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5 de Julio / San Antonio Maria Zaccaria (1502-1539)

San Antonio, quien fue fundador de los Clérigos Regulares de San Pablo, nació en Cremona en el año 1502, y desde niño mostró una gran compasión hacia los pobres.

Al finalizar su carrera de medicina, en la Universidad de Padua, el santo de 22 años, comprendió que su vocación consistía en cuidar tanto las almas como los cuerpos y se consagró seriamente al estudio de la teología, sin dejar por ello de ejercer su profesión, de ayudar espiritualmente a los moribundos, de enseñar la doctrina cristiana a los jóvenes y de servir a todos. En 1528, recibió la ordenación sacerdotal, trasladándose a a Milán donde ingresó a la cofradía de la «Eterna Sabiduría». En 1530, el P. Zaccaria y otros dos sacerdotes, Bartolomné Ferrari y Jacobo Morigia, decidieron fundar una asociación de clérigos regulares, es decir, sacerdotes obligados con voto a seguir una regla, pero que no eran frailes ni monjes, cuyo objetivo era revivir y reavivar el amor por los oficios litúrgicos y promover la vida cristiana mediante la predicación y la administración de los sacramentos.

Mientras que Lutero atacaba las verdades de la fe y las iniquidades del clero, la asociación del Padre Zaccaria trabajaba heroicamente por reformar la Iglesia desde el interior, reavivando el espíritu cristiano y el celo por las almas en el clero y administrando los sacramentos a los fieles. El Papa Clemente VII aprobó, en 1533, la nueva congregación de Clérigos Regulares de San Pablo. Un año antes de su muerte, San Antonio obtuvo para su congregación la iglesia de San Bernabé, en Milán.

El santo murió en Cremona, a los 37 años. Fue canonizado en 1897 por el Papa león XIII.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Antonio Maria Zaccaria (1502-1539)

Este Santo tan santo, quería y socorría los cuerpos y las almas de sus semejantes. San Antonio María Zaccaria estaba ocupado de noche y día, estudiando y cuidando de sus semejantes. Así son los santos, están siempre ocupados y el diablo no puede manejarlos a su antojo como los que practican el ocio y pierden gracias que recibirían de Dios si se dedicaran a cambiar de labor en vez de quedarse sin hacer nada, porque estando sin hacer nada, acecha el diablo y ¡Ay!… ¡Únete a Dios! ¡Trabaja con Dios! Como hacen los santos!

Te he avisado: ¡Nada de ocio! ¡Cambia de actividad, pero sigue sirviendo a los demás y a ti mismo, cultivándote en las cosas de Dios! ¡Las tuyas!

P. Jesús

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