156 Carta / A ti, que te cuesta conciliar el sueño

A ti, que te cuesta conciliar el sueño:

Si las preocupaciones de tu día, llega la noche y siguen en tu mente, y más cuando hay silencio, entonces debes hacer esto, rezar un rosario y poner en la intercesión de la Madre de Dios, tus problemas de hoy, pidiéndole que además, Ella, le pida a Dios que puedas dormir y descansar, sin tener pesadillas; y Dios mandará a sus Ángeles, y éstos te ayudarán a conciliar el sueño. Si mientras estás rezando el rosario, te duermes, ¡no pasa nada!, no te preocupes, porque tu Ángel de la Guarda continuará rezando por ti.

Duerme y descansa en paz, confiando en la Madre de Dios, que le dirá, le dice a Dios, de tu parte, tus problemas; y quizás, cuando te levantes, descansado, en tu mente halles la solución a tus dolores, o, durante el día, encuentres personas dispuestas a ayudarte, o te ayuden, sin que ellos sepan que te están ayudando.

Tú confía en Dios, y ponlo todo en sus manos, acepta la realidad y pide a Dios que te dé nueva-s oportunidad-es; y sobre todo, hijo-a mío-a, confía en la Virgen María, ¡es de fiar!; por Ella vino Dios al mundo; sin Ella, Dios seguiría en el Cielo solamente; por Ella, Dios vive en la Iglesia católica; en el Sagrario, puedes hallarle en cuerpo y alma, porque Jesús, Dios, instituyó la Eucaristía, en la última cena.

Os cuento que no hay nada peor que recibir a Dios en malas condiciones; ¡recordad lo que hizo Judas, después de comer el Pan, mojado en Vino, y era el Cuerpo y Sangre de Cristo!; lo repito, no hay nada peor que comulgar en malas condiciones; una persona que hace esto, es el peor de los hombres, de las personas; puede hacer cualquier mal, puede traicionar a Dios, y ¿qué no hará contigo?

Si las cosas te van mal, porque vives en pecado mortal, hijo-a, ve a confesarte, haz una buena confesión y comulga en la Paz de Dios.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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