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20 de Febrero / Beatos Francisco y Jacinta Marto

En la Portugal rural del 1917 no es inusual el ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos primos, hacían en estos días. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por el chance de estar al aire libre y de jugar y rezar mientras las ovejas pastaban en silencio. Ellos pastoreaban en diferentes lugares cercanos al pueblito de Fátima y de Aljustrel, que era donde ellos vivían. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo 20. 

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, La Virgen María se les apareció en la Cova de Iría (Cueva de la Paz) a Lucía, Francisco y Jacinta. A partir de estos encuentros, su fe creció y solo querían rezar y sufrir por la conversión de los pecadores. Durante las apariciones, soportaron calumnias, insultos y persecuciones; siendo incluso encerrados varios días en la cárcel y amenazados de muerte por los enemigos de la Iglesia. 

Francisco nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Junio de 1908. Fue bautizado el 20 de Junio de 1908. Su gran preocupación era la de “consolar a Nuestro Señor”. El Espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, fueron notables en su vida tan corta. Pasaba horas “pensando en Dios”. por lo que siempre fue considerado como un contemplativo. 

Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el que después de las apariciones «se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban». 

Cayó victima de la neumonía en Diciembre de 1918 y falleció en Aljustrel a las 22 horas del día 4 de Abril de 1919. Sus restos mortales quedaron sepultados en el cementerio parroquial de Fátima hasta el día 13 de marzo de 1952, fecha en que fueron trasladados para la Basílica de Cova da Iria. 

Jacinta Marto, Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Marzo de 1910. Fue bautizada el 19 de Marzo de 1910. Su vida fue caracterizada por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios, como les recomendará el Ángel, diciendo siempre la oración que

Nuestra Señora les enseñará: “Oh Jesús, es por nuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María». 

Víctima de la neumonía cayó enferma en Diciembre de 1918. Murió el 20 de Febrero de 1920. El 1 de Mayo de 1951 fue finalmente trasladada a la Basílica del Santuario. 

El 13 de Mayo del 2000, el Santo Padre Juan Pablo II los declaró beatos en su visita a Fátima, en presencia de la otra vidente, Lucia. Francisco y Jacinta son los primeros niños no mártires en ser beatificados.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beatos Francisco y Jacinta Marto

Muchos dirían, si no fuera por la fe, que Dios fue injusto con estos dos santos, hermanos y niños, porque Dios, sin respetar la mayoría de edad permitió que su bendita Madre, la Virgen María los eligiera para aparecerse a ellos y darles sus mensajes. ¿Fué injusta María eligiendo aparecerse a niños menores de edad? Y Dios permitió tantos sufrimientos en ellos, calumnias, insultos, persecuciones, e incluso los encerraron varios días en la cárcel y los amenazaron de muerte. Y Dios lo permitió, como así mismo los heroicos sacrificios y penitencias que ofrecían a Dios por la salvación de los pecadores. Y aun más, en poco más de un año, enferman y mueren estos dos santos hermanos, los beatos Francisco y Jacinta Marto. ¡Qué vida! Y eran niños, podrían decir algunos ¿Cómo puede tratar así Dios a los que ama, a los que le sirven? ¿Por qué no elije a mayores de edad, a personas capacitadas física e intelectualmente para luchar contra los que van a dañarlos. Pues la historia es ésta, amados hermanos en Cristo, Dios hace lo que quiere porque es Dios.

P. Jesús
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