Domingo, 25 de diciembre de 2.011
A ti, que vas a rezar más: Este es mi consejo para todos, el que recéis más. Me ha escrito una buena persona, amiga en Cristo, y me dijo: «Su comentario de hoy R. P. Jesús es lo que está pasando con la familia que formé… es como ramas que se van quebrando y ya se olvidaron del ejemplo y las enseñanzas evangélicas que recibieron. Fueron 7 ya al formar sus propias uniones, alejándose del Sacramento del matrimonio, abandonando el verdadero, me apenan tanto que me pregunto si fui yo quien no supo inculcarles bien y con más rigor la fe y el cumplimiento del deber que contrajeron haciendo mal uso de la libertad. Jesús y María Sma. los perdonen y hagan que se arrepientan… pues cuando llegan a la edad madura verán que este que están transitando NO es el verdadero camino… ¿tuve yo la culpa? a veces dudo y no sé cómo actuar cuando me traen a mi casa para «presentarme» las nuevas parejas que han formado… si no los recibo dirán que yo los alejo porque saben muy bien mi manera de pensar. He resuelto si a Ud. le parece no llamarlos nunca y si vienen no puedo decirles que se vayan… son mis hijos y no pierdo las esperanzas de que alguna vez Dios se apiade de ellos y vuelvan por el buen camino. ¿Qué opina Ud?…» Bendita tú que sabes dónde vas, no pierdas el rumbo y reza, reza más, para no perder la fe, para no sentenciar, para tener una vida de paz. Todo lo que hacen tus hijos, lo hacen porque quieren, ¡son libres!, ni tú tienes la culpa de sus pecados, ni tendrías el aplauso si ellos fueran mejores. Sufren tanto las madres… Cada quién hace con su vida lo que quiere, decide lo que hacer y lo hace. Ellos deciden lo que hacer y lo hacen, y la oración tuya a Dios, es la única que puede influirles, y más si es a través del Santo Rosario, en el que se pide la intercesión de una buena Madre, la mejor, la Virgen Madre de Dios, y de cada uno de los creyentes, porque Dios, Jesús, se la dio a sus apóstoles, ¡a ti!, a todo el que está bautizado. Ampárate, cobíjate, escúdate, consuélate con el rezo del Santo Rosario. A tus hijos, llámalos, tú no tienes que castigarlos ni castigarte; llámalos y pregunta por ellos, por tus hijos, respeta la persona de sus parejas, pero habla con tus hijos. Y en cuanto a cuando vengan a verte, haz lo mismo, respeta a todas las personas, pero entrega tu amor a tus hijos. No te quedes sin su amor, por sus pecados de fornicación con escándalo. Disfruta de su amor y dales buen ejemplo. Hay quien parece un buen hijo, que tiene un mismo esposo-a, pero a escondidas hace adulterio. No está bien eso, como no está bien cambiar de pareja, pero créeme hija buena si te digo que cada quién pagará por sus pecados, ya en esta tierra. Hay hijos que no se han separado de su cónyuge, pero como empleados roban al patrón, en sus empleos, o calumnian… y todo ello, es pecado mortal. No sentencies a tus hijos, pero sí que tienen que saber que preferirías, que querrías, que vivieran en Gracia de Dios, porque es la fe que crees. Tú practícala, se humilde, sin dejarte humillar, y vive tu esperanza, la esperanza de tu fe, haciendo obras de caridad, como es enseñar con el ejemplo al que no sabe, al que parece que lo ha olvidado, al que va perdido como van tus hijos. Coméntales que te agradaría que estuvieran a bien con las enseñanzas de la Iglesia, que acudieran a la Santa Misa, (aunque no puedan comulgar, ni confesar, mientras vivan en pecado), que vean que eres una madre cristiana. No tengas ni miedo, ni tristeza; sé valiente y haz tu lucha pacífica, la lucha de la oración y las buenas obras, la del buen ejemplo. Piensa que tienes tu vida, tu propia vida, y piensa en salvarte, piensa en hacer obras de caridad, llena tu vida de esperanza, de confianza en tu salvación, procura por ti misma, porque quien se salva, arrastra a otros con su propia salvación, porque la fe es luz en las tinieblas, y tus hijos viven en tinieblas. Reza y confía en los milagros, confía en la influencia de Dios Espíritu Santo; hazte una fiel hija de María, y pon en tu casa imágenes de Ella, de Dios, para que cuando vengan tus hijos a verte, te encuentren en buena compañía, la mejor, la de la Madre de Dios, la de la Sagrada Familia. ¡Feliz Navidad! Con afecto sincero. P. Jesús © copyright |
Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN. |