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26 de Abril / Santa Franca de Piacenza, Virgen y Abadesa

Franca Visalta tenía apenas siete años cuando entró a educarse en el convento benedictino de San Sirio de Piacenza. A los 14 años hizo su profesión religiosa, y pese a su juventud, aventajaba a las otras religiosas en obediencia, devoción y olvido de sí misma. A la muerte de la abadesa, fue elegida para sucederla, pero la férrea disciplina impuesta por ella, produjo su inmediata sustitución en el cargo. Durante años, la santa tuvo que afrontar calumnias, falsos testimonios y graves pruebas interiores. Su único consuelo, era una joven llamada Carencia –que luego de ingresar al noviciado- convenció a sus padres de construir una nueva casa de la orden de Montelana.

La santa fue nombrada abadesa de la nueva fundación, lugar donde reinaba la austeridad y la pobreza de la regla cisterciense. Pero la abadesa no estaba todavía satisfecha, por lo que pasaba noches enteras en la capilla entregada a la oración. Al ver que se debilitada en forma alarmante la salud de la abadesa, las religiosas ordenaron al sacristán que guardase la llave de la capilla; pero ello no bastó para impedir que la fervorosa superiora continuase con sus vigilias. Finalmente, la santa falleció en 1218.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Franca de Piacenza, Virgen y Abadesa

Obediencia, devoción y olvido de uno mismo. Y a cambio recibió santa Franca de Piacenza, virgen y abadesa, calumnias, falsos testimonios y graves pruebas interiores.

¡Vas bien! Te lo digo y te lo repito: ¡Vas bien! Si tu vida es como la de santa Franca. Así que, no te quejes y sigue sufriendo, porque ¡Vas bien!

¿Qué quieres? A los santos los tratan así, no vas a ser tú diferente. ¡Ánimo! Y decídete a seguir a Cristo, aunque ya tengas más de setenta años, puedes empezar ahora mismo con tu vida de obediencia a los diez mandamientos, a utilizar y servirte de los sacramentos, a la devoción de la oración y a la práctica de la caridad; de hacerlo todo por amor a Dios y no porque esta persona te caiga bien o no; todo debes hacerlo por amor a Dios y servicio al prójimo, sí, a este prójimo que te hace sufrir, que quizás es parte de tu familia, o amigos, o compañeros de trabajo; piensa que ellos están pasando pruebas que no han superado; si es que te hacen sufrir, piensa bien, piensa que no es por ti que te dañan sino porque están caídos en mala tentación y no saben lo que hacen, ¡no lo saben!, de veras que no lo saben, porque nadie que lo supiera bien, haría el mal y, si lo hacen, estos son los que llenan el Infierno. Sí que hay que saben lo que hacen, pero la mayoría siguen a los que saben lo que hacen y hacen lo que no saben lo que hacen; a estos ténles compasión, y  a todos, caridad. Olvídate de  ti mismo y piensa en que Dios vive en ti y, que si no haces obras buenas, obras de caridad, se va; pierdes la Gracia de Dios y te quedas más solo que la una. ¡Reacciona! Pide perdón, y Dios volverá, si sólo lo has perdido por una falta o un pecado venial, pero si has pecado adrede, ve a confesarte y cumple con los mandamientos, y dejarás la soledad y, estando con Dios, dejarás de estar solo-sola, y ayudarás a muchos, por tener a Dios contigo, y verán la bondad que Dios desprende en ti y contigo; y entonces te calumniarán, dirán falsos testimonios contra ti y tendrás graves pruebas interiores, que deberás resistir y combatir teniendo en cuenta siempre que Dios te ama, y su santa misericordia te cubre con el manto de la Virgen del Rosario que siempre está a tu lado velando por ti, para que resistas a toda prueba que Dios permite, y tu aceptas y luchas con las armas de la fe contra ellas, y sufres mucho, pero vives y vivirás hoy, mañana y siempre; aun cuando hayas pasado la muerte.

¡Viva los santos!

¡Viva tú!

¡Ánimo que es cuestión de pocos años! Bendita sea la muerte que nos lleva a la vida eterna en los brazos de María, en la misma Gloria de Dios Uno y Trino, por la salvación que a cada uno, si quiere, si lo aceptas, te da Cristo. A ti, sí, a ti también.

¡Qué bueno es Dios!

P. Jesús
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