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Sacrificio

30 Carta / A ti, que eres sacrificado

Domingo, 2 de enero de 2.011

A ti, que eres sacrificado:

Un año más ha empezado, y te lo diré en verso y en prosa: debes de ser sacrificado. Nada de quejarte de llevar tu cruz; es más, ayuda a llevar la cruz de otros, porque este es el destino de los santos.

Calla, calla, calla. Aunque no te gusten muchas cosas, ¡cállatelas!, porque la libertad de los demás, tiene que ser para ti algo que respetar y sufrir. No puedes ir de dios y dando órdenes y sentencias, porque esto no lo hace un buen cristiano, y tú eres de los buenos, de los que van para santos, ¡que sí!

Amigo de Dios y mío, dime por qué no deseas llevar esta cruz que la vida te ha impuesto; dime qué te ha pasado, qué te hace pensar que tú no eres digno de sufrir como todo aquel que es discípulo fiel de Cristo.

Recuerda que el Evangelio está lleno de ejemplos de lo mucho que vamos a sufrir los que amamos a Dios, ¡el único que es Santo!, y a la Virgen María, que nos entregó a Jesús un día. Y siendo el Hijo de Dios, sufrió hasta llegar a su misma muerte; y por morir Jesús, el mundo se salvó; ¡tú eres salvado por Dios!

Anda, anda, coge tu cruz, y regándola con tus lágrimas, ¡camina!, porque la vida va de sacrificio voluntario, de aceptar la libertad de todos y restituir, por amor a Dios, lo que otros quitan a Dios.

Donde otros blasfeman, tú alaba al Señor.

Donde otros humillan, tú hazte humilde por Cristo.

Donde otros roban la buena fama, tú pon esperanzas.

Y así, con todo, porque ya ha empezado el año y debes andarlo sacrificándote por Dios, para hacer un mundo mejor.

La vida no te debe nada. Si eres capaz de comprenderlo, aceptarlo y valorarlo, entonces serás sacrificado.

¡Alabado sea Dios! Y tú te sientas mejor cada día, por alabarlo con las obras y renuncias por su amor, que ya Él te ha demostrado. Amén.

Feliz año nuevo. Sigo y seguiré rezando por ti. ¡Que sí!

 Con afecto sincero.

P. Jesús
© copyright

69 Carta / A ti, que vas a sacrificarte

Domingo, 18 de diciembre de 2.011

A ti, que vas a sacrificarte:

¡Bienvenido a ser persona!, porque la persona sabe que este mundo lo comparte con otros, y que debe aceptar que no todos estarán de acuerdo con uno, es más, muchos querrán impedirle vivir una vida santa, y por lo cual, tendrá que sacrificarse, tendrás que sacrificarte; ¡ya lo sabes, pues!

Se van a burlar de ti, de que te tomes la vida en serio, de que pretendas hacer el bien, y además, sin mirar a quien.

El que quiere hacer un mundo mejor, tiene que construirlo, y para esa clase de construcción, el material es el sacrificio.

Sacrificarse es una combinación de obras y palabras, y silencios de amor, y luchas para que la fe sea, en ti, viva. Tienes que vivir la fe, tienes que confiar en la fe, en Dios, en que Dios te ha dado la vida para que tú la vivas a tu manera, y que esta manera sea a la manera de Dios, que no es una manera difícil ni fácil, sino que es la única manera de vivir bien, de cómo tiene que vivir una persona que quiera vivir al 100%.

El sacrificio es hacer lo correcto, aunque tú, por tu tendencia física o gustos, no tienes una inclinación a hacer eso, o decir eso, o callar eso, o pensar eso, sino que lo haces porque amas a Dios, a Jesús, a ese Niño Dios que nació en Belén.

Las cosas debes hacerlas, decirlas, dejar de hacerlas o decirlas, pensarlas o no pensarlas, según lo que quieras de ti. Si quieres ser una persona de éxito, deberás trabajarte, deberás mirarte como a lo que eres, alguien que puede ser como quieres ser; y para serlo deberás renunciar a cosas y actos instintivos de la persona, deberás pulir tu carácter, renunciar a todo lo malo que podrías hacer, y no hacerlo, y es más, el sacrificio es aún más perfecto, cuando además de no hacer el mal, HACES EL BIEN ¡y sin mirar a quién!

Sacrificarse es hacer algo bueno o renunciar a algo malo, para el bien de Dios, que quiere que se cumplan los 10 mandamientos de su Ley.

Aprende a tener un radar en tu mente, y vigila todo lo que haces o hacen que vaya contra los 10 mandamientos de la Ley de Dios, y procura cumplirlos y que se cumplan. Tu felicidad se basa en esto, en el cumplimiento, tuyo y de los demás, de los 10 Mandamientos de la Ley de Dios.

Aquí te los muestro. El saberlos y guardarlos te dará una nueva perspectiva de vida, la vida de la felicidad, porque uno es feliz cuando vive para un ideal, y el ideal de cumplir con la voluntad de Dios, trae la recompensa de la felicidad humana, porque el hombre, la persona, es feliz cuando hace el bien y lo bueno, aunque tenga que sacrificarse por ello.

No hay nadie más feliz en este mundo, que el que cumple con los 10 Mandamientos de la Ley de Dios, y se peca si va contra uno de ellos, que lo hará; entonces va y pide perdón a Dios en la confesión, y sigue con su plan de vida, la del sacrificio voluntario para hacer un mundo mejor, empezando por él mismo, por ti mismo-a.

Ahora sí que te muestro los mandamientos, AQUÍ: 
http://www.catholicosonline.com/vacaciones_de_amor_a_Dios/15_dias.html

Sacrifícate, pero ¡con alegría!

Léeme la próxima semana y te diré porqué.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

70 Carta / A ti, que vas a sacrificarte con alegría

Domingo, 18 de diciembre de 2.011

A ti, que vas a sacrificarte con alegría.

Saber que uno hace lo correcto, ¡lo que tiene que hacer!, eso te llena de alegría al hacerlo, porque uno es feliz cuando sabe que hace lo que tiene que hacer, lo que es lo mejor para él-ella, para todos.

Muchos quieren ser buenos, y algunos no saben cómo.

También se ha oído por ahí, que uno tiene que hacer lo que le plazca en cada momento, diciendo que deben hacer lo que les salga del corazón, lo que les impulse los sentimientos de ese momento. Y hay quien dice que deben hacer todo lo contrario que no han hecho, para ser así ellos mismos y no seguir lo que otros han impuesto.

Lo que hay que hacer es lo que es natural y bueno, lo que te dignificará con honores, el honor de practicar la verdad, de ser libre, por no hacer nada malo. Que eso es difícil de hacerlo siempre, es más, es imposible, porque basta un simple dolor de cabeza, para no contestar a los demás con respeto, si te atosigan con imprudencias, y cuesta tanto ser prudente, hacer las cosas en su momento.

Quiero que seas feliz, feliz, como lo fue Cristo, que sabiendo que se entregaba por todos, lo hizo, se sacrificó, hasta llegar a la muerte y así poder resucitar, y dar, entregar, una nueva vida, vida de total felicidad y dicha, la del resucitado, porque la resurrección existe, y la vive quien muere, y antes hizo morir sus malos instintos y deseos, para hacer el bien siempre.

La felicidad está en Dios, en Jesús, que resucitó, y que mientras vivió en la tierra, como Jesús, hizo el bien, sólo el bien, llegando a darse a sí mismo para que tú y todos los que lo aceptáis, como el Dios que es, os llenéis de dicha, la dicha de la esperanza, la esperanza de la fe: Jesús, Dios que te Ama, y que se sacrificó por ti, para que como Él, tú, resucites también.

Sacrifícate para que los que te traten, al tratarte tengan paz, viendo cómo vives de obras de fe, haciendo caridad con ellos.

El sacrificio libre y voluntario de renunciar al mal, a lo malo, te dará la alegría cristiana de vivir en la Gracia de Dios, allí donde el Consolador te consuela y te guía hasta que no te halles en la Resurrección.

Si quieres, puedes.

Te deseo la felicidad del que se sacrifica con alegría.

Que tengas una feliz y santa Navidad.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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