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Servir

55 Carta / A ti, que quieres servir con alegría

Domingo, 21 de agosto de 2.011

A ti, que quieres servir con alegría:

Te daré hoy varias recetas muy efectivas. No te quejes, no critiques, vélo todo providencial, dando gracias a Dios por tu vida, y pídele servir con alegría.

Todos te querrán a su lado, en verano, otoño, invierno y primavera.

No hay nada más bonito y digno, que la caridad bien entendida de servir a todos con alegría. Si lo haces así, verás que tu alegría regresa renovada, y se pone en tu corazón para empezar cada día la hazaña de practicar la verdadera caridad, la de amar a Dios sobre todas las cosas, y querer dar a otros la alegría de la esperanza fiel de que los que cumplen con la fe, van a recibir el ciento por uno y la Vida Eterna, en justo pago del que justamente hace como Cristo, y llevando su cruz, ayuda a todos, con la esperanza feliz, de que el Amor de Dios es fiel y ya se está salvado por las obras de la fe.

Ayudad a los tristes, que han pecado, ayudadlos a reconciliarse con la fe, a sentirse amados por Aquel que ama a todos: Dios, Jesús, el Cristo, Señor de Cielos y Tierra, el dueño del mundo, el Rey de reyes, cuya recompensa recibió por su amor, ¡la Cruz!. Amemos la Cruz de Cristo, y a sus pies, llora tus amarguras, y ¡sal al mundo!, luego de llorar y rezar, con la alegría de haber sido oído, de haber sido escuchado, de haber sido Amado por el Amor verdadero y fiel de un Dios que todo lo ve, y viéndote humilde y sencillo, te llena el corazón con la alegría que da la aceptación de la realidad y la lucha con tesón de resistir cualquier contrariedad con tal de no pecar.

No peques más y sirve con alegría. Ve a buscar tu alegría en el Altar, en la Comunión con Dios Hijo Jesucristo, después de una buena confesión, que te hará distinto, cada vez mejor, porque el Consolador, Dios Espíritu Santo, al Amarte tanto, después de perdonarte Dios Padre, te besa en el alma entera, y este beso de Amor de Dios, llega hasta tu corazón y te remonta en alegría, la alegría de la certeza de que eres perdonado, de que, por la confesión, la Sangre de Cristo te ha lavado y puedes ir a recibirlo en la Comunión, como un niño ante su primer regalo.

Dios te bendiga hijo mío, hija mía, con el don de la alegría, que se recibe por hacer cada vez que confiesas, una buena confesión, esa en la que te acompaña el dolor de contrición.

Dios te ama, hoy, ayer y mañana.

Con afecto sincero.

P. Jesús
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59 Carta / A ti, que te dispones a servir

Domingo, 18 de septiembre de 2.011

A ti, que te dispones a servir:

Con la toalla en la cintura… como hizo Jesús. Jesús, que es Dios, se protege de la suciedad de los pies de los hombres, Él, Jesús, Dios, no quiere contaminarse, no quiere ensuciarse estando al servicio de los demás, de sus apóstoles. Jesús, no lavó los pies al dueño de la casa, que les prestó la estancia para celebrar la Última Cena, sino que Cristo vino al mundo a salvar a los judíos, a su pueblo elegido; y todos los apóstoles eran judíos. Tú debes de servir a los de tu casa, a tu familia, aunque haya judas que te traicionarán, o Pedros que te abandonarán en algún momento de tu vida; algunos volverán, otros no, pero… ¿quién perdió, Pedro o Jesús? Pedro, él lloró por su error; Jesús, lloró por el error de Pedro, pero Jesús siempre fue bueno e hizo lo correcto. ¡Imítalo así tú!

Esa “toalla” que Jesús se puso alrededor de sí mismo, en su cintura, para disponerse a arrodillarse y lavar los pies de los apóstoles, que tanto amaba, que eligió Él mismo, como tú digamos que eliges a tus hijos, por decidir estar abierto-a a la vida, y al decidirlo, das permiso al hijo-a a que nazca de ti, y entonces tú eliges, como Cristo eligió a sus apóstoles, de los que el Padre, Dios Padre, le entregó, y Él cuidó de todos, dando buen ejemplo, enseñando, cuidando y sirviendo.

Jesús, Dios, se sacó la túnica y se la enrolló en la cintura. La túnica es ese Vestido Blanco con que Dios nos cubre por el bautismo, es la fe, es su unidad indisoluble en Dios Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, es Dios contigo, es la Gracia en Acción, es tu labor unido-a a Dios, es la Comunión de los Santos.

Cuando uno se dispone a servir por Caridad, sirve él mismo-a junto a Dios, Uno y Trino, y la Iglesia en pleno; la celestial y terrena, todo el Cuerpo Místico de Cristo, unidos en tu acción libre y voluntaria. Todo lo que se hace por Caridad, con Caridad, TRIUNFA, jamás fracasa el que sirve. Aunque puede que, como a Jesús, Dios, le hagan vivir un calvario y acaben, algunos, matando físicamente por servir al mundo, porque todos somos hijos de Dios, y todos pueden acceder a la Salvación que Cristo entrega a todos, a judíos y a gentiles; entonces, el éxito, para todos los que lo buscáis en el mundo, os diré el GRAN SECRETO, viene por la Caridad.

Envuelve tu cuerpo con las virtudes teologales y las cardinales, por la Gracia de los sacramentos, que son tu vestido; ¡vestíos de Cristo!, ¡de los sacramentos!, y arrodillaos en vuestra humildad, como la de la sierva de Dios, El Altísimo, María, que dijo “sí”, a la voluntad de Dios. Tú, di “Sí”, y disponte a lavar los pies, cansados y sucios del polvo de la vida.

Con afecto sincero.

P. Jesús
© copyright

77 Carta / A ti, que eres distinto a los demás

Domingo, 5 de febrero de 2.012

A ti, que eres distinto a los demás:

Y lo sabes, sabes que eres distinto a los demás, y te gusta ser tratado como una persona diferente de otra, ¡no te gusta ser un número!, tienes una identidad. Sí, en todo estoy de acuerdo, pero… pero, luego quieres “ser como todos”, tener un trabajo fijo, una entrada suculenta de dinero, una familia que te quiera, un respeto y aplauso social… Vas viendo cosas buenas que le ocurren a este y al otro, y quieres que te pasen todas a ti, ¿verdad que sí? No te engañes a ti mismo, acéptalo, acepta que eres un egoísta nato, que quieres y piensas sólo y primero para ti mismo, y a eso, tantos, le llaman ser feliz, tener derecho a ser feliz. Sí, para tantos, ser feliz es ser un consentido de la sociedad, un mimado de la familia. Y no, hemos venido a servir. Y ¿dónde has visto tú que los servidores sean considerados como fenómenos?, al contrario, quien hace de servidor de otro, más bien al que sirve es al que aplauden todos, y al servidor ni le hacen el mínimo caso, exigiéndole siempre el máximo, el estar en vela, el olvidarse de sí mismo para pensar en quien está a las órdenes para servirle. El servidor no es consentido, no es un mimando de nadie, ni es un aplaudido por la masa, ni es admirado, sólo por los ángeles, que como él, también están en este mundo para servirnos a todos, y pasan desapercibidos, tan desapercibidos que ni tienen rostro, sólo son espíritus.

Amigo, ¿por qué sufres?, ¿por no ser un consentido?, ¿por ser un servidor, como lo fue Cristo, tu Señor?

Madura ya.

Seguir a Dios es servir, y el servidor tiene que dejar el egoísmo, tiene que olvidarse de sí mismo y servir a todos; no tiene el cristiano un amo, no es servidor de uno, sino de todo el mundo; un cristiano, ante todo, no puede ser egoísta ni consentido; y si tú, recién convertido, te preguntas por qué sufres tanto, por qué las cosas no salen como quisieras, te digo que Dios te está preparando para ser santo, para servir a todos y dejarte de servir a ti mismo. ¡Ya basta de ñoñerías!, ya no eres un bebé, ¡mira la vida!, ¿qué ves?… Pero, mira bien, y no con ojos de soñador, sino con ojos de idealista, que no es lo mismo, porque el soñador ¡está en las nubes!, el idealista, quiere que las cosas cambien. Mira… mira como sufren todos, todos cargan con su cruz, quieran o no, y los que tienen éxito social, ¡no tienen una vida perfecta!, muchas cosas pierden para agradar a la masa, para tener el aplauso de la mayoría y llenarse los bolsillos por ser su producto, producto de consumo social, que les entretiene, y le dan dinero, dicen, por su talento, pero no es por el talento, porque hay mucha gente talentosa, tú mismo tienes talento y puede que ahora mismo no tengas ni empleo, o trabajes en algo por lo que tu talento ni es necesario, esa es la realidad, así que seme idealista y haz algo bueno, útil, para cambiar las cosas de esta vida, pero, ¡no sólo para ti, sino para todos, para todo el mundo!; un verdadero idealista ama al mundo, no es egoísta; si fuera egoísta, sería soñador y no idealista, porque el que sueña, en sus sueños él es el protagonista, pero el idealista forma parte del mundo, es del mundo sin ser mundano, porque quiere cambiarlo. Y a eso estamos destinados todos los que propagamos el Evangelio, ¡a cambiar al mundo!, con nuestro ejemplo y nuestras palabras.

¡Amigo!, vamos, mira… mira bien tu cruz, reconócela; no tienes el trabajo laboral que quisieras, ni te pagan por él lo que querías, ni tienes fama, ni eres aplaudido, sino, más bien, si no callas, otro te cogerá tu lugar de trabajo, porque las normas de la empresa son las que valen, y no tus sueños o puntos de vista. Esa es tu cruz, y posiblemente no eres amado por toda tu familia, es más, por ser cristiano católico eres odiado, sí, he dicho odiado, y con eso quiero decir que si no vas con cuidado, si no eres discreto en tus cosas personales, si no eres capaz de valorar a Dios antes que a ti mismo, ¡te espera cada una!; y de todas maneras, por ser fiel al Papa, te vas a llevar cada disgusto familiar y social, pero, ¡eso ya lo dijo Cristo!, y sabes que eres realmente único e irrepetible, así que no vayas esperando esos sueños que os venden por televisión, porque esos sueldos de futbolista y el aplauso de los artistas, con la buena fama de los santos ya canonizados; todo esto junto, ¡ni hablar te van a otorgar en este vil mundo!, donde la pillería está en coger el lugar de otro.

Pero… ¡no te vayas!

¡Quédate en la Santa Madre Iglesia Católica!, porque aunque no se cumplan tus sueños, sí que recibirás SIEMPRE, DE DIOS, el pago de tu labor cristiana, la de propagar el Evangelio de la fe, de tu fe. Y Dios puede, por tu fe, darte lo que otros te han negado por su humanidad, por el odio que te tienen por ser cristiano católico. Así, que ¡quédate!, porque sólo en la Iglesia tendrás la recompensa que te llegará por la Divina Providencia.

Algunos, asustados y temerosos, impacientes y torpes, dejan a la Iglesia, porque piensan que así dejarán de ser odiados y tendrán oportunidades de aplausos, de hacer sus sueños, pero, no… no… Déjame decírtelo, hijo amado, amigo de Dios y mío, ¡no!, no van a dejarte ser un soñador, ¡ya nunca más!, porque empezaste a servir y ya eres un servidor, y eso, no se va a cambiar, no se cambiará, porque nadie mundano va a darte la mano después de haber visto tu luz. ¡Es la verdad!, ¡no te engaño!, así que sigue confiando en Dios y olvídate de la fama y el dinero… ¿¡es que no recuerdas ya los impuestos!? Te lo quitan todo los césares de este mundo, pero Dios da con creces; ¡claro que vas a sufrir!, pero tu nombre se puede llegar a escribir en los altares, y si nadie se ocupa de tu beatificación, ¡no importa!, lo importante es y será que, por los siglos de los siglos estarás inscrito en el Amén de Dios Hijo, Jesucristo, este amén que pronunció con su entrega en la Cruz, ¡por ti!, sí, precisamente por ti, que siendo distinto de los demás, ¡eres como todos! SALVADO por Cristo crucificado.

Amigo, hermano, te presento tu cruz, anímate a cogerla y llevarla cargada a tu espalda, mientras los mundanos cargan con gruesas piedras que transportan de un lugar a otro y van como alma en pena, ¡porque les pesan!, en cambio, ¡la cruz!, bendita sea; si a todo lo que recibes de los demás, de la vida, le das un valor de santidad, devolviendo bien por mal, y todo por Amor a Dios, entonces tu espalda se vuelve rígida, porque la gallardía, el honor de hacer una obra superior, la de VIVIR EL EVANGELIO, te da el respeto a ti mismo, ese respeto que tantos buscan en filosofías baratas y en libros de autoayuda, cuando el Evangelio es la Palabra que da alimento, y junto con la fuerza y el Amor que recibes de Dios en los sacramentos, ¡tú eres feliz con tu cruz!, feliz sin tener éxito, sin tener aplauso ni dinero y siendo odiado por algunos de tu familia, o amigos o el mismo mundo, al que tu luz molesta. ¡No pesa la cruz cuando uno va para santo-a!

Ánimo, porque sé muchas cosas maravillosas que puedo contarte, y darte la fe que necesitas para seguir adelante. La semana que viene, te hablaré de ese servir a todos, A TODOS. ¡Verás lo divertido que es!, porque al servir a todos, TE HACES LIBRE; en cambio, quien sirve a pocos, a unos cuantos, a uno, estos… pobrecitos, ¡lo que les espera!… Te lo contaré la próxima semana. ¡Sigue leyéndome!, no van a matarme a mí, no van a dañarme a mí, porque soy de Dios, y mi destino, siendo sacerdote, es darte la Palabra, consolarte, enseñarte, informarte, y aliviarte, ya que tu ignorancia te hace sufrir. ¡No sufras más!, apóyate en mí, que yo sigo a Dios.

¡Hasta la próxima semana!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

78 Carta / A ti, que vas a servir a todos

Domingo, 12 de febrero de 2.012

A ti, que vas a servir a todos:

No te quedes encerrado en tu casa, deprimido, ofuscado por las pérdidas sentimentales y económicas; haz planes como un buen comerciante, porque con tus obras y palabras vas a ganarte el Cielo. Mira, te muestro el campo, ese campo con el tesoro escondido, es la vida misma, y tú no eres ningún perdedor, sino que eres un comerciante listo y eficiente. ¡Haz un estudio de mercado!, ¿qué te va a dar más, tener 10 clientes o 10.000?; entonces, como buen profesional, sabrás que es más rentable servir a todos que a unos pocos. Pero para servir a todos, tienes que prepararte, porque tienes que agradar a muchos, y cada uno es distinto; sobre todo y ante todo… no voy a decirte la tontería de “sé tú mismo”, ¡que no!, que eso no da beneficios, lo que da dividendos es imitar a Cristo, porque todos aman a Dios, y debe ser así, y así debes de actuar tú, como si fueras otro Cristo y vieras en todos los demás a Cristo sediento de paz, de afecto. ¡A por ellos, muchacho!, a por todos, imitando al Bueno de Dios, al Santo de Dios, al Sufrido de Dios, sí, sufrido; ¡ven!, no te se me escondas!, que, a la que hablo de sufrimiento, alguna gente desaparece. ¡Ven!, ¡quédate!, porque te diré las grandes ventajas de servir a todos, porque hay unas cualidades necesarias para el cristiano, que agradan ipso facto a todo el mundo y son, sobre todo, NO QUEJARTE de nada, y en todo ver el lado bueno, positivo; sólo con esto tendrás más de un millar de amigos. Así que te he descubierto la vía directa al corazón de tus semejantes, que es el no quejarte y verlo todo Providencial, y además buscar una razón positiva, que en todo hay, incluso en la muerte, porque si te comentan de alguien que se ha muerto, puedes decir la verdad de que muy seguro estará con Dios, en el Cielo, porque Dios no deja pasar NI UNO sin que no lo quiera para Él. Sí por eso murió, para llevarse a TODOS AL CIELO, como tú debes vivir para lo mismo, no quejándote de nada y viéndolo todo positivo, incluso la muerte, porque la muerte da la oportunidad de ir al Cielo, y Dios NO PIERDE NINGUNA OPORTUNIDAD, y es el más listo de todos, ¡más que el mismo Satanás!, que es un infeliz, intentando llevarse las almas al Infierno; pero llega la muerte y Dios se muestra al difunto, va a su encuentro, Él, o su bendita Madre, y le dicen a la persona lo que necesita oír para salvarse, y si esta persona tiene algo de bondad en su corazón, aunque sea una chispita pequeña, entonces aceptará el Amor de Dios, que se le mostrará para convencerlo de la Verdad, de que Él, Dios lo Ama. Entonces, no temas a nada, porque nada tiene un final trágico, ¡jamás!, ni ninguno de tus proyectos que no se han realizado; nada humano ha sido trágico, al contrario, todo ha sido para un bien, y debes de confiar en la fe, y debes propagar el Evangelio de la Fe, el que Cristo vino al mundo, murió y resucitó, como todos lo vais a hacer, y hay un Cielo MARAVILLOSO, en donde, a la que pones allí los pies, el tiempo es ya todo el mismo tiempo y ya todos estáis dentro del Cielo; entonces, nadie encuentra a faltar a nadie allí, sólo los de esta parte de la vida, la terrena, echáis en falta a los que han partido ya, pero, antes de que cumplas los 120 años, te vas a ir a este Cielo maravilloso que Dios prometió a los que lo venden todo y compran el campo con el tesoro.

Amigo, sirve a todos y hazte libre. Si te quejas, si críticas a otros, vas a perderte la alegría de vivir en compañía, la alegría de disfrutar de la Buena Vida, que es estar unido a Cristo Rey, y yendo con Él, aliviar los corazones desesperados, que se han pasado media vida criticando a los demás, y además han exagerado y han perdido la Gracia Santificante por haber calumniado, y entonces resulta que sin Gracia, no están con Dios, están con Satanás, porque sólo hay dos opciones, y éstas son, hacer el bien o hacer el mal. Tú no te preocupes por nada de lo que pases o vivas, tú, pon paz y alegría, la alegría de tu esperanza, EL CIELO, la resurrección de las almas.

Sé que lo has entendido y, bien hecho, has decidido no quejarte y ser positivo. ¡Fantástico!

Dios te bendice a través de mí, sacerdote católico.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

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