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Santoral Julio - 3. página

20 de Julio / San Aurelio, Obispo de Cartago

Hacia el año 392, después de que San Agustín recibió la ordenación sacerdotal y el obispado de Hipona, Aurelio, un diácono, fue elegido obispo de Cártago. En aquella época la Iglesia de África estaba en la cumbre de su esplendor; el obispo de Cártago era a la vez primado o patriarca de África, es decir, uno de los prelados más importantes de la Iglesia universal. 

San Aurelio tuvo que hacer frente a dos herejías: de los donatistas y de los pelagianos. 
Durante los 37 años que gobernó la sede, San Aurelio convocó numerosos sínodos provinciales y concilios plenarios de los obispos africanos para resolver ésos y otros problemas. San Aurelio era íntimo amigo de San Agustín y, cuando aquél se quejó de que muchos monjes , so pretexto de vida contemplativa, eran simples holgazanes, San Agustín escribió el tratado «Sobre el trabajo de los monjes» para tratar de mejorar la situación. San Fulgencio de Ruspe, obispo africano de la siguiente generación, escribió en términos encomiásticos acerca de San Aurelio, como lo hizo también el erudito español Pablo Osorio.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Aurelio, Obispo de Cartago

La fe, no es excusa para holgazanear. Muchos quieres ser teólogos, y pocos misioneros, y menos, implicados en el mundo para cambiarlo no sólo con la oración y el trabajo.

San Aurelio, Obispo de Cartago, amigo de San Agustín, tuvo en cuenta que muchos usan la fe para holgazanear y no para dar testimonio de ella; y la fe sin obras es muerta, no sirve para la salvación.

P. Jesús
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21 de Julio / San Lorenzo de Brindisi

César de Rossi nació en Brindisi, ciudad del reino de Nápoles, en 1559.

Se educó primero en el convento de los franciscanos de su ciudad natal y, después en el Colegio de San Marcos de Venecia. A los 16 años ingresó en el convento de los capuchinos de Verona. Durante sus estudios de filosofía y teología en la Universidad de Padua, se distinguió por su extraordinario don de lenguas: aprendió el griego, el hebreo, el alemán, el bohemio, el francés, el español, y llegó a conocer muy a fondo el texto de la Biblia. 

En 1596, ejerció en Roma el cargo de definidor de su orden, y el Papa Clemente VIII le pidió que trabajase especialmente por la conversión de los judíos. Tuvo en ello gran éxito, ya que a su erudición y santidad de vida unía un profundo conocimiento del hebreo. Sus superiores le enviaron más tarde, junto con el Beato Benito de Urbino, a establecer a los capuchinos en Alemania como una muralla contra el protestantismo. 

Fundaron, tiempo después, conventos en Praga, Viena y Gorizia. San Lorenzo fue elegido superior general de su orden, pero, en 1605 se negó a aceptar la reelección, pues pensaba que Dios le reservaba para otras empresas. Cuando Lorenzo era vicario general, el emperador Rodolfo II le envió en misión diplomática a conseguir la ayuda de los príncipes alemanes contra los turcos, cuya amenaza se cernía sobre toda Hungría. El santo tuvo éxito en su misión y fue nombrado capellán general del ejército. Tras algún tiempo de predicar y de reconciliar con la Iglesia a los herejes de Alemania, recibió del emperador la comisión de persuadir a Felipe III de España a que se uniese a la Liga Católica y aprovechó la ocasión para fundar un convento de capuchinos en Madrid. Después fue enviado a Munich como nuncio de la Santa Sede ante Maximiliano de Baviera, el jefe de la Liga. Desde ahí administró dos provincias de su orden y prosiguió su tarea de pacificación y predicación. En 1618, tras haber mediado dos veces en las diferencias reales, se retiró al convento de Caserta. 

El santo era frecuentemente arrebatado en éxtasis mientras celebraba la misa. Su vida interior constituía el punto de partida de todas sus actividades exteriores. San Lorenzo falleció en su convento, el 22 de julio de 1619. Fue sepultado en el cementerio de las Clarisas Pobres de Villafranca. Fue beatificado en 1783 y canonizado en 1881.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Lorenzo de Brindisi

Los Santos son necesarios tanto para la vida pública como para la vida de piedad, porque van muy unidas ambas, ya que, quien es piadoso en su vida pública, es bueno y hace el bien y, en su trabajo, las cosas son mejores porque no las hace por egoísmo sino para agradar a Dios mismo.

En San Lorenzo de Brindisi su vida interior constituía el punto de partida de todas sus actividades exteriores. Eso hacen los santos que, con su voluntad y vida de piedad, es el espíritu quien manda en el cuerpo. ¿Haces esto tú? Debes hacerlo, porque estás destinado a ser feliz en la tierra y en el Cielo, y la felicidad es que ya en la tierra sean las cosas del Cielo las que manden en tu propia vida. Puedes, tú puedes y debes ser santo: Todos estamos destinados a ello. Hay muchos que lo han conseguido y lo están consiguiendo y tú eres uno de ellos, ¡Ánimo! Sé santo.

P. Jesús

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22 de Julio / Santa María Magdalena

En los Evangelios se habla de María Magdalena, la pecadora (Luc 7, 37-50); María Magdalena, una de las mujeres que seguían al Señor (Jn 20, 10-18) y María de Betania, la hermana de Lázaro (Lc 10, 38-42). La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, como lo hace la antigua tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno. 

El nombre de María Magdalena se deriva de Magdala, una población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, cerca de Tiberíades, en la que el Señor encontró por primera vez a aquella mujer. San Lucas hace notar que era una pecadora (aunque no afirma que haya sido una prostituta, como se supone comúnmente). Cristo cenaba en casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio de Cristo como una especie de aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Le preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quién se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles y que le servían varias mujeres. 

Entre ellas figuraba María Magdalena, de la que había arrojado «siete demonios». También se recuerda a María Magdalena por otros episodios. En la hora más oscura de la vida de Cristo, María Magdalena contemplaba la cruz a cierta distancia. Acompañada por «la otra María», descubrió que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor. Fue ella la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado. María Magdalena, la contemplativa, fue el primer testigo de la resurrección del Señor, sin la cual vana es nuestra esperanza. El Hijo de Dios quiso manifestar la gloria de su resurrección a aquella mujer manchada por el pecado y santificada por la penitencia. La tradición oriental afirma que después de Pentecostés, fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. Pero, según la tradición francesa adoptada por el Martirologio Romano y muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y pasó los treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de la Sainte Baume. Poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa María Magdalena

No es tan importante la vida de pecado, “qué pecados cometió el arrepentido”, como la vida del santo, de la santa. Por eso los evangelistas no nos lo dicen de María Magdalena, y quizás no fuera la sentencia popular de que fue una mujer adúltera, porque Dios no dice qué pecados. Y así, los sacerdotes tampoco dicen qué pecados tiene la persona que se ha ido a confesar de ellos. Es secreto total el pecado del pecador, y sólo por la Gracia de Dios que da a los sacerdotes mediante el sacramento sacerdotal como a personas que Él, Dios mismo elije y ha elegido en la vida para ayudar a los demás, sólo por Gracia de Dios, los sacerdotes y los elegidos del Señor pueden escuchar pecados, porque oír los pecados de los demás, si no tienes una gracia de Dios, debilita la voluntad en el bien y en vez de ayudar al pecador lo lleva a los dos, a pecador y sacerdote, a pecar. Pero Dios, sabiendo que es bueno y es necesario reconocer en voz lo que hemos hecho malo, da a los sacerdotes una Gracia especial de protección, ayuda y don de consejo; pero este sacerdote tiene que vivir en Gracia de Dios, porque si no, se pervierte su corazón al oír los pecados mortales, no da buenos y santos consejos y, aunque el que se ha confesado de sus pecados recibe el perdón mismo de Dios, el sacerdote se llena de maldad por no vivir en la paz de la Gracia.

María Magdalena posiblemente no había pecado de adulterio, porque la habrían apedreado hasta morir, en aquellos tiempos. Y si era un pecado conocido por el fariseo que había invitado al Señor a comer en su casa, era su pecado conocido pero seguía libre y viva, a menos que su adulterio fuera un acto escondido y quizás fuera cometido por el mismo fariseo y ella, y por ello, él lo pensó pero no lo dijo en voz alta, y comprenderíamos que, siendo pecadora y sabiéndolo el fariseo, la dejaba entrar y estar en su casa, porque hay quien peca junto con otra persona y la desprecia en su corazón; la utiliza para pecar pero no la ama, la tiene por nada, como pensó el fariseo, el que era una pecadora.

Ocurre también hoy día, que dos se entregan en la lujuria del sexo y luego uno critica al otro y, aunque están juntos para pecar, cada quién ve el pecado del otro y no el suyo propio.

Volvamos a Santa Magdalena, pecadora ella, que se arrepintió de corazón cuando vió y oyó hablar al Señor. ¿Y tú?, sí tú, ¿tú te arrepientes de tus pecados al oír la Palabra de Dios en los Evangelios? ¡Qué lejos estás pues de vivir en Gracia de Dios! Y, qué mal te hace saber los pecados de los demás. Mejor hagas penitencia y te olvides de indagar y querer saber en la vida de los pecadores arrepentidos o en proceso de ello, porque cuando uno cuenta sus pecados es que desea que alguien le diga si está bien o mal lo que ha hecho, porque la conciencia lo empuja a saber. Por eso hoy día que muchos van hablando de los pecados que han cometido, no es por alardear, aunque lo parezca, es porque están esperando que alguien, con paz y misericordia, les diga: “No esta bien pecar, puedes ser bueno, debes ser mejor, acude al sacramento de la confesión y empieza de nuevo una nueva vida con Dios Nuestro Señor y su Madre bendita”.

Pero pocos hablan de Dios y del sacramento de la confesión. Más bien escuchan y o se sienten mejores que el pecador que les habla o aprenden de ellos y hacen peores cosas.

Pocos están preparados para escuchar los pecados, sólo los sacerdotes y los que Dios da una Gracia especial, y esto no se aprende en las universidades ni con el título de psicólogo o psiquiatra, sino que, como he dicho, es una Gracia que viene dada por Dios y no por puntuación humana.

Por eso los hijos de Dios lloran y padecen múltiples enfermedades, porque buscan a Dios y no hallan consuelo verdadero, ni lo hallarán fuera de Él, porque sólo Dios hace milagros, y es un milagro que el pecador sea perdonado, un milagro de Dios que está en el sacramento de la Confesión.

Si quieres ser una persona nueva, sin depresión y tristeza, acude a confesarte y cumple con la penitencia. Amén.

P. Jesús
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23 de Julio / Santa Brígida, Religiosa (1303-1373)

Dios quiera enviar a su Iglesia muchas Brígidas, que con sus oraciones y sus buenos ejemplos y palabras logren enfervorizar por Cristo a muchas personas más. 
Cristo murió por mí. ¿Y yo, qué haré por Él? 
Brígida significa: Fuerte y brillante.

Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de Suecia.

Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303.

De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los Santos.

Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.

Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.

Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: – ¿Quién te puso así? – y oyó que Cristo le decía: «Los que desprecian mi amor». «Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido». Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.

Su padre la casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Tuvieron un matrimonio feliz que duró 28 años. Sus hijos fueron 8, cuatro varones y cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa Catalina de Suecia. Un hijo fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y Carlos fue un pícaro que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él se iba a morir logró la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y pidiera perdón de sus pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas, y otra fue «la oveja negra de la familia», que con sus aventuras nada santas martirizó a la buena mamá.

Fue pues una familia como muchas otras: con gente muy buena y gente que hace sufrir.

Brígida era la dama principal de las que colaboraban con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Dionisio a decirle que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.

En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: «Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades». Desde ese día Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres de manera que ella llegó a ser también muy pobre.

Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes tentaciones de orgullo y sensualidad). Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y disminuir los vicios. 
Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de monjas en toda Europa.

Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en éxtasis todos los días.

Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de julio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las misas.

Fuente: EWTN

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Brígida, Religiosa (1303-1373)

Amada Santa Brígida, esposa buena, madre buena, hija buena y, buena religiosa. Tú que conociste a Dios en vida y de muerta vives con Dios y la Virgen María, intercede por nosotros, porque hay pocas buenas esposas y buenas madres y buenas hijas y buenas religiosas, para que Dios te conceda la gracia, una vez más, de ser santo ejemplo de lo que deben ser las mujeres, unidas todas al amor con que las ama la Virgen María, Madre de Dios y de cada uno de nosotros. Dios Padre, acepta esta nuestra oración, y por Santa María y Santa Brígida y en el Nombre de Jesús, concédenos santas mujeres que te amen con todas sus consecuencias y en cualquier estado de vida, amén.

Y a vosotros hermanos, tan amados en Cristo, nuestro Salvador y Redentor, os pido que si eres hombre respetes a la mujer, y si eres mujer te respetes a ti misma, porque Dios necesita de las mujeres, de ti, hija mía, para que la muerte de Cristo en la Cruz, pueda salvar a muchas más almas y, menos se pierdan, porque una mujer, con su ejemplo de santidad, da paz al corazón de los hombres, y los hombres necesitan la paz para no abusar de la maldad que vive en su corazón y maquina maldades y dolor, porque no recibió de su madre, de su esposa, de su hija, el ejemplo, la paz de ser amado con caridad.

El hombre necesita rodearse de buenas mujeres y, así, es bueno porque siente su corazón lleno del amor que le dan y recibe con la gracia de Dios.

P. Jesús
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24 de Julio / Beato Juan Soreth, Presbítero

En 1440, fue nombrado provincial de la Orden del Carmelo en Francia y, en 1451, fue elegido unánimemente superior general. La Orden del Carmelo, como tantas otras órdenes medicantes, necesitaba urgentemente una reforma, debido a los estragos que habían producido la «peste negra» y el cisma de occidente. Esta crisis se manifestó, sobre todo, en la falta de pobreza personal, en la dispensa del coro y de la mesa común, concedida a quienes estaban dedicados a la enseñanza, y, en una serie de «privilegios» o dispensas de la observancia. El P. Soreth estableció en todas las provincias que visitó uno o dos conventos de estricta observancia de las constituciones y permitió que todos los frailes que lo desearan pudiesen trasladarse a dichos conventos. Para ayuda de sus súbditos publicó en 1462 una edición revisada de las constituciones. Fundó también varios conventos de religiosas carmelitas. Emprendió esa actividad en 1452, cuando varias comunidades de «beguinas» de los Países Bajos pidieron la anexión a la Orden del Carmelo. 

El primero de tales conventos fue el de Gueldre, en Holanda, al que siguieron los de Lieja, Dinant, Huy, Namur, Vilvorde y otros más. A fines de siglo, el movimiento se había extendido ya a Italia y España. El beato murió en Angers, el 25 de julio de 1471. El proceso de beatificación de la Beata Francisca de Ambroise renovó, en 1863, la memoria del P. Soreth, y la Santa Sede confirmó su culto en 1865.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Juan Soreth, Presbítero

Hay muchos Santos que están en el olvido, como lo estuvo por tiempo el Beato Juan Soreth, Presbítero. A ellos no les importa, pero sí que importa a los futuros santos que lo estén, porque de ser los santos, santos declarados, pueden muchos futuros santos pedirles intercesión y muchas más maravillas da Dios al mundo, porque Dios ama a todos sus hijos y en especial a los santos y a los santos futuros.

Conoced vidas de santos y pedidles intercedan por vosotros pidiendo a Dios para la Salvación del Mundo, unidos ellos y vosotros a la Santísima Madre de Dios: María.

Hay muchos santos anónimos; muchos.

¡Bendito sea Dios!

P. Jesús

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25 de Julio / Santiago el Mayor, Apóstol

Santiago era hermano de San Juan el Evangelista e hijo de Zebedeo. Era originario de Galilea. Un día, cuando Jesús paseaba por la orilla del lago de Genezaret , vio a Pedro y a Andrés que pescaban y los llamó para convertirlos en pescadores de hombres. También llamó entonces a otros dos jóvenes, Santiago y Juan. Ambos, abandonaron inmediatamente la tarea, dejaron a su padre y lo siguieron. 

Santiago presenció, junto con Juan y Pedro, la curación milagrosa de la suegra del Príncipe de los Apóstoles y la resurrección de la hija de Jairo. En ese mismo año, Jesús fundó el colegio apostólico, del que formaron parte Santiago y Juan. El Mesías les dio el nombre de «Boanerges» o «Hijos del trueno», probablemente a causa del temperamento impetuoso de los dos apóstoles. Pedro, Santiago y Juan fueron elegidos por Cristo para que le acompañasen en los momentos más duros de su vida. Fueron los únicos testigos de la Transfiguración y los que le acompañaron de cerca durante su agonía y el sudor de sangre en Getsemaní. El apóstol Santiago murió por Cristo en la persecución que el rey Herodes Agripa I desencadenó en Jerusalén contra los cristianos para congraciarse con los judíos. Fue sepultado en Jerusalén, pero, según otra tradición española que data del 830, el cuerpo de Santiago fue trasladado a Compostela. Las reliquias del apóstol se hallan todavía en dicho santuario. El Papa León XIII, en 1884, las calificó de auténticas en una bula.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santiago el Mayor, Apóstol

Al lado de Jesús, con Jesús en las buenas y en las malas, así es como tiene que ser en todos nosotros. Y como tiene que ser en ambos esposos: cada uno unido a Jesús y, juntos, unidos a Jesús, porque Dios quiere amor, necesita que lo amen, que le ames, y se lo demuestres y, entonces, Él te hace un lado a su lado y comparte contigo lo que tiene, y lo que recibe. Lo que tiene, todo es bien y bondad, lo que recibe, es bien y mal. Si tú estas dispuesto a seguir realmente a Jesús: da un paso adelante, pero antes, piensa que vas a dejar muchas cosas de lado, piensa que dar ese paso es para no volver a tu mala vida anterior, que es renunciar al pecado, y a servir y a trabajar y a sufrir todo, todo por Dios, como lo hizo el Apóstol Santiago el Mayor.

Tú decides y Dios pone todo lo demás.

P. Jesús

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26 de Julio / Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen

El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones». Un ángel se le apareció y le dijo: «Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana ( I Reyes, I ). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación. 

La mejor prueba de la antiguedad al culto a Santa Ana en Constantinopla es que, a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de occidente en 1584.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen

Santa Ana, esposa de San Joaquín, mujer de Gracia a los ojos de Dios; ella y su esposo, ambos amaban a Dios y se amaban con todo su corazón, y Dios les dió, por su Providencia Divina, ser padres de María, la llena de Gracia.

Dios es grande cuando el amor es intenso, y esos dos esposos intensamente amaban a Dios y se amaban entre los dos.

María, la Madre de Dios, nació de la Gracia del Amor de todo un Dios que ama, que nos ama, y que quiere para sí lo mejor, como lo es Santa María, como lo es todo aquel que es santo y vive con él, con Dios, en el Cielo Eterno, porque Dios sólo puede amar lo bueno; y lo bueno, todo lo bueno que hay en este mundo, es salido de Dios, dado por su Gracia.

Si tú eres bueno, es por la Gracia de Dios. ¡Ámalo con todo tu corazón!, porque Él te ama con todo el Suyo, con todo el corazón de un Dios único.

P. Jesús

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27 de Julio / Beata Maria Magdalena Martinengo, Virgen

Nació en la ciudad italiana de Brescia en 1687. Desde muy niña se vio inclinada a la devoción y a la mortificación y mostró un gran deseo de «imitar todo lo que habían hecho los santos». A los 18 años, ingresó en el convento capuchino de Santa María de las Nieves de su ciudad natal. En 1706 hizo su profesión. Tres veces fue maestra de novicias y, durante algún tiempo, desempeñó el humilde cargo de portera. En 1732 y en 1736, fue elegida superiora. Dios premió su desinteresado amor con experiencias místicas extraordinarias y con el don de milagros. 

La beata profesaba particular devoción a la coronación de espinas y, después de su muerte, se descubrió que llevaba bajo el velo, alrededor de la cabeza, una rejilla de puntas aceradas. María Magdalena supo unir a las mortificaciones, el cumplimiento de sus deberes de maestra y superiora, el amor al silencio y una gran mansedumbre en la conversación. Su muerte ocurrió en 1737, cuando tenía 50 años de edad. Fue beatificada en 1900.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Maria Magdalena Martinengo, Virgen

¡Cuánto ama Dios a los que le aman!

¡Cuántos detalles ocultos tiene con ellos! Como a la Beata María Magdalena Martinengo, Virgen, que Dios premió su desinteresado amor con experiencias místicas extraordinarias y con el don de milagros. Dios es así de generoso cuando un alma se le entrega, le ama y ama a los que esa alma ama y le permite hacer Sus favores. Ser amigo de un santo es ser amigo de Dios, porque Dios, utilizando al alma santa, se goza en su unión y, feliz con ella, le concede sus locuciones y el hacer más que el bien; el hacer lo imposible: obrar milagros a quienes acuden a esta alma por verla santa, es decir, por ver en ella la mano amiga de Dios, por la fe y las obras de esa alma consagrada al Amor y amando, vive ya en la tierra con Jesús: El Santo: Dios.

P. Jesús

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28 de Julio / San Víctor I, Papa y Mártir

San Víctor, originario de Africa, sucedió en el pontificado a San Eleuterio hacia el año 189. Afrontó eficazmente las grandes dificultades de su época. Por ejemplo, ciertos cristianos del Asia que vivían en Roma, insistían en celebrar la Pascua según su propia tradición, aunque no fuese en domingo. Como ciertos obispos de Asia los apoyasen, San Víctor los amenazó con la excomunión. Otra de las dificultades que tuvo que enfrentar, fue la enseñanza de Teódoto, quien sostenía que Jesucristo era simplemente un hombre dotado de poderes sobrenaturales. 

San Víctor murió antes de que comenzase la persecución de Septimio Severo, pero las persecuciones que debió sufrir por su enérgico celo para defender la fe, le merecen el título de mártir. Según San Jerónimo, este santo fue el primero en celebrar los sagrados misterios en latín.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Víctor I, Papa y Mártir

Hay que enfrentarse a todo lo que nos aparta de Dios, a todos los que nos apartan de Dios, y así, con nuestro ejemplo, vamos a hacer un mundo mejor.

Hay que ser como los santos, como San Víctor I, Papa y Mártir, que lucho para defender la fe, desde el lugar donde Dios lo había puesto: Papa.

Tú, que eres lo que eres, siendo lo que eres, defiende la verdad, defiende tu fe con obras, no sólo con palabras.

P. Jesús

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29 de Julio / Santa Marta, Virgen

Santa Marta y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño. En el hogar de Marta, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara. 

Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus 12 apóstoles. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros. Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado y los demás, atentísimos, sentados en el suelo escuchaban. Allí, en medio de todos ellos, sentada también en el suelo estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas. 

De pronto Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: «Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?». 

Jesús con una suave sonrisa y tono bondadoso le responde: «Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada». Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador. Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Marta, Virgen

Los Santos, como Santa Marta, son humildes y sencillos, y van directos a hablar con Dios, con Jesús. Sus quejas de los demás, se las dicen a Jesús, a Dios, y Dios habla al corazón del hombre y le hace saber lo mejor para todos, que es escuchar la Palabra misma de Dios.

Los  domingos hay que asistir a la Santa Misa, aunque tengas invitados a comer, y sean invitados muy especiales, como lo era Jesús en la casa de Lázaro. Primero escucha la Palabra de Dios, primero atiende a las cosas de tu alma y luego sirve a los cansados de su viaje por la vida, por sus propias circunstancias.

P. Jesús

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