Domingo, 16 de enero de 2.011
A ti, que amas a tu perro o mascota, más que a una persona:
Está bien que tengas afecto y cuides de los animales, pero con preferencia a las personas.
Sé que te sientes solo-a, y un animal doméstico ayuda a aliviar esta tan triste carga de tu dura soledad.
Aunque hay quien ama a un animal porque no tiene porque darle explicaciones, y está ahí, necesitando siempre de su amo-a. En el fondo tiene un esclavo de afecto.
Como digo, no es malo amar a los animales, pero hay que procurarse un afecto sincero con personas como uno-a. Hay que enfrentarse a las dificultades que hay y traen las relaciones humanas. No se puede tener una mascota para suplir el afecto. Hay que “salir” a darse, a servir, y a llevar a Dios a todas partes. Eso tiene recompensa en el Cielo y en la tierra.
Ama a las personas y ten afecto a los animales, cuídalos, y siempre mejor en su habitad natural, úsalos también para trabajos y transporte, y que te sirvan de alimento, porque Cristo comió pescado, y en Pascua comía cordero.
Hijos buenos, sed buenos con las personas y los animales, con el planeta tierra y Dios os dará el premio de los justos: El Cielo.
Disfrutad de la compañía de los animales domésticos, queredlos, protegedlos y dadles una vida digna.
Dios os bendiga.
Con afecto sincero.
P. Jesús
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