Santa Mónica Mónica, la madre de San Agustín, nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332. Formación. Su esposo. La fórmula para evitar discusiones. Viuda, y con un hijo rebelde. El muchacho difícil. Una madre con carácter. La visión esperanzadora. La célebre respuesta de un Obispo. El hijo se fuga, y la madre va tras de él. Un personaje influyente. La conversión tan esperada. Puede morir tranquila. A lo largo de los siglos, miles han encomendado a Santa Mónica a sus familiares más queridos y han conseguido conversiones admirables. En algunas pituras, está vestida con traje de monja, ya que por costumbre así se vestían en aquél tiempo las mujeres que se dedicaban a la vida espiritual, despreciando adornos y vestimentas vanidosas. También la vemos con un bastón de caminante, por sus muchos viajes tras del hijo de sus lágrimas. Otros la han pintado con un libro en la mano, para rememorar el momento por ella tan deseado, la conversión definitiva de su hijo, cuando por inspiración divina abrió y leyó al azar una página de la Biblia. FUENTE: EWTN |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
Santa Mónica, Viuda
Santa Mónica, mujer fuerte, alma noble y de recio corazón. La fortaleza viene del temple del carácter. Es bueno templar el carácter y vencer con la voluntad la debilidad de la personalidad sin pulir, sin mejorar. Todos tenemos cosas buenas y malas porque Dios, en su misericordia, nos da la ayuda necesaria para que cumplamos con nuestra misión en la vida, que siempre está sujeta a ayudar a Dios dándole gloria con toda nuestra persona pero, como por el pecado original, tenemos en nuestro temperamento de la personalidad que nos viene dada, el bien y el mal, debemos pues con la voluntad, formar nuestro carácter y poder perfeccionar así toda labor que salga de nuestras manos. La fuerza está en saber dominarse y doblegarse para hacer sólo el bien y lo mejor para Dios. La nobleza de alma, es recordar que venimos y somos de Dios; esa nobleza del alma nos empuja a ser mejores personas, es el señorío de nuestra voluntad, porque hay quien tiene voluntad para seguir pecando; la voluntad tiene que estar unida a la nobleza de alma para que sea buena y saquemos buen provecho de ella. Recio corazón, para no dejar que los sentimentalismos nos aparten del amor a Dios. Santa Mónica, mujer, esposa, madre perfecta. Si quieres casarte, búscate una esposa así, como Santa Mónica, que se salvó y salvó a toda su familia; supo ver que su Patria definitiva tenía que ser el Cielo Eterno. Lo vio y luchó por ello. Sufrió mucho pero Dios le concedió sus deseos de santidad, para ella y los suyos. Otros sufren mucho y al final siguen sufriendo. Ella, Santa Mónica, sufrió pero ahora es feliz con Dios. Otros sufren y siguen sufriendo en el Infierno. Aprende de ella, que supo de qué va la vida: de sufrimiento, de renuncias y respeto, y aunque sufrió mucho, ahora no sufre más, es feliz por los siglos de los siglos. Consiguió lo que quería: Santidad. Tú, como ella, sufre, pero sufre para gozar en la Eternidad Celestial. Bendita Santa Mónica, ¡qué mujer, esposa y madre ejemplar! P. Jesús © copyright |