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Santoral Agosto

1 de Agosto / San Alfonso María de Ligorio

San Alfonso María nació cerca de Nápoles el 27 de septiembre de 1696. Siendo aún niño fue visitado por San Francisco Jerónimo el cual lo bendijo y predijo para él grandes bendiciones y sabiduría. A los 16 años, caso excepcional obtiene el grado de doctor en ambos derechos, civil y canónico, con notas sobresalientes en todos sus estudios.

Para conservar la pureza de su alma escogió un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía de todos los que tuvieran malas conversaciones.

Su padre, que deseaba hacer de él un brillante político, lo hizo estudiar varios idiomas modernos, aprender música, artes y detalles de la vida caballeresca. Como abogado, el santo obtenía importantes triunfos; sin embargo, no lo dejaba satisfecho ante el gran peligro que en el mundo existe de ofender a Dios.

Por revelación divina, San Alfonso María abandona todo y decide convertirse en apóstol incansable del Señor Jesús. La tarea no fue fácil; tuvo que enfrentar, con gran lucha espiritual, a su padre y familia, a sus amigos y así mismo. Al fin, a los 30 años de edad logra ser ordenado sacerdote, y desde entonces se dedicó a trabajar con las gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades, a quienes les enseñaba el catecismo.

El 9 de noviembre de 1752 fundó, junto con otros sacerdotes, la Congregación del Santísimo Redentor (o Padres Redentoristas), y siguiendo el ejemplo de Jesús se dedicaron a recorrer ciudades, pueblos y campos predicando el evangelio. Por 30 años, con su equipo de misioneros, el santo recorrió campos, pueblos, ciudades, provincias, permaneciendo en cada sitio 10 o 15 días predicando, para que no quedara ningún grupo sin ser instruido y atendido espiritualmente.

San Alfonso María fue un escritor muy prolífico; al morir dejó 111 libros y opúsculos impresos y 2 mil manuscritos. Durante su vida vio 402 ediciones de sus obras.

En 1762 el Papa lo nombró obispo de Santa Agueda. San Alfonso María, quien no deseaba asumir el cargo, aceptó con humildad y obediencia, permaneciendo al frente de la diócesis por 13 años donde predicó el Evangelio, formó grupos de misioneros y dio catequesis a los más pequeños y necesitados.

Sus últimos años fueron llenos de sufrimientos y enfermedades dolorosas; el santo soportó pacientemente todos estos males, rezando siempre por la conversión de los pecadores y por su propia santidad. San Alfonso María muere el 1 de agosto de 1787, a la edad de 90 años. El Papa Gregorio XVI lo declara Santo en 1839. El Papa Pío IX lo declara Doctor de la Iglesia en 1875.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Alfonso María de Ligorio

¿A alguien más le interesa rezar por la conversión de los pecadores como hizo San Alfonso María de Ligorio? ¿A ti? Pues si es así, vas bien, vas camino de ser santo. Porque quien desea cambiar al mundo, ese es un futuro santo, si reza y trabaja por y para ello, como hizo el Santo del que hoy se conmemora su muerte: su entrada en el Cielo.

Este es el triunfo de los Santos, la muerte que les abre el camino al Cielo.

Pero mientras no llega, se esfuerzan y trabajan y trabajan, y no se cansan de trabajar para ese mundo nuevo y esa eternidad en el Cielo.

Encomiéndate a San Alfonso María de Ligorio y deja que Dios obre en ti Maravillas. Sé feliz tú, ese santo futuro que reza y trabaja por la salvación del mundo.

P. Jesús

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2 de Agosto / San Eusebio de Vercelli

Obispo, nacido en la isla de Cerdeña a finales del siglo III. Murió, probablemente, en Vercelli (Italia), en el año 371. En el Martirologio romano figura como mártir, pero son varios los historiadores que lo niegan.

La persecución volvía a sacudir violentamente a la Iglesia. Constancio, por caminos de sangre, se había hecho dueño absoluto del Imperio romano; y quería también imponer en ella su voluntad.

Ganado a la herejía arriana por su esposa, declarábase adicto a la impiedad, con el mismo tesón con que su padre, Constantino, defendiera a la Iglesia recién salida de su bautismo de sangre.

Eusebio de Vercelli, es, sin duda, una de las más brillantes figuras del orden episcopal; y ha pasado a la historia como uno de los más celosos y fuertes defensores de la fe católica, contra la violencia impetuosa de la primera gran herejía que conoció la Iglesia: el arrianismo, que negaba la divinidad de Jesucristo.

Clérigo dotado de vivo ingenio y generoso y noble corazón, residía en Roma ejerciendo sus ministerios, respetado y venerado por todos. Y aconteció que, habiendo vacado la sede episcopal de Vercelli, ciudad comprendida hoy en el Piamonte, y conociendo sus moradores las grandes virtudes de Eusebio, fue proclamado por todo el clero y pueblo Obispo de la Diócesis.

Los arrianos fueron solamente quienes lamentaron su consagración episcopal.

El nuevo Prelado vivía comunitariamente con su clero, llevando una vida parecida a la de los monjes del desierto. Se ocupaban en la oración, el estudio y el trabajo manual. El fue el primero que reunió, en Italia, la vida monástica y la clerical.

Su casa era como un pequeño seminario, de donde salieron ilustres sacerdotes y obispos.

Pero el arrianismo, después de asolar casi toda la Iglesia oriental, había penetrado hasta Occidente; y no satisfecho Eusebio con mantener a sus ovejas en la firmeza de la fe católica, no cesaba de declararse contra el error, por cuyo motivo era considerado como uno de los más temibles enemigos de la herejía.

Afligido el Papa Liberio por las sangrientas disputas que turbaban la paz y la tranquilidad de la Iglesia, pensó en la reunión de un Concilio, pidiendo a Eusebio interpusiera su autoridad ante el emperador para lograr de él la convocación. Asimismo, el Pontífice le suplicaba que juntamente con sus legados presidiera la asamblea. 
Eusebio, sin considerar el riesgo a que exponía su vida, con su celo y elocuencia consiguió del emperador la convocación en Milán para fines del año 355. Reunido el sínodo con la asistencia de gran número de obispos arrianos, Eusebio tuvo la valentía de proponer que antes que nada se suscribiera el Símbolo de Nicea, lo que era equivalente a obligar a todos los asistentes a hacer profesión de fe católica.

Opusiéronse enseguida a ello los arrianos, y el emperador, que asistía a la asamblea, intentó obligar por la fuerza a los obispos católicos a que firmaran un documento en el que se condenaba a San Atanasio, el heroico defensor de las verdades definidas en el concilio de Nicea. Y aunque algunos débiles, por cobardía, condescendieron, revestido Eusebio de la fortaleza del apóstol, resistió junto con los legados papales a tan injusta pretensión. Ofendido el emperador por esta intransigencia, mandó fueran enviados al exilio. 
Grandes fueron las penalidades vividas resignadamente por el Obispo Eusebio a través de su largo destierro.

En Scitópolis, cayó en manos de uno de los hombres más crueles del arrianismo, llegando al extremo de no suministrarle cosa alguna de alimento durante varios días. Pero los adeptos y fieles hijos de Vercelli, expusieron su vida, haciendo llegar a su amado pastor limosnas para aliviar sus necesidades, así cono cartas llenas de filial afecto. Enterados de ello los arrianos, recrudecieron los castigos y los malos tratos. 
Muerto Constancio, el nuevo emperador Juliano el Apóstata concedió a los obispos el derecho de regresar del destierro y a sus respectivas sedes.

Entonces es cuando empieza para Eusebio una nueva etapa gloriosa. Comisionado por el Papa, visita las iglesias de Oriente en las cuales la herejía había hecho grandes estragos. En todas ellas el sabio Obispo deja las huellas de su celo apostólico; prepara y ordena sacerdotes y obispos capaces de defender la ortodoxia y atacar el error.

Concluida esta difícil expedición, de la cual consiguió positivos resultados, por su tenacidad, competencia y sacrificios, emprende el ansiado retorno a su querida diócesis de Vercelli, donde es recibido como el gran defensor de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Eusebio de Vercelli

Las penas que han tenido que pasar los santos para defender su fe como las pasó San Eusebio de Vercelli son siempre culminadas por el éxito de su lucha, pero en momentos y por algún tiempo, nadie humano hubiera dicho que ese Santo era amigo de Dios, porque parecía, a los ojos de las personas que no conocen a Dios verdaderamente, que Dios lo había dejado sólo. ¡Dios prueba pero no abandona si tú no abandonas! Resiste y Dios vendrá con su corona de Gloria para ti en tu Eternidad Celestial.

Amigo de Dios, ¿sufres por defender tu fe? ¡Vas bien! ¡Santo!

P. Jesús
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3 de Agosto / Beato Agustín, Obispo de Lucera

Agustín Gazotic nació en Trogir, ciudad de la Dalmacia, en 1260. Tomó el hábito de los frailes predicadores antes de cumplir los veinte años. Estudió en la Universidad de París. El beato predicó con gran fruto a sus compatriotas y fundó en su patria varios conventos de su orden, a los que dio por lema las palabras de San Agustín: «Desde que estoy al servicio de Dios no he conocido hombres más buenos que los monjes que viven santamente, pero tampoco he conocido hombres más malos que los monjes que no viven como debieran». 

Fue enviado a Hungría, donde conoció al cardenal Nicolás Boccasini, legado pontificio, quien sería más tarde Papa con el nombre de Benedicto XI. En 1303, el cardenal Boccasini consagró al Beato Agustín obispo de Zagreb, en Croacia. 

El clero y toda la diócesis de Zagreb necesitaban urgentemente una reforma. El beato reunió varios sínodos disciplinares, cuyos cánones puso en ejecución en frecuentes visitas pastorales y fomentó las ciencias sagradas y el estudio de la Biblia mediante la fundación de un convento de la Orden de Santo Domingo. Además, asistió al Concilio ecuménico de Vienne (1311-12). A su retorno, sufrió la persecución del gobernador de Dalmacia, Miladino, contra cuya tiranía y exacciones había protestado. 

Tras de regir durante 14 años la diócesis de Zagreb, el beato fue trasladado a la sede de Lucera, en la provincia de Benevento. Ahí trabajó por desarraigar la corrupción moral y religiosa que los sarracenos habían dejado tras de sí. 

El beato poseía el don de curar a los enfermos. Su muerte ocurrió el 3 de agosto de 1323. Su culto fue oficialmente confirmado en 1702.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Agustín, Obispo de Lucera

Hermanos, los santos lo saben y no lo esconden; no hay hombres más buenos que los que aman a Dios y cumplen las reglas de su orden o de sus deberes, si son casados o sacerdotes o, siendo laicos, aman a sus padres cumpliendo el cuarto mandamiento de la Ley de Dios, pero, si no cumplen, son los más malos de todos los hombres, más que los mismos mundanos y no porque esos no saben lo que hacen y ellos sí, sino por la sutileza de sus fechorías.

Ha habido santos, como el Beato Agustín, Obispo de Lucera, que curaba cuerpos y procuraba poner disciplina y orden en las almas de los que libremente se consagraban a Dios en una vida religiosa que luego no cumplían y muchas veces no dejaban cumplir.

Siempre, en las historia de la Iglesia Católica se ha necesitado de santos reformadores, porque la vida de piedad a veces es demasiado fácil, no tienen que esforzarse por comer y eso trae malas tentaciones y ocios, en los que Satanás se cierne, y gana a las almas para sí y las pierde de Dios. La vida de oración continua es para los elegidos de Dios que deben profesarla, y la vida de trabajo es para las almas muy tentadas; les ayuda y les salva.

Oración y trabajo, es a veces la necesitad espiritual de algunos santos futuros, que sólo la oración los lleva al pecado. Cada quien se sabe su condición y todos pueden y deben pedir dirección al Espíritu Santo, y no engañarlo ni dejarse engañar, y contar con el asesoramiento de almas privilegiadas como son los sacerdotes y en los momentos de la confesión, dentro del mismo confesonario.

P. Jesús
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4 de Agosto / San Juan Bautista Maria Vianney, Cura de Ars

Cura de Ars, nacido en Dardilly, cerca de Lyon, Francia, el 8 de Mayo de 1786; muerto en Ars el 4 de Agosto de 1859.; hijo de Matthieu Vianney y Marie Beluze.

En 1806, el cura de Ecully, M. Balley, abrió una escuela para aspirantes a eclesiásticos, y Juan María fue enviado a ella. Aunque era de inteligencia mediana y sus maestros nunca parecen haber dudado de su vocación, sus conocimientos eran extremadamente limitados, limitándose a un poco de aritmética, historia, y geografía, y encontró el aprendizaje, especialmente el estudio del latín, excesivamente difícil. Uno de sus compañeros, Matthias Loras, después primer obispo de Dubuque, le ayudaba en sus lecciones de latín.

Pero ahora se presentó otro obstáculo. El joven Vianney fue llamado a filas, al haber obligado la guerra de España y la urgente necesidad de reclutas a Napoleón a retirar la exención que disfrutaban los estudiantes eclesiásticos en la diócesis de su tío, el Cardenal Fesch. Matthieu Vianney intentó sin éxito procurarse un sustituto, de modo que su hijo se vio obligado a incorporarse. Su regimiento pronto recibió la orden de marchar. La mañana de la partida, Juan Bautista fue a la iglesia a rezar, y a su vuelta a los cuarteles encontró que sus camaradas se habían ido ya. Se le amenazó con un arresto, pero el capitán del reclutamiento creyó lo que contaba y lo mandó tras las tropas. A la caída de la noche se encontró con un joven que se ofreció a guiarle hasta sus compañeros, pero le condujo a Noes, donde algunos desertores se habían reunido. El alcalde le persuadió de que se quedara allí, bajo nombre supuesto, como maestro. Después de catorce meses, pudo comunicarse con su familia. Su padre se enfadó al saber que era un desertor y le ordenó que se entregara pero la cuestión fue solucionada por su hermano menor que se ofreció a servir en su lugar y fue aceptado.

Juan Bautista reanudó entonces sus estudios en Ecully. En 1812 fue enviado al seminario de Verrieres; estaba tan mal en latín que se vio forzado a seguir el curso de filosofía en francés. Suspendió el examen de ingreso al seminario propiamente dicho, pero en un nuevo examen tres meses más tarde aprobó. El 13 de Agosto de 1815 fue ordenado sacerdote por Monseñor Simon, obispo de Grenoble. Sus dificultades en los estudios preparatorios parecen haberse debido a una falta de flexibilidad mental al tratar con la teoría como algo distinto de la práctica – una falta justificada por la insuficiencia de su primera escolarización, la avanzada edad a la que comenzó a estudiar, el hecho de no tener más que una inteligencia mediana, y que estuviera muy adelantado en ciencia espiritual y en la práctica de la virtud mucho antes de que llegara a estudiarla en abstracto. Fue enviado a Ecully como ayudante de M. Balley, quien fue el primero en reconocer y animar su vocación, que le instó a perseverar cuando los obstáculos en su camino le parecían insuperables, que intercedió ante los examinadores cuando suspendió el ingreso en el seminario mayor, y que era su modelo tanto como su preceptor y protector. En 1818, tras la muerte de M. Balley, Vianney fue hecho párroco de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. Fue en el ejercicio de las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el «cura de Ars» se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano. Algunos años después de llegar a Ars, fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó «La Providencia» y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia. El propio Vianney instruía a las niñas de «La Providencia» en el catecismo, y estas enseñanzas catequéticas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. «La Providencia» fue la obra favorita del «cura de Ars», pero, aunque tuvo éxito, fue cerrada en 1847, porque el santo cura pensaba que no estaba justificado mantenerla frente a la oposición de mucha buena gente. Su cierre fue una pesada prueba para él.

Pero la principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. No llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él de otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Ya en 1835, su obispo le prohibió asistir a los retiros anuales del clero diocesano porque «las almas le esperaban allí». Durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos. En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los veinte mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. El Venerable Padre Colin se ordenó diácono al mismo tiempo, y fue su amigo de toda la vida, mientras que la Madre Marie de la Providence fundaba las hermanas auxiliadoras de las ánimas del purgatorio por su consejo y con su constante aliento. Su dirección se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.

Los milagros registrados por sus biógrafos son de tres clases:

. en primer lugar, la obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos;
. en segundo lugar, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro;
. en tercer lugar, curación de enfermos, especialmente niños.

El mayor milagro de todos fue su vida. Practicó la mortificación desde su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.

El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial.

En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó. Su fiesta se celebra el 4 de Agosto.

SUSAN T. OTTEN
Transcrito por Gerard Haffner
Traducido por Francisco Vázquez

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Bautista Maria Vianney, Cura de Ars

Pocos sacerdotes como San Juan Bautista María Vianney, Cura de Ars. Muchos sacerdotes van de santos, de prepotentes y les falta humildad. ¡No se han enterado de nada! No imitan a Cristo y no obedecen al Papa, su santidad brilla por su ausencia y, ¿por qué?; porque son instruidos, son inteligentes, tienen salud y meritos humanos para poder ser respetados. San Juan Bautista María Vianney no quería matar a nadie en la guerra, no le entraba el latín y le costaba aprender las otras materias, pero era hombre de fe, de caridad. Dejad que lo repita nuevamente: Era hombre de fe, de caridad.

Hay quien dice tener fe y escribe mucho sobre ella, pero no tiene caridad y la fe sin caridad no es fe, es instrucción literaria, es soberbia.

La gran caridad del Cura de Ars, era salida de su fe viva, de sus obras de fe y no de palabras y palabras. Él amaba a Dios y amaba el sacramento recibido del sacerdocio y lo vivía unido al mismo Cristo Sacerdote; los dos hacían uno, los dos iban a una: A servir al necesitado, al pobre de espíritu, al que necesita de un Padre y necesita de un Hermano y un Amigo, de una Madre y de la familia Católica: Los Santos, las Almas del Purgatorio, los Santos Ángeles y los fieles consagrados y guiados por el Espíritu Santo. El Cura de Ars, San Juan Bautista María Vianney, tenía el don, la gracia, de unir a una persona que le pedía ayuda y se confesaba con él, a la Comunión de los Santos.

P. Jesús

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5 de Agosto / Fiesta de la «Basílica de Santa María la Mayor»

Hoy 5 de agosto, se celebra la consagración de esta famosa Basílica construida por el Papa Sixto III, en el año 432, en recuerdo del Concilio de Efeso que en el año 431 había definido que María sí es Madre de Dios. Esta basílica ha sido remodelada y hermoseada durante siglos y su torre fue por mucho tiempo la más alta de Roma. 

Los inicios de esta famosa basílica se remontan a una antigua leyenda. Ésta señala que por revelación divina, un matrimonio italiano, profundamente piadoso y solidario, llegó a un paraje del Monte Esquilino el cual esta cubierto de nieve. El monte blanco era el lugar donde ellos debían erigir un templo dedicado a la Madre de Dios. 
Pronto, el templo mariano fue una instancia donde miles de feligreses de todas partes del mundo acudían para venerar y honrar con oraciones y cantos a la Virgen Madre que tomó el nombre de Virgen de las Nieves. 

Los católicos han tenido siempre mucha veneración por la Basílica de Santa María la Mayor, por haber sido el primer templo dedicado a Nuestra Señora en Roma, y porque la antigua leyenda de las nieves que cayeron en el sitio donde iba a ser construida, recuerda a los fieles que cuando lleguen los ardores de las pasiones y el fuego de las adversidades, la Madre de Dios puede traer desde el Cielo las nieves de las bendiciones Divinas que apaguen las llamas de nuestras malas inclinaciones y calmen la sed de los que ansían tener paz, santidad y salvación.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de la «Basílica de Santa María la Mayor»

Dios se hizo hombre, entonces siendo así, como es, la Virgen María es la Madre de Dios.

La Virgen María, es la  Madre de Dios, y al serlo y por serlo, Ella, la Madre de Dios consigue de Dios su Hijo, el Poder de pedirle lo que sea, que Él, Su Hijo Dios, se lo concede según la fe del creyente, y por esto, por la Madre de Dios, Dios hace milagros a quien con devoción y fe se lo pide, ya sea para ellos mismos o para otros.

Confiar en la Madre de Dios, creer en la Madre de Dios, amar a la Madre de Dios, esto es tener fe en el mismo Dios.

P. Jesús

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6 de Agosto / San Hormidas

Originario de la Campania, era un diácono de Roma, viudo, cuyo hijo San Silverio había de ceñir también la tiara pontificia. En el año 514, fue elegido Papa. Tuvo que consagrar toda su actividad al problema delicado y complejo de la situación que había producido en el oriente el cisma provocado por Acacio de Constantinopla, con el fin de aplacar a los monofisitas. A San Hormidas pertenece el honor de haber acabado con el cisma mediante la confesión de fe que lleva su nombre: «La Fórmula de Hormidas». Este documento, citado todavía por el Concilio Vaticano I, es una de las pruebas más fehacientes de la autoridad que se atribuía al Papa en los seis primeros siglos.Sabemos que San Hormidas fue un hombre inteligente, hábil y amante de la paz . En sus últimos años tuvo el consuelo de ver cesar en Africa la persecución de los vándalos.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Hormidas

Los santos sufren y luchan pacíficamente con las armas de las obras de su fe para que la Iglesia continúe fiel a Cristo, al Evangelio.

San Hormidas hizo mucho bien, por eso se le recuerda, por el servicio desinteresado a la Iglesia de Roma, a la Iglesia de Dios.

P. Jesús

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7 de Agosto / Santos Cayetano y Sixto

San Cayetano, muy popular entre los comerciantes y ganaderos, nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia. Huérfano de padre a temprana edad, el santo quedó bajo los amorosos cuidados de su madre quien se preocupó por darle una adecuada y cristiana formación. 

Cursó estudios en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados, y luego, partió a Roma donde ocupó el cargo de Secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede. A los 33 años fue ordenado sacerdote, y estando en Roma, se inscribió en una asociación llamada «Del Amor Divino», cuyos socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos. 

Viendo que el estado de relajación de los católicos era sumamente grande y escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que se dedicaran a llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los fieles, fundando la orden de los Padres Tetinos. Además, San Cayetano fundó varias asociaciones dedicadas a realizar préstamos a los más pobres con muy bajos intereses. Sus momentos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados y repugnantes. 

En sus últimos años, el santo fue presa de muchas enfermedades y sufrimientos. Falleció el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años. 

Por su parte, San Sixto fue consagrado obispo de Roma el año 257. Al año siguiente, mientras celebraba la sagrada liturgia en el cementerio de Calixto, fue detenido por unos soldados y ejecutado al momento, junto con cuatro de sus diáconos, el día 6 de agosto. Recibió sepultura en el mismo cementerio.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Cayetano y Sixto

Dos santos, San Cayetano y San Sixto, que tienen poco en común en sus circunstancias y biografía, no vivieron en el mismo tiempo, pero viven en el Cielo donde no hay el tiempo ni el cuerpo, si no que hay el amor de todo un Dios de amor, aceptado y reconocido en su corazón y en las obras de los mismos. Ambos amaron a Dios sobre todas las cosas y personas, sobre si mismos, y sirvieron a sus semejantes.

Lo importante y vital para ambos, fue su amor verdadero a Dios, que no sólo lo sentían en su corazón sino que lo demostraron con su biografía.

Ya sabes. ¿Tu historia podrá demostrar y mostrar que amabas a Dios sobre todas las cosas? ¿O sólo eres un charlatán o escritor de palabras sin hechos? Hay algunos católicos que sabiendo que uno no se salva por la sóla fe, y criticando a los que creen esta herejía, les lanzan miles de discursos, pero las obras de su fe no les respaldan en nada; todo son palabras vanas, buscar un lugar en la sociedad para lucirse. Esos no son santos; los santos viven, esos van a morir, porque no tienen  pruebas de su fe. ¡qué pena!

Recemos unos por otros, y Dios que nos salvó, Jesús, que sea nuestro Maestro. ¡Imitémoslo! ¡Santos!

P. Jesús

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8 de Agosto / Santo Domingo de Guzmán, Fundador

Era todavía estudiante cuando se le nombró canónigo de la Catedral de Osma. El santo vivía en comunidad, bajo la regla de San Agustín. Cuando Diego de Acevedo fue elegido Obispo de Osma hacia el año 1201, le sucedió en el cargo de prior del capítulo. 

El obispo y Domingo fueron a Roma a pedir a Inocencio III que los enviase a predicar el Evangelio a los cumanos en Rusia. El Papa los exhortó para que consagraran sus esfuerzos a luchar dentro de la cristiandad por desarraigar la herejía. Domingo y el obispo pasaron después por Citeaux, a cuyos monjes había encargado el Papa que lucharan contra los albigenses. En Montpellier se reunieron con el abad de Citeaux y otros dos monjes, Pedro de Castelnau y Raúl de Fontefroide. 

El sistema albigense se basaba en el dualismo del bien y el mal. A este último principio opuesto al bien, pertenecía la materia y todo lo material. Por ende, los albigenses negaban la realidad de la Encarnación y rechazaban los sacramentos. 

En 1206, el día de la fiesta de Santa María Magdalena, Domingo fundó en Prouille un convento con nueve monjas a las que había convertido de la herejía. Santo Domingo había predicado ya diez años en el Languedoc. Hasta entonces había portado el hábito de los Canónigos Regulares de San Agustín y observado su regla. Pero, deseaba reavivar el espíritu apóstolico, para eso proyectaba fundar un grupo de religiosos, que no serían necesariamente sacerdotes ni se dedicarían exclusivamente a la contemplación, como los monjes, sino que unirían a la contemplación el estudio de las ciencias sagradas y la práctica de los ministerios pastorales. Pocos meses más tarde, Santo Domingo acompañó al obispo al cuarto Concilio de Letrán. Hacia 1215, Inocencio III aprobó el convento de religiosas en Prouille y, verbalmente, la nueva fundación. Finalmente la nueva comunidad y sus constituciones fue aprobada por el sucesor de Inocencio III, Honorio III, en el año de 1216. 

Gregorio IX (el cardenal Ugolino) firmó el decreto de canonización de su amigo, Santo Domingo en 1234.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santo Domingo de Guzmán, Fundador

San Domingo de Guzmán, como muchos otros santos, se puso bajo los mandatos del Santo Padre para su persona, y obedeció en todo y dió fruto abundante por su fe y su voluntad en la obediencia fiel de lo que se esperaba de él. Dió mucho de sí, porque se dió totalmente a la Iglesia, que es fundada por Dios, nuestro Señor Jesucristo, Salvador y Redentor.

Hagamos como San Domingo de Guzmán y pongámonos a servir al Papa, él es el representante de Cristo en la tierra.

P. Jesús

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9 de Agosto / Santa Edith Stein, Mártir

Edith Stein nació en Breslau, Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. Fue la última de 11 hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gas de Auschwitz el 9 de agosto de 1942. 
Fue una estudiante brillante, quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911 y luego se trasladó a la Universidad de Göttingen para continuar sus estudios bajo la tutela del famoso fundador de la fenomenología Edmund Husserl. El filósofo escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de Freiburg y declaró que ella era la mejor estudiante de doctorado que nunca había tenido, incluso fue más capaz que Heidegger quien también fue su pupilo al mismo tiempo que Edith. En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en Filosofía con el grado de summa cum laude.

Luego de que muchos de sus amigos fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se enroló de voluntaria junto con otras estudiantes mujeres para trabajar en hospitales militares. Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la disentería y el cólera. Al término de su período como voluntaria en el hospital militar obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso.

Tras retornar de la experiencia de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos cristianos comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo. Los diálogos con el filósofo Max Scheller -que paradójicamente se había apartado de la Iglesia-, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús, terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión al catolicismo. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo.

Por este tiempo, Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí, trabajó por 8 años como profesora y dividía su día entre el trabajo y la oración. Era conocida por ser una benévola y servicial profesora que trabajaba duro por trasmitir su material de manera clara y sistemática y su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos, incluía la formación a toda la persona, pues estaba convencida que la educación era un trabajo apostólico. 
A lo largo de este período, Edith continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar conferencias, que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades. En el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como: «Ethos de las mujeres que trabajan», «Diferentes vocaciones de hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza» , «La Espiritualidad de la mujer cristiana», «Los principios fundamentales de la Educación de la mujer», «Problemas en la Educación de la Mujer», «La Iglesia, la mujer y la juventud» » y «El significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional». Una lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el mundo.

En 1931, Edith deja la escuela del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932, aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío. Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus proyectos hasta que la situación de Alemania mejore, pero ella se negó. También recibió otra oferta de América del Sur, pero después de pensar bien la situación, Edith se convenció que había llegado el tiempo de entrar al convento. El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Avila por su amparo espiritual.

En el convento, Edith continuó sus estudios y escritos, completando los textos de su libro «La Finitud y el Ser», su obra cumbre.

En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas (la Kristallnacht o «Noche de los Cristales») despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos. El convento de los priores preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda. Allá en el convento de Echt, Edith compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz. 
Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda, empezó a recibir citaciones de la S.S. en Maastricht y del Consejero para los Judíos en Amsterdam.

Edith pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a Rosa.

Para Edith fue inaceptable y por eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Decidida a terminar «La Ciencia de la Cruz», Edith usó todo momento para investigar, incluso hasta quedar exhausta.

En la Comunidad Holandesa de Echt, la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue temporal. Mientras la policía nazi que exterminaba a los judíos era rápidamente implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe católica fueron inicialmente dejados en paz. Sin embargo, cuando el Obispo de Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los bautizados judíos.

Por esa razón, el domingo 2 de agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al convento y se la llevaron junto con Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: «Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente». Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba. 
Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda; cuentan de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus cabellos y cuidando de que estén alimentados.

En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz. En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes. He aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados: Número 44070: Edith Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Edith Stein, Mártir

Santa Edith Stein, Judía-Católica y Mártir, supo hallar al Dios verdadero, al Mesías Salvador y Redentor, en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, el Hijo de María, otra judía y católica también; la Madre de Dios.

Al estar unida a Dios, tanto espiritualmente como físicamente, y con la voluntad puesta en su libertad e inteligencia, esta gran santa nos muestra con toda su vida que se puede hallar el Camino y la Verdad, y eso le ocurrió a Santa Edith Stein, que halló a Dios y fué a comerlo en el Pan de la Eucaristía, y Dios la asistió en todo momento, colmándola de goces espirituales, intelectuales y dándole una bondad sin igual. Por eso es santa, porque dejó que Dios la amara para siempre.

Deja que Dios te ame, enséñale el camino a tu corazón; déjale entrar por tu boca, comiendo el Pan de la Eucaristía, y Dios mismo, Jesús, te saciará con su Divinidad.

P. Jesús

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