres lo han notado y, por tanto, desean que renuncies a ello, poniendo en ti más cargas que las normales en otras personas que tratan, y puede que deseen también como tú practicar la fe, pero ven que tú vas en serio, y quieren saber hasta qué, cuánto y cómo vas a resistir en tus deseos de servir al Dios verdadero.

Acepta el reto y piensa que eso ayuda a tus deseos, la santidad a perpetuidad. ¡Ánimo! Que Dios goza mientras tu sufres y resistes, goza en su Corazón por saber que hay quien lo ama sobre todas las cosas y personas y esto mismo hizo con Job.

¡Los santos, qué santos son!

P. Jesús

© copyright