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20 de Abril / Santa Inés de Montepulciano

Nació el año 1274 en Gracciano Vecchio, cerca de Montepulciano (Italia). A la edad de nueve años, Santa Inés solicitó a la comunidad de Montepulciano que le invistan el hábito de su congregación ya que decidió consagrar su vida y alma al Señor. Fue muy dada a la oración desde que tuvo uso de razón, y al parecer era una persona muy contemplativa.

A la edad de quince años abrazó la vida religiosa llamando la atención por su entrega sin limites a toda clase de sacrificios y a la más rigurosa vida de observancia regular, y pronto todas las monjas se fijaban en ella tratando de copiar sus virtudes. Ella, en compañía de Margarita, que había sido su maestra y guía en la vida monacal, dio comienzo a la fundación de un convento que pronto llamaría la atención por la irradiación de frutos de santidad que de él se desprenderían por toda aquella comarca. Fue el célebre convento de Proceno en el que a sus dieciocho años ya fue nombrada abadesa del mismo, atendiendo a todos con una profunda dedicación y humildad. Como la fama del convento iba extendiéndose día a día, los religiosos de Montepulciano quisieron que también allí, en su pueblo natal, hiciera otra fundación para que fuera una instancia de irradiación espiritual y recta conversión.

En poco tiempo obtuvo del Papa los permisos necesarios y el Señor empezó a obrar allí como lo había hecho antes en el convento de Proceno. Las gracias del cielo se multiplican; los éxtasis, milagros y mensajes que recibe del Señor son casi diarios, y son muchas las almas que por su intersección se enriquecen espiritualmente y se convierten de corazón.

La santa cae enferma a la edad de cuarenta y tres años, falleciendo el 20 de abril de 1317.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Inés de Montepulciano

Si las madres de familia vivieran su vocación al santo matrimonio como muchas religiosas han vivido y viven su vocación, otras serían las familias, otras serían las vidas de la sociedad. Y puede hacerse, como hizo santa Inés de Montepulciano.

Si tú tienes vocación al santo matrimonio, vive tu vida con humildad, con dedicación y esforzándote en ser virtuosa. Hazte la lista de virtudes que necesitas para tu santidad, y haz planes y ejercicios para tenerlas en ti, y enseña lo mismo a tus hijos, y da ejemplo a tu esposo, todo con gran humildad y gracias de Dios, que jamás te va a fallar con su Amor. Pídele a la Virgen María, ser Ella tu  modelo, y Ella te ayudará a serlo. Aprende todo esto e imítala, ya antes de contraer matrimonio, antes mismo de casarte. Lee relatos donde se habla de cómo era la Virgen, hay varios videntes que han escrito sobre Ella; haced uso de lo que el Cielo os entrega, y no digáis que eran otros tiempos. Y Dios mismo os dará, pondrá en vuestra vida un hombre que, como San José, quiera dar su vida por Dios y por ti. Reza y espera, y mientras, prepárate para ser santa en tu vocación de madre, primero de novia y antes de hija buena. Dios todo lo puede, y quizás si aún no has encontrado novio, es porque tú no estás preparada para ser la novia adecuada, esa en que Dios confía y confiará muchas vidas para que las lleves a la santidad; también puede ser que él no lo esté, o que uno de los dos sea aún demasiado joven y necesita Dios más tiempo para prepararos. Acéptalo todo con humildad, tanto si tienes que esperar aún unos años como que esté a la vuelta de la esquina enamorarte.

Estoy pensando en que tendré que escribir un manual de virtudes y ejemplos de vida para que tú mujer sepas cómo puedes ser otra María en este siglo de tanta independencia, que incluso se independiza uno de Dios. Rezad para que tenga tiempo.

Y volviendo a la santa de hoy, santa Inés de Montepulciano, pedidle a ella que os haga perseverar en la búsqueda de vuestra felicidad; ella, a los nueve años, ya sabía cual era su vocación y la siguió: fue santa, es santa.

¡Sé santa tú!

P. Jesús
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