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34 Carta / A ti, que sabes de ese bebé que no han bautizado

Domingo, 6 de febrero de 2.011

A ti, que sabes de ese bebé que no han bautizado:

A muchos les sabe mal que si una persona, un bebé, no ha sido bautizado, esté en pecado, pero, algo hace el Santo Bautismo; no es lo mismo recibirlo, o no. Sería injusto que el que se ha bautizado o le han bautizado, fuera igual al que no.

Sí, duele, duele que una persona, un bebé, viva en pecado, pero es que si no se bautiza, aun tiene en él la lacra del pecado de nuestros primeros padres Adán y Eva; que para restablecer el amor con Dios, el poder darse uno al otro amor, criatura a Creador, tiene que estar bautizada la criatura, aunque sea un bautismo de deseo, pero si no está bautizada tiene el pecado original, la lacra de sus consecuencias: ¡la soledad! Dios echó de su lado a Adán y Eva, ¡los echó fuera del Paraíso!, y cuando uno se bautiza, o lo bautizan, es tener abierta la puerta del Paraíso; ¡no en vano padeció y murió Cristo!, así son las cosas en la vida, hay consecuencias de todos los actos, pensamientos y palabras. 

Uno no quiere a veces que Dios castigue, pero, ¡es que ya Dios castigó al hombre, a Adán y Eva!, y por el Santo Sacramento del Bautismo, se reconcilia con la persona. Es así la cosa. La verdad es que por el Bautismo hay vida sobrenatural, la vida de la gracia santificante, la vida de relación entre Dios y tú.

No mires el que si un bebé vivo no está bautizado, vive en pecado, más bien, date cuenta, de que un bebé vivo, si lo bautizan, tiene a partir de ese instante una relación con Dios. ¿No es justo que Dios nos de el bautismo para reconciliarse con el hombre? Es más que justo, es un acto de gran misericordia, una proclamación de amor del Creador.

Te estoy hablando de los bebés y personas vivas; los muertos, desde luego, todos ellos han podido aceptar la gran e infinita misericordia de Dios Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Quiero que lo entiendas, hijo, hija, quiero que comprendas que Dios no es injusto, sino que es injusto-a el que no bautiza, el que rechaza el sacramento. ¡Este o estos son los injustos!

Los padres dejan sus propiedades y dinero a sus hijos, cuando mueren, y si tienen deudas también las dejan a sus hijos, como el mal nombre o las injusticias que hicieron, al igual que todas las bendiciones que recibieron, como Adán y Eva nos dejaron la sentencia de su pecado. Pero por eso vino Dios al mundo, para no ser injusto, para que cada quien pague por lo suyo, sea mal o bien. Por eso aunque uno tenga padres malos, él, ¡tú!, puedes ser bueno, bautízate, ¡hazte cristiano!, ¡vive de fe! 

Lo mejor de lo mejor de esta vida son los sacramentos, porque Dios está en ellos. Ve a Dios, y pasa de lo demás que no te lleve a la caridad, como es el que critiques a Dios. Si algo no lo comprendes, ¡pregunta!, ¡infórmate!, pero no digas que Dios es injusto, no digas que no te ama, porque DIOS TE AMA, ¡entérate de una vez por todas! Dios te ama a ti, que estás lleno-a de pecados, y que, de algunos, no tienes ni remordimientos. Indaga, entérate de qué le agrada a Dios y hazlo, ¡bautízate!, ¡bautiza!

Dios te ama, Dios te ama a ti, ¡¡Dios te ama!!

Que sepas la verdad y obres en consecuencia: ¡Dios te ama! ¿Te has enterado de que Dios te ama a ti?… ¡¡¡Aleluya!!!, vamos prosperando. Bienvenido al Amor de Dios: el Evangelio; escúchalo, léelo, apréndelo, que sepas de qué va tu fe. ¡Te lo diré!, ¡va de Amor!, ¡¡de Amor!!, ¡del Amor que siente Dios por ti, tu que eres tan pecador-a!

Empieza a sufrir por saberte un desagradecido-a, porque Dios te ama sin tú amarlo, sin conocerlo, sin ser bautizado.

Anda, apúntate a CatholicosOnline para recibir cada día el Evangelio, y verás lo que le va a ocurrir a tu vida; ¿sabes qué?, te lo diré: te vas a llenar cada día de alegría, de la alegría de la fe.

Te espero. Espero que te inscribas, porque en alguna meditación de la Palabra de Dios, voy a comentarte algo que te hará muy feliz… Si no te inscribes no vas a enterarte, para saberlo deberás recibir el Evangelio de la fe; lo llamo así, porque es de fe el Evangelio.

 Con afecto sincero.

P. Jesús
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