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25 de Septiembre / San Carlos de Sezze, Franciscano

Nació en 1620 en el pueblo italiano de Sezze. Un día una bandada de aves espantó a los bueyes que Carlos dirigía cuando estaba arando, y estos arremetieron contra él con grave peligro de matarlo. Cuando sintió que iba a perecer en el accidente, prometió a Dios que si le salvaba la vida se haría religioso. Y milagrosamente quedó ileso. Pidió entonces a unos religiosos franciscanos que le ayudaran a entrar en su comunidad y ellos lo invitaron a que fuese a Roma para que hablara con el superior de la congregación. Así lo hizo junto con tres compañeros más y tras ser probados en la humildad tratándolos con mucha dureza, el superior accedió a admitirlos. 

Ante el pedido de muchas personas que le pedían incesantemente que redactase algunas normas para orar mejor y crecer en santidad, el santo publicó un folletín causándole diversas dificultades por lo que casi es expulsado de su comunidad. Humillado se arrodilló ante un crucifijo para contarle sus angustias, y oyó que Nuestro Señor le decía: «Ánimo, que estas cosas no te van a impedir entrar en el paraíso». 
La petición más frecuente del hermano Carlos a Dios era esta: «Señor, enciéndeme en amor a Ti». Y tanto la repitió que un día durante la elevación de la santa hostia en la Misa, sintió que un rayo de luz salía de la Sagrada Forma y llegaba a su corazón. Al fin los superiores se convencieron de que este sencillo religioso era un verdadero hombre de Dios y le permitieron escribir su autobiografía y publicar dos libros más, uno acerca de la oración y otro acerca de la meditación. 

El Papa Juan XXIII lo declaró santo en 1959, porque su vida es un ejemplo de que aún en los oficios más humildes y en medio de humillaciones e incomprensiones podemos llegar a un alto grado de santidad y ganarnos la gloria del cielo.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Carlos de Sezze, Franciscano

Dios dijo a San Carlos de Sezze, Franciscano, «Ánimo, que estas cosas no te van a impedir entrar en el Paraíso», y también Dios te las dice a ti, cuando te humillan los que deberían amarte, cuando te calumnian y te juzgan mal, cuando sufres y pierdes dinero y bienes, cuando estás enfermo o te hacen sufrir los errores y pecados de los demás. Dios sabe que todo eso que te dan y recibes o tienes, Dios sabe que todo eso no va a impedirte entrar en el Paraíso. Lo que te impide entrar en el Paraíso, de eso sí: duélete y con razón. De lo demás, aguanta, y si no pudieras más: morirías. Es decir, mientras vivas puedes aguantar y, si por ejemplo no puedes luchar más contra la enfermedad, ella te lleva a la muerte y por la muerte al Paraíso. Pero, lo puedes resistir todo antes que pecar. Llora, y reza. Dios te dice: «Ánimo, que estas cosas no te van a impedir entrar en el Paraíso».

P. Jesús

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