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44 Carta / A ti, que no sabes porqué los santos son santos

Domingo, 1 de mayo de 2.011

A ti, que no sabes porqué los santos son santos:

Hoy, que el Santo Padre Benedicto XVI oficia la celebración de la beatificación del Papa Juan Pablo II, te diré que no se le declara santo porque le vitoreaban en vida: “¡Juan Pablo II, te quiere todo el mundo!”. No, no es por cariño, por afecto de los fieles de la Santa Madre Iglesia Católica, que se puede declarar y se declara santo-a a una persona, sino que es por el amor de esta persona, en este caso de Juan Pablo II, a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo; porque el amor demuestra la fe, y con las obras de este amor de fe, que es la caridad, todo lo que hizo el Papa Juan Pablo II, lo hizo por y para y con Dios Uno y Trino.

La santidad no la gana el solitario, sino el que se une en santa, en perfecta comunión con Dios.

Por eso, hoy a Juan Pablo II se le proclama santo.

¿Es que todo lo hizo perfecto? ¿Es que no hizo NADA malo?…

Si algo malo hizo, se fue a confesar de ello, de su debilidad, enseguida de haberlo cometido; buscó la primera ocasión para pedir perdón a Dios en la confesión. Eso hacen los santos: reconocer sus pecados e írselos rápidamente a confesar a Dios, en la persona de un sacerdote católico. Es la humildad, que demuestra el amor con que se ama a Dios, lo que da valor de fe.

Hay quien critica al Papa Juan Pablo II, hay quien enseña los errores que cometió, pero os diré que hay virtudes que pueden no entenderse bien, y hay acciones que pueden interpretarse mal, sólo Dios sabe el verdadero contenido del corazón de la persona, sólo Dios sabe sus intenciones; y si se han producido milagros de parte de Dios y por intercesión de un santo, entonces no hay palabra, ni imágenes ni nada, que pueda ir contra esto, porque sólo los santos son los que pueden pedir a Dios milagros, y Dios se los concede, si estas personas viven en el Cielo Eterno, en la plenitud de la Gloria de Dios. Ante un milagro; ¡¡calla!!, porque Dios ha hablado en los hechos sobrenaturales de que en el Cielo tienes un intercesor. Y en el Cielo tienes a Juan Pablo II para que interceda por ti.

Cree, sé fiel al Magisterio de la Iglesia, a las Escrituras, al Evangelio; porque si quieres ser santo-a, y este debería ser tu plan de vida, tu fin y deseo primero, entonces cree, cree en la autoridad de la Santa Madre Iglesia Católica.

Demasiados hablan de lo que no saben.

Demasiados católicos critican sin conocimiento de causa; ¿qué sabes tú de la confesión de otros?, ¿de las intenciones de su corazón?

Mira por ti, para que recuerdes que, en la misma manera en que juzgues y sentencies, Dios Hijo Jesucristo hará lo mismo contigo.

No tengas celos de la santidad de los que están en el Cielo, de los que gozan los deleites ¡sin fin!, de la vida Eterna en brazos de Santa María Virgen y Madre de Dios.

Pide por ti, suplica a los santos que intercedan por ti, para que lo que no entiendas, lo aceptes por la fe, para que la malicia de algunos no haga mella en tu conciencia, para que no te pierdas por los rumores de los que, sin saber, hablan, de los que no son capaces de obedecer a la Iglesia y quieren que otros los obedezcan en sus críticas y propaguen mentiras y falsos testimonios contra los santos. Recordad que, después de resucitar Jesús, los Sumos Sacerdotes pagaron a los soldados que vigilaban el sepulcro para que dijeran que por la noche, mientras dormían, vinieron los discípulos de Cristo y robaron su cuerpo, para que no creyeran en la resurrección… ¿Si estaban dormidos cómo es que vieron a los discípulos de Cristo robar el cuerpo de Jesús?; y, de verlos, ellos, que eran soldados e iban armados, ¿cómo es que no emplearon las armas para que el cuerpo de Cristo no fuera robado, como dijeron?… Mentiras, mentiras que aún hoy se propagan para que no crean que Cristo resucitó.

Hay quien dice mentiras, que propagan, para que no crean algunos que los santos resucitaron y están en la Gloria Celestial, que no pasaron por el Purgatorio, sino que su humildad en usar de los sacramentos, y viviendo en grado heroico las virtudes que los llevaron a demostrar su fe con obras de caridad y siempre unidos a la Santa Madre Iglesia Católica, los hace portadores de milagros de Dios a los hombres de buena voluntad, los que tienen fe, los que creen en la comunión de los santos, los que se aprovechan del Amor de Dios a los que ya viven con Él en los Cielos.

Creed en los santos, porque es de fe.

Algunos han puesto su confianza en hombres que, una vez muertos, no son santos, y les molesta que no lo sean y que otros sí lo son. Esta es una verdad que hay que meditar, y te pido que la medites en tu corazón. ¿Qué intenciones tienen los que niegan la santidad de los santos? Tu fe te llevará a encontrar la verdad, y, sabiéndola, comprenderás que hay quien sufre porque su fundador no es santo, porque la santidad la da Dios y no el amor de los hombres. Por mucho que sea uno amado por otros, es el amor de este uno a Dios, lo que hace que Dios haga milagros por su intercesión; es de fe, la fe de tu Iglesia, la fe de la Iglesia que fundó el mismo Dios, Cristo, el Mesías, Jesús, el Hijo de Dios y de María Purísima.

Medita y alégrate en tu corazón por tener tantos santos a los que pedir por su intercesión, para que tú también, como ellos, lo seas. Amén.

Hoy, día grande para la Iglesia Católica, hoy se celebra la beatificación de Juan Pablo II, ¡Alegría!

Con afecto sincero.

P. Jesús
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