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24 de Julio / Beato Juan Soreth, Presbítero

En 1440, fue nombrado provincial de la Orden del Carmelo en Francia y, en 1451, fue elegido unánimemente superior general. La Orden del Carmelo, como tantas otras órdenes medicantes, necesitaba urgentemente una reforma, debido a los estragos que habían producido la «peste negra» y el cisma de occidente. Esta crisis se manifestó, sobre todo, en la falta de pobreza personal, en la dispensa del coro y de la mesa común, concedida a quienes estaban dedicados a la enseñanza, y, en una serie de «privilegios» o dispensas de la observancia. El P. Soreth estableció en todas las provincias que visitó uno o dos conventos de estricta observancia de las constituciones y permitió que todos los frailes que lo desearan pudiesen trasladarse a dichos conventos. Para ayuda de sus súbditos publicó en 1462 una edición revisada de las constituciones. Fundó también varios conventos de religiosas carmelitas. Emprendió esa actividad en 1452, cuando varias comunidades de «beguinas» de los Países Bajos pidieron la anexión a la Orden del Carmelo. 

El primero de tales conventos fue el de Gueldre, en Holanda, al que siguieron los de Lieja, Dinant, Huy, Namur, Vilvorde y otros más. A fines de siglo, el movimiento se había extendido ya a Italia y España. El beato murió en Angers, el 25 de julio de 1471. El proceso de beatificación de la Beata Francisca de Ambroise renovó, en 1863, la memoria del P. Soreth, y la Santa Sede confirmó su culto en 1865.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Juan Soreth, Presbítero

Hay muchos Santos que están en el olvido, como lo estuvo por tiempo el Beato Juan Soreth, Presbítero. A ellos no les importa, pero sí que importa a los futuros santos que lo estén, porque de ser los santos, santos declarados, pueden muchos futuros santos pedirles intercesión y muchas más maravillas da Dios al mundo, porque Dios ama a todos sus hijos y en especial a los santos y a los santos futuros.

Conoced vidas de santos y pedidles intercedan por vosotros pidiendo a Dios para la Salvación del Mundo, unidos ellos y vosotros a la Santísima Madre de Dios: María.

Hay muchos santos anónimos; muchos.

¡Bendito sea Dios!

P. Jesús

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