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20 de Septiembre / San Pedro de Arbués. Mártir. Año 1485

Que Dios nos envíe nuevos y valerosos defensores 
que nos libren de los errores y engaños de los herejes.
«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (San Pablo).

San Pedro de Arbués, nació en Aragón (España) en 1441.

Como tenía muy especiales cualidades intelectuales, sus padres lo enviaron a estudiar a la famosa Universidad de Bolonia, donde impresionó a superiores y compañeros, por la exquisita amabilidad de su trato y el rendimiento excepcional en los estudios.

Habiéndose graduado de doctor en ambos derechos, volvió a España y allá fue nombrado Canónigo o Monseñor de la Catedral de Zaragoza.

Fue encargado luego de defender la religión católica contra los herejes que querían enseñar doctrinas falsas. Estos trataron de sobornarlo ofreciéndole grandes cantidades de dinero si dejaba de oponérseles. Como no lo lograron, dispusieron matarlo. Varias veces se salvó milagrosamente de criminales atentados.

A quienes le aconsejaban que se consiguiera guardaespaldas, les respondía: «¿Para qué? Si muero asesinado, muero por defender la fe católica. ¿Qué mayor honor puedo esperar?»

Varios herejes se juntaron con los judíos más anticatólicos de Zaragoza y se propusieron atacar al santo cuando fuera a la catedral a orar. Sabían que cada noche entraba al templo y se arrodillaba por bastante tiempo a rezar.

Y el 14 de septiembre de 1485, estando él de rodillas orando devotamente, salieron los asesinos que se habían escondido en la oscura catedral y lo asesinaron.
Sus últimas palabras fueron: «Muero por Jesucristo. Alabado sea su santo nombre». El pueblo que conocía la gran amabilidad y la santidad de vida de este sacerdote reaccionó violentamente, y si no hubiera sido porque el Señor Arzobispo salió a las calles a defender a los herejes, esa misma noche los habrían linchado a todos en la ciudad.

El autor intelectual del crimen se suicidó en la prisión. Los autores materiales fueron sentenciados a muerte.
Inmensa muchedumbre acompañó al santo mártir en su funeral, y después en su sepulcro se consiguieron muchos favores de Dios muy admirables.

Fuente: EWTN

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Pedro de Arbués. Mártir. Año 1485

¿Tenía miedo San Pedro de Arbués, mártir, de morir, o no quería vivir? A San Pedro de Arbués, su fe le impedía retroceder ante la muerte, porque, por su fe, era por lo que deseaban matarle. Si no hubiera tenido fe, si no hubiera defendido su fe, no tenían por qué matarle.

Murió rezando. Murió por su fe y sin abandonar su fe, murió por ella, por Jesucristo.

Sus asesinos murieron por su falta de fe.

Todos murieron, el Santo y los asesinos: ¿Quién sacó provecho de su vida?

El Santo, que tenía fe. San Pedro Arbués, mártir, él está en el Cielo por su fe.

P. Jesús
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