- 1 de Noviembre / Fiesta de Todos los Santos
- 10 de Noviembre / San León Magno, Papa
- 11 de Noviembre / San Martín de Tours, Obispo
- 12 de Noviembre / San Josafat de Lituania, Mártir
- 13 de Noviembre / Beato Artémide Zatti
- 13 de Noviembre / San Diego, Hermano Lego
- 13 de Noviembre / Santa Francisca Cabrini
- 14 de Noviembre / San José Pignatelli, Restaurador de los Jesuitas
- 15 de Noviembre / San Alberto Magno, Doctor de la Iglesia
- 16 de Noviembre / San Roque de Santa Cruz y Compañeros Mártires
- 16 de Noviembre / Santa Gertrudis, Mística
- 17 de Noviembre / Santa Isabel de Hungría, Viuda
- 18 de Noviembre / Dedicación de la Basílica de San Pedro y San Pablo
- 19 de Noviembre / San Crispín de Viterbo (1668-1750)
- 2 de Noviembre / Conmemoración de los Fieles Difuntos
- 20 de Noviembre / San Gelasio I, Papa
- 21 de Noviembre / La Presentación de la Santísima Virgen María
- 22 de Noviembre / Santa Cecilia, Virgen y Mártir
- 23 de Noviembre / San Clemente I, Papa
- 25 de Noviembre / Santa Catalina de Alejandría, Mártir
- 27 de Noviembre / Virgen de la Medalla Milagrosa
- 28 de Noviembre / Santiago de la Marca
- 29 de Noviembre / San Gregorio, Taumaturgo
- 3 de Noviembre / San Martín de Porres
- 30 de Noviembre / San Andrés, Apóstol
- 4 de Noviembre / San Carlos Borromeo
- 5 de Noviembre / Santos Zacarías e Isabel
- 6 de Noviembre / San Alejandro de Sauli, Obispo
- 7 de Noviembre / San Engelberto, Arzobispo de Colonia, Mártir
- 8 de Noviembre / San Adeodato I, Papa
- 9 de Noviembre / Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
- Índice Noviembre
Santoral Noviembre
1 de Noviembre / Fiesta de Todos los Santos
La Iglesia Católica ha llamado «santos» a aquellos que se han dedicado a que su propia vida le sea lo más agradable posible a Nuestro Señor.
Hay unos que han sido «canonizados», o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice, por lo que por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.
Para ser declarado «santo» por la Iglesia Católica se necesita toda una serie de trámites rigurosos. Primero una exhaustiva averiguación con personas que lo conocieron, para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de muchos que su comportamiento fue ejemplar, se le declara «Siervo de Dios». Si por detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, es declarado «Venerable». Más tarde, si por su intercesión se consigue algún milagro totalmente inexplicable por medios humanos, es declarado «Beato». Finalmente si se consigue un nuevo y maravillosos milagro por haber pedido su intercesión, el Papa lo declara «santo».
En el caso de algunos santos el procedimiento de canonización ha sido rápido, como por ejemplo para San Francisco de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años.
Poquísimos otros han sido declarados santos seis años después de su muerte, o a los 15 o 20 años. Para la inmensa mayoría, los trámites para su beatificación y canonización duran 30, 40, 50 y hasta cien años o más. Después de 20 o 30 años de averiguaciones, la mayor o menor rapidez para la beatificación o canonización, depende de quien obtenga más o menos pronto los milagros requeridos.
Los santos «canonizados» oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
Fiesta de Todos los Santos
De esos santos no canonizados, hoy se celebra su Fiesta, y muy posiblemente, tú serás uno de ellos cuando mueras. Eso quiere Dios y nos pide Dios a todos, el que seamos santos, el que vivamos las virtudes en grado máximo; y una manera rápida, es no quejarse y aceptar sin rechistar, todo lo que Dios permite en la vida de uno; y aguantando, y teniendo una vida de piedad y de obras de la fe, Dios haga maravillas contigo, como por ejemplo, el que tu ejemplo haga cambiar a las personas que te traten. ¡Ves cómo vas a ser santo-a! Lo sabía.
Todos aquellos que han amado en su vida a Dios, sobre todas las cosas, esos son Santos, porque la santidad va de amor, de amor a Dios. Cuanto más ama uno a Dios, más santo se hace, si con este amor construye en su vida y en su corazón, un lugar donde habita Dios y lo llena todo con su Amor.
Sí, la santidad va de amor. Y hoy, que se conmemora la Fiesta de todos los Santos, es la fiesta de los que aman y amaron a Dios.
P. Jesús
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2 de Noviembre / Conmemoración de los Fieles Difuntos
Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.
La Iglesia llama «Purgatorio» a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: «La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego». (1Cor. 3, 14).
La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: «Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados» (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.
Al respecto, San Gregorio Magno afirma: «Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso».
Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
Conmemoración de los Fieles Difuntos
Necesitas de un buen amigo, de amigos que no van a decepcionarte. Reza y pide a Dios por las almas del Purgatorio. Ellas jamás te decepcionarán, porque no pueden hacer maldades, no pueden ir al Infierno, ya que estando en el Purgatorio, han sido juzgadas y sentenciadas a salvarse pero tienen que, purificarse, necesitan de ti para que, con tus oraciones y sufragios y sacrificios por ellas, puedan ir antes al Cielo; y una vez allí, van a ser Santas y, al serlo, piden a Dios, interceden por ti que las ayudaste a salir del dolor para vivir en la Gracia del Reino de Dios.
Acordarse de los difuntos es ganarse amigos que no van a traicionarte y sí que van a pedir a Dios por ti.
Ayuda y serás ayudado.
De la Iglesia, el Santo Padre tiene el poder dado por Dios a San Pedro, para perdonar pecados, y si los puede perdonar puede también rezar por los pecadores, por los vivos y por los difuntos, esos que han partido ya de este ingrato mundo para ir a las delicias del Cielo o a las atrocidades del Infierno, y también hay la oportunidad de pasar un tiempo en el Más Allá purificándose antes de entrar en el Cielo, y siendo así, las oraciones de los vivos consiguen de Dios misericordia y perdón, por eso la Santa Madre Iglesia Católica ha puesto un día, el día de hoy dos de noviembre para que se recuerde uno de sus difuntos y rece por ellos, para que puedan ir cuanto antes al ¡Cielo Eterno!, piensa que si tú rezas por las almas del Purgatorio, ellas, una vez en el Cielo, agradecidas por tu ayuda van a pedir por ti y recibirás mayor consuelo que los que no tienen amigos en el Cielo. Rezad por los difuntos porque lo necesitan y es un acto de misericordia infinita, y hazlo con caridad y por caridad. Amén.
P. Jesús
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3 de Noviembre / San Martín de Porres
Nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña. Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de Lima también lo fuera. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio de Mogrovejo, primer arzobispo de Lima, quien hizo descender el Espíritu sobre su corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre. A los doce años Martín entró de aprendiz de peluquero, y asistente de un dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima. Martín conoció al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario. Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida. San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: «Pasar desapercibido y ser el último». Su anhelo más profundo siempre es de seguir a Jesús. Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida. Sirve y atiende a todos, pero no es comprendido por todos. Un día cortaba el pelo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarlo: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa. San Martín llevaba ya dos años en el convento, y hacía seis que no veía a su padre, éste lo visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín se convierta en hermano cooperador. El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: «Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor». La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: «No hay gusto mayor que dar a los pobres». Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones. Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador. Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa, por lo que el Superior le prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados por su docilidad. Cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo. Mientras lo cantaban, entregó su alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639. Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reliquia. Toda la ciudad le dio el último adiós. Su culto se ha extendido prodigiosamente. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de «Martín de la caridad». Su fiesta se celebra el 3 de Noviembre.
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
San Martín de Porres
La humildad tiene su premio: la santidad. Y así se le pagó a San Martín de Porres; Dios le pagó su humildad con su santidad.
No te importe que te insulten y que te degraden, que no te tengan en cuenta y te traten mal. Tú piensa en Dios y acepta que el pecador te dañe; reza por él y no te preocupes más. Él recibirá su pago y tú el tuyo: La santidad.
P. Jesús
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4 de Noviembre / San Carlos Borromeo
San Carlos cuyo nombre significa «hombre prudente» ha sido uno de los santos extraordinariamente activos a favor de la Iglesia y del pueblo que sobresale admirablemente. San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio aquella frase de Jesús: «Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará», murió relativamente joven porque desgastó totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder. Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus deberes de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la Universidad de Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado Papa con el nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a Carlos como secretario de Estado. Más tarde, renunció a sus riquezas, se ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por completo a la labor de salvar almas. San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000 catequistas y 40,000 alumnos. Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios. Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más. Murió cuando tenía apenas 46 años, el 4 de noviembre de 1584. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que todavía existe. |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
San Carlos Borromeo
Joven y activo, dado a la pulcritud y exactitud de sus deberes y trabajos, así era San Carlos Borromeo, que llegó a obispo y es ejemplo de caridad. La vida y el trabajo son una bendición de Dios. P. Jesús © copyright |
5 de Noviembre / Santos Zacarías e Isabel
Fueron los padres de Juan bautista y Zacarías era sacerdote de la Antigua Ley. No tenían hijos y habían llegado ya a una edad en que no podían esperar tenerlos, cuando un ángel se le apareció a Zacarías, en el momento en que éste oficiaba en el templo y le dijo: «No temas Zacarías porque tu plegaria ha sido escuchada, e Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Juan. Desde el seno de su madre será lleno del Espíritu Santo y, a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor su Dios». Y así sucedió. Según un escrito apócrifo, Zacarías había muerto mártir. Cuenta que fue asesinado en el templo por mandato de Herodes, porque se había negado a decir dónde estaba su hijo. El Martirologio, sin embargo, no menciona el martirio al conmemorar a Zacarías e Isabel el 5 de noviembre. |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
Santos Zacarías e Isabel
Cuando toda esperanza fracasa, queda la fe. La fe consigue hacer realidad cualquier cosa que le pidas a Dios y con esa fe confíes en su Providencia. No te desesperes, que nada es imposible para Dios. Aprende de la historia de los Santos Zacarías e Isabel. P. Jesús © copyright |
6 de Noviembre / San Alejandro de Sauli, Obispo
San Alejandro cuyo nombre significa «el que protege con fuerza», nació en Milán en 1535. A los 17 entró como religioso en la comunidad de los Padres Barnabitas, y luego de ordenarse como sacerdote, empezó a predicar con elocuencia y tan formidable doctrina que San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán lo invitó a predicar la cuaresma en su catedral. Fue nombrado superior general de su comunidad, y San Carlos Borromeo lo designó como su confesor. Su fama llegó hasta el Santo Padre Pío V, el cual lo nombró como Obispo de la isla de Córcega, siendo consagrado por el Arzobispo San Carlos. San Alejandro encontró a Córcega en el más lastimoso estado moral. Los sacerdotes eran poco instruidos y el pueblo tenía muchas supersticiones; los campos estaban infectados por bandoleros y entre las familias había terribles venganzas. Se propuso evangelizar el lugar y lo consiguió. Visitó una por una todas las parroquias exigiendo que se enseñara catecismo y se diera buen ejemplo. Predicaba en todas partes con gran entusiasmo y mucho fruto. El santo trabajó en Córcega durante veinte años y consiguió la reforma. San Alejandro murió en 1592 y también después de su muerte siguió haciendo milagros. |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
San Alejandro de Sauli, Obispo
Cree en la acción del sacramento que ayuda a ejercer con capacidad tu vocación. Cree y verás cómo Dios hace contigo maravillas, como las hizo con San Alejandro de Sauli, Obispo. P. Jesús © copyright |
7 de Noviembre / San Engelberto, Arzobispo de Colonia, Mártir
Uno de los abusos que más se extendieron durante la Edad Media, era la concesión de uno o varios beneficios eclesiásticos a los jóvenes y aún niños. San Engelberto fue un ejemplo de ellos, cuyo padre era el poderoso Conde de Berg. Cuando estudiaba todavía en la escuela de la catedral de Colonia, era ya prebendado de Santa María de Aquisgrán, de San Jorge, de San Severino y de la catedral de Colonia. En 1217 fue nombrado Arzobispo de Colonia; la diócesis estaba completamente arruinada por las luchas políticas y religiosas, pero San Engelberto poseía cualidades humanas que lo hacían apto para la tarea que le esperaba: un juicio claro, un gran deseo de justicia, una voluntad fuerte y una presencia que imponía respeto. El santo recibió generosamente a los frailes menores y dominicos a quienes alentó para que se estableciesen en sus dominios. Convocó varios sínodos en su diócesis para mantener la disciplina en el clero secular y regular. El 7 de noviembre de 1225, el santo partió de Soest a Schwelm con una escolta insuficiente, y Federico y otros nobles cayeron sobre él con cien soldados y lo asesinaron. |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
San Engelberto, Arzobispo de Colonia, Mártir
Asesinaron a San Engelberto, Arzobispo de Colonia, Mártir. El asesinato de los santos era y es cosa común en la vida nuestra, porque la belleza de la santidad daña la vista, y para no sufrir, matan a los que van a vestir de blanco en la Gloria Celestial. Los santos tienen enemigos en sus amigos. P. Jesús © copyright |
8 de Noviembre / San Adeodato I, Papa
Su pontificado duró tres años. Era romano de nacimiento e hijo del subdiácono llamado Esteban. En su época, Roma se vio asolada por los desórdenes y guerras, por un terremoto y por una epidemia. San Adeodato se entregó totalmente al cuidado de los enfermos. El Martirologio Romano menciona el hecho de que una vez curó a un leproso al besarle las heridas. Según se dice, fue el primer Papa en usar los sellos de plomo llamados «bullae», nombre que se da actualmente a ciertos documentos pontificios.
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
San Adeodato I, Papa
San Adeodato I, Papa, vivió en tiempos difíciles, e hizo mucho bien, y por eso es santo. Tenía misericordia de los enfermos y caridad con ellos, por eso Dios le concedía el don de hacer milagros, porque era amigo de Dios y de los hombres todos.
Siendo Papa sufrió mucho y, cuanto más sufría, más amaba a Dios. Si tienes dolor en tu vida, haz como San Adeodato I, Papa, y verás cómo Dios te ama más, por tu amar más a Dios. Confía en Aquel que es Amor.
P. Jesús
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9 de Noviembre / Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
Basílica significa: «Casa del Rey». La primera Basílica que hubo en la religión Católica fue la de Letrán, cuya consagración celebramos en este día. Era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán. El emperador Constantino, que fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, le regaló al Sumo Pontífice el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa San Silvestro convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324. Esta basílica es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica. En su frontis tiene esta leyenda: «Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo». Se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre. Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan. Durante mil años, desde el año 324 hasta el 1400 (época en que los Papas se fueron a vivir a Avignon, en Francia), la casa contigua a la Basílica y que se llamó «Palacio de Letrán», fue la residencia de los Pontífices, y allí se celebraron cinco Concilios (o reuniones de los obispos de todo el mundo). En este palacio se celebró en 1929 el tratado de paz entre el Vaticano y el gobierno de Italia (Tratado de Letrán). Cuando los Papas volvieron de Avignon, se trasladaron a vivir al Vaticano. Ahora en el Palacio de Letrán vive el Vicario de Roma, o sea el Cardenal al cual el Sumo Pontífice encarga de gobernar la Iglesia de esa ciudad. La Basílica de Letrán ha sido sumamente venerada durante muchos siglos. Y aunque ha sido destruida por varios incendios, ha sido reconstruida de nuevo, y la construcción actual es muy hermosa. San Agustín recomienda: «Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma». |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
El Templo del alma es el cuerpo. Y todo Templo donde se celebra la Santa Misa, tiene o ha tenido en él, el Cuerpo y el Alma de Cristo, por eso hay que tener cuidado de todos los Templos, y hay que construir Templos dignos del Cuerpo y el Alma de Dios, que en cada Misa se presenta en el momento de la consagración, y es Dios: Rey. P. Jesús © copyright |
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