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25 de Mayo / Santa Magdalena Sofía Barat

Santa Magdalena nació el 12 de diciembre de 1779, en Joigny de Borgoña y fue fundadora de la Congregación del Sagrado Corazón. Desde niña tuvo pasión por aprender, por ello, se entregó al estudio del latín, el griego, la historia, la física y las matemáticas. También se formó intensamente en el dominio de sus emociones y la voluntad.

La Santa fue llamada por el Padre Varín, de la Compañía de Jesús, para que le ayude con su plan de reestablecer la educación en las escuelas católicas, las cuales habían sido suprimidas a causa de la Revolución Francesa. El Padre Varín, le expuso también a la Santa, el proyecto de fundar una congregación de educadoras, inspirada por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Santa Magdalena aceptó humildemente ayudar en tal misión, llena de desconfianza en sus fuerzas; «Lo acepté todo, sin comprender ni prever nada», dijo.

El 21 de noviembre de 1800, la Santa partió a Amiens para enseñar en una escuela que fue el primer convento de la congregación. A los 23 años, siendo la más joven de su comunidad, fue nombrada para gobernar la congregación. Fundó 105 casas; muchas de ellas en Francia, Roma, Inglaterra, Austria y Suiza.

Llena de amor por la juventud, la Santa trataba de fundar en cada sitio posible, una escuela para niñas pobres y un pensionado de paga.Como no podía visitar tantas fundaciones, se mantenía en contacto a través de la innumerable cantidad de cartas que escribía. Se encargaba también de la administración de la casa madre y de atender las visitas que llegaban para pedirle consejo. En una de sus cartas escribió: » El trabajo excesivo es un peligro para las almas imperfectas; pero las perfectas obtienen, por ese medio, una rica cosecha».

En diciembre de 1826, el Papa León XII aprobó oficialmente la Sociedad del Sagrado Corazón. En 1864, a los 85 años de edad, la Santa pide al congreso general que se le permitiera renunciar a su cargo, pero la asamblea no permitió más que se nombrase una vicaria que le ayudase en el trabajo. El 21 de mayo de 1865, la Santa sufre de un ataque que la deja paralítica y cuatro días más tarde, en la fiesta de Asunción, muere. Fue canonizada en 1925.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Magdalena Sofía Barat

Como Santa Magdalena Sofía Barat, también tú debes formarte intensamente en el dominio de tus emociones y de tu voluntad. Es preciso que sepas cumplir fielmente con tu deber y que nada ni nadie te aparte de ello, de tu deber de amar a Dios sobre todas las cosas y personas, sobre ti mismo, y el servir a los demás con tu deber de estado, tu vocación, y el cumplimiento fiel de tu misión.

Sólo vas a vivir una vez. Confía en Dios y deja que reine en tu corazón.

P. Jesús

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2 de Junio / Santos Marcelino y Pedro, Mártires

Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa. Marcelino era sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro según se afirma, ejercía el exorcismo. Uno de los relatos que habla de la «pasión» de estos mártires, cuenta que fueron aprehendidos y arrojados a la prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los fieles cautivos y catequizar a los paganos. Marcelino y Pedro, fueron condenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, quien ordenó que se les condujera en secreto a un bosque llamado Selva Negra para que nadie supiera el lugar de su sepultura.

Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires y, en el año 827, el Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 km. de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Marcelino y Pedro, Mártires

La traición que han sufrido los mártires de la Iglesia siempre es para un bien de la misma Iglesia, y digo traición, porque todos somos hijos de Dios, sólo que pocos lo reconocen, por eso los que no se quieren sentir hijos de Dios, siéndolo, traicionan a Dios Padre y entregan a la muerte a los santos hijos del Altísimo.

Marcelino y Pedro, ambos aceptaron ser hijos de Dios y, si tú quieres ser santo, llama a Dios “Padre” y reza el Padrenuestro.

P. Jesús

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31 de Mayo / Fiesta de la Visitación de la Virgen María

Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un «Canal inmenso» por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de la Visitación de la Virgen María

Dios se da al mundo cuando los santos aman al mundo, porque Dios hace un todo con el santo, como pidió Jesús al Padre: “Que sean uno como nosotros”.

La Santísima Virgen María, fue a dar las gracias de Dios a su prima Isabel, e Isabel se llenó del Espíritu Santo y profetizó.

María, una y otra vez, nos da a Su Hijo Dios. No lo esconde, no tiene miedo de darlo, porque es madre y Madre de Dios.

Las santas madres preparan a sus hijos para darlos al mundo, para que ayuden a Dios a hacer un mundo mejor.

Si tú eres madre, ya sabes cual es tu plan de vida: Dar a Dios en la vida de tus hijos; que vivan la fe y den a Jesús al mundo para que el mundo se llene de Dios. La imitación a la Madre de Dios es para vosotras, madres, el camino de la Verdad que os da y da Vida.

P. Jesús

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15 de Junio / Santos Vito, Modesto y Crescencia, Mártires

El culto a estos tres santos se remonta a tiempos muy antiguos; sus nombres aparecen en el llamado martirologio de San Jerónimo o Hieronymianum. Dieron su vida por la fe en la provincia romana de Lucania, en el sur de Italia.

La veneración a San Vito se extendió tanto por Alemania, que su nombre se incluyó entre los Catorce Santos Protectores y se le consideró como patrono especial de los epilépticos y de los afectados por esa enfermedad nerviosa llamada ‘Baile de San Vito’, tal vez por eso se le tiene también por protector de los bailarines y actores. Asimismo, se le invocaba contra el peligro de las tormentas, contra el exceso de sueño, mordeduras de serpientes y contra todo daño que las bestias pueden hacer a los hombres. A menudo se le representa acompañado de alguna fiera. San Vito, Modesto y Crescencia, a los que se le atribuían poderes sobrenaturales, murieron por negarse rotundamente a rendir sacrificio a los dioses. Fueron sometidos a diversas torturas de las que salieron ilesos. Los mártires murieron en Lucania, agotados por sus sufrimientos.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Vito, Modesto y Crescencia, Mártires

A veces te puede parecer que estás agotado de sufrir, que ya no puedes más, y es por cosas del mundo; pero si todo ello lo ofreces a Dios y aceptas tanto dolor sin devolver mal por mal y perdonando a todos los que te dañan, entonces tú, con Cristo, te estás santificando. ¡Dios te hace santo!

Los santos como San Vito, Modesto y Crescencia, aguantaron por amor a Dios, por su fe, tormentos sin fin, que los llevaron al fin de su vida llenos de amor a Dios. Tú, tú que amas tanto a Dios, no te extrañes pues de que tienes una vida difícil, llena de dolores y pruebas, y es que Dios te quiere santo. ¡Sé santo! Vas a salir de estas, pero luego de un tiempo vendrán otras y otras más, distintas y quizás no tan duras, pero, oh amado de Dios, la Santidad se gana a golpes de corazón: renunciando a devolver mal por mal y perdonando a todos. Dios te ama si sufres tanto. Piensa en el Cielo, oh amado de Dios. Dios purifica tus excesos y cubre tu alma de los abusos de sentimentalismos que la ponen una y mil veces en peligro. Sé recio, se Santo: ¡Por Dios!

P. Jesús
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18 de Junio / Santos Marcos y Marcelino

Un rayo que cayó en el castillo fue la causa del terrible fuego que amenazaba a todas luces alcanzar el polvorín o almacenes de pólvora de la ciudad y cuya explosión hubiera sido una catástrofe tanto en pérdida de vidas humanas como de viviendas y bienes. 

El apresurado rezo a los santos del día en aquel apuro hizo que milagrosamente se detuvieran las llamas en la misma zona inmediatamente próxima al almacén de munición. Las personas que se supieron protegidas por la intercesión de los santos mártires Marcelino y Marcos pidieron a las autoridades eclesiásticas sea oficialmente reconocida la protección de los santos que les libraron al final de aquella terrible tormenta.  

Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos faculta al Deán y Cabildo para elegirlos patronos menos principales de la ciudad de Badajoz. Una vez ejecutado, es aprobado por el Obispo Juan Marín Rodezno, el 13 de junio de 1699.   Su celebración es sólo para la ciudad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Marcos y Marcelino

La oración todo lo puede, como pueden los Santos interceder por nosotros y Dios, por su intercesión, hace milagros; hechos sin explicación; cosas buenas y que nos son una bendición.

Pidamos a los Santos del día, cada día, que intercedan por nosotros y por el mundo entero. Seamos almas de oración, eso agrada a Dios y recibimos muchas ayudas del Cielo.

Sed buenos y rezad y confiad con los que antes de nosotros han rezado y obraron con bondad extraordinaria y por eso están en el Cielo Eterno.

P. Jesús

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29 de Junio / Fiesta del Inmaculado Corazón de María

María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón que arde de amor divino, que rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría. La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad… La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre. Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi. Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús. Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás. El Corazón de Nuestra Madre nos muestra claramente la respuesta a los impulsos de sus dinamismos fundamentales, percibidos, por su profunda pureza, en el auténtico sentido. Al escoger los caminos concretos entre la variedad de las posibilidades, que como a toda persona se le ofrece, María, preservada de toda mancha por la gracia, responde ejemplar y rectamente a la dirección de tales dinamismos, precisamente según la orientación en ellos impresa por el Plan de Dios. Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, aquel misterioso núcleo donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.

*Más información sobre esta popular devoción en: http://www.aciprensa.com/Maria/corazonmaria/index.htm

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta del Inmaculado Corazón de María

Sí, por María Inmaculada amamos a Dios.

Como ella, dentro de ella, en su amor, recibimos el mismo amor de Dios en nosotros por ella, la Virgen Madre de Dios.

P. Jesús

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6 de Julio / Santa María Goretti

María nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, tercera de siete hijos de una familia pobre de bienes terrenales pero rica en fe y virtudes, cultivadas por medio de la oración en común, rosario todos los días y los domingos Misa y sagrada Comunión. Al día siguiente de su nacimiento fue bautizada y consagrada a la Virgen. A los seis años recibirá el sacramento de la Confirmación. 

Después del nacimiento de su cuarto hijo, Luigi Goretti, por la dura crisis económica por la que atravesaba, decidió emigrar con su familia a las grandes llanuras de los campos romanos, todavía insalubres en aquella época. Se instaló en Ferriere di Conca, poniéndose al servicio del conde Mazzoleni, es aquí donde María muestra claramente una inteligencia y una madurez precoces, donde no existía ninguna pizca de capricho, ni de desobediencia, ni de mentira. Es realmente el ángel de la familia. 

Tras un año de trabajo agotador, Luigi contrajo una enfermedad fulminante, el paludismo, que lo llevó a la muerte después de padecer diez días. Como consecuencia de la muerte de Luigi, Assunta tuvo que trabajar dejando la casa a cargo de los hermanos mayores. María lloraba a menudo la muerte de su padre, y aprovecha cualquier ocasión para arrodillarse delante de su tumba, para elevar a Dios sus plegarias para que su padre goce de la gloria divina. 
Junto a la labor de cuidar de sus hermanos menores, María seguía rezando y asistiendo a sus cursos de catecismo. Posteriormente, su madre contará que el rosario le resultaba necesario y, de hecho, lo llevaba siempre enrollado alrededor de la muñeca. Así como la contemplación del crucifijo, que fue para María una fuente donde se nutría de un intenso amor a Dios y de un profundo horror por el pecado. 

Amor intenso al Señor 

María desde muy chica anhelaba recibir la Sagrada Eucaristía. Según era costumbre en la época, debía esperar hasta los once años, pero un día le preguntó a su madre: -Mamá, ¿cuándo tomaré la Comunión?. Quiero a Jesús. -¿Cómo vas a tomarla, si no te sabes el catecismo? Además, no sabes leer, no tenemos dinero para comprarte el vestido, los zapatos y el velo, y no tenemos ni un momento libre. -¡Pues nunca podré tomar la Comunión, mamá! ¡Y yo no puedo estar sin Jesús! -Y, ¿qué quieres que haga? No puedo dejar que vayas a comulgar como una pequeña ignorante. Ante estas condiciones, María se comenzó a preparar con la ayuda de una persona del lugar, y todo el pueblo la ayuda proporcionándole ropa de comunión. De esta manera, recibió la Eucaristía el 29 de mayo de 1902. 

La comunión constante acrecienta en ella el amor por la pureza y la anima a tomar la resolución de conservar esa angélica virtud a toda costa. Un día, tras haber oído un intercambio de frases deshonestas entre un muchacho y una de sus compañeras, le dice con indignación a su madre: -Mamá, ¡qué mal habla esa niña! -Procura no tomar parte nunca en esas conversaciones. -No quiero ni pensarlo, mamá; antes que hacerlo, preferiría…Y la palabra morir queda entre sus labios. Un mes después, sucedería lo que ella sentenció. 

Pureza eterna 

Al entrar al servicio del conde Mazzoleni, Luigi Goretti se había asociado con Giovanni Serenelli y su hijo Alessandro. Las dos familias viven en apartamentos separados, pero la cocina es común. Luigi se arrepintió enseguida de aquella unión con Giovanni Serenelli, persona muy diferente de los suyos, bebedor y carente de discreción en sus palabras. 
Después de la muerte de Luigi, Assunta y sus hijos habían caído bajo el yugo despótico de los Serenelli, María, que ha comprendido la situación, se esfuerza por apoyar a su madre: -Ánimo, mamá, no tengas miedo, que ya nos hacemos mayores. Basta con que el Señor nos conceda salud. La Providencia nos ayudará. ¡Lucharemos y seguiremos luchando! 
Desde la muerte de su marido, Assunta siempre estuvó en el campo y ni siquiera tiene tiempo de ocuparse de la casa, ni de la instrucción religiosa de los más pequeños. María se encarga de todo, en la medida de lo posible. Durante las comidas, no se sienta a la mesa hasta que no ha servido a todos, y para ella sirve las sobras. Su obsequiosidad se extiende igualmente a los Serenelli. Por su parte, Giovanni, cuya esposa había fallecido en el hospital psiquiátrico de Ancona, no se preocupa para nada de su hijo Alessandro, joven robusto de diecinueve años, grosero y vicioso, al que le gusta empapelar su habitación con imágenes obscenas y leer libros indecentes. En su lecho de muerte, Luigi Goretti había presentido el peligro que la compañía de los Serenelli representaba para sus hijos, y había repetido sin cesar a su esposa: -Assunta, regresa a Corinaldo! Por desgracia Assunta está endeudada y comprometida por un contrato de arrendamiento. 

Después de tener mayor contacto con la familia Goretti, Alessandro comenzó a hacer proposiciones deshonestas a la inocente María, que en un principio no comprende. Más tarde, al adivinar las intenciones perversas del muchacho, la joven está sobre aviso y rechaza la adulación y las amenazas. Suplica a su madre que no la deje sola en casa, pero no se atreve a explicarle claramente las causas de su pánico, pues Alessandro la ha amenazado: -Si le cuentas algo a tu madre, te mato. Su único recurso es la oración. La víspera de su muerte, María pide de nuevo llorando a su madre que no la deje sola, pero, al no recibir más explicaciones, ésta lo considera un capricho y no concede ninguna importancia a aquella reiterada súplica. 

El 5 de julio, a unos cuarenta metros de la casa, están trillando las habas en la tierra. Alessandro lleva un carro arrastrado por bueyes. Lo hace girar una y otra vez sobre las habas extendidas en el suelo. Hacia las tres de la tarde, en el momento en que María se encuentra sola en casa, Alessandro dice: 
-«Assunta, ¿quiere hacer el favor de llevar un momento los bueyes por mí?» Sin sospechar nada, la mujer lo hace. María, sentada en el umbral de la cocina, remienda una camisa que Alessandro le ha entregado después de comer, mientras vigila a su hermanita Teresina, que duerme a su lado. 
-«¡María!, grita Alessandro. -¿Qué quieres? -Quiero que me sigas. -¿Para qué? -¡sígueme! 
-Si no me dices lo que quieres, no te sigo». 
Ante semejante resistencia, el muchacho la agarra violentamente del brazo y la arrastra hasta la cocina, atrancando la puerta. La niña grita, pero el ruido no llega hasta el exterior. Al no conseguir que la víctima se someta, Alessandro la amordaza y esgrime un puñal. María se pone a temblar pero no sucumbe. Furioso, el joven intenta con violencia arrancarle la ropa, pero María se deshace de la mordaza y grita: 
-No hagas eso, que es pecado… Irás al infierno. 
Poco cuidadoso del juicio de Dios, el desgraciado levanta el arma: 
-Si no te dejas, te mato. 
Ante aquella resistencia, la atraviesa a cuchilladas. La niña se pone a gritar: 
-¡Dios mío! ¡Mamá!, y cae al suelo. 
Creyéndola muerta, el asesino tira el cuchillo y abre la puerta para huir, pero, al oírla gemir de nuevo, vuelve sobre sus pasos, recoge el arma y la traspasa otra vez de parte a parte; después, sube a encerrarse a su habitación. 
María recibió catorce heridas graves y quedó inconsciente. Al recobrar el conocimiento, llama al señor Serenelli: -¡Giovanni! Alessandro me ha matado… Venga. Casi al mismo tiempo, despertada por el ruido, Teresina lanza un grito estridente, que su madre oye. Asustada, le dice a su hijo Mariano: -Corre a buscar a María; dile que Teresina la llama. 

En aquel momento, Giovanni Serenelli sube las escaleras y, al ver el horrible espectáculo que se presenta ante sus ojos, exclama: -¡Assunta, y tú también, Mario, venid! . Mario Cimarelli, un jornalero de la granja, trepa por la escalera a toda prisa. La madre llega también: -¡Mamá!, gime María. -¡Es Alessandro, que quería hacerme daño! Llaman al médico ya los guardias, que llegan a tiempo para impedir que los vecinos, muy excitados, den muerte a Alessandro en el acto. 

Sufrimiento redentor 

Al llegar al hospital, los médicos se sorprendieron de que la niña todavía no haya sucumbido a sus heridas, pues ha sido alcanzado el pericardio, el corazón, el pulmón izquierdo, el diafragma y el intestino. Al diagnosticar que no tiene cura, llamaron al capellán. María se confiesa con toda claridad. Luego, durante dos horas, los médicos la cuidaron sin dormirla. 

María no se lamenta, y no deja de rezar y de ofrecer sus sufrimientos a la santísima Virgen, Madre de los Dolores. Su madre consiguió que le permitan permanecer a la cabecera de la cama. María aún tiene fuerzas para consolarla: -Mamá, querida mamá, ahora estoy bien… ¿Cómo están mis hermanos y hermanas? 

En un momento, María le dice a su mamá: -Mamá, dame una gota de agua. -Mi pobre María, el médico no quiere, porque sería peor para ti. Extrañada, María sigue diciendo: 
-¿Cómo es posible que no pueda beber ni una gota de agua? Luego, dirige la mirada sobre Jesús crucificado, que también había dicho ¡Tengo sed!, y entendió. 

El sacerdote también está a su lado, asistiéndola paternalmente. En el momento de darle la Sagrada Comunión, le preguntó: -María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino? Ella le respondió: -Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado… Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado. 

Pasando por momentos análogos por los que pasó el Señor Jesús en la Cruz, María recibió la Eucaristía y la Extremaunción, serena, tranquila, humilde en el heroísmo de su victoria. 

Después de breves momentos, se le escucha decir: «Papá». Finalmente, María entra en la gloria inmensa de la Comunión con Dios Amor. Es el día 6 de julio de 1902, a las tres de la tarde. 

La conversión de Alessandro 

En el juicio, Alessandro, aconsejado por su abogado, confesó: -«Me gustaba. La provoqué dos veces al mal, pero no pude conseguir nada. Despechado, preparé el puñal que debía utilizar». Por ello, fue condenado a 30 años de trabajos forzados. Aparentaba no sentir ningún remordimiento del crimen tanto así que a veces se le escuchaba gritar: 
-«¡Anímate, Serenelli, dentro de veintinueve años y seis meses serás un burgués!». Sin embargo, unos años más tarde, Mons. Blandini, Obispo de la diócesis donde está la prisión, decide visitar al asesino para encaminarlo al arrepentimiento. -«Está perdiendo el tiempo, monseñor -afirma el carcelero-, ¡es un duro!» 

Alessandro recibió al obispo refunfuñando, pero ante el recuerdo de María, de su heroico perdón, de la bondad y de la misericordia infinitas de Dios, se deja alcanzar por la gracia. Después de salir el Prelado, llora en la soledad de la celda, ante la estupefacción de los carceleros. 
Después de tener un sueño donde se le apareció María, vestida de blanco en los jardines del paraíso, Alessandro, muy cuestionado, escribió a Mons. Blandino: «Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios públicamente, ya la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra». Su sincero arrepentimiento y su buena conducta en el penal le devuelven la libertad cuatro años antes de la expiración de la pena. Después, ocupará el puesto de hortelano en un convento de capuchinos, mostrando una conducta ejemplar, y será admitido en la orden tercera de san Francisco. 

Gracias a su buena disposición, Alessandro fue llamado como testigo en el proceso de beatificación de María. Resultó algo muy delicado y penoso para él, pero confesó: «Debo reparación, y debo hacer todo lo que esté en mi mano para su glorificación. Toda la culpa es mía. Me dejé llevar por la brutal pasión. Ella es una santa, una verdadera mártir. Es una de las primeras en el paraíso, después de lo que tuvo que sufrir por mi causa». 

En la Navidad de 1937, Alessandro se dirigió a Corinaldo, lugar donde Assunta Goretti se había retirado con sus hijos. Lo hace simplemente para hacer reparación y pedir perdón a la madre de su víctima. Nada más llegar ante ella, le pregunta llorando. -«Assunta, ¿puede perdonarme? -Si María te perdonó -balbucea-, ¿cómo no voy a perdonarte yo?» El mismo día de Navidad, los habitantes de Corinaldo se ven sorprendidos y emocionados al ver aproximarse a la mesa de la Eucaristía, uno junto a otro, a Alessandro y Assunta.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa María Goretti

Los errores cometidos, si utilizan víctimas santas como Santa María Goretti, hacen que la historia personal del fracasado en virtudes y santidad, cambie, y, de ser malo, Dios lo hace bueno y ejemplar en su arrepentimiento, como pasó con Alessandro que mató a puñaladas a Santa María Goretti porque ella preservó su virginidad y pureza ante su pasión.

Hoy día, en el año 2.009, las niñas, muchas, hablan obscenidades, y quieren probar el sexo y son ellas mismas que incitan a los jóvenes.

¡Santas! ¿Dónde están las santas de nuestro tiempo?

A Santa María Goretti, también su madre por tener el deber, al ser viuda, de trabajar, la dejaba sola; pero ella sabía ocuparse de sus hermanos y hacer sus labores y trabajos y estudiar y prepararse para unirse a Dios. ¡No hay excusa en nadie! Si María Goretti pudo y es santa, tú puedes serlo; debes serlo y, con la Gracia de Dios, lo serás si quieres. ¿Quieres?… Pues imita a Santa María Goretti y llénate del amor a Dios, y piensa en el Cielo en vez de pensar en la concupiscencia del cuerpo. Ser santa, no es conocer toda la Biblia de pe a pa, y luego olvidarla en el momento de la concupiscencia, de lo que llaman ‘necesidades del cuerpo’; ser santa, ser santo, es vivir la pureza, es sentir ganas, hambre de Dios y deseos de ir al Cielo, y hacer un buen plan para ello: Confesión, oración, comunión, apartarse de los malos ejemplos, de los malos y vivir el día completo en la oración de ese amor a Dios, que no nos permite dejar de pensar en Él, ni un momento.

La vida es corta, El Amor verdadero suave como el vino de las bodas de Caná. ¡Bébelo! Por hacer lo que Cristo te diga: ¡Sé santo! ¡Sé santa! Ingéniatelas; móntatelo como quieras y puedas, pero apártate de pecar y sálvate, porque Dios te ama y te espera, y el demonio acecha también con sus tentaciones según tu manera de ser.

Mira qué virtudes te faltan, mira en qué virtudes debes aumentar tu vigilancia y sigue tu plan: Plan de santidad. Y sé santo, sé santa. Nadie te dará nada por tu pecado y en cambio Dios te cubrirá con Su Gloria por tus virtudes. Sé virtuoso. Ama a Dios sobre todas las cosas.

P. Jesús
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16 de Julio / Nuestra Señora del Monte Carmelo

Nuestra Señora del Carmen. El Carmelo, cuya hermosura ensalza la Biblia (ls. 35, 2), ha sido de siempre un monte sagrado. En el siglo IX A.C., Elías lo convirtió en el refugio de la fidelidad al Dios único y en el lugar de los encuentros entre el Señor y su pueblo (1 R 18, 39). El recuerdo del Profeta «abrasado de celo por el Dios vivo» había de perpetuarse en el Carmelo.  En tiempo de las Cruzadas, las grutas del monte dieron acogida a los ermitaños cristianos. Pero hasta el siglo Xlll no pasaron éstos a formar una familia religiosa, a la que el patriarca Alberto de Jerusalén dio una regla (hacia el 1209), y que fue confirmada por el papa Honorio III (1226). El Monte Carmelo, que domina la llanura de Galilea, no cae lejos de Nazaret, en donde vivió María conservando todo en su corazón». De ahí que la Orden del Carmelo haya querido desde sus orígenes ponerse bajo el patrocinio de la Madre de los contemplativos. En el siglo XVI, los dos doctores y reformadores de la Orden – Santa Teresa de Ávila v San Juan de la Cruz – convertirían al Monte Carmelo en el símbolo de aquello que San Buenaventura llamaba «itinerario hacia Dios». Por eso le pedimos hoy al Señor que nos haga llegar, gracias a «la intercesión de la Virgen María» «hasta Cristo, monte de salvación».

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Oremos  

Haz venir, Señor, sobre nosotros la poderosa intercesión de la gloriosa Virgen María, para que, protegidos con su auxilio, podamos llegar a tu monte santo, que es Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Fuente: Evangelio del día

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Nuestra Señora del Monte Carmelo

Señora, Santa María, bondadosa Madre que cobijaste en tu seno a Nuestro Señor Jesucristo y que lo alimentaste de tus pechos; nosotros, indignos pecadores, ¡te necesitamos, Madre!

Hoy que las madres, muchas, asesinan a sus propios hijitos; hoy, que no guardan nada en su corazón y viven para la lascivia, pública y privadamente; hoy, que el desorden es mayor que el que había en Sodoma y Gomorra, hoy necesitamos de ti, Madre Hermosa y de Virginal Pureza Incandescente. Ven a nosotros, los desamparados hijos de madres que no nos aman, de madres egoístas y malas, que no saben nada del Amor. Danos el alimento de tu fe, y con él podremos imitarte en tu “Sí”. Amén.

P. Jesús

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17 de Julio / Beata Magdalena Albrizzi, Virgen

Pertenecía a la nobleza de Italia. Después de la muerte de sus padres, Magdalena decidió retirarse al convento de Santa Margarita de Como, donde se recibía a las hijas de los nobles.

Estando en la puerta del convento, Magdalena escuchó una voz que le repitió tres veces: «Magdalena, dirígete a Brunate, ahí es donde debes retirarte.» Entonces, la beata se dirigió sin vacilar al claustro en las montañas de Brunate. El convento estaba casi vacío; pero el número de religiosas aumentó considerablemente después del ingreso de Magdalena, quien fue elegida superiora y afilió el convento a la Orden de las Ermitañas de San Agustín. Magdalena fundó otro convento en la ciudad de Como, pero ella permaneció en Brunate.

La beata curaba a los enfermos y tenía cualidades de visionaria. Su confianza en Dios era tan grande que el Señor obró muchos milagros por su intercesión. Magdalena exhortaba a sus religiosas a la comunión frecuente. Según parece murió el 15 de mayo de 1465, a edad muy avanzada, después de una larga y dolorosa enfermedad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Magdalena Albrizzi, Virgen

Los santos como la Beata Magdalena Albruzzi, siendo de este mundo, oyen la voz de Dios que vive en este mundo y mora en el otro mundo, y en Su Nombre, en el nombre de Jesús, pueden y hacen milagros, milagros de curaciones y ayudas espirituales, así hace Dios en muchos santos, sean declarados santos por la Iglesia o no, porque hay muchos santos de la historia de la cristiandad que no están en los altares, pero que están en el Altar de Dios. Y eso es lo importante, vivir con Dios tanto en la tierra como en el Cielo: Siempre amando y sintiendo el Amor de Dios viviendo en ellos, obrando en ellos y ellos entregándolo a los demás.

Los santos, algunos santos, oyen la voz de Dios que les ordena y ellos obedecen y Dios los utiliza para hacer sus Obras de amor, que siempre son la salvación de las almas, la misericordia a las personas, la paz.

P. Jesús
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22 de Julio / Santa María Magdalena

En los Evangelios se habla de María Magdalena, la pecadora (Luc 7, 37-50); María Magdalena, una de las mujeres que seguían al Señor (Jn 20, 10-18) y María de Betania, la hermana de Lázaro (Lc 10, 38-42). La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, como lo hace la antigua tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno. 

El nombre de María Magdalena se deriva de Magdala, una población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, cerca de Tiberíades, en la que el Señor encontró por primera vez a aquella mujer. San Lucas hace notar que era una pecadora (aunque no afirma que haya sido una prostituta, como se supone comúnmente). Cristo cenaba en casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio de Cristo como una especie de aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Le preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quién se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles y que le servían varias mujeres. 

Entre ellas figuraba María Magdalena, de la que había arrojado «siete demonios». También se recuerda a María Magdalena por otros episodios. En la hora más oscura de la vida de Cristo, María Magdalena contemplaba la cruz a cierta distancia. Acompañada por «la otra María», descubrió que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor. Fue ella la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado. María Magdalena, la contemplativa, fue el primer testigo de la resurrección del Señor, sin la cual vana es nuestra esperanza. El Hijo de Dios quiso manifestar la gloria de su resurrección a aquella mujer manchada por el pecado y santificada por la penitencia. La tradición oriental afirma que después de Pentecostés, fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. Pero, según la tradición francesa adoptada por el Martirologio Romano y muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y pasó los treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de la Sainte Baume. Poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa María Magdalena

No es tan importante la vida de pecado, “qué pecados cometió el arrepentido”, como la vida del santo, de la santa. Por eso los evangelistas no nos lo dicen de María Magdalena, y quizás no fuera la sentencia popular de que fue una mujer adúltera, porque Dios no dice qué pecados. Y así, los sacerdotes tampoco dicen qué pecados tiene la persona que se ha ido a confesar de ellos. Es secreto total el pecado del pecador, y sólo por la Gracia de Dios que da a los sacerdotes mediante el sacramento sacerdotal como a personas que Él, Dios mismo elije y ha elegido en la vida para ayudar a los demás, sólo por Gracia de Dios, los sacerdotes y los elegidos del Señor pueden escuchar pecados, porque oír los pecados de los demás, si no tienes una gracia de Dios, debilita la voluntad en el bien y en vez de ayudar al pecador lo lleva a los dos, a pecador y sacerdote, a pecar. Pero Dios, sabiendo que es bueno y es necesario reconocer en voz lo que hemos hecho malo, da a los sacerdotes una Gracia especial de protección, ayuda y don de consejo; pero este sacerdote tiene que vivir en Gracia de Dios, porque si no, se pervierte su corazón al oír los pecados mortales, no da buenos y santos consejos y, aunque el que se ha confesado de sus pecados recibe el perdón mismo de Dios, el sacerdote se llena de maldad por no vivir en la paz de la Gracia.

María Magdalena posiblemente no había pecado de adulterio, porque la habrían apedreado hasta morir, en aquellos tiempos. Y si era un pecado conocido por el fariseo que había invitado al Señor a comer en su casa, era su pecado conocido pero seguía libre y viva, a menos que su adulterio fuera un acto escondido y quizás fuera cometido por el mismo fariseo y ella, y por ello, él lo pensó pero no lo dijo en voz alta, y comprenderíamos que, siendo pecadora y sabiéndolo el fariseo, la dejaba entrar y estar en su casa, porque hay quien peca junto con otra persona y la desprecia en su corazón; la utiliza para pecar pero no la ama, la tiene por nada, como pensó el fariseo, el que era una pecadora.

Ocurre también hoy día, que dos se entregan en la lujuria del sexo y luego uno critica al otro y, aunque están juntos para pecar, cada quién ve el pecado del otro y no el suyo propio.

Volvamos a Santa Magdalena, pecadora ella, que se arrepintió de corazón cuando vió y oyó hablar al Señor. ¿Y tú?, sí tú, ¿tú te arrepientes de tus pecados al oír la Palabra de Dios en los Evangelios? ¡Qué lejos estás pues de vivir en Gracia de Dios! Y, qué mal te hace saber los pecados de los demás. Mejor hagas penitencia y te olvides de indagar y querer saber en la vida de los pecadores arrepentidos o en proceso de ello, porque cuando uno cuenta sus pecados es que desea que alguien le diga si está bien o mal lo que ha hecho, porque la conciencia lo empuja a saber. Por eso hoy día que muchos van hablando de los pecados que han cometido, no es por alardear, aunque lo parezca, es porque están esperando que alguien, con paz y misericordia, les diga: “No esta bien pecar, puedes ser bueno, debes ser mejor, acude al sacramento de la confesión y empieza de nuevo una nueva vida con Dios Nuestro Señor y su Madre bendita”.

Pero pocos hablan de Dios y del sacramento de la confesión. Más bien escuchan y o se sienten mejores que el pecador que les habla o aprenden de ellos y hacen peores cosas.

Pocos están preparados para escuchar los pecados, sólo los sacerdotes y los que Dios da una Gracia especial, y esto no se aprende en las universidades ni con el título de psicólogo o psiquiatra, sino que, como he dicho, es una Gracia que viene dada por Dios y no por puntuación humana.

Por eso los hijos de Dios lloran y padecen múltiples enfermedades, porque buscan a Dios y no hallan consuelo verdadero, ni lo hallarán fuera de Él, porque sólo Dios hace milagros, y es un milagro que el pecador sea perdonado, un milagro de Dios que está en el sacramento de la Confesión.

Si quieres ser una persona nueva, sin depresión y tristeza, acude a confesarte y cumple con la penitencia. Amén.

P. Jesús
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