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Escuchar

53 Carta / A ti, que deseas que te escuchen

Domingo, 7 de agosto de 2.011

A ti, que deseas que te escuchen:

¡Sé breve!

Todos tienen cosas que decir, todos quieren expresar su sentir, y pocos escuchar a los hambrientos en hablar.

Sé breve, expón tus opiniones, haciendo saber que son tus opiniones, y luego pide el parecer de los demás.

Pocos saben dialogar, muchos son grandes genios de la narración, y esto cansa.

Te voy a seguir mostrando lo que es el diálogo, para que seas bien reconocido por todos por tu diálogo.

Como te he dicho, hijo mío, hija mía, expón tu opinión con brevedad, y no hables de muchos temas a la vez, la gente tiene muchas cosas en que pensar, cosas que le preocupan, así que dales un tema de una vez, y, como digo, una vez expuesto con brevedad, pides la opinión de su versión; y expuesta ésta por quien te oye, luego, vuelves a darle tu opinión sobre lo que te ha dicho, y así sucesivamente, hasta “agotar el tema”.

No hables por hablar, prepárate el tema, si quieres ganar, si quieres que tus ideas aceptadas, entonces, no cansen con florituras, sino que descansen tus opiniones con las flores de la educación. Y, ¡no interrumpas!, aunque te interrumpan. Es decir que, cuando hable otro, tanto si has terminado tú como si no, no interrumpas, deja hablar, porque en la expresión de la palabra, se entrega la voluntad. Por eso mismo te pido que seas breve, para que nadie tenga de ti más que lo que desees dar, porque el pez muere por la boca.

A ti que deseas que te escuchen, incluso dentro del matrimonio, se breve, ten tu parcela personal y, en ella, habla todo lo que quieras y cuanto quieras con Dios y la Virgen María, pero, no canses a tu cónyuge, hijos o familia, no mueras como el pez, por tu boca.

Y en cuanto a tu profesión, te diré que más que muchas palabras, lo que vende el producto, es que sea bueno, de calidad probada, que tenga un precio justo y que reces mucho a Dios para que los negocios te sean prósperos. Habla, pero no digas mentiras.

Y a ti, que estás enamorado-a, habla de tu vida, de cómo eres y quién eres, porque no pretenderás que te amen sin comprenderte. Fíjate que al personaje principal de una película, se le quiere, porque se le conoce y se le comprende lo que hace. Si quieres enamorar a alguien que valga la pena, habla de ti, no hace falta que lo invadas con muchas palabras en un día, sino que el noviazgo es esto, el irse conociendo, descubriendo el uno al otro, como el protagonista de una futura película de amor eterno.

Hoy, haciendo caso a mis consejos, seré breve también yo con vosotros, pero antes de deciros adiós y daros mi fraternal abrazo, os pregunto para que cada uno se responda en oración: ¿cómo va tu diálogo con Dios?… A los que poco hablan con Él, ahora entiendo que por no darse a conocer, la vida les sea tan dura, porque aunque Dios Ama a todos, a los que le cuentan sus cosas, Dios los conoce más y, al pedir ellos, Dios les da. Si tu eres de los que no hablas mucho con Dios, corrige esto, porque deseo que tu vida sea feliz, y Dios puede hacerlo posible, sólo tienes que pedírselo.

¡Hasta la próxima semana!

Con afecto sincero.

 P. Jesús
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