Domingo, 4 de marzo de 2.012
A ti, que tienes una madre: ¡Hablemos de ella! Pero empezaré el tema mal para terminarlo bien, así no sufriréis tanto, hijos amados. Tengo unas palabras de un buen amigo mío y de Dios, que me ha escrito, y nos servirán de introducción al tema de las madres. Estas son sus palabras: «Cuantas madres escandalizan hoy a sus hijos, poniéndolos en contra del padre, jugando con la Ley, que las ampara gracias a un Gobierno de Género, denunciando falsamente para que se le retire al padre el régimen de visitas, como forma de venganza por la relación rota. Cuantas madres usan de cobaya a los hijos para pedir más alimentos, usan las órdenes de protección legales para mujeres maltratadas y que el padre se marche de casa por Resolución Judicial quitándole al hombre el uso de la vivienda, al padre, y luego meten al amante en casa, con los propios hijos. ESTO, debe ser denunciado desde la Iglesia. Esas madres, SI que escandalizan a los hijos. Mirad a las mujeres de una Sociedad y veréis su moral. Cristo vino a salvarnos, pero, la Ley no ayuda a ello, por eso, desde la Iglesia se debe denunciar, como lo hacía la Iglesia de antes, los abusos que genera la Ley de Violencia de Género y sus cómplices: Políticos destruye familias. Hijo, sufre con humildad, acepta con paciencia y espera la RECOMPENSA de Dios, que te llegará vía Divina Providencia. Y no des mal por mal. ¡Difícil para ti!, pero posible si Dios vive en ti, si comprendes lo que ahora te diré, para ti y para todos. El cónyuge, siendo contigo uno los dos, es libre de pecar, de condenarse o de salvarse. Por eso nunca hablaré poco sobre el asunto del matrimonio, porque hay que protegerse de los malos católicos, de los esposos que son bautizados y no cumplen con la Ley de Dios. Hijo, ¡llora conmigo!, lloremos juntos por esta mujer que elegiste por esposa y te ha traicionado, a la que tú seguramente decepcionaste en algunas cosas, y las amigas y compañeras, ¡chismosas ellas!, echaron leña al fuego para deshacer las cosas que Dios unió con el sacramento del santo matrimonio. Posiblemente tu esposa trabajaba fuera de casa, y allí conoció a un hombre distinto, sea en su trabajo, sea en el trato social, y la mujer es débil. Se habla mucho de la debilidad del varón, ¡antes más!, de que las “malas mujeres”, pueden hacerlo caer, pero todos sabemos que es mucho más fácil que caiga en el pecado de adulterio una mujer que no un hombre. El hombre tiene claro lo que quiere, y cuando fornica, es porque quiere. La mujer es indecisa por naturaleza; quiere, antes de hacer algo, cerciorarse del después; al hombre, cuando está muy apasionado sexualmente, le es difícil pensar en el después, pero consuma el acto en el ahora, abandona y se va; porque, pasada la necesidad biológica, tiene otros asuntos importantes para él, que resolver, y a ello se dedica. La mujer es distinta, planea, discute, pide y otorga, haciendo siempre castillos en el aire. Y, regresando al tema de las palabras de mí amigo, dime tú, abogado, ¿cuánto tiempo crees que este otro hombre querrá vivir en tu casa y atender a tus hijos?; no será mucho tiempo, porque no hay santidad en la relación de tu esposa con él, y sin santidad todo acaba, y esto acabará. Claro que ya será tarde para algunas cosas, porque hay que perdonar y recordar; si no se recuerda, no se perdona; se perdona cuando, recordando el daño recibido, decide uno que todo y así lo perdona, no va a vengarse y comprende que la gente peca. Otra cosa es volver, regresar a tener relaciones de amistad o de sociedad, o de matrimonio con esa persona que te ha humillado de tal modo, que incluso has odiado ese amor, ese afecto que sentiste alguna vez por ella. La punzada del odio, no quiere decir que aceptes odiar, sino que ha habido una reacción instantánea a una mala acción que te han dado, y que has luchado contra ella, contra esta reacción de odio, para vivir como Cristo vivió, HACIENDO EL BIEN. Cuando las madres se portan mal, es cuando los padres deben ser aún más otro Cristo, porque HAY NIÑOS, y Dios, Jesús, pidió que dejaran que los niños se acercaran a Él; y tus hijos, padre despreciado, maltratado, abandonado, exiliado, deben poder venir a ti siempre que te necesiten. Claro que te parece que poco puedes ofrecerles ahora, porque otros disfrutan del beneficio de tu trabajo, de tu salario, y de tantas cosas importantes en la persona, en el hombre. Te comprendo hijo mío, hijo bueno, pero la vida es también mañana, y mañana será un nuevo día. Claro que ahora estás ofuscado por ideas y sentimientos derrotados, ¡que te han ganado!, te han sacado de casa, han dicho de tí mentiras, ¡y encima pagas! Busca si hay la posibilidad de que tu matrimonio no fuera válido ante la Iglesia, porque, de ser nulo, te espera una nueva y maravillosa vida, ¡tengas la edad que tengas!, tengas el dinero que te dejen quedar, pero habrá para ti, por la Gracia de Dios, una nueva y brillante oportunidad con una mujer verdaderamente cristiana católica, de esas que comprenden que los hombres tienen defectos y cree que el matrimonio es para ayudarse mutuamente a la santidad, ¡a ir al Cielo juntos y unidos con los hijos! La madre buena, es abogada de la familia, a todos defiende de las injusticias del pecado, de las tentaciones y la maldad, y busca, para cada uno, la alegría que está en amar a Dios sobre todas las cosas. La madre buena, esté delgada o tenga sobrepeso, sea joven o menos joven, sea hermosa o poco agraciada, la madre es la abogada que intercede a Dios y defiende de los hombres a la familia. La madre cristiana católica, es valiente y discreta en sus cosas, pero jamás guarda para sí sola, en su corazón, el amor al esposo y a los hijos de los dos. Si tú, hombre, encuentras a una mujer muy realizada, ¡no será buena esposa!, porque sus condiciones de vida van a cambiar con el matrimonio, porque sólo ella, ¡jamás tú!, traerá consigo el fruto de vuestro amor: ¡los hijos!, y si su profesión la absorbe, la hace feliz, entonces, esa mujer ¡no sirve para ti!. ¡Jamás una mujer es igual en funciones humanas a un hombre!, ¡¡jamás!!, y por lo que se es, se hace; y cambiando las funciones en la mujer cuando se casa, porque ES MADRE, entonces, no será igual que antes, será diferente su vida, y ella cambiará de carácter; normalmente siempre es para mejor, cuando una esposa es amada y es madre, cuando se ha dado libremente, en y con el sacramento matrimonial, que ayuda SIEMPRE, y suple siempre, todas esas flaquezas que las personas tienen. Para madre de tus hijos, hijo mío, busca una mujer que quiera darte hijos, y no solo unos pocos, sino MUCHOS, si Dios quisiere, ¡que a veces no quiere!, otras sí. Para esposa y madre, busca una mujer que ame a Dios sobre todas las cosas, y tendrás una esposa comprensiva y tranquila, vivirás en paz y armonía; y su trabajo “profesional”, además de todo lo que hace, será rezar para que tú te ganes muy bien la vida, para que el dinero que lleves a casa, abarque para todo lo más importante y necesario. Y CONFÍA EN DIOS, porque Dios, junto a una esposa así, regala imprevistos y gracias en abundancia, bendice a vuestros hijos, que no provocan escándalo, sino que son siempre un apoyo, una ayuda, ¡una luz en el hogar! La madre, que sea abogada; que siempre defienda a la familia y una a la misma en el amor a la eucaristía. La madre, tu esposa, por la Gracia de Dios, y con su voluntad en la libertad de amarlo sobre todas las cosas, SERA MARAVILLOSA. Pero algunos se casan con una socia capitalista, y eso es la ruina. Te pueden sacar de tu casa y quitarte todo lo que más amas, hijos incluidos, en el “pack”. No seas necio, y busca una mujer cristiana católica para esposa y madre bondadosa. Y si no la hallas, mientras no la consigas como tiene que ser, ¡no te cases!; ¿para qué?… ¿para que te saquen de tu casa?… ¿para que tus hijos digan papá a otro?… Pero hay mujeres maravillosas que esperan, llorando muchas veces, para que el hombre honesto, decente y cristiano, las encuentre. Ocurre pero, que la quieren “artista”, guapa y sexual; y te digo a ti, hombre actual (en general): ¿qué piensas hacer con una mujer así en casa?, ni a los millonarios les duran mujeres así; ese tipo de mujer te hará sufrir, te seducirá por las plazas, estando ella al acecho; llorará, si es preciso, para que la consueles, porque sabe que los hombres sucumben ante las desgracias de las mujeres, desgracias que muchas veces otros hombres les han dado por ellas dejarse querer por quien no era de fiar. Y la próxima semana hablaré de los padres, que hay cada uno, uuuuuuuuyyyyyyyyyy. Con afecto sincero. P. 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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN. |