Domingo, 29 de septiembre de 2.013
A ti, que has despedido a un hijo: Me has escrito y me has hecho llorar, porque tu corazón lloraba y los dos hemos llorado juntos. Dios te Ama, Jesús te escucha y la Virgen María está supliéndote en el Cielo, allí donde tienes a tu hijo, que se te ha ido, y has despedido. Amo a mi madre y comprendo el amor perfecto que hay entre padres e hijos, entre madre e hijo, y sé lo dolorosa que es la separación. Me dices: “Recién a los 65 años, me despojé de mi yo y del qué dirán, y con perseverancia, mucha fe y amor, despedí el 12 de septiembre uno de mis 6 hijos cantando en el velatorio y en la iglesia «soy peregrino en esta tierra….» voy a geriátricos llevando oración y música, visito enfermos y solos, juego con mis 8 nietos, hacía tan poco..ahora más porque quiero irradiar a Cristo.” Ocurre esto, suele ocurrir en las almas blancas, que cuando han perdido a un ser amado, esta despedida les ha hecho ver la realidad de la vida, dejando de lado cosas que antes les impedían ser totalmente de Dios, y a ti te ha ocurrido, querida amiga, alma blanca y llena de fe, que esparces alegría y esperanza, esa misma alegría y esperanza que tienes y que no te será defraudada. Haces bien y eres buena, vas camino de santa, por la gracia de Dios. Gracias, amiga mía, alma blanca. Otro día os diré lo que es un alma blanca. Ahora prosigo mi carta, uniendo a la respuesta que doy a mi amiga, otras palabras que también me han afectado y quiero unirlas aquí mismo, como se unen dos amigas, que pido a los de CatholicosOnline que unan a estas dos personas para que, una a la otra, se den el don de las palabras que acompañan a los que se comprenden, a los que se entienden, a los que han pasado y pasan por circunstancias similares. Mi amiga me dice: “Creo y pido a Nuestro Señor que me dé la fe de creer en la vida eterna, y recibo respuesta, ya que en cinco años he perdido a mi marido y luego a mi hijo en plena juventud, y la paz interior que siento solo me la puede regalar El, que evangelio tan bonito, y ver que El Señor se compadece de esta viuda.” El evangelio del que habla mi amiga, por si quieres leerlo, es este: http://www.evangeliomeditado.com/Evangelio_13/Septiembre_13/17_9_13.html Sufres mucho y Dios; quiere consolarte. Los sacerdotes también tenemos la misión de consolar, porque nosotros conocemos más y mejor a Dios, los sacerdotes tienen estudios que muchos seglares, por no tenerlos, sufren más, pero si tú supieras que hay un Cielo, que hay un lugar donde te esperan tu esposo y tu hijo, y donde ellos no sufren, sino que INCLUSO están contentos, seguro que podrías tener más conformidad en esta separación. Hija, tú también, como todos, vas a morir, debes prepararte bien y debes rezar por los difuntos, por todos los difuntos, no sólo por los tuyos, sino por todos los que han muerto y van muriendo, porque a muchos, como tú antes, se les murieron seres amados, y necesitaban consuelo; te pido que, si te hace bien a ti, propagues el evangelio; así otros, como tú, sentirán que la Palabra de Dios los consuela; y consuela tanto que Dios, Jesús, tuviera compasión de la viuda y le devolviera al hijo. Dios os dará la alegría de reencontraros otro día y ya será para siempre jamás, pero mientras no pase esto, tienes que seguir viviendo y viviendo consolada, por eso te remito a la Virgen Santísima, hazte fiel devota de tu Madre del Cielo, y Ella, que está cuidando de los tuyos, cuidará también de ti, y otro día habrá fiesta. Prepárate, vive preparándote para ir a esta Gran Fiesta que te espera en el Cielo. Ten fe amiga mía, ten fe. Ayudaos todas las personas, porque todos os necesitáis, todos formáis parte del Cuerpo Místico de Cristo. Os mando mi bendición, y pido a Dios Padre acoja, haya acogido, a vuestros seres queridos derramando sobre ellos su Gran e Infinita Misericordia, por el amor con que los amáis, y que, a los que aún estáis aquí, os llene del consuelo y de esperanza. Hermanos en Cristo, nuestro destino es estar todos unidos y felices en el Cielo Eterno; la vida en la tierra es un tiempo, pero en el Cielo estaremos todo el tiempo, todos los que hemos vivido en la tierra en todo tiempo. Llenaos de esta alegría y cobijad esperanza en vuestro corazón, y mientras tenéis la posibilidad de ganaros el Cielo, ¡hacedlo!, con vuestras buenas obras y palabras, todas ellas por y con Caridad. Os quiero mucho a todas las viudas y a los enfermos y a los que sufren. Os tengo en mis oraciones y en mi corazón. Dios os Ama. Con afecto sincero. P. Jesús © copyright |
Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN. |