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Triunfar

84 Carta / A ti, que te sentenciaron al fracaso

Domingo, 1 de abril de 2.012

A ti, que te sentenciaron al fracaso:

Nadie que sea persona, fracasa porque si aprende a formar su carácter, TRIUNFA, porque es el carácter lo que entregamos a los demás, la manera en que hacemos las cosas, esas cosas que muchos pueden también hacer, pero nosotros las hacemos de una manera especial y única, ¡la nuestra!

Esperar el triunfo ante los demás, el querer sobresalir a otros y que te aplaudan como el mejor, eso no es triunfar, es reconocimiento, que no es malo, pero tampoco es necesario para tener una vida plena de cualidades y repleta de virtudes. Muchos que han triunfado son seres anónimos, desconocidos para la gran mayoría pero tuvieron el privilegio de empeñarse en sí mismos de acceder a realizarse como personas, como seres humanos que tienen, cada uno, el amor de Dios en pleno para cada quien. Sí, también para ti, ¡sí!

No necesitas del aplauso de nadie, y ¡malo. si lo necesitases!

A ti sólo te hace falta una cosa: conocer, amar y servir a Dios, que todo es una sola cosa que contiene las tres, porque conocer a Dios entraña el amarlo, y amarlo hace que lo quieras servir, es más, ¡que lo sirvas!, sin darte cuenta siquiera, pero lo haces, todas las cosas las programas para agradarle, para que sea feliz de verte, de escucharte, de sentirte.

El que ama a Dios sobre todas las cosas, jamás es un fracasado, ¡jamás!, porque Dios le da, le entrega, vía Divina Providencia, tantas cosas maravillosas, que se siente un consentido, porque hay cosas que no se pueden explicar, que uno las sabe y las valora, y no necesita ir dándolas a conocer a los demás, porque tener una buena relación con Dios es cosa de dos, de ti y de Dios.

Todo el mundo, alguna vez en su vida, se sentirá fracasado, se lo digan o no, y a veces puede ser culpa suya el que se sienta así, porque quizás ha puesto sus esperanzas en algo o alguien distinto a Dios. Y entonces llega el desengaño, y uno realmente fracasa.

Hay santos que se sintieron fracasados en su vida espiritual, o en sus obras de servicio a los demás, ¡es normal que ocurra esto a todos!, pero ellos lo aceptaron y buscaron de Dios lo que quería de ellos a partir de ese fracaso, porque a veces el fracaso es permitido por Dios para que se haga un giro en la vida de uno, porque quizás Dios tiene otros planes para ti, ¡sí!, quizás sí, quizás Dios tenga otros planes para ti. Quizás los que tuvo, los ha cambiado, porque muchos han decidido ir contra ti, y Dios prefiere tu vida que tu labor, porque mientras vivas puedes obrar, en lo que sea, amando a Dios sobre todas las cosas y personas. Ese es el triunfo, eso es lo contrario de ser un fracasado, ¡el ser de Dios siempre, te lleve donde te lleve, vayas donde vayas!

A veces los fracasados te llaman fracasado porque querían que tú no fueras como uno de ellos, sino que fueras distinto, ¡mejor!, pero si ellos no consiguieron alzarse hasta donde querían, ¿por qué esperan de ti algo mejor?; porque su esperanza está en ti, ellos, muchos, quieren triunfar con tu triunfo, porque se han propuesto que seas su punto de mira, pero si cada uno hiciera lo que tiene que hacer, que es observarse a sí mismo y mejorar siempre más y mejor, entonces no vería el fracaso de otros, ni los llamaría fracasados, sino que siempre estaría dispuesto a echarles una mano, la mano de la misericordia, la justicia y la caridad.

A ninguno que tenga éxito lo verás falto de eso, de misericordia, de justicia y de caridad, porque es contrario al fracaso, el ser bueno y mejor.

Y eso te deseo a ti, mi querido-a amigo-a.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

95 Carta / A ti, que estás desconsolado

Domingo, 16 de septiembre de de 2.012

A ti, que estás desconsolado:

¡Un abrazo!, y mi bendición, para que te sientas amado por tus hermanos en la fe. Eres católico y estás solo; señal de que vives la verdadera fe, porque la fe es interior, es una condición individual, aunque muchos la compartan; por eso, a los buenos, a veces les toca vivir la soledad.

Parece que todo te ha ido mal, pero yo te aseguro que en 10 años te darás cuenta que lo que hoy crees una desgracia, ¡darás gracias a Dios! por ello, porque así tu vida da un rumbo distinto, así, por lo que vives hoy, mañana será tu dicha. No te lo crees, pero es así. Lo que ocurre es que sólo los buenos, los que son buenos de verdad, tienen experiencia de esto, y los buenos son humildes y no van contando su vida por ahí, a excepción de a los amigos. Si hubiere buenos novelistas, gente buena de verdad, que escribieran novelas en donde se viera que el mal de una temporada, pasada por el protagonista, y que este mal, con los desenlaces de la vida, resulta ser la dicha futura, la dicha plena y verdadera, más gente creería, más personas comprenderían lo que es la vida, y que el estar desconsolado es sinónimo de CAMBIO, porque todo cambio trae ese desconsuelo, porque dejas a las personas que amas y que no te aman, para unirte a otras nuevas circunstancias.

Serás un coloso, porque quien es capaz de no retroceder, que hacer daño, hacer mal a los demás o así mismo; pecar, es retroceder. Pues, el que no peca, AVANZA, y mientras avanza, sufre, es normal y natural, ¡no pasa nada!, así es siempre lo que sucede cuando uno crece espiritualmente.

Todo está controlado por Dios, TODO.

Tú confía, y entrega a Dios mismo tu dolor, este desconsuelo que me ha llevado a escribirte hoy. Y escucha bien lo que te digo: estas fiestas de Navidad, no vas a sufrir tanto como en las pasadas. ¿No es esto una alegría?, el porqué te lo diré precisamente por las mismas fiestas de Navidad. Tendrás que esperar para leerme, pero te digo, que vendrán acontecimientos insospechados que Dios te los dará por medio de la Divina Providencia, para que tu sientas que es verdad, QUE DIOS TE AMA.

Y con Dios, te Ama la Virgen María.

Anda, anda, no pongas esta cara, porque la vida te va a demostrar el poder de la Divinidad, Un sólo Dios, que es Amor.

Dios decidió darte la vida, y siendo fiel, vives la soledad, como Él, Jesús, Dios, la vivió también, porque es real, son ciertas sus Palabras, esas de que el siervo es igual a su Maestro.

Otro abrazo, ¡ya van dos!… Pues venga un tercero, porque siento yo por ti un cariño bien sincero.

Lucha y vencerás.

Confía y reirás.

Sé bueno, por tu libertad.

Me lees el domingo que viene, de nuevo juntos tú y yo, a través de la oración, que al leerme siempre diriges a Dios, porque eso quiero, quiero que al leerme, notes, sepas, tengas la certeza de que Dios te Ama, sea en primavera o en cualquier estación del año, porque Dios hace nuevas todas las cosas.

¡Viva los desengaños!, sí, ¡viva!, porque son las bases de una mejor vida, la que vas a vivir tú, antes de esos 10 años.

Enhorabuena, has ganado, ¡campeón!, porque has demostrado a Dios tu dolor y Él te llenará de alegría; ¡qué vida vas a vivir!, ¡¡¡Dios!!!, ni tú mismo te lo vas a creer cuando ocurra, y luego llorarás de agradecimiento a tu situación de hoy de desconsuelo.

Yo que entiendo de cómo va la vida, te lo digo, una vez más te lo repito: este desconsuelo de hoy, escucha bien, será tu alegría. ¡Lo sé!, ten fe. ¡Vive!

Y otro abrazo más. Este ya es el cuarto. Pues vayamos para el quinto, porque 5 son las llagas de Jesucristo, y cinco son los abrazos que te doy hoy, como sacerdote de Cristo, que todos los sacerdotes lo representan y lo presentan.

Acepta mi oración por ti: “Padre, dale salud, paz, amor y larga vida. Amén”.

Vaya, vaya, también quieres dinero; ¡pues eso también lo pido por ti!: “Padre dale trabajo, y por él, por su trabajo bien hecho, reciba dinero. Amén”

¿Estás contento-a?; me alegro. ¡Claro que me alegro!, porque ya de tantas semanas de escribirte, de pedir por ti al Padre, pues, sí, te quiero, te quiero bien, es decir, me preocupo por ti, para que no pierdas la fe, es más, para que la propagues. Amén.

Bueno, ahora sí que me despido por hoy, deseando que tengas un feliz domingo en oración.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

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