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12 de Septiembre / Fiesta del Santo Nombre de María

El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María. Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia. 

Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta del Santo Nombre de María

Hoy en día que se pagan millonadas por una prenda de vestir de un cantante famoso, que para ir a un concierto no se regatea ningún sacrificio propio o ajeno, y que creyentes e infieles rinden pleitesía a la fama, os quiero hablar del dulce nombre de María, de la Virgen María, Madre de Dios.

Hoy que se ven películas de argumentos increíbles e ilógicos, y el guionista se las ingenia para que tengan algo de coherencia y se inventa lo demás, hoy quiero hablaros de María, la mujer que fué “la Nave” en la que Dios se depositó y viajó de su esencia espiritual a humana para venir en busca de ti, sí, de ti, precisamente de ti. Y María dijo “Sí”, pudiendo decir “no”. Y si hubiera dicho no, que podía decirlo, ahora tú te quedarías sin poder decidir ir al Cielo en tu vida eterna. ¿No es importante para ti María? ¿No le debes nada a María? ¿No puedes venerarla? Es la prenda que Dios utilizó para envolverse de su elemento espiritual y hacerse hombre carnal, como tú y como yo. Y, ¿Qué vas a pagar por esa prenda de Dios: María? ¿Qué harás por María?…

Y…

¿Qué quiere María?…

Dice María, y escrito está en la Biblia cristiana: “Haced lo que mi Hijo os diga”.

Tu nombre, María, la dulzura de tu nombre, envolvió a todo un Dios que se hizo hombre en tus piadosísimas entrañas, y digo piadosísimas porque, por la Gracia de Dios, que tú, María Virgen, estabas envuelta, toda tú eres oración, porque la oración es lo que nos hace conectar con Dios Uno y Trino, y por eso digo y afirmo que toda Tu eres oración piadosísima. Gracias María; Virgen María, Madre de Dios: del Amor.

Amor son tus entrañas, porque diste vida al Amor de todo un Dios de Amor en ellas, y cubriste de amor Su Alma, con tu carne inmaculada y hecha oración por tu oración, oh María, la oración que dijiste con tu bellísima voz, a la que todos los ángeles se inclinan cuando la oyen tan sólo suspirar: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según Su Palabra”.

Y el Verbo era Dios y es Dios y habla con las obras todas salidas de su corazón, para el bien del mundo, para el bien de la Iglesia, para el bien tuyo.

Si no fuera por María, tú, tú no te salvarías, aunque Dios ya existiera; si no fuera por María, tú, no te salvarías. Aprende esto, que viene escrito en la Sagrada Biblia.

Tú, sin María, no te salvas. Tú por el Sí de María a ser la esclava de Dios, puedes salvarte por Dios, pero Dios no sería hombre si María no le hubiera dado cuerpo humano, y… no podía ser otra mujer, porque nadie más que María nació llena de Gracia, sólo Ella. La oportunidad era sólo Ella, nadie más que Ella: la Santa; la perfecta criatura que Dios selló con total virtud y la llenó de todas las Gracias, y si no fuera por Ella, por María: NO PODRÍAS SALVARTE, porque Dios no hubiera encontrado un cuerpo para llegar a su hora; a la hora prescrita desde los grandes encuentros entre Dios y los profetas, esos que saben por decirles Dios de su sabiduría. ¡Sólo podía ser María! Y FUÉ.

Bellísimo es tu nombre, capitana de la virtud. Bellísimo es tu nombre, María. Te amo, Madre mía.

P. Jesús
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