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Todas las entradas de: Alba - 18. página

170 Carta / A ti, que las horas te parecen lentas

Domingo, 30 de Agosto de 2.015

A ti, que las horas te parecen lentas:

Eso suele suceder cuando la soledad aprieta y cuando el dolor y el sufrimiento te hacen daño aquí dentro, en el corazón; te parecerá mentira, pero hay gente que no es querida, que no tiene a nadie que le quiera, absolutamente a nadie; no te miento, hay gente que no es querida.

Aclaro las cosas, todos son queridos por Dios; hablo de gente que no es querida por otra gente.

Además, hay gente que es odiada, que no sólo no es querida, sino que algunos la odian. ¿Y no dicen algunos que el odio es una expresión del otro lado del amor? No. El odio no tiene nada que ver con el amor, y antes de odiar, se empieza despreciando al otro. Así que todo el que desprecia al otro, puede llegar a odiarlo.

¿Qué puede hacer esta persona que no es amada por nadie? Puede orar a Dios y pedirle que alguien la ame, puede hacer el bien sin mirar a quien; porque a veces, tantas, las personas que no se sienten amadas, no tienen buenos modales, no saben dar las gracias, ni pedir por favor, ni dar ellos amor. Piénsalo, y si a ti te ocurre, rectifica.

Cuando las horas pasan lentas, hay sufrimiento o soledad.

Cada corazón humano, esté éste envuelto en el cuerpo que sea, necesita afecto sincero y desinteresado de otro ser humano; si este es tu caso, mi recomendación es que busques a una persona cualquiera y empieces a darle los buenos días, y si puede ser, cada día reces a Dios para que aliente tu corazón con la esperanza; y se consigue viviendo y practicando la fe, obrando con caridad, con amor a Dios.

Amigo, este dolor no se va en una semana o dos, se necesita mucho más tiempo, y de almas buenas que te quieran.

La oración lo puede todo.

Con afecto sincero.

P. Jesús

© copyright

Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

171 Carta / A ti, tres cosas te digo

Domingo, 6 de Septiembre de 2.015

A ti, tres cosas te digo:

Dicen que tres son los llamamientos divinos; dicen que tres llamamientos hace Dios a toda alma: Obrar, padecer, orar.

Obrar sin desfallecimiento y sin amor propio.

Padecer sin quejarnos nunca, ni de los hombres ni de las cosas.

Orar sin desfallecer, ni cansarse por la “lentitud” con que puede atender Dios las plegarias.

Para todo esto, es necesaria una vida de paz, una vida de sacramentos y oración, una vida con fuerte voluntad para no pecar, para hacer el bien en vez del mal.

Se puede, todos los santos han podido. ¡Tú puedes!

Con afecto sincero.

P. Jesús

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172 Carta / A ti, que quieres llevar una vida cristiana

Domingo, 12 de Septiembre de 2.015

A ti, que quieres llevar una vida cristiana:

Amigo, amiga, mis oraciones apoyan tus deseos, y rezo para que tengas voluntad, ánimo, perseverancia, y te apartes del mundanismo. Si no lo haces, el mundanismo nunca dejará que seas del mundo. El mundo fue creado por Dios, Dios es su dueño, y los que somos del pueblo de Dios somos hijos del dueño del mundo; y hay que ser un buen hijo, para tener paz y tener buena vida en tu casa, en ti, protagonista de tu vida. El mundanismo, normalmente guiado por el capitalismo, pretende sacar dinero fácil y rápido de la gente, y para ello, enciende las pasiones, que las dispuso Dios para una vida feliz, pero, desordenadamente, nadie es feliz, pues la pasión sexual va vinculada a la vocación del santo matrimonio. Así lo dispuso Dios, y así lo vemos en la ley natural, en las bestias, que se unen sexualmente para procrear. El ser humano, que no es ningún animal, no procede de ningún animal, sino de las mismas manos de Dios, usa de la parte sexual de su persona para continuar la vida humana en el mundo. Pero el ser humano ha sido creado, no sólo del pensamiento y la voluntad de Dios, sino que sus propias manos moldearon su cuerpo. El ser humano es de la más alta categoría terrenal; el ser humano está en este mundo puesto en él por Dios, no sólo por voluntad, voz y deseo, sino que Dios cooperó con la fabricación de su cuerpo, porque sabía que su cuerpo es sagrado; otro día se alimentarían los cristianos católicos de Dios, de su Cuerpo y Espíritu, por el sacramento de la Santa Eucaristía. Cada persona puede, si quiere, si vive en gracia de Dios, con una vida cristiana como tú deseas llevar, estar unido con el Creador, con Dios, tu Padre, 24 horas al día, llevando una vida santa, digna del ser humano que eres.

Leemos en la Sagrada Biblia, que Dios hizo el cielo y la tierra, las plantas y los animales, y leemos que del barro de la tierra, formó a Adán y luego a Eva. El hombre es la tierra, el mundanismo es el infierno. Sé persona del mundo, no mundano.

 Con afecto sincero.

P. Jesús

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173 Carta / A ti te digo, llorando, conseguirás mucho menos que haciendo un plan y luchando

Domingo, 20 de septiembre de 2.015

A ti te digo, llorando, conseguirás mucho menos que haciendo un plan y luchando.

Sé que sufres mucho, hijo mío, hija mía; llorar debilita las potencias del alma, es mejor orar que llorar; cuando oras el alma se alimenta de Dios y la Virgen María; cuando lloras, el alma se vacía, queda como sola, abandonada de la divina providencia, y esto es un engaño en el que no quiero que caigas tu, futuro santo, futura santa.

Los santos son alegres porque se alimentan del alma, y la oración no la abandonan por llorar.

Puedes llorar rezando, esta es otra cosa muy hermosa. Cristo lloró y oró, pero siempre, las dos cosas juntas.

Al llorar, tu humildad se la das a Dios, y con tu oración, Él, Dios, te ayuda a hacer el plan que te sacará de tan triste y lamentable situación.

Espero que lo que hayas aprendido te sea de utilidad; este es mi deseo, querido amigo.

 Con afecto sincero.

P. Jesús

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174 Carta / A ti, que conoces a alguien a quien le puede interesar la felicidad

Domingo, 27 de septiembre de 2.015

A ti, que conoces a alguien a quien le puede interesar la felicidad:

Amigo, si conoces a alguien que se emborracha y se droga, pásale esta carta mía, que va dirigida a él-ella, con todo mi cariño, con todos mis deseos de que sea feliz en esta tierra y en el Cielo.

Puedes leerte esta carta a trozos, y en varios días, si quieres, porque es muy larga.

Amigo, amiga, si te emborrachas, y si te drogas, por causa de tu pecado cometido, déjame decirte amigo, amiga, que puedes limpiarte del mismo, de tu pecado, por la sangre de Cristo crucificado.

Si para ti, emborracharte y drogarte es para olvidar, que sepas, que la Gracia de Dios, puede, si quieres, hacer su acción en ti, y tú podrás vivir sin tener que mentirte, porque Dios, con su poder, puede hacer que por los sacramentos que vayas a recibir, -recibiéndolos en las condiciones y sólo en las condiciones que pueden administrarse-, la acción de ellos, de los sacramentos en ti, tú, amigo, amiga, podrás vivir sin tener que emborracharte, drogarte, no tendrás que mentirte, porque Dios, con su poder, puede hacer que por los sacramentos que recibes en gracia, no sientas, ni caigas en la necesidad de emborracharte, drogarte, para seguir adelante en tu vida, en tu búsqueda de la felicidad.

Dios te Ama y quiere ayudarte a ser feliz, a que pongas tu corazón en Él, a que le ames más que a nadie, más que a nada; porque tu felicidad viene del amor, de que te amen y ames, y Dios te ama, sólo hace falta que tú le correspondas, que le ames sobre todas las cosas, ¡esta es la felicidad terrena!, ¡haz la prueba!, te reto a que hagas esta prueba, que aceptes que Dios Creador te Ama, y que tú le correspondas. La próxima semana te diré cómo hacerlo. Ven a leerme, amigo, amiga. Ahora sigo con lo que quiero decirte y te digo:

Aprende el catecismo, en el catecismo se explica, bien explicada, la Sagrada Biblia, punto a punto; del catecismo

(http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html) verás, al leerlo y aprenderlo, que entiendes la Historia, desde la creación del mundo, y comprendes cuánto ama Dios a todo y todos, sobre todo a los hombres, a las personas. Aquí te dejo el enlace al Catecismo de la Iglesia Católica, pero debes hablar también con tu párroco, con un sacerdote de la Iglesia Católica; también puedes ir al Obispado y pedir información para ti que quieres ser bautizado; tengas la edad que tengas, puedes empezar tu nueva vida de Gracia. ¡Vale la pena!, y más si estás en el estado de que todo y todos, incluso tú mismo, te has decepcionado; entonces es el momento de que busques tu felicidad, ya que no la has hallado. Yo te digo, y no te engaño, que tu felicidad está en una vida cristiana, moral, espiritual, llena de ganas de ser mejor y servir a los demás con todo lo que hagas; que se sirve a los demás, haciendo las cosas bien, por amor a Dios, y esto es lo que llamamos Caridad, el hacer, el decir las cosas, por amor a Dios, a Cristo, al Bebé Dios, que nació pobre y en una cueva de Belén, que tuvo que ser emigrante en Egipto, en sus primeros siete años de vida; vida difícil la que tuvo Dios en este mundo, porque Jesús, es Dios; si ahora no lo crees, verás cómo lo creerás, porque la fe siempre va unida a la información, y debes informarte, saber, para comprender y encontrar sentido a la verdadera historia de Cristo, de que Cristo es el único y verdadero Hijo de Dios, y Dios mismo, que por amor a los hombres que Él, Dios, creó, para poder vivir en el planeta Tierra, necesitaba de un cuerpo humano, Él, que es Divino, y por esto, necesitó nacer en el vientre de una mujer, ¡la Virgen María!, para que pudiera tener esta vida terrena que tú tienes y que Él, Dios, creó; y si la creó en un principio, también puede crear una semilla, el esperma que fecundó en la Virgen María, sin coito, sin más necesidad que su Palabra, la misma Palabra de Dios, que dijo en un principio:

Génesis 1, 1-3
1 Al principio Dios creó el cielo y la tierra.
2 La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.
3 Entonces Dios dijo: «Que exista la luz». Y la luz existió.

Con sólo decir su Palabra “Que exista la luz”, la luz existió. Y antes que esto, leemos y es cierto, que Dios creó el Cielo y la Tierra, y te digo amigo, amiga, que si Dios creó el Cielo y la Tierra, creó también el semen que entró, por la acción de Dios Espíritu Santo, en la Virgen María, para que Dios pudiera tomar vida como terráqueo, y ser un hombre, sin dejar de ser Dios, y así vivir en la tierra hasta que lo mataron crucificado; y en su vida, nació pobre, en una cueva, lejos de su casa; luego fue emigrante, teniendo que ir a vivir a otro país para poder salvar su vida; ¿era tan importante que querían matarlo ya de bebé?, sí, era Dios Hijo, que vino a salvarte, a darse a conocer, porque los hombres, las personas, se olvidaban ya de Dios. Al principio de todo, Adán y Eva, no sólo recordaban a Dios, habían estado con Dios en el Paraíso, sabían de Dios, de su existencia, y sus deseos con las personas, conocían su Amor, pero fueron pasando los tiempos, ellos murieron, y sus descendientes, no todos seguían reconociendo la verdadera Historia de Dios, sino que se extraviaron, y hoy en día, algunos están extraviados, como tú, otros son ignorantes, porque nunca nadie les habló como yo te hablo; jamás oyeron hablar de la Historia de la creación, de la venida al mundo de Dios.

Amigo, amiga, suple tu tristeza, melancolía, depresión, viviendo tú en Gracia de Dios, por los sacramentos en acción, que te dan a Dios, y teniendo a Dios, recibes su amor, su Gracia Santificante, es decir, para que lo entiendas, es como una fuerza que te hace fuerte para que tu voluntad resista al mal y queriendo hacer el bien; te ayuda, Dios mismo, a que lo puedas hacer, si quieres, con su Gracia, que te da esta fuerza, que es mejor para alcanzar tu felicidad, que cualquier bebida o droga, porque no HAY NADA COMO EL PODER DE DIOS. Alguno de vosotros cree en el poder de Satanás, pero te digo yo, sacerdote católico, que el poder de Satanás es ridículo ante el poder de Dios. Dios, con su poder, te da la alegría; Satanás te separa de los demás, de ti mismo; Dios te ayuda a ser libre y fuerte, y por ser fuerte, no temes a los que te dañan, a los que van contra tu voluntad, porque sabes que Dios te protege, porque sabes que, viviendo en Gracia de Dios, todo es bueno para ti, y que pidiéndole lo que de bueno quieres, Él, Dios, unido al tiempo, te ayuda siempre, y siempre, haciendo el bien y lo bueno, porque lo bueno de estar unido a Dios, es que puedes y debes de hacer el bien, todo el bien que puedas, y puedes hacer mucho bien; Satanás, los demonios, los ángeles caídos, no quieren que hagas el bien, no quieren que experimentes la alegría y felicidad que hay en ser bueno, en hacer el bien, en no dañarte a ti, ni a los demás, ni con palabras, pensamientos ni obras. Te pido que pienses en hacer la prueba, en probarte a ti mismo a hacer el bien, TODO EL BIEN MÁXIMO que puedas; pero quizás te preguntes: ¿qué es hacer el bien?;, amigo, amiga, hacer el bien es cumplir los mandamientos de la Ley de Dios, porque leerás en la Sagrada Biblia, cuando la leas

(http://www.vatican.va/archive/ESL0506/_INDEX.HTM), que Dios hizo una ALIANZA con el hombre, con la persona, con los de su Pueblo, el que ellos le reconocerían como a Dios, es decir, le recordarían como lo que es, ¡el Creador!, el que formó a Adán del barro de la tierra, y soplando en sus narices, le dio vida y vida eterna, viviendo en el Paraíso, donde se ocupaba de poner nombre a los animales y plantas, -todo esto está escrito en la Biblia, léelo amigo, amiga-; y Dios, como te he dicho antes, iba siendo olvidado, por esto hizo esta ALIANZA con su pueblo elegido, descendientes de Adán y Eva, y así fueron pasando los siglos, pero la gente olvidaba la alianza que selló Dios con Moisés, y que son los diez mandamientos de la Ley de Dios, es decir, la Ley de Dios, son las cláusulas del CONTRATO PARA LLEGAR AL CIELO, al Paraíso perdido; y Dios, por el cumplimiento de esta Alianza con su pueblo, los llevaba a la tierra prometida, en un peregrinar por el mundo, llegando a lugares donde se establecían, pero por desobediencia de la Ley de Dios, de la Alianza, Dios los castigaba, permitiendo que los pueblos enemigos les hicieran la guerra y los ganaran, porque Él, Dios, mandaba a sus Profetas para que dejaran de pecar, que pecar es NO cumplir con la Alianza, es decir, es ir contra los diez mandamientos, es no cumplirlos.

(http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2_sp.html) Y los reyes que dirigían el Pueblo de Dios, dejaban de cumplir los mandamientos, y el Profeta, los avisaba; ¡cuánto sufrieron los profetas elegidos por Dios!, pero se mantenían firmes en dar a conocer lo que Dios les decía en voz, por revelación privada, que ellos, los profetas, tenían el deber de darla a conocer al rey, y al pueblo; y se escribía, y leerás en la Sagrada Biblia lo que Dios decía en voz interior a los Profetas, y estos la daban a conocer al Pueblo elegido, y por lo cual recibían, casi siempre, la indiferencia, la burla, y la crueldad de los que no estaban en Alianza con Dios, porque no cumplían las cláusulas; porque sabes bien, amigo, amiga, que cuando haces un contrato, hay que cumplirlo, cumplir las cláusulas. ¡Cuántos habéis hecho contrato con alguna entidad telefónica y debéis guardar un tiempo determinado de fidelidad!, sinó podéis ser penalizados por la ley civil y deberéis enfrentaros a un juez. El pueblo elegido, había hecho Alianza con Dios, y el primer mandamiento dice: “Amarás a Dios con todo tu corazón, inteligencia y voluntad, sobre todas las cosas y personas” (esta es mi versión preferida); y vemos en la historia del mundo, contada en la Sagrada Biblia, que el pueblo elegido, en contacto con otros pueblos, acogía a sus dioses y los adoraba y les pedían cosas y les ofrecían otras, y esto iba contra el primer y gran mandamiento de la ley; tampoco ayudaban a la viuda ni al huérfano, mentían y cometían adulterio y robaban y… Es decir, no cumplían con los diez mandamientos de la Ley que prometieron cumplir, y entonces, como te digo y puedes leer en la Biblia, Dios permitía que los enemigos, que los pueblos y reyes conocidos, fueran contra ellos, contra su pueblo elegido; ¡antes, los avisaba a través de sus profetas!, les pedía que cambiaran, les daba tiempo, y su profeta profetizaba, es decir, les decía que si no volvían a Dios, al cumplimiento de la Alianza, pasaría esto y aquello; y se lo decía, antes de que pasara, pero todo y así, muchos profetas no eran oídos, es más, los martirizaban, los encarcelaban, los maltrataban, y ellos, los profetas, seguían fieles a Dios y dando a conocer al rey y al pueblo, la Palabra de Dios, la Voz de Dios oída sólo en su interior; así que como puedes ver, los profetas se la jugaban, y Jesús, Dios Hijo, ¡más que profeta!, vino al mundo a hablar de Dios, y habló de Dios Padre, de que hay, existe, el Reino de los Cielos, que antes de venir Él, sólo era alcanzable por el pueblo elegido, pero que después de Cristo, con Cristo, Jesús, el Reino de los Cielos, el nuevo Paraíso, está previsto para todos los que tengan fe en que Jesús es el Hijo de Dios y sigan cumpliendo con la Alianza que el mismo Dios selló con Moisés, y que Cristo dijo que no vino al mundo a derogar esta Alianza, sino a cumplirla, y la cumplió, nunca transgredió ningún mandamiento de la Ley de Dios, y además de ponerlos en práctica, los enseñó, y porque era Dios, hacía milagros, como curar enfermos incurables y devolver la vida a los muertos, y sacar demonios de los poseídos, y PERDONABA PECADOS, y a algunos, por su fe, fe en que Él era Dios, les decía que sus pecados eran perdonados… Amaba a todos, y todos recibían bien de Él, bien en palabras y buenos ejemplos. Le traicionó un discípulo suyo, uno de los doce apóstoles que Él eligió, y era bueno en ese momento, pero el deseo de dinero suplió al mandato de amar a Dios sobre todas las cosas y personas; además, le traicionó e incumplió otros mandamientos de la Ley de Dios. Así fue como Dios Hijo, Jesús, fue entregado a los sacerdotes y principales del PUEBLO ELEGIDO, del pueblo que tenía hecha la Alianza con Dios desde los principios de los tiempos, y ese Pueblo, una vez más, como tantas en la historia, renunció a hacer el bien e hizo el mal, y pidió a los romanos que mataran a Dios, que no era sólo un Profeta, sino que era y es Dios Hijo, el que vino al mundo para abrir las puertas del Cielo, porque por el pecado de Adán y Eva, el de desobediencia, ellos y todos los hombres mueren. Antes, el hombre, la persona, tenía vida eterna en el Paraíso, pero por su pecado, ya no hay este Paraíso, sino que para vivir para siempre, la persona tiene que purificar su cuerpo corrupto y adquirir, por su fe y buenas obras, el cuerpo glorioso que Dios entregará a las personas de fe y virtudes, ¡a los justos!, cuando regrese Cristo a buscar a los justos, en el último día de este mundo, que, como hubo un primer día, habrá un último. La muerte, que llega a todos los vivientes, acaba con los tiempos de prueba, porque ¡estamos de prueba en este mundo!, donde el demonio tienta, y el mundo tienta, y tus deseos personales te tientan a no hacer siempre el bien para obtener lo que quieres. Sólo la Gracia de Dios, puede y hace santos, que los santos son los que hacen y hacen y hacen el bien siempre y a todos, sin temer a ser burla, sin temer a que otros se aprovechen de su bondad, sin temer a perder algo que quieren, porque otros con malas artes se lo quitan, pero ellos, siguen IMITANDO a Cristo, que siempre hizo el bien, y siempre fue bueno; y ellos se unen a Dios por los sacramentos, que Dios está en los sacramentos, y al recibirlos, recibes la “potencia” de Dios, que es la Gracia, esta Gracia Santificante que te consuela, que te guía, que te hace bueno, ¡mejor cada día!, y puedes quitar de ti todo lo que va contra la Alianza, los diez mandamientos de la Ley de Dios, que son los que te llevan al Cielo, al Reino de Dios, donde allí SÓLO VIVEN LOS BUENOS, ¡los santos!; allí se acaba el vivir, convivir, con gente que no te aprecia, que no te quiere, que te humilla, te daña, te esclaviza, que quiere que lo sirvas para sus intereses; allí sólo viven los que aman a los demás como a uno mismo, y lo demuestran ya en este mundo, protegiéndose del mal, apartándose de los malos y el mal, y amando a Dios sobre todas las cosas, que recibiéndole en los sacramentos, los llena de AMOR Y DICHA, la verdadera alegría de vivir, la alegría de servir, de amar a buenos y malos, porque aunque te apartas de los malos, lo haces amándolos, es decir, sin desearles nada malo, orando, pidiendo a Dios, para que como tú, lo acepten y cambien de vida, que “firmen contrato con Dios”, mediante el bautismo y la confirmación, y esta ALIANZA prosiga para el Pueblo elegido, para los Cristianos Católicos, EL PUEBLO DE DIOS, que sigue, como en los viejos tiempos, teniendo a los santos y a los traidores, porque algunos que eran buenos han dejado de serlo, aprecian más las cosas de este mundo, son caprichosos y egoístas, en vez de aceptar sus tiempos de tribulación, como los vivió el mismo Hijo de Dios, Jesús, que nació en una cueva y fue emigrante a Egipto. Todos sufren en este mundo, porque el sufrimiento es esta imperfección que, por el pecado original, que se denomina así al pecado cometido por Adán y Eva, y que todos heredamos, porque así ocurre en la tierra, que todo mal tiene su mala consecuencia, como todo bien, y el bien que hizo Jesús, el Hijo de Dios, trajo a este mundo la consecuencia de que puedes ir al Cielo, si crees que Jesús es el Hijo de Dios, y firmas tu alianza, con el sacramento del bautismo que lleva al cumplimiento de los diez mandamientos de la Ley de Dios, y que recibes con este sacramento a Dios Espíritu Santo, que desde el Bautismo vive dentro de ti, y no sólo lo tienes por estar Dios Espíritu Santo en el mundo y mover todas las acciones buenas y desinteresadas. A Jesús, lo mataron los romanos a petición del pueblo elegido por Dios, teniendo el visto bueno de los sacerdotes y los principales del Pueblo, y Él, Jesús, dijo, y puedes leerlo en los Evangelios, que están casi en la última parte de los libros que forman la Sagrada Biblia. Jesús murió y resucitó, y fue al Padre y le pidió que enviara al mundo a Dios Espíritu Santo, por esto, los sacramentos existen después de subir Dios Hijo al Cielo. También dejó dicho Jesús, Dios, que todo lo que le pidáis a Dios Padre, en su nombre, en el nombre de Jesús, Dios Hijo, Dios Padre os lo concederá; y yo te pregunto, amigo, siendo así, ¿por qué bebes hasta emborracharte, por qué te drogas?; si necesitas algo, sólo tienes que vivir en Gracia Santificante, y pedírselo a Dios Padre, en el nombre de Cristo, Jesús, Dios Hijo. Repito, si necesitas algo, ¡pídeselo a Dios!, es más fácil que emborracharse y drogarse, que hacer mal y no bien. Haz tu alianza con Dios y bautízate, y si ya eres bautizado, entonces, haz una buena confesión, y siempre serás perdonado por Dios; cumple con la penitencia que el sacerdote católico te impondrá, y cumple con el contrato, con tu alianza con Dios, con los diez mandamientos; y si pecas, que pecarás, porque cuesta hacer siempre el bien cumpliendo con la Ley, entonces, vas a confesarte siempre que lo necesites, y serás siempre perdonado; pero no quieras pecar, no quieras pecar, porque no hace bien a nadie, ni a ti ni a nadie; ¿no te gusta que haga buen día?, pues te gustará también que toda tu vida sea resplandeciente como un día de sol en primavera. Tú puedes vivir en primavera, ¿para qué vivir en invierno?, vive en el tiempo que florecen las más bonitas flores, y que son estas buenas obras que haces haciendo el bien, que hacer el bien es seguir y cumplir la Ley de Dios, los diez mandamientos. Asiste a Misa, en ella se recuerda la muerte de Jesús, el que es más que profeta, ¡es el Hijo de Dios!, ¿y por qué murió Dios en la Cruz?, porque así, muerto su cuerpo humano, el que adquirió Dios en el vientre de la Virgen María, llena de Gracia, sin pecado original, por la voluntad y el poder de Dios, que sólo puede estar en contacto con lo santo, con lo perfecto, y por lo cual, como creó de la nada todo, preservó a la Virgen María, su Madre, del pecado original, que ahora se te es perdonado a ti, por el sacramento del bautismo, pero antes de nacer Cristo, no había sacramentos, la oración era la única vía de contacto con Dios; ahora no, ahora es distinto, hay los sacramentos, que la Iglesia Católica te da, y gratis, y tienes la oración y sabes el nombre de Dios Hijo, ¡Jesús!, y conoces su historia, que está escrita en toda la Biblia, y sus palabras las hallarás en los Evangelios, que fueron escritos, no por profetas, sino por los discípulos de Jesús, Cristo, el Mesías que fue anunciado al Pueblo de Dios, y que esperaban, y que vino y no le reconocieron, es más, pidieron que lo mataran, y fue muerto Jesús, Dios, y resucitó, y tiene el poder de ser lo que es: ¡Dios!, por lo cual, puedes orar, puedes hablar tú con Él, y pedirle y decirle todo lo que quieras, porque Dios te escucha siempre y te ve de continuo; aunque tú digas que no crees en Él o que no te importa si existe, Dios existe y te ve y te oye, y quiere que le llames. Haz la prueba y llámale; su nombre, el nombre de Dios, es Jesús.

Bautízate cristiano católico y confiesa tus pecados, siente como la Gracia de Dios, el Amor de Dios mismo, suple tu tristeza, dolor, sufrimiento, por tus errores, por tus faltas y pecados, y por los errores, faltas y pecados de otros, de esos que te dañan o te dañaron; ¡deja que Dios te Ame!, te lo pido amigo, amiga, por favor, deja que Dios te demuestre su Amor; ¡ve a Él!, límpiate con la confesión y únete a Él, a Dios, en la Comunión, porque en el Pan de la Eucaristía está Dios vivo, y vive para unirse contigo en el sacramento de la comunión, sólo cuando has confesado todos tus pecados, porque de la misma manera que Dios Hijo necesitó tener cuerpo humano para venir al mundo, tú necesitas estar limpio de pecado, es decir, necesitas estar cumpliendo con la Alianza, con el contrato que Dios hizo con su pueblo, para que siendo tu guía Dios, te guíe al Reino de los Cielos. A los que no cumplen, les ocurre como aconteció al pueblo, que tenían profetas que los avisaban de su desvío y les pedían a los reyes y al pueblo que volvieran a vivir cumpliendo la Alianza que tenían con Dios, o se perdían la tierra que era para ellos; dejaba Dios que los malos, sus enemigos, se salieran con la suya, porque es lo que ocurre en la vida cuando no tienes a Dios, que no puedes llegar a la Tierra Prometida, al Reino de Dios, allí donde todos son buenos, no hay ni uno de malo, por esto, si no haces el bien, no puedes entrar en este Reino, porque allí vive Dios, y sólo la Bondad y el Amor, la Misericordia y el Perdón, son aceptados, y lo dan los que han pecado y pecan y se confiesan, y recibiendo los sacramentos y por su voluntad de no pecar, con la ayuda de Dios y la Gracia Santificante, se van perfeccionando hasta llegar a ser como hay que ser, para vivir en la Tierra Prometida. Así de sencilla es la causa, el por qué tú debes pedir perdón a Dios y perdonar a todos los demás, y también sentirte perdonado, que eres perdonado siempre que has confesado tu pecado; y es que en esta tierra, en el planeta Tierra, se peca, porque el pecado original, los demonios y la imperfección, buscan, te buscan para que peques, para que no puedas llegar a esta Nueva Tierra. Preguntas si está en otro planeta; lo cierto, te diré, es que existe esta Nueva Tierra, el Reino de Dios, y tú puedes ir, y tú solo lo decides, y puedes hacerlo, y te pido que lo hagas, que decidas vivir cumpliendo la Alianza, y por tu fe en que Jesús es el Hijo de Dios, te bautices y hagas toda tu vida FANTÁSTICA, por la alegría, con la alegría del que hace el bien siempre, por amor a Dios, amando a Dios, siendo Amado por Dios.

Cada día, paso a paso, por la Gracia Divina, al tú hacer caso a Dios y cumplir con vuestra Alianza, dejas la adicción y todo pecado, por vivir en Gracia, por tu voluntad. Y la fuerza del Espíritu Santo te consuela de tu mal pasado, de lo recibido y dado, de tus sueños perdidos y las oportunidades pasadas, y tendrás una nueva vida, por la fe, por tu fe y obras de paz, bondad, alegría, felicidad, en tu corazón, sin otra razón que la de fiarte de Dios, ¡la fe!, y cumplir los mandamientos, ir a Misa, confesar, comulgar, rezar, orar de corazón, amar a Dios y a los demás como a ti mismo, no queriendo pecar, ni dañarte, ni dañar; siempre haciendo el bien, meditando antes de hablar y obrar, para no pecar, para dar de ti lo mejor, que lo espontáneo es el pecado, por el pecado original, así que eso que llaman ser “natural”, es más bien dejarse llevar por esta naturaleza caída, que cayó en el pecado, por el pecado de Adán y Eva. Sé un héroe, y los héroes no lo son por instinto, renuncian a muchas cosas lícitas, para hacer el bien a quien los necesita. Ser espontáneo, más bien es obrar sin pensar, y el egoísmo está en las personas, y es la primera respuesta que das al instante, si no estás domesticado a ser héroe, a querer tener y hacer un mundo mejor, una vida mejor, empezando por la tuya; por esto te digo que ser héroe es lo contrario de ser lo que llaman “tú mismo”, por tu instinto, que el instinto es tener una buena vida a costa de lo que sea, sin tener en cuenta los medios, y no es lo mismo que tener un mundo mejor, porque cada quien tiene sus instintos y deseos, y se puede llegar otra vez a los tiempos de la esclavitud; y ¡no!, ya no hay esclavos, no tiene que haber esclavos, porque Dios nos hizo libres; Jesús vino a darnos la libertad de saber cuánto nos Ama Dios Padre, tanto que envió a su Hijo, Jesús, al mundo, para que hablándote, leyendo tú, sabiendo tú de sus palabras y hechos, escrito todo en los Evangelios, te salves, es decir, salvarte es poder ir a vivir tú al Reino de Dios; porque hay el Reino de Dios o el Infierno, allí donde NO ESTÁ DIOS; ¿y dónde está Dios?, en su Alianza, en el cumplimiento de los diez mandamientos de su Ley, ley que Dios mismo escribió con su dedo en unas tablas, y se las entregó a Moisés, y este Profeta, Moisés, las entregó al Pueblo, y son vigentes aún hoy en día, porque las dio Dios mismo, porque Jesús, dijo que vino a cumplir la Ley, y obedeció en todo la voluntad de Dios Padre, y no cayó en la tentación, que Satanás le tentó, ni por amor a nadie dejó de amar a su Padre Dios sobre todas las cosas y personas, y tuvo buenos amigos, aunque tuvo enemigos también, porque la verdad y la bondad se crean sus propios enemigos, los que quieren el mal y no el bien, los que quieren lo suyo sin pensar en lo que necesitan los demás; y Jesús vino al mundo a salvar a los que quieren ser salvados, y el Papa, el discípulo que más debería amar a Cristo, porque Pedro, el primer Papa, era quien más amaba a Cristo, aún cuando leemos en los Evangelios que Jesús amaba muchísimo a su discípulo Juan, pero eligió para primer Papa a Pedro, el discípulo que más le amaba, porque Jesús se lo preguntó: “Pedro, ¿me amas más que estos?”, y Pedro contestó, “Sí, te amo”… Por esto sabemos que el Papa, el que cuida de los discípulos de Dios, tiene, debe, amar a Dios más que todos, más que a todos, para que se cumpla así la tradición que empezó con Pedro, el Apóstol y primer Papa. 

Jesús fue muerto, resucitó, y subió y vive en el Reino de los Cielos, el lugar más hermoso y jamás pensado por ningún ser humano, y allí, tú, tú, puedes ir, si quieres, y si no quieres, pues vas a ir al Infierno, un lugar de miedo, terror, dolor y angustia constante, sin NINGÚN AMIGO, sin nadie más que tú y tu relación con los demonios, pero nadie humano te habla, te consuela, porque allí van los EGOISTAS, los SOBERBIOS, los que no aman a Dios ni aman a sus semejantes, sólo los utilizan para sus fines y sin importarle nada más que lo que llaman disfrutar, y es más bien padecer, porque hay quien disfruta padeciendo, viviendo el error de lo que no es, dejando de ser persona, para ser un monstruo sin sentimientos ni corazón; todo es usar y tirar, no es fiel a nada ni a nadie, ni a sí mismo, se hace daño constantemente como el niño que coge un cuchillo y se corta, pero por el hecho de coger lo que quiere, piensa que disfruta de la vida, aún recibiendo daño, dolor y pérdida, quizás de parte de su cuerpo, por el daño físico que puede hacerse por usar del cuchillo sin saber siquiera qué es un cuchillo.

Amigo, amiga, no es disfrutar, no se disfruta de algo que te daña; no se disfruta del sexo, si puedes coger una enfermedad; no se disfruta del dinero robado, si puedes ir a la cárcel; no se disfruta del tiempo pasado con alguien que no te pertenece, por no estar casados, por no haber decidido libremente entregaros PARA SIEMPRE, y cumplirlo. Y así en todo. No seas niño, y antes de coger un cuchillo, haz caso a las instrucciones de uso, ¡entérate de lo que puede pasarte después!; tu vida no es una película que acaba con el beso, tu vida continúa después del beso y del FIN, y sabes que es cierto, sabes que no te miento, sabes que después de emborracharte, de drogarte, desaparece el efecto del alcohol, de la droga, y la vida continúa. No, tú no eres feliz, que ser feliz es una condición humana, la de estar contento de ti mismo por hacer lo bueno, el bien, lo correcto, y todo por Amor a Dios. Incluso los que hacen lo bueno alguna vez, si no es por amor a Dios, son felices. Claro que es cierto, que a veces, tantas, no se es feliz, porque las personas cercanas a ti te hacen mala vida, te dan mal, su mal, y no recibes bien alguno, aunque a veces puedan hacerte algún bien, pero no es el bien siempre y por amor a Dios; ¿ves que lo que te digo es cierto?, como es cierto que tu conducta, tu mala conducta por el mal que recibes, tampoco da bien a nadie, y por lo cual nunca eres feliz, jamás estás contento?, ¿cómo puedes ser feliz, estar contento de ti, si no haces lo bueno, el bien, lo correcto, por amor a Dios?…

¡Cuídate y ámate!, por que “siempre adelante con la fe”, como dicen unas muy buenas amigas mías: Flos Mariae (http://www.flosmariae.com); escucha sus canciones, te alegrarán la vida, por su fe, la fe que ellas tienen en Jesús, Dios, en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; la fe que ellas tienen, no esconden y viven; disfruta de sus canciones.

Acepta que hay variedad de maneras de vivir en este mundo, y busca vivir tu felicidad, la que Dios entrega a cada uno por el cumplimiento fiel de los mandamientos de la Ley de Dios, y así lo dice, así está escrito en la Sagrada Biblia, que Dios da felicidad al que cumple cada mandamiento de su Ley; así lo dice: “para que seas feliz en la tierra que tu Dios te da”. Y Dios te da la Nueva Tierra, el Paraíso perdido, el Reino de Dios, allí donde van los que tienen fe y cumplen los diez mandamientos.

Vive la alegría de tu libertad, de usar bien de tu libertad, haciendo todo para no pecar, para cumplir con tu Alianza con Dios. Y con tu voluntad, ERES QUIEN ERES. Yo te aconsejo que pongas tu libertad y tu voluntad e inteligencia, en la fe cristiana, en la doctrina católica, en no querer pecar y ser bueno siempre, y en dejar que la Gracia de Dios te haga vivir en alegría, en la alegría de la Gracia Santificante y la felicidad del cumplimiento fiel de los diez mandamientos de la Ley de Dios, escritos por Dios mismo, con su dedo, en las tablas que dio a Moisés, el Profeta. Vive una vida sana, sin hacerte daño, sin que quieras o dejes que te hagan daño; ¡apártate del mal y haz el bien!, pide ayuda al Buen Dios, que todo lo ve. Y si recibes daño, mal, maldad, que lo recibirás, porque vive el trigo con la cizaña, es decir, vive el malo con el bueno, y no todos los que mandan en los países, son buenos, y por lo cual, el pueblo no recibe el bien, sino el mal, porque no oyen a los profetas que pidieron al Pueblo de Dios que se abstuvieran de hacer el mal e hicieran el bien; y de no hacerlo, Dios permite el mal, porque en este mundo, Satanás tiene libertad para tentar y las personas son libres para tener voluntad y no caer en la tentación del mal, pero ¿cuántos hacen esto?; deberían ser más, para que todos los que quieren formar parte del Pueblo de Dios, por voluntad y bautismo, aunque sea de deseo, puedan seguir a Cristo y llegar al Reino de Dios, ¡el nuevo Paraíso! 

Amigo, amiga, prueba otra clase de vida, deja de emborracharte, drogarte, ponte en manos de especialistas que te ayuden a dejar la adicción, y libremente ora a Dios, pídele ayuda, e instrúyete, y bautízate, si no eres aún bautizado, y si eres bautizado y te has extraviado, regresa al buen camino, y vive una vida de paz, la paz que da Dios mismo y que tú puedes adquirir aceptando el cristianismo y usando de los sacramentos. Déjate guiar por el Papa, éste que ama a Dios más que todos, como San Pedro, y tendrás una vida de paz y larga vida, si honras a tu padre y a tu madre; y si son malos, que algunos lo son, reza por ellos, pide a Dios por ellos y no les des nunca mal por mal, y dales buen ejemplo, que esto es honrarlos también, porque no se puede ir contra Dios y sus mandamientos, para honrar a unos malos padres. Ama a Dios con todo tu corazón, tu mente y voluntad, y de palabra y obra, y a tus semejantes como a ti mismo; ¡ámate mucho!, mucho amor quiero que sientas por ti, tanto que no quieras nada malo para ti; y no hablo de no vivir la pobreza o no sentir dolor, hablo de que tú, a ti mismo no te des nada malo, dándote al vicio, apartándote de Dios; y ama así, dando lo mejor de ti, a otros.

Búscate un trabajo, que Jesús, el hijo de Dios, hasta los treinta años trabajó de carpintero; ¡trabaja!, porque Dios dijo a Adán que trabajaría con el sudor de su frente; y tú, tú eres un descendiente de Adán. Y si tu vocación es casarte, tener hijos, entonces, trabaja ahora y prepara tu nido antes de que tengas mujer, si eres varón, y antes de que tengas varón, si eres mujer; y en la preparación del hogar, de un hogar feliz, está el trabajar y ahorrar, está el comer sano y cuidar tu cuerpo, que por ambos cuerpos unidos en uno, Dios permite así la creación de los hijos; que nada impuro vaya a ti, ni de obra, pensamiento o palabra; ¡cuidado con lo que lees, ves u oyes!, cuida tus sentidos y mantente limpio, porque eres templo de Dios, y lo eres, porque por los sacramentos, tú recibes a Dios, y recibiéndole, Él, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, entra en ti, va a ti, y tú eres su Casa, como lo es la Iglesia Cristiana-Católica, que católico quiere decir universal; y es que después de Cristo, su Pueblo, el Pueblo de Dios, es UNIVERSAL; todos pueden ir al nuevo Paraíso, al Reino de los Cielos, de Dios, que predicó Cristo, y que lo da Dios, A QUIEN QUIERA, a quien quiera, de todo el universo, por su sólo deseo en la práctica de la fe. Ten fe y vive bien. Amén.  
Te quiero mucho, muchísimo, amigo, amiga. ¡Sálvate!, acepta a Cristo y vive su fe.   

 Con afecto sincero.

P. Jesús

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