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38 Carta / A ti, que quieres ser puro-a

Domingo, 6 de marzo de 2.011

A ti, que quieres ser puro-a:

¡Qué alegría!, veo con agrado que has venido a la cita, ¡un abrazo en el mismo Amor de Cristo!

Vayamos de pleno al tema de hoy: la pureza, la virtud de la pureza.

Hay puros porque son eunucos, pero os voy a hablar de la pureza para los hombres muy hombres y las mujeres muy mujeres, para los que, como Cristo Jesús, Dios, son verdaderos hombres, personas, como María, pero claro, no os voy a hacer una “mala jugada”, porque, no porque no queráis, pero vosotros, tú, no estás a la misma altura de Ellos, que siendo verdaderas personas, como tendrían que ser todos, sólo Ellos nacieron llenos de Gracia; así que nos encomendamos a Ellos y os remito a San José, ¡hombre puro y casto!; también os remito a Lázaro y a sus hermanas María y Marta; estos sí que son ejemplos que podéis decir que están a vuestra altura.

Hablaremos claro.

Empiezo.

…Pero antes, quiero decirte que la virtud de la pureza va unida a la de la alegría, así, que todos los tristes que encontréis por ahí, si son sanos y no están muy mal de dinero y afectos, pues, muy seguro debes rezar por ellos porque deben tener un montón de tentaciones contra la pureza. Así, que os empiezo por el final, en deciros que ¡hay que ser alegres!, y seguiré diciendo que, para ser alegres, se necesita de limpieza espiritual y FISICA, y de la belleza de la naturaleza; así que, a vestirte bien, a estar limpio por fuera y por dentro, y, de vez en cuando, haz alguna excursión o pasea por la maravillosa naturaleza, aunque sea de un parque. ¡Un buen lugar para encontrar pareja!, ¡gente sana la que le gusta la naturaleza!; se ríen a gusto y con gusto, los que disfrutan del aire puro, porque muchos, por el aire viciado, por la contaminación, les influye en sus deseos.

Pasemos a los deseos.

Vamos a ver, ante todo y sobre todo, hablaremos claro tú y yo, porque ser católico, ser cristiano, no es vivir en otro planeta que no sea la Tierra, ¡al contrarío!, los católicos sabemos muy bien, que es aquí en la tierra, donde vivimos; la tierra que Dios sustituyó al Paraíso, la tierra que precede al Cielo que nos espera a todos, y que es conseguible, es decir, la santidad está hecha para ti, a tu medida, ¡seguro! Dios, Jesús, fue y es hombre verdadero, así que, como Él, hablaremos claro:

Es normal y natural que el cuerpo sienta deseos sexuales, que realmente en sí mismos no son impuros; por ejemplo, si uno ya está casado y tiene estos deseos con su esposa, aunque esta estuviere enferma, lejos, o hubiera muerto. Con esto vemos que, la tal llamada impureza, realmente es impureza cuando no se usa del sexo correctamente, que lo correcto es compartirlo y disfrutarlo con el cónyuge; lo demás, no es correcto, no es moral, no es bueno, es impuro, porque uno-a se une a lo que no es para siempre, como es el santo matrimonio; pero claro, no es tan fácil llegar a casarse, no es tan fácil encontrar la persona que te hará realmente feliz, con una vida plena de alegría, o no es el momento aún porque, o eres demasiado joven, o no hay los medios necesarios para contraer matrimonio.

Desde luego, que Dios y la oración ayudan siempre.

Desde luego que es NORMALISIMO que tengas deseos de practicar sexo, y  no voy a llamarlos deseos impuros, porque de por si no lo son, sino que es la clara reafirmación del cuerpo, de que eres NORMAL Y SANO, vaya, ¡que eres de la especie humana!; y por eso, no quiero que empieces a machacarte la mente, ni que me vayas a practicar sexo libre, sea contigo mismo o con quien sea, aunque sea la persona que ames, pero que no estéis aún casados.

Vamos a repasar lo dicho, porque quiero que quede, BIEN CLARO, que es normal que tengas ganas sexuales, porque eres una persona normal. Así que, ACEPTA QUE ERES NORMAL, porque ¡eres normal!

Y lo vamos a dejar aquí por hoy, porque realmente quiero que te quede la idea de que eres NORMAL, y que Dios quiere que lo seas.

Bueno…, seguiré, jajajajajaja…

Demasiadas protestas me han venido al corazón, al querer dejar el tema. Pero, de verdad, que es muy importante que sepas que eres normal, por sentir, por pensar, por desear. Da gracias a Dios por serlo y no te se me hagas “mártir” de tu cuerpo; acéptalo, acepta que eres normal.

Ahora voy a hablar de los hombres y de las mujeres.

No sois iguales en género, pero sí en materia humana, y desde luego igualísimos en dignidad.

Pero…

Pero el instinto sexual cambia de unos a otros. La mujer quiere ser amada, y el hombre quiere amar.

(Aquí, ya veo un montón de críticos, criticándome. Pero yo os diré por qué es así, y ellos no podrán decir nada en contra sin mentir).

La mujer, que no ha sido manipulada hormonalmente, y aunque la mente la tenga engañada por ideas contrarias a la realidad, ella sabe que quiere ser amada, que quiere ser de alguien bueno que la ame, y por amor la cuide. Y puede ser incluso profesional, y una gran profesional, pero la mujer sana quiere esto en su vida personal, quiere ser amada, cuidada, ¡que estén pendientes de ella!; está preparada para ser la reina de un hogar.

El hombre quiere dominar el mundo entero, quiere ser el mejor de los mejores, sin tener que hacer daño a ningún semejante, sólo porque es un hombre, porque decide arreglar las cosas del mundo, que cree que, sin su influencia, en algún tema en concreto, el mundo va perdido sin él. Y eso no es machismo, no es que no quiera que la mujer tenga cargos importantes en el mundo; si, desde siempre, el hombre le ha dado a la mujer que ama, SU CORAZÓN, y el cargo de mujer de su casa, de todo lo que él posee y guarda en su intimidad. El hombre normal, quiere y necesita prosperar en la vida, ser “alguien”; y alguno se despista de Dios y busca esta necesidad sin contar con la Divina Trinidad; por eso las cosas le van mal, porque no se une al Sumo Bien, pero esto es otro tema, para más adelante, hoy estamos con la pureza. ¿Puede un hombre ser puro? ¡Sí!, ¿Puede un hombre no tener malas tentaciones? ¡¡¡Nooo!!! Si es verdaderamente un hombre, tendrá deseos, ganas de…, malas tentaciones y malos pensamientos (si no tiene esposa); si la tiene, y estos pensamientos sexuales son con ella, no son malos pensamientos, sino BUENOS PENSAMIENTOS, porque Dios quiere la unión matrimonial por todo y con todo lo que es el amor en pareja legal; por eso y en eso, vemos que esa tendencia no es mala, porque, si tiene mujer, incluso es bueno y deseable que así sea; así que chico-a, ¡eres normal!; tranquilo-a, da gracias a Dios.

Vaya, como siempre, los temas se me van “por las ramas”, volvamos a la raíz, y la raíz de todos los males es la falta de sabiduría, de conocer la verdad, la realidad, y de “pasar” de Dios. El que no está unido a Dios, el que no ama a Dios sobre todas las cosas, sea hombre o mujer, le costará mucho ser puro, y tendrá deseos impuros CON QUIEN SEA, con tal de disfrutar de la imaginación y del cuerpo, y eso es lo malo, el no ser uno para una, y para siempre, en el amor del matrimonio responsable, con la responsabilidad de ser santos, de que esta ayuda mutua os lleve a la santidad, y no a comprar un carro, un coche nuevo, cada dos o tres años. 

Pero para tener pureza, para poder esperar a la persona con la que construir tu mundo, tu casa, tu hogar, con unos hijos para disfrutar del amor conyugal, que son el fruto, ¡el brillo del amor vivido y proclamado al mundo!, hay que saber que, mientras no tengas un cónyuge, no te es lícito pensar en el sexo. Así de claro, como no te es lícito ni bueno pensar en lo que harías de ser millonario, a menos que lo seas, ¡claro!; si lo eres, entonces piensa en hacer cosas buenas con este dinero: crear puestos de trabajo, dar de lo tuyo a los necesitados… Pero volvamos a que no hay que permitir a la mente, pensar tener lo que no tienes, porque Dios, Jesús, dijo, que si pedimos algo a Dios, pensando que ya Dios nos lo ha concedido… ¿recuerdas?; pero lo que Jesús quiere es que pienses en que Dios te lo ha concedido para que tengas fe en Dios; a Dios le interesa y quiere que tengas fe, que sepas que con Él, todo te es posible, incluso vivir la pureza.

Si a veces te excitas, por ser una persona normal, porque has tenido pensamientos sobre sexo, aunque te has resistido, pero el cuerpo ha sido rápido en asimilarlos y estás excitado, acéptalo, y que la naturaleza siga su curso. Muchos os vais a confesar de esto, pensando que es un pecado, y no lo es.

(Aquí, más críticas contra mí)…

¿Cómo va a ser pecado que tu cuerpo funcione? ¡No te preocupes por ello!, acéptalo y sigue con tu vida.

“Pero… (ya me parece que os oigo)… ¿cómo sé que no he aceptado los pensamientos sexuales, porque los he tenido en la mente, los he “visto”, los he meditado unos instantes?” No, no los has aceptado; los has tenido y, al tenerlos, es por lo que los has “visto”… ¿Has ido tú a buscarlos adrede? No, pero, o se te han venido a la mente, o es que sientes más que cariño por una determinada persona que podría ser tu cónyuge, o es que alguien, sea en foto o en presencia, te ha incitado (aun estando casado) y has sentido y has pensado y has vivido en tu cuerpo las sensaciones de excitación sexual que… Pues aún así, te digo que no has pecado. “Pero, es que estaba tan nervioso-a, que me he masturbado”. Sí, has pecado, vete a confesar y acepta que has pecado. Otra cosa es que te hubiera venido la eyaculación sin querer, como a veces ocurre en sueños; entonces no es pecado, pero hacer la acción de masturbarte, sí que es pecado; si no te masturbases, el cuerpo, o se hubiera aplacado, o él mismo hubiera eyaculado, y eso no es pecado. Deja que el cuerpo siga su curso y no le tengas miedo; si te excitas, porque eres sano, y llegas al orgasmo, pues, NO ES PECADO.

Sé que por primera vez te ha quedado claro.

Sí tú, hijo de Dios, que tanto te Ama en Dios Uno y Trino, hubieras tenido mala vida hasta no haber hallado a Dios, y, al hallarlo, te cuesta vivir la pureza y te masturbas, quiero que sepas que Dios tiene en cuenta tus costumbres y, como siempre, lo que quiere Dios es ser el dueño de tu corazón. Tienes que ir a confesarte, porque es pecado, pero la gravedad del mismo, sólo la sabe Dios. Y te confiesas, porque es pecado, para que Dios te perdone y te dé con su Gracia, que recibes en cada buena confesión, la gracia santificante: la que te hace santo, la que te haga puro, por su Amor, el Amor con que Dios te Ama. Cógetelo con humildad, paciencia y usa de…

Dúchate cada día por la noche; he dicho ducha y no baño.

Cámbiate de ropa a menudo, aunque sea ropa de trabajo; ¡ve limpio!, muy limpio, aunque fueras mecánico. Gasta dinero en ropa, para que cada día vayas limpio, aseado, y te veas bien. Si no te ves bien, si no estás bien, acabarás mal.

Cuando uno-a se ve bien, no mira tanto a los demás; sabe que está bien y está bien consigo mismo-a; y aunque tenga sobrepeso o esté demasiado delgado-a, se siente bien, porque la ropa ayuda a la perfección del alma.

(Eso tampoco lo habéis oído nunca, pero no tendré críticas por ello, jajajaja)

Sí, pongo “jajajaja”, y es que me río, y no escribo para eruditos, sino para ti, amado hijo, amada hija, en Cristo. Esto es una carta entre tú y yo, y nadie tiene porqué saber que no voy de sabio. Sigamos…

Aun me parece oírte decirme… “¿Pero cómo sé que no he consentido al mal pensamiento?” Ahora eres tú quien se ríe; vamos bien; ya te he dicho al principio de mi carta, que la pureza y la alegría van unidas.

Hay chicas, mujeres, que piensan, sobre todo antes de dormirse: “Oh Dios mío, cuando encontraré al hombre que me ama, que me coja en sus brazos y me quiera”. Porque la mujer es así, desea ser poseída; pero al pensar esto, luego se imagina en brazos de X (“¿será éste el hombre que Dios me tiene destinado?”), y uuuuuuyyyy… esa imaginación lleva a los malos pensamientos. Y no debes pensar así, sino pensar en Dios, en Jesús, en las obras de bondad que has hecho hoy, y en preparar las que harás mañana; y por lo demás, deja todo en manos de Dios. ¡No dejes que la imaginación te lleve al pecado!, eso es malo, y de ello debes confesarte. ¡Sí!, véte a confesar cuantas veces haga falta. Puedes decir: “he pecado contra el noveno mandamiento, y el primero”, que así ha sido.

Y, en cuanto a ti, que aún te estás preguntando si consentiste en tus pensamientos sobre el goce sexual, sobre los pensamientos contra la pureza. Veamos. Muy seguro has cedido, muy seguro has pecado, porque la conciencia te lleva a preguntártelo; pues acéptalo, acepta que has pecado; y te vas a confesar con paz, porque es muy débil la línea entre ser normal a ser impuro, porque, de no tener unos deseos tan a flor de piel, ¿quién quisiera traer hijos al mundo?. Dios, pensando en su plan de creación, de continuar la especie, de que cada alma tenga la oportunidad de vivir, y en la vida hallar su Amor, para ello permite esto, que tú tengas malas tentaciones, a las que caes cada dos por tres. Pues así es, y así has de aceptarlo e irte a confesar; cuando tengas cónyuge y esos deseos sean para él-ella, no pecarás. Y si piensas en ser sacerdote y te pasa esto, ¿estás seguro que Dios te llama?; a alguno le dicen que “lo que más le cuesta, es lo que Dios quiere”, y no, Dios es serio, no hace malas jugadas a las personas. ¡Dios es Amor y te Ama!; así que si tienes muchos deseos sexuales, debes pensar en contraer un SANTO matrimonio, aunque ames mucho a Dios y quieras darle toda tu vida: ¡dásela con el matrimonio canónico!, que es un sacramento como el sacerdocio, pero distinto, porque distintos son los carismas. Sé sincero y te evitarás muchas noches de lloros, y tendrás muchos días de alegría; lo que Dios te quiere es SANTO, ya lo sabes. Pero, cásate bien, con una mujer que no te haga perder la fe ni la Gracia; confía en Dios y piensa con la cabeza y el corazón; la belleza de una mujer está en su rostro, en su mirada, más que en su cuerpo; los ojos, la mirada, siempre, durante toda la vida, pueden seguir igual; el cuerpo no; la sonrisa también.

Cosas para hacer, para que no cedas a la mala tentación:

Tienes que saber que eres libre, y tu decidirás a quién dar tu sí para casarte, así que tú VAS A DECIDIR A QUIEN AMAR, y no tu cuerpo. Eso, por favor, también medita en ello y ténlo en cuenta.

Ya hemos dicho lo de ducharte cada noche, además de si tienes la costumbre de hacerlo por las mañanas, pero es por la noche cuando te encontrarás solo y tendrás añoranza de amar a alguien, y, de esto, a dar rienda suelta a la imaginación, pues, es fácil; ¡pónselo difícil!, y, si estás limpio, además de descansar más, la limpieza del cuerpo, unida a la oración de antes de dormir, harán que tus sueños sean más puros; y todo y así, es difícil no tener alguna vez sueños impuros, que no son pecado.

Tienes que buscar un trabajo que te guste, y mientras no lo halles, haz que tu trabajo, el actual, te agrade. Agradece tener este trabajo, aunque no te guste, pero que te permitirá llegar al que te agrada. ¡Disfruta trabajando!, y este disfrutar, te hará feliz, y no divagarás en otros disfrutes innecesarios e impuros.

La tentación la vas a tener, y es bueno que la tengas; eso quiere decir que estás SANO.

Para los que tienen la mala costumbre de la masturbación, deben hacer algo con las manos; ¿tienes alguna guitarra?, ¿un piano?, ¿algún instrumento?; ¿escribes tu diario?; mejor si lo escribes, sea en privado; nada de proclamar tu vida por Internet, debes tener tu privacidad, no caigas en la tentación de desear que otros sepan cosas tuyas, que no les van ni les vienen; ya te diré otro día por qué. Y siguiendo con los consejos: come alguna fruta, sí fruta, porque tiene hormonas saludables que hacen disfrutar al cuerpo; por eso se llama fruta, porque hace disfrutar de la vida. Canta canciones en voz alta, mejor religiosas, de paso haces méritos para tu santidad. Puedes intercalar las cosas que te digo para hacer, y añadir más. Pero estas son las básicas. No te voy a decir que reces o ayudes a los demás, porque sé que esto ya lo haces, pero hay momentos en tu día que vives, que estás en esos “momentos muertos”, y es cuando eres más tentado-a. Eso que te digo, también medítalo, quizás hay momentos determinados en tu horario diario, en que te es más frecuente la tentación; quizás porque una vez caíste en ella. O debes de cambiar de mobiliario, incluso de dormitorio o de casa, si en la que vives, viviste la promiscuidad, porque tu mente recuerda los momentos de pecado, y te une a ello por ellos, por los recuerdos. Te he dado muchas y buenas pistas, ¡venga, haz algo con ello!

Si has fornicado, hablaré de ello más adelante. La próxima semana seguiré con la pureza, porque aún necesitas consuelo, y quiero consolarte de este pecado, porque te pone triste, ¡y es normal que lo haga!, pero ya verás que te consolaré bien, tan bien, que empezarás a vivir la alegría, la alegría de vivir.

Ahora me despido de ti, ¡hasta la próxima semana!, y pasa a tus amistades esta carta de hoy, y que vengan a leerme la próxima semana.

… ¡Vaya por Dios!, Me he olvidado de ti, de ti que eres hombre y piensas tantas veces en tener una mujer para ti, ¡que sea tuya!, porque esta es la condición del hombre, dominar al mundo, poseer el mundo que Dios le ha dado. Eso quería decírtelo antes, cuando hablé de la mujer que sueña ser poseída, pero me he ido por las ramas…, y quiero, antes de terminar la carta, mi querido hijo, quiero que sepas que esto que sientes es normal, y que te han engañado, vives engañado, como la mujer, pero no es ser machista querer una mujer tuya para amarla y poseerla, y hacerla feliz, porque el hombre posee a la mujer, y la mujer es poseída por el hombre, porque son dos mitades de lo que es ser persona, y una se compenetra con la otra, y una es feliz con la otra, y una sueña con la otra, y una desea a la otra, es lo MAS HUMANO DEL MUNDO. Así, que desear a una mujer para ti, no es pecado que lo quieras; lo que es pecado, es que quieras a la mujer de otro, o  a alguna que no puede ser para ti, sea consagrada, o de tu misma familia, pero que desees a una mujer que te ame y puedas amarla para siempre, ésta es tu condición humana. Los varones somos distintos en que, si no poseemos lo que hemos decidido tener, podemos morir de dolor, sea una mujer en los que tienen vocación al santo matrimonio, sea servir a la humanidad con algún talento con que Dios nos ha impreso el cuerpo para desarrollar así el alma. Sí, la mujer tiene talentos también, pero, por Dios, tiene también la capacidad de adaptarse a los tiempos; eso Dios se lo ha concedido porque la mujer puede perder a los hijos, incluso antes de nacer, y moriría de dolor si no fuera por esta gracia de Dios. Si una mujer abandona a sus hijos, puede morir de amor; y si un hombre es abandonado por su mujer y sus hijos, puede morir de amor, y puede hacer muchas tonterías si es abandonado por su esposa, por eso el matrimonio es indisoluble. ¿Es que la mujer ama menos al hombre, que el hombre a ella? No, pero la mujer necesita a los hijos y el hombre necesita de la mujer. Hay una diferencia, sin haber diversidad, siendo iguales y amando mucho, tanto la mujer como el varón. Los hijos unen mucho, donde hay hijos puede haber siempre amor; puede también que no lo haya, porque, o los dos, o uno de los dos, no se merezca el amor, pero los hijos unen. Por eso hay que casarse una sola vez y tener hijos de una sóla mujer, de un sólo hombre; algunos van con el corazón partido, dejando trozos en cada paternidad irresponsable. Pero esto es otro tema. Sobre el asunto de la pureza, es bueno saberlo, para que un hombre sea consciente de a quién pide unir su vida, y no se la partan en dos.

El hombre quiere a una mujer, la mujer acepta a un hombre. ¡No os equivoquéis!, tú mujer, por soñar despierta, y tú hombre por, desear poseerla.

La pureza regula las buenas intenciones y da éxito allí donde podría haber pecado. La pureza es alegría, por hacer las cosas bien. Amén.

¡Un abrazo fuerte, para animarte el alma que ama a Dios, que tanto te Ama!

 Con afecto sincero.

P. Jesús
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