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30 de Mayo / Santa Juana de Arco, Virgen

Hija de campesinos, Juana de Arco nació en 1412 en Donremy, Francia. Jamás aprendió a leer y escribir pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. A causa de los estragos de la invasión de los ingleses, Francia atravesaba una difícil situación. Por revelación divina, la santa supo cuál que su misión era salvar a su patria y al rey de las manos de Inglaterra. Sin embargo, sus familiares, amigos y oficiales de la corte francesa desoyeron su petición de sostener un encuentro con el rey. Al fin, luego de muchos intentos, Juana de Arco conversó con el monarca, quien se quedó impresionado de la sabiduría y revelaciones de la santa. Los ingleses habían invadido y dominado casi toda Francia; sólo faltaba una ciudad importante: Orleans, y por petición de Santa Juana, el rey Carlos y sus militares le concedieron el mando sobre las tropas, nombrandola capitana. Juana manda a confeccionar una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orleans, donde logra un triunfo glorioso. Luego, se dirige a otras ciudades donde logra la victoria y la libertad del dominio inglés. Sin embargo, a causa de envidias y ambiciones entre los miembros de la corte del Rey Carlos VII, éste retira a Juana de sus tropas, cayendo herida y hecha prisionera por los borgoñones en la batalla de París. La santa fua abandonada por los franceses; pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, pagando más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran, siendo sentenciada a cadena perpetua. En la prisión, la santa sufrió las más terribles humillaciones e insultos, pero se mantenía adherida a la cruz del Señor y a la protección de la Madre del Cielo y de San Miguel Arcángel. Los enemigos de Juana la acusaron de utilizar brujería y conjuros para obtener sus conocidas victorias en Francia. Juana de Arco siempre negó todas las acusaciones y pidió que el Pontífice fuese el que la juzgase. Todos desoyeron su petición, y la santa fue condenada a padecer en la hoguera. Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor. Era el 30 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años. Fue beatificada por Pío X el 11 de abril 1909 y canonizada por el Papa Benedicto XV el 16 de mayo de 1920.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Juana de Arco, Virgen

Cuándo Dios quiere hacer algo por si mismo utiliza personas sencillas, humildes y valientes, para que den Gloria a Dios y no vanagloria personal.

Dios sabe lo que hace. Los hombres no. Por eso son injustos y crueles con los santos después de recibir con ellos las bendiciones de Dios y, al dañar a un santo, dañan a Dios que llora por la maldad de muchos.

Juana de Arco, valiente y audaz muchacha campesina, te mataron a los 19 años, pero antes cumpliste con tu Misión: Dar gloria a Dios haciendo un mundo mejor, con la oración, los sacramentos y de la mano misma de Dios y Santa María.

Los santos son grandes aunque los maten.

P. Jesús

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1 de Junio / San Justino, Mártir

San Justino nació en Flavia Neápolis. Fue el primer apologeta cristiano, laico. Como buscador incansable de la verdad, profundizó principalmente en el sistema de los estoicos, los pitagóricos y de Platón.

Tuvo un encuentro que le motivó a estudiar «una filosofía más noble» que las que él conocía. Así, comenzó a estudiar las Sagradas Escrituras y a informarse sobre el cristianismo. San Justino tenía 30 años cuando se convirtió al cristianismo y recorrió varios países discutiendo con los paganos, los herejes y los judíos sobre la fe. Los escritos de Justino mártir que han llegado completos hasta nosotros son las dos Apologías y el Diálogo con Trifón. En la primera Apología, San Justino protesta contra la condenación de los cristianos por razón de su religión o de falsas acusaciones. En ella fundamenta que es injusto acusarlos de ateísmo y de inmoralidad, ya que son ciudadanos pacíficos, cuya lealtad al emperador se basa en sus mismos principios religiosos. La segunda Apología es un apéndice de la primera. En su tercer libro, el mártir hace una defensa del cristianismo en contraste con el judaísmo, bajo la forma de diálogo con un judío llamado Trifón.

San Justino se negó a la orden dada por Crescencio de ofrecer sacrificios a los ídolos y, confesando valientemente a Cristo, fue condenado por el juez a morir decapitado.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Justino, Mártir

Hoy hay otra manera de decapitar a los que no quieren ofrecerse a los ídolos; los llevan a psiquiatría y los llenan de medicamentos. ¡Quieren hacerles perder la cabeza! Pero de una forma más en consonancia con lo que se vive hoy en día, que es la democracia.

Si la multitud dice que no existe Dios; Dios no debe existir.

Si la multitud dice que debes hacer como todos y dar pleitesía al mundanismo, si no lo haces, dicen que eres un extraño, y, muchos hermanos tuyos, te llaman radical. Eres pues un mártir de la actualidad, porque no van a matar tu cuerpo, cortándote la cabeza, como hicieron con san Justino, mártir, sino que te van a llevar a psiquiatría.

Los santos siempre han sido perseguidos, sólo cambian las torturas para que renuncien a Dios.

P. Jesús
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3 de Junio / Santos Carlos Lwanga, José Mkasa y sus Compañeros

En 1879, los Padres Blancos del Cardenal Lavigerie establecieron en la partes incultas del Africa las primeras misiones católicas. Las misiones progresaron en Uganda por el apoyo que prestó el regente local Mtesa a los Cristianos. En cambio, Mwanga, su sucesor, parecía decidido a desarraigar el Cristianismo de su pueblo, sobre todo cuando uno de sus súbditos, un católico servidor del palacio San José Mkasa, hizo reproches de los abominables vicios que practicaba. El 15 de noviembre de1885, Mwanga se valió de un pretexto cualquiera y mandó decapitar a José Mkasa. Los cristianos lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades.

En mayo del año siguiente, estalló la tempestad. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey. Este les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos, «!Hasta la muerte!», respondieron ellos al unísono. El rey ordenó que la ejecución se haga en un lugar llamado Namugongo, a 60 kms de distancia. A tres de los jóvenes mártires se les quitó la vida cuando iban por el camino; los restantes fueron encerrados en la prisión de Namugongo, bajo condiciones infrahumanas. El 3 de junio de 1886, día de la Ascensión, fueron sacados de la prisiòn; envueltos en unos juncos y, ordenados en fila, se les prendió fuego. Carlos Lwanga, Andrés Kagwa, y otros veinte jóvenes fueron beatificados en 1920. El 18 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI canonizó a los 22 mártires de Uganda.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Carlos Lwanga, José Mkasa y sus Compañeros

Morir antes de renunciar a Dios. Los mártires como Carlos Lwanga, José Mkasa y sus Compañeros, son santos, porque dejaron que los matasen antes que renunciar a Dios.

Jesús, Dios, no renunció a Sí mismo, sino que como Hijo de Dios, fue mártir de si mismo.

Todos podríamos llorar al recordar la muerte de Dios y el por qué de esa muerte: La obediencia, la Palabra cumplida.

Los mártires han comprendido la Palabra de Dios.

Hay que ser mártires anónimos en este mundo de hoy; y morir, si es preciso, antes de olvidarnos de Dios, de traicionar a Dios, de dar mal ejemplo.

El bien y el mal está en juego. Y el Bien, el Sumo Bien es Dios Uno y Trino.

Seamos mártires, Compañeros de Cristo, Amigos de Dios.

P. Jesús

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10 de Junio / San Juan Dominici, Arzobispo de Ragusa y Cardenal

Entre los registros del Beato Juan Dominici que han llegado a nosotros, hay una breve biografía escrita por San Antonino, Arzobispo de Florencia, así como un retrato pintado del famoso Fray Angélico, en los muros de la catedral de San Marcos.

San Juan era un florentino de origen humilde que vino al mundo en 1376. A los 18 años recibió el hábito de los dominicos, en el priorato de Santa María Novella, pese a cierta oposición causada por su falta de educación y su tendencia a tartamudear. Pero aquellas carencias quedaron compensadas por su extraordinaria capacidad de retener en la memoria lo que aprendía. El Santo se convirtió en poco tiempo, en uno de los mejores teólogos de su época y en un predicador elocuente. Escribió los ‘laudi’o himnos en la lengua vernácula. Después de terminar sus estudios en la Universidad de París, dedicó 12 años a la enseñanza y la predicación en Venecia. Se le nombró prior en Santa María Novella. En Fiésole y en Venecia, fundó nuevas casas para monjes y estableció un convento para monjas dominicas, llamado Corpus Christi. Desde aquí trabajó para introducir o restablecer la estricta regla de Santo en varios prioratos.

Asimismo, se preocupó muchísimo para que se impartiese una educación cristiana a la juventud y fue el primero en combatir las perniciosas tendencias de la nueva herejía que comenzaba ya a ser un peligro: el humanismo. En 1406, asistió al cónclave que eligió al Papa Gregorio XII. Después fue el confesor y consejero del Pontífice y éste, le consagró Arzobispo de Ragusa y Cardenal de San Sixto.
Murió en Buda, Hungría, el 10 de junio de 1419. Su culto fue confirmado en 1832.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Dominici, Arzobispo de Ragusa y Cardenal

Aunque hay santos que padecen deficiencias, Dios todo lo soluciona para sus intereses, como hizo con Juan Dominici, Arzobispo de Ragusa y Cardenal. Muchas veces lo que llamamos ‘desgracias’ son pruebas de Dios para superarnos a nosotros mismos y demostrar que con Dios todo se puede, porque: ¡con Dios todo se puede!

P. Jesús

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23 de Junio / San José Cafasso, Confesor († 1860)

Este humilde sacerdote fue quizás el más grande amigo y benefactor de San Juan Bosco y, de muchos seminaristas pobres más, uno de los mejores formadores de sacerdotes del siglo XIX. Nació en 1811 en el mismo pueblo donde nació San Juan Bosco. Una hermana suya fue la mamá de otro santo: San José Alamano, fundador de la comunidad de los Padres de la Consolata. Desde niño sobresalió por su gran inclinación a la piedad y a repartir ayudas a los pobres. En el año 1827, siendo Caffaso seminarista se encontró por primera vez con Juan Bosco. Cafasso era de familia acomodada del pueblo y Bosco provenía de una familia humilde y absolutamente pobre.

Tras ordenarse como sacerdote, a la edad de 21 años, el santo viajó a Turín, a perfeccionar sus estudios en el instituto «El Convictorio». Sus habilidades estudiantiles fueron premiadas al ser nombrado como profesor de la institución académica, y luego como rector por doce años. San José Cafasso formó más de cien sacerdotes en Turín, y entre sus alumnos tuvo varios santos.

En Turín, que era la capital del reino de Saboya, las cárceles estaban llenas de terribles criminales, abandonados por todos. Sin embargo, San José Cafasso decidió evangelizar ese lugar, y con infinita paciencia y amabilidad se fue ganando los presos uno por uno, los hacía confesarse y empezar una vida santa. Además, el santo acompañó hasta la horca a más de 68 condenados a muerte, y aunque habían sido terribles criminales, ni uno sólo murió sin confesarse y arrepentirse.

La primera cualidad que todos notaban en este santo era «el don de consejo», cualidad que el Espíritu Santo le había dado para saber aconsejar lo que más le convenía a cada uno. Otra gran cualidad que lo hizo muy popular fue su calma y su serenidad. Algo encorvado (desde joven) y pequeño de estatura, pero en el rostro siempre una sonrisa amable. Su voz sonora, y encantadora, y de su conversación irradiaba una alegría contagiosa.

Falleció un sábado 23 de junio de 1860, a la edad de sólo 49 años. Su oración fúnebre la hizo su discípulo preferido: San Juan Bosco. Antes de morir escribió esta estrofa: «No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe la Virgen María». Fue canonizado por el Papa Pío XII en 1947.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San José Cafasso, Confesor († 1860)

Sacerdote santo, nuestro santo de hoy San José Cafasso. ¿Cuántos sacerdotes de hoy, siglo XXI llevan una vida semejante a él? “Alguno habrá”, piensan las personas de fe. Y tú que eres sacerdote: ¿Qué?; ¿Qué tienes que decir de este Santo? ¿Lo imitas? Ay, ay, ay. Ya no sabes a donde mirar. Te lo diré: No mires a los que están vivos, mira a los Santos como San José Cafasso, y confiesa tus pecados y ¡Adelante! Hacia la Santidad que tienes destinada por la oración de la Madre de Dios y la Sangre derramada de tu Hermano mayor, Cristo Jesús.

Imitemos a los Santos. Eso no es plagio; es legal y la santa voluntad del Padre Celestial.

P. Jesús

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24 de Junio / San Juan Bautista, Nacimiento

Este es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento. 

San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (de hoy en seis meses – el 24 de diciembre – estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús). 

El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar. 

Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: «No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios». 

Pero Zacarías respondió al ángel: «¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?». 

El ángel le dijo: «Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla». 

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel. 

Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen. 

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó: «Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor». Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan. 

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración. 

Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios. 

Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia. 

Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera: «Aquel sobre quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es». 

Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham. Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego». 

Y las gentes le preguntaron: «¿Qué es lo que debemos hacer?». Y contestaba: «El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo»… 

«Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. El es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo…» 

Los judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle «¿Tu quién eres?» El confesó claramente: «Yo no soy el Cristo» Insistieron: «¿Pues cómo bautizas?» Respondió Juan, diciendo: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de venir después de mí…» 

Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo: «¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: «Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia». Entonces Juan condescendió con El. 

Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias». 

Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los que estaban con él: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». 

Entonces Juan atestiguó, diciendo: «He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios». 

Herodías era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: «No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano»; y le echaba en cara las cosas malas que había hecho. 

Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le decía. 

Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan. 

Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio. 

Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a El para que El mismo los fortaleciera en la fe. 

Llegando donde El estaba, le preguntaron diciendo: «Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro». 

En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo: «Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio…» 

Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver? ¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta. Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti para que te prepare el camino. Por tanto os digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista…» 

Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes. 

Entonces el rey juró a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino». 

Ella salió fuera y preguntó a su madre: «¿Qué le pediré?» La adúltera, que vio la ocasión de conseguir al rey lo que tanto ansiaba, le contestó: «Pídele la cabeza de Juan el Bautista». La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: «Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». 

Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se puso muy triste porque temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado. 

Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú.

Fuente: www.ewtn.com

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Bautista, Nacimiento

Hasta que San Juan Bautista no fue bautizado, su padre, Zacarías, no volvió a hablar. No habló, no hasta que nació su hijo, sino hasta que le puso por nombre el nombre que el Ángel de Dios le dijo: “Juan”. Y así demuestra y muestra la historia, que hasta que uno no cumple con los designios de Dios, estás mudo, estás castigado por tu incredulidad.

Si en tu vida hay una serie de sucesos, que parece que Dios te castiga, puede que hayas hecho como Zacarías y no hayas creído que eres para Dios, su amado hijo, elegido para propagar al mundo el Evangelio y servir con amor a tus hermanos pequeños en la fe de Cristo Rey. ¿No eres bautizado? Pues, ¿Por qué dudas de que debes propagar el Evangelio? Esa es tu misión, misión santa para todos los bautizados.

San Juan Bautista cumplió con su Misión y, misionando, bautizaba, y muchos creían en Dios por su palabra.

San Juan Bautista, qué gran santo, porque fue fiel a lo que Dios esperaba de él.

P. Jesús
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26 de Junio / San Josemaría Escrivá, Fundador

Josemaría Escrivá de Balaguer es uno de los más populares fundadores y apóstoles del siglo XX. Nació en Barbastro Aragón, España, de un hogar sumamente creyente y ejemplar. Fundó en 1928 el Opus Dei, que fue hasta noviembre de 1982 un instituto secular. En esa fecha, fue denominada por Juan Pablo II como Prelatura Personal.

Josemaría tuvo desde muy pequeño una gran cualidad: su espíritu de servicio a los demás, y se propuso a imitar el espíritu de servicio de Jesús, y dedicar su vida entera a lograr hacer el mayor bien posible a toda clase de gentes.

Después de obtener su doctorado en la universidad, fue ordenado sacerdote en 1925 y se dedicó al apostolado. Con su espíritu alegre y jovial, se ganó el corazón de todos, convirtiendo a muchas almas pecadores y ganando cada vez más discípulos. Josemaría fue un instrumento en las manos de Dios, por medio del cual la Iglesia Católica logró conseguir líderes apostólicos en todos los continentes y empezó nuevas obras de apostolado en muchas naciones. 
El 2 de octubre de 1928 Josemaría concebió la idea de fundar una asociación en la cual cada persona, siguiendo sus labores ordinarias en el mundo, se dedicara a conseguir la santidad y a propagar el reino de Cristo. Fundó entonces la famosa organización llamada Opus Dei (Obra de Dios) que ahora está extendida por todos los países del mundo. Desde 1928 hasta su muerte en 1975, Josemaría Escrivá dedicó todas sus energías y sus grandes cualidades y todo su tiempo, a extender y a perfeccionar la obra maravillosa que Dios le había encomendado: El Opus Dei, una asociación para llevar hacia la santidad a las personas, pero permaneciendo cada cual en su propia profesión y oficio. 

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en Roma el 17 de mayo de 1992. Fue canonizado por Juan Pablo II el 6 de octubre de 2002.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Josemaría Escrivá, Fundador

San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Hombre piadoso y lleno de la gracia de Dios.

Este santo, dio forma a la evangelización en el mundanismo. Si antes, para ser santos, las personas, parecía que tenían que alejarse del mundo, San Josemaría les mostró el camino de una santidad en medio del mundo, haciendo gran apostolado en las personas que les atrae el mundo y quieren a la vez ser santos.

P. Jesús
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1 de Julio / San Junípero Serra, (1713-1784)

«Siempre adelante, nunca hacia atrás». Este fue el lema de Junípero Serra, cuyas dotes intelectuales, celo misionero, bondad y paciencia produjeron sus frutos en su nativa Mallorca, en México y en los Estados Unidos. 

Nacido en Petra (Mallorca) el 24 de noviembre de 1713, Miguel José fue hijo de Antonio Serra y Margarita Ferrer, agricultores. Después de la enseñanza primaria en los Franciscanos de Petra, Miguel marchó a Palma, la Capital, e ingresó en los Frailes Menores en 1730, tomando el nombre de Junípero en honor de uno de los primeros seguidores de San Francisco. Ordenado de sacerdote en 1737, Serra fue destinado a enseñar filosofía. Entre sus alumnos hubo dos que fueron sus últimos colaboradores en el Nuevo Mundo, Francisco Palou y Juan Crespí. Tras doctorarse en Teología en la Universidad del Beato Ramón Llull en 1742, Serra continuó enseñando filosofía y teología y adquirió gran fama como predicador. 

En 1749, en unión de Palou, partió para el Colegio de San Fernando, en la Ciudad de México. Temiendo comunicar a sus padres su próxima partida, Serra pidió a un fraile compañero suyo que les informara sobre el particular. «Yo quisiera poder infundirles la gran alegría que llena mi corazón», decía. «Si yo pudiera hacer esto, seguro que ellos me instarían a seguir adelante y no retroceder nunca». Les pedía que comprendieran su vocación misionera y prometía recordarlos en la oración. 

Poco después de su llegada a México, Serra sufrió la picadura de un insecto que le produjo la hinchazón de un pie y una úlcera en la pierna de la que le resultó una cojera para el resto de su vida. Tras unos meses en el Colegio de San Fernando, Serra fue destinado a las misiones de Sierra Gorda al nordeste de la ciudad de México. Allí trabajó durante ocho años, tres de ellos como presidente de las misiones. Llamado a la Ciudad de México, fue maestro de novicios durante nueve años y continuó su predicación en las zonas alrededor de la capital. En 1767 los jesuitas fueron expulsados de México y sus misiones de la Baja California fueron encomendadas al Colegio de San Fernando. Serra fue nombrado presidente de esas misiones, cuya cabecera estaba en la Misión de Loreto. 

En 1769, la Corona de España decidió colonizar la Alta California (hoy Estado de California en los EE.UU.). Serra fue nombrado nuevamente presidente; supervisó la fundación de las nueve misiones: San Diego (1769), San Carlos Borromeo (1770), San Antonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771), San Luis Obispo (1772), San Francisco de Asís (1776), San Juan de Capistrano (1776). Santa Clara de Asís (1777) y San Buenaventura (1782). 

En 1773 Junípero fue a la Ciudad de México para entrevistarse con el Virrey Bucarelli y tratar de resolver los problemas que habían surgido entre los misioneros y los representantes del Rey en California. La Representación de Serra (1773) ha sido llamada «Carta de los Derechos» de los indios; una parte decretaba que «el gobierno, el control y la educación de los indios bautizados pertenecerían exclusivamente a los misioneros». Durante esta visita a la Ciudad de México Serra escribió a su sobrino, el Padre Miguel Ribot Serra diciéndole: «En California está mi vida y allí, si Dios quiere, espero morir». 

Ni siquiera el martirio del Padre Luis Jaime en la Misión de San Diego (1775) apagó el deseo de Serra de añadir nuevas misiones a la cadena de las ya existentes a lo largo de la costa de California. En todas estas misiones, Junípero y los frailes enseñaron a los indios métodos de cultivo más eficaces y el modo de domesticar a los animales necesarios para la alimentación y el transporte. Cuando fue capturado el indio que dirigía a los rebeldes en la Misión de San Diego, Serra escribió al Virrey, pidiéndole que perdonara la vida del indio. Los que fueron capturados, fueron eventualmente perdonados. En la misma carta al Virrey, Serra pedía que «en el caso de que los indios, tanto paganos como cristianos, quisieran matarme, deberían ser perdonados». Serra explicaba: «Debe darse a entender al asesino, después de un moderado castigo, que ha sido perdonado y así cumpliremos la ley cristiana que nos manda perdonar las injurias y no buscar la muerte del pecador, sino su salvación eterna». 

Serra pasó los últimos años de su vida ocupado en las tareas de la administración, la necesidad de escribir muchas cartas a las otras misiones y a la Iglesia y a los oficiales del gobierno en la Ciudad de México, y con el ansia de fundar las misiones necesarias. Sin embargo, trabajó con gran fe y tenacidad, aunque le iban faltando las fuerzas. Los indios le pusieron de apodo «el viejo», porque tenía 56 años cuando llegó a la Alta California, pero Serra trabajó constantemente hasta su muerte el 28 de agosto de 1784 en la Misión de San Carlos Borromeo, que había sido su cuartel general y se convirtió en el lugar de su descanso definitivo. Los indios y los soldados lloraron la muerte de Serra y lo llamaban «Bendito Padre». Muchos se llevaban un trozo de su hábito como recuerdo; otros tocaban medallas y rosarios a su cuerpo. 

Poco tiempo después de la muerte de Serra, el Guardián del Colegio de San Fernando escribía al Provincial de los Franciscanos en Mallorca: «Murió como un justo, en tales circunstancias que todos los que estaban presentes derramaban tiernas lágrimas y pensaban que su bendita alma subió inmediatamente al cielo a recibir la recompensa de su intensa e ininterrumpida labor de 34 años, sostenido por nuestro amado Jesús, al que siempre tenía en su mente, sufriendo aquellos inexplicables tormentos por nuestra redención. Fue tan grande la caridad que manifestaba, que causaba admiración no sólo en la gente ordinaria, sino también en personas de alta posición, proclamando todos que ese hombre era un santo y sus obras las de un apóstol». 

El 14 de septiembre de 1987, el Papa Juan Pablo II tuvo un encuentro con los Indios nativos americanos en Fénix, Arizona, durante el cual alabó los esfuerzos de Serra para proteger a los indios contra la explotación. Tres días más tarde el Papa visitó la tumba de Serra en la Misión de S. Carlos Borromeo y recordó la Representación de Serra en 1773 en favor de los indios de California. Juan Pablo II dijo que Serra y sus misioneros compartían la convicción de que «el Evangelio es un asunto de vida y de salvación. Ellos estimaban que al ofrecer a Jesucristo a la gente, estaban haciendo algo de un valor, importancia y dignidad inmensos». Esta convicción los sostenía «frente a cualquier vicisitud, desazón y oposición». 

El mismo Juan Pablo II beatificó solemnemente en Roma a Fray Junípero el 25 de septiembre de 1988, y fue proclamado Santo el 23 de septiembre del 2015 por el Papa Francisco en Estados Unidos. Los franciscanos lo celebran el 28 de agosto.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Junípero Serra, (1713-1784)

“Siempre adelante, nunca hacia atrás”. Eso hacen los santos, por la Gracia de Dios. Cuando quieras ser santo harás esto: “Siempre adelante, nunca hacia atrás”, como hacía nuestro bendito San Junípero Serra, que puso en práctica su frase preferida, que le salía del corazón, por la alegría de la evangelización.

“Siempre adelante, nunca hacia atrás”.

P. Jesús
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12 de Julio / San Juan Gualberto, Fundador

Estuvo a punto de vengar con sus propias manos al asesino de su hermano Hugo, pero antes de la ejecución, Juan recordó súbitamente que Cristo había orado por sus enemigos en la cruz; movido por aquél recuerdo, envainó la espada.

En el monasterio de San Miniato tuvo una visión: la imágen de Cristo inclinó la cabeza hacia el joven, como si quisiese darle a entender que había aceptado su sacrificio y su sincero arrepentimiento. Desde aquél momento la vida de Juan Gualberto cambió radicalmente. La gracia se apoderó de él de tal manera que fue a pedir al abad que le admitiese en la vida religiosa. A la muerte del abad de San Miniato, Juan abandonó el convento con un compañero y partió en busca de un lugar más retirado. Durante una peregrinación que hizo al santuario de Camáldoli, en un lugar llamado Vallis Umbrosa fundó una orden nueva en la que se observaba la Regla de San Benito. Juan modificó un tanto la observancia de esta regla, ya que suprimió el trabajo manual para los monjes de coro e introdujo a los «conversi» o hermanos legos. Probablemente el monasterio de Valleumbrosa fue el primero que tuvo hermanos legos. 

Juan Gualberto temía tanto el extremo de la laxitud como el de la dureza. Velaba particularmente por la pobreza y austeridad. Sin embargo, durante una época de hambre, socorrió milagrosamente a las multitudes que acudían a Rozzuolo. Dios le concedió el don de la profecía y de obrar milagros, ya que curó a varios enfermos. 

Murió el 12 de julio de 1073. El Papa Celestino le canonizó en 1193.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Gualberto, Fundador

Los santos también han tenido mal genio y grandes y malas tentaciones, pero Dios, en un momento dado, acude a socorrerlos, por la esencia de su corazón; porque Dios conoce los corazones.

Los Santos, como San Juan Gualberto, fundador, tienen amigos y se fían de ellos y, con ellos, ayudan a otros y crece la comunidad de la fe que los lleva a amar a Dios y ser discípulos de Cristo con mucha rigurosidad.

P. Jesús

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19 de Julio / Santas Justa y Rufina, Vírgenes y Mártires

Estas dos santas fueron dos hermanas que nacieron en Sevilla, en el seno de una familia muy modesta pero de firmes costumbres y sólida fe cristiana. En aquella época España era dominada por los romanos, y con ellos, la idolatría y la corrupción. Mientras tanto las dos hermanas se conservaban en santidad y pureza de costumbres, empleando todo su cuidado en conocer el Evangelio, en su propia santificación y en beneficio de sus prójimos. Todos los años celebraban los idólatras fiestas en honor de Venus, recordando la tristeza de ésta en la muerte de su adorado Adonis. Las mujeres recorrían las calles de la ciudad llevando al ídolo en sus hombros, importunaban a todos y les pedían una cuantiosa limosna para la festividad. Al llegar a la casa de Justa y Rufina, les exigieron adorar al ídolo; las dos santas se negaron y las mujeres, enfadadas, dejaron caer el ídolo rompiendo muchas vasijas. Las santas, horrorizadas por ver en su casa un ídolo, cogieron el ídolo y lo hicieron pedazos, provocando la ira de los idólatras que se lanzaron contra ellas.

Diogeniano, prefecto de Sevilla, las hizo prisioneras, las interrogó y las amenazó con crueles tormentos si persistían en la religión cristiana, a la vez que les ofrecía grandes recompensas y beneficios, si idolatraban a los ídolos. Las santas se opusieron con gran valor a las inicuas propuestas del prefecto, afirmando que ellas sólo adoraban a Jesucristo. El prefecto mandó que las torturasen con garfios de hierro y en el potro, creyendo que cederían ante los tormentos, pero ellas soportaban todo con alegría y sus ánimos se fortalecían a la vez que crecían las torturas. Mandó entonces a encerrarlas en una lóbrega cárcel y que allí las atormentasen lentamente con hambre y con sed. Pero la divina Providencia les socorría y sustentaba con gozos inefables, según las necesidades del momento, provocando el desconcierto de los carceleros. Luego, el prefecto quiso agotarlas obligándoles a seguirle descalzas en un viaje que él iba a hacer a Sierra Morena; sin embargo, aquel camino pedregoso era para ellas como de rosas. Volvieron a meterlas en la cárcel hasta que murieran. Santa Justa, sumamente debilitada, entregó serenamente su espiritu, recibiendo las dos coronas, de virgen y de mártir. El prefecto mandó lanzar el cuerpo de la virgen en un pozo, pero el obispo Sabino logró rescatarlo.

El Prefecto creyó que, estando sola, sería más fácil doblegar a Rufina. Pero al no conseguir nada, mandó llevarla al anfiteatro y echarle un león furioso para que la despedazase. El león se acercó a Rufina y se contentó con blandir la cola y lamerle los vestidos como un corderillo. Enfurecido el Prefecto, mandó degollarla. Asi Rufina entregó su alma a Dios. Era el año 287. Se quemó el cadáver para sustraerlo a la veneración, pero el obispo Sabino recogió las cenizas y las sepultó junto a los restos de su hermana. Su culto se extendió pronto por toda la iglesia. Famoso y antiquísimo es el templo de Santa Justa en Toledo, el primero de los mozárabes.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santas Justa y Rufina, Vírgenes y Mártires

No suelen hoy en día torturar así a las personas que aman de verdad a Dios, y los buscan y lo sirven con todo su corazón, como hicieron con las santas mártires, las hermanas Justa y Rufina. Hoy se burlan de ellos, los llaman locos y los llevan al psiquiatra; invaden su cuerpo con medicamentos y anulan así su voluntad, por dominar el cuerpo de los que son buenos y desean un camino de santidad.

No creen en la perfección, no creen que se pueda amar tanto a Dios que no se desee mezclar uno con el mundanismo ni vivir el capitalismo, sino que se desea llevar una vida de piedad y de servicio desinteresado al hermano necesitado.

¡Qué pocos santos quedan hoy!

Algunos piensan que es bueno mezclarse con el mundanismo, que hay que ir a sus fiestas y así atraerlos al buen camino; Jesús jamás hizo esto y, si comió con publicanos y pecadores, que lo hizo, fue con personas que luego aceptaron el cristianismo, porque Dios es Dios y conoce los corazones de todos. También el tuyo. ¡Queda en paz!

P. Jesús
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