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6 de Abril / Los Ciento Veinte Mártires de Persia

Se ignoran los nombres de estos mártires, pero según la tradición, en el reinado de Sapor II de Persia, más de cien cristianos fueron martirizados el mismo día, en Seleucia de Tesifonte. Entre ellos, había nueve vírgenes consagradas a Dios; el resto eran sacerdotes, diáconos y monjes.

Como todos se negaron a adorar al sol, fueron encarcelados durante seis meses en sucias prisiones.

Una rica y piadosa mujer, llamada Yaznadocta les ayudó, enviándoles alimentos. Yaznadocta se las arregló para averiguar la fecha en que los mártires iban a ser juzgados. La víspera, organizó un banquete en su honor, fue a visitarles en la prisión y regaló a cada uno un vestido de fiesta.

A la mañana siguiente, volvió muy temprano y les anunció que iban a comparecer ante el juez y que aún tenían tiempo de implorar la gracia de Dios para tener el valor de dar su sangre por tan gloriosa causa. El juez prometió nuevamente la libertad si adoraban al sol, pero ellos contestaron que estaban dispuestos a dar la vida por Dios. Fueron condenados a morir decapitados y Yaznadocta consiguió los cadáveres y los quemó para evitar que fuesen profanados.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Los Ciento Veinte Mártires de Persia

Los ciento veinte mártires de Persia, perseveraron en su fe y nos dan su testimonio, con su martirio, de que sólo hay un Dios verdadero al que adorar y servir, y este Dios es Jesucristo, que murió mártir por declararse Dios y salvador de toda generación del hombre.

P. Jesús
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7 de Mayo / Beata Prudencia, Virgen

Su fama se debe a los milagros que obró después de su muerte. pertenecía a la noble familia milanesa de Casatori. Ingresó en el convento de las ermitañas de San Agustín de su ciudad natal. Pronto fue elevada a superiora del convento de San Marcos de Como, donde logró acabar con las disensiones que dividían a las dos comunidades. No sólo desplegó su celo con sus religiosas, a las que gobernó con gran prudencia, sino que reconstruyó también la iglesia de la Visitación de Como. Llena de años, trabajos y méritos, pasó a recibir la recompensa celestial, después de haber gobernado el convento de Como durante 38 años.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Prudencia, Virgen

Madres buenas, vosotras que tenéis muchos hijos e hijas, haced de vuestro hogar un lugar de santidad, donde todos vuestros hijos hallen en él a la buena madre, a la guía espiritual que necesita todo buen hijo para dejar su sufrimiento y tener una vida de paz y amor. Vosotras madres, como muchas Madres Superioras, como la Beata Prudencia, virgen, vosotras, con la ayuda de Dios podéis hacer un hogar feliz, donde el hijo pródigo halle en él la misericordia que busca después de sus fechorías, después de haber cometido tantos pecados contra Dios, haciendo desgarrar tu corazón. Las buenas madres, perdonan siempre; las buenas madres aceptan siempre al hijo pródigo, a la hija pródiga, que necesita de sus cuidados para recuperar la paz perdida, al haber hecho caso de los enemigos del hogar, que con mentiras, les hicieron abandonar la casa paternal, la fe, y los llevó a la ignominia de ser enemigos de los que les dieron la vida, la vida física y espiritual. Una buena madre perdona siempre, un buen padre acoge siempre, y ambos unidos hacen del hogar un santuario familiar: Iglesia Doméstica.

No sólo las monjas, no sólo las Madres Superioras pueden ser santas, sino que las madres y los padres, deben serlo, y tienen el sacramento matrimonial que les ayuda a serlo: Dios no abandona jamás al que ama.

P. Jesús
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8 de Mayo / San Pedro, Arzobispo de Tarentaise

San Pedro de Tarentaise, una de las glorias de la orden cisterciense, nació cerca de Vienne, en la provincia del Dilfinado. Desde joven, dio prueblas de una memoria extraordinaria y de gran inclinación a los estudios religiosos y a los 20 años, entró en la abadía de Bonnevaux. Con gran celo, abrazó la austeridad de la regla y edificó a cuantos le trataron, por su caridad, humildad y modestia. Al cabo de un buen tiempo, su padre, su madre y su única hermana tomaron el hábito en un convento cisterciense de los alrededores. Además de esos miembros de la humilde familia de San Pedro, muchos nobles abrazaron también la vida religiosa en Bonnevaux, movidos por el ejemplo del santo.

Todavía no cumplía los 30 cuando fue elegido superior del nuevo convento de Tamié, en las solitarias montañas de Tarentaise. Con la ayuda de Amadeo III, conde de Saboya, que le tenía gran estima al santo, San Pedro fundó un hospital para los enfermos y forasteros, en el que asistía personalmente a sus huéspedes.

En 1142, San Pedro fue elegido arzobispo de Tarentaise. El nuevo arzobispo encontró la arquidiócesis en un estado lamentable, por lo que decidió trabajar con mucho esfuerzo por el bienestar de ella. San Pedro visitaba constantemente su diócesis, recuperó las propiedades confiscadas, destinó a los mejores sacerdotes a las parroquias, fundó instituciones para la educación de la juventud y el socorro de los pobres y promovió la celebración de los divinos oficios en todas las iglesias.

En 1155, después de 13 años de gobierno de su diócesis, desapareció sin dejar huella. Se había retirado a una lejana abadía cisterciense de Suiza, donde los monjes no le conocían y lo aceptaron como un hermano lego. Pero cuando sus superiores supieron la noticia, lo obligaron a regresar a su diócesis donde los feligreses lo recibieron con júbilo. San Pedro decidió entonces dedicarse a ella con mayor ahínco y celo apostólico, realizando múltiples obras en favor de ella.

Debido a su fama de hábil pacificador, Alejandro III decidió enviarlo a negociar la reconciliación entre Luis VII de Francia y Enrique II de Inglaterra. Aunque era ya bastante anciano, el santo partió y predicó durante todo el viaje. Durante el encuentro sostenido con ambos monarcas, el rey de Inglaterra le prodigó al santo de toda clase de honores; sin embargo, la paz no se produjo hasta después de la muerte del santo.

Cuando volvía a su diócesis, San Pedro cayó enfermo cerca de Besanconm y murió cuando le transportaban a la abadía de Bellevaux. Su canonización se realizó en 1191.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Pedro, Arzobispo de Tarentaise

Los santos también mueren, les llega su hora de partida, donde se les declara santos por la Gracia de Dios, que tantas gracias les prodigó en vida, que ellos aceptaron, y con ellas y por ellas, después de traspasar la muerte son santos. En vida hacen las cosas bien y llevan la paz a todo lugar y su contraseña es la caridad. Así aconteció también a san Pedro, arzobispo de Tarentaise, y así debe estar sucediéndote a tí, futuro santo, futura santa, que ya vivas con paz, que des la paz y obres siempre con caridad.

P. Jesús
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17 de Mayo / San Pascual Bailón

San Pascual nació en Torre Hermosa, en las fronteras de Castilla y Aragón, el día de Pentecostés de 1540 , fin de la Pascua. Sus padres fueron campesinos.

El Martirologio Romano nos dice que San Pascual Bailón fue un hombre de vida austera y de maravillosa inocencia. La santa Sede lo proclamó Patrono de los Congresos Eucarísticos y de las Cofradías del Santísimo Sacramento.

Desde los 7 años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después, alrededor de los 28 será hermano religioso, franciscano.

Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al Niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.

Un día otros pastores le oyeron gritar: «¡Ahí viene!, ¡allí está!». Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.

De niño siendo pastor, ya hacía mortificaciones. Por ejemplo andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino, le pagaba al otro el pasto que la oveja se había comido con el escaso sueldo que le pagaban.

A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.

Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.

Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: «Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes».

Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: «¿Dónde está Dios?». Y él respondió: «Dios está en el cielo», y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: «¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor». Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo.

Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.

Pascual murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.

Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: «¿De qué se trata?». «Es que están en la elevación en la Santa Misa». «¡Ah que hermoso momento!», y quedó muerto plácidamente.

Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.

Fue declarado santo en 1690.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Pascual Bailón

Son amados los santos por los que desean ser santos, y los veneran y aprenden de ellos a amar a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Así muchos aprendieron de San Pascual Bailón a amar a Dios en la presencia de la Sagrada Hostia Consagrada.

P. Jesús
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2 de Junio / Santos Marcelino y Pedro, Mártires

Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa. Marcelino era sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro según se afirma, ejercía el exorcismo. Uno de los relatos que habla de la «pasión» de estos mártires, cuenta que fueron aprehendidos y arrojados a la prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los fieles cautivos y catequizar a los paganos. Marcelino y Pedro, fueron condenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, quien ordenó que se les condujera en secreto a un bosque llamado Selva Negra para que nadie supiera el lugar de su sepultura.

Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires y, en el año 827, el Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 km. de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Marcelino y Pedro, Mártires

La traición que han sufrido los mártires de la Iglesia siempre es para un bien de la misma Iglesia, y digo traición, porque todos somos hijos de Dios, sólo que pocos lo reconocen, por eso los que no se quieren sentir hijos de Dios, siéndolo, traicionan a Dios Padre y entregan a la muerte a los santos hijos del Altísimo.

Marcelino y Pedro, ambos aceptaron ser hijos de Dios y, si tú quieres ser santo, llama a Dios “Padre” y reza el Padrenuestro.

P. Jesús

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30 de Abril / San Pío V, Papa

Miguel Ghislieri nació en 1504 en Bosco, en la diócesis de Tortona y tomó el hábito de Santo a los 14 años en el convento de Voghera. En 1556, fue elegido obispo de Nepi y Sutri y al año siguiente, fue nombrado, Inquisidor General y Cardenal. El santo tomó el nombre de Pío V desde el primer momento de su Pontificado (1565) y puso de manifiesto que estaba decidido aplicar no solo la letra sino también el espíritu del Concilio de Trento. En 1568 se publicó en nuevo Breviario, en el cual se omitía las fiestas y extravagantes leyendas de algunos santos y se daba a las lecciones de la Sagrada Escritura su verdadero lugar. Además, se terminó el catecismo que el Concilio de Trento había mandado a redactar y el Pontífice mandó a traducirlo en diferentes lenguas.

El éxito del Papa se debió en gran parte, a la veneración que el pueblo le profesaba por su santidad; su oración era fervorosa y frecuentemente visitaba a los hospitales y asistía personalmente a los enfermos. Sin embargo, durante su pontificado, el Papa tuvo que enfrentar dos grandes amenazas: la difusión del protestantismo y las invasiones de los turcos, frente a lo cual trabajó incansablemente. En 1572, el Papa sufrió el violento ataque de una dolorosa enfermedad que le produjo la muerte el 1 de mayo del mismo año, a los 68 años de edad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Pío V, Papa

A los catorce años uno puede saber lo que quiere hacer con su vida, y muchos lo saben, como lo supo San Pío V, Papa; como lo saben todos estos que se dan al sexo y les espera, no la aureola de santidad, sino la eternidad en el fuego y el azufre. Aún siendo menor de edad, uno sabe lo que quiere hacer con su vida, aunque muchos no piensan, y siguen la moda porque no saben meditar, no saben estudiar o reflexionar; hoy, a muchos, les “regalan” los estudios, van pasando de curso sin saber las lecciones; hoy pocos saben pensar, pocos se esfuerzan por y para estudiar y meditar las cosas de la vida, porque incluso sabiendo cómo es el cuerpo humano, se medita en la existencia, al igual que estudiando la naturaleza, pero, pocos estudian, muchos aprenden como “loritos” para tener el título, o se lo ganan con malas artes, o se lo regalan porque, “pobrecitos”, estudiar cuesta esfuerzo, y pocos saben esforzarse en esta vida; todo se lo dan hecho, ¡qué gran mentira!

Los santos aprenden, estudian y cumplen fielmente con su deber, como hizo el Papa Pío V.

No hay nada más grato a Dios que cumplir cada uno con su Misión, con su vocación a la santidad, que es el destino de cada uno de nosotros: ser perfectos como Dios es perfecto.

El amor no es acostarse con todos y todas, el amor es hacer el bien; y hacer el bien, es ser humano cien por cien, y la humanidad es que, si quieres sexo, formes una familia donde tus hijos sean tus hijos y vean al padre y a la madre unidos, donde puedan tener una vida en paz y vivir el amor unos a otros, y todos con Dios.

No somos animales irracionales; tiene el hombre, la persona, una razón por la que vivir, para amar y servir a Dios, nuestro Creador; porque todo lo que vemos y no vemos, tiene un orden, y el orden no viene del azar, el orden viene de una vida ordenada, de vivir la perfección, de hacer todo bien y todo lo bueno por amor al Supremo Bien, a Dios mismo que nos creó y nos dió la salvación.

Estudia, aprende de la vida y únete a la teología, estudiando a Dios, ¿Por qué no? ¿Por qué no saber quien es Dios, el que te dió el ser, el que te da la salvación?

Estudia, aprende y sé consciente de que puedes hacer las cosas bien: todas bien y no sólo las profesionales y, en cuanto a las personales, vivir una vida de perversión. La perfección está en todo o no está en nada. El que diga que trabaja bien y es un adúltero, un fornicario, un homosexual, un ladrón, un exhibicionista, este miente, no es nada más que un idólatra de si mismo y, haciéndose rey, se proclama también dios, y sólo hay un Dios en el Cielo y en la tierra: Nuestro Señor Jesucristo, que vivió en el mundo siendo Dios Hijo, que unido al Padre y al Espíritu Santo, creó el mundo en donde vivió y murió para el perdón de tu imperfección y la salvación de tu alma salida de Dios. Quien tenga ojos para leer y oídos para escuchar, medite y sea santo por la Caridad.

P. Jesús
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4 de Junio / Beato Pacífico de Cerano

Pacífico Ramota nació en la ciudad de Novara, en el Piamonte en el año de 1424. Sus padres murieron cuando era muy joven y quedó al cuidado de los benedictinos en la abadía de Novara. A la edad de 21 años salió de ahí para tomar el hábito en el convento franciscano de la estricta observancia. Después de su ordenación trabajó como predicador en toda Italia entre los años 1452 y 1471. Escribió un tratado de teología moral titulado «Sometta di Pacifica Concienza» que fue publicado en Milán, en 1475.

Durante mucho tiempo éste fue un modelo del género, ya que simplifica las explicaciones y usa un lenguaje claro. En 1480 se le ordenó el traslado a Cerdeña como Visitador e Inspector General para los conventos de la estricta observancia, así como Nuncio Apostólico, encargado por el Papa Sixto II de proclamar una cruzada contra Mahoma II. Para este tiempo, el Santo sabía ya que no le quedaba mucho tiempo de vida y apenas había comenzado la cruzada cayó gravemente enfermo. Murió en Sassari, el 4 de junio de 1482. El cadáver fue llevado a Cerano, donde se construyó una iglesia en su honor.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Pacífico de Cerano

Hay santos como el Beato Pacífico de Cerano que ven venir su final, otros creen verlo y no es, sino que son cosas del Diablo para hacerles perder la fe y ensuciársela. Dios todo lo puede, Dios todo lo sabe, pero no a todos les dice lo que creen que saben. Por eso no pidáis saber cuando llegará vuestra muerte porque, a menos que Dios así lo quiera, no lo dice a nadie y si tú, al saberla, al decírtelo alguien que dice saberla, si no te da paz, es que no es cierta la fecha, porque Dios es el bien y no puede hacer daño a nadie, así que si a uno le hace saber que va a morir, sabe que este uno lo va  aceptar con paz y benévolamente, si no es así, Dios no dice nada, porque iría contra sí mismo, y sería malo al decir un mal y dañar. Dios quiere nuestra alegría en el cielo y en la tierra, por eso ya nos llama bienaventurados.

P. Jesús

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25 de Junio / San Próspero de Aquitania

Si no fuera por sus escritos, todos marcados por la controversia semipelagiana, y por el testimonio del historiador Gennadio no sabríamos gran cosa de su vida que destaca por su virtud, por la perseverancia en la lucha por la ortodoxia y por el apasionamiento por la verdad. 

Parece ser que era natural de Aquitania y así se añade a su nombre, como apellido, el de su patria, y vió la luz a finales del siglo IV. Debió recibir una buena y sólida formación, y parece ser que frecuentó la compañía de los monjes que estaban en el monasterio de san Víctor, en Marsella, al sur de Francia. Consta que nunca entró en el mundo de los clérigos, siempre permaneció en el estado seglar y hay indicios prudentes que llevan a pensar que estuvo casado; de hecho, se le atribuye el «Poema de un esposo a su esposa» en cuyo caso no habría duda sobre su estado matrimonial e incluso se le podría aplicar la profundidad de pensamiento y las claras actitudes de vida cristiana que en él aparecen, pero no puede afirmarse con total seguridad por negar algún autor de peso la autoría prosperoniana del poema. 

Bien conocida es la controversia teológica suscitada en el siglo V por la desviada enseñanza de Pelagio contraria al pensar cristiano poseído pacíficamente en la Iglesia. La reacción de san Agustín -con toda clase de argumentos bíblicos y teológicos- no se hizo esperar en defensa de la fe y la sanción de los concilios de Cartago en los años 416 y 418 con la posterior aceptación del papa parecía haber solucionado para siempre el problema. Pero no fue así y es aquí donde entra en juego Próspero de Aquitania. 

Los monjes de san Víctor en Marsella empiezan a inficionar las Galias con un pelagianismo camuflado que enseña el abad Casiano, escritor y teólogo, secundado por sus monjes. Dice en sus «Colaciones» que admite la doctrina contra los pelagianos expuesta por san Agustín y aprobada por los concilios y los papas, pero sostiene con sus monjes que depende del hombre la primera elección que en términos teológicos se denominará desde entonces el «initium fidei». Este es el pensamiento teológico que en el siglo XVI recibirá el nombre de semipelagianismo. Próspero detecta el mal larvado y habla, y discute, y visita, y escribe a Agustín propiciando la escritura de los tratados maduros agustinianos «Sobre el don de la perseverancia» y «De la predestinación de los santos» que escribió, ya anciano, el obispo de Hipona. Es toda una controversia de alto nivel. Como es laico y su fuerza termina en su pobre persona, no cede en la verdad teológica y marcha a Roma para implicar en la defensa de la fe al mismo papa Celestino I que era ya un hombre avezado en este tipo de discusiones y escribió a los obispos galos pidiendo sometimiento al magisterio de la Iglesia recogido de san Agustín. 

Se trataba de intrincadas cuestiones que, en sus matices, son para especialistas teólogos y en las que los incautos son fácil presa al engaño. En juego está la idea de Dios y del hombre, el valor de la Redención y la necesidad de los sacramentos. No era poca cosa la que estaba sobre el tapete. Había que saber conciliar la evidencia del absoluto poder de Dios, su voluntad salvífica universal, y su absoluta libertad con la libertad del hombre que es un ser dependiente y el papel que le concierne en su propia salvación, correspondiendo personalmente a la gracia. Si se concedía excesivo protagonismo a la libertad humana se llegaba al extremo inaceptable de que el hombre puede llegar a la salvación sobrenatural por sus propias fuerzas; si, por el contrario, se acentuaba la absoluta dependencia del hombre con respecto a Dios, se hacía a Dios responsable de la condenación, cosa igualmente imposible. Llegar a la expresión técnica de la fe era cosa de preclaras inteligencias, grandes teólogos y extraordinarios santos. 

Muerto Casiano y fallecido también san Agustín, no se acabó la discusión entre los seguidores del fraile y tuvo que ser el laico o seglar Próspero quien mantuviera firme y alta la bandera de la ortodoxia. Que se sepa, escribió «La vocación de todos los gentiles», «Contra el autor de las Colaciones», «Sobre la Gracia y el libre albedrío» y «De los ingratos». 

Terminó sus días el seglar Próspero siendo secretario nada menos que del papa san León Magno y hasta se piensa que pudo poner su aportación en la Epístola Dogmática escrita a los Orientales para exponer magisterialmente el misterio de la Encarnación, declarando la unión Personal en Cristo contra la herejía de Nestorio y contra Eutiques y los monofisitas las dos naturalezas de Cristo. 

Murió después del año 455, sin que se pueda aventurar con más exactitud la fecha de su muerte en el actual estado de investigación. 

Da gusto ver en el siglo V la entrega de un laico sabio y santo responsable de su misión y puesto en la Iglesia sin renunciar al estado que Dios quiso para él. Aunque en aquella época no se hablaba aún de «promocionar al laicado», ni de «laicos comprometidos», se demuestra una vez más que, para cada uno en particular, la santidad no depende del modo de ser Iglesia en la Iglesia, sino de la fidelidad a la gracia de Dios y del esfuerzo por poner en juego todos los dones recibidos.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Próspero de Aquitania

Hay santos seglares y hay santos religiosos y hay santos sacerdotes; pero todos los santos son consagrados. Quien no tiene fe, no se salva. Y quien no practica la fe, no se salva. Entonces ¿Quiénes se salvan? Los santos. Y todos los santos, han de consagrarse individuamente a Dios para salvarse.

San Próspero de Aquitania, se salvó, pero no tuvo una vida fácil, se dedicó a vivir y a luchar por la fe de su Iglesia, por la fe de Cristo. Lo criticaron, lo calumniaron diciendo cosas de él muy malas y falsas, pero él, San Próspero de Aquitania, pasó los últimos tiempos de su vida junto al Papa, porque los santos son amados y necesitados desde los más altos cargos de la Iglesia para que den buen ejemplo y ayuden a todos a salvarse como ellos mismos se salvan: por su fe y las obras de la misma.

P. Jesús

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29 de Junio / Santos Pedro y Pablo, Solemnidad

Tan atrás como en el siglo cuarto se celebraba una fiesta en memoria de los Santos Pedro y Pablo en el mismo día, aunque el día no era el mismo en Oriente que en Roma. El Martirologio Sirio de fines del siglo cuarto, que es un extracto de un catálogo Griego de santos del Asia Menor, indica las siguientes fiestas en conexión con la Navidad (25 de diciembre): 26 dic. San Estéban; 27 dic. Santos Santiago y Juan; 28 dic. Santos Pedro y Pablo. 

La fiesta principal de los Santos Pedro y Pablo se mantuvo en Roma el 29 de junio tan atrás como en el tercero o cuarto siglo. La lista de fiestas de mártires en el Cronógrafo de Filócalo coloca esta nota en la fecha – «III. Kal. Jul. Petri in Catacumbas et Pauli Ostiense Tusco et Basso Cose.» (=el año 258) . El «Martyrologium Hieronyminanum» tiene, en el Berne MS., la siguiente nota para el 29 de junio: «Romae via Aurelia natale sanctorum Apostolorum Petri et Pauli, Petri in Vaticano, Pauli in via Ostiensi, utrumque in catacumbas, passi sub Nerone, Basso et Tusco consulibus» (ed. de Rossi–Duchesne, 84). 

La fecha 258 en las notas revela que a parir de ese año se celebraba la memoria de los dos Apóstoles el 29 de junio en la Vía Apia ad Catacumbas (cerca de San Sebastiano fuori le mura), pues en esta fecha los restos de los Apóstoles fueron trasladado allí (ver arriba). Más tarde, quizá al construirse la iglesia sobre las tumbas en el Vaticano y en la Vía Ostiensis, los restos fueron restituidos a su anterior lugar de descanso: los de Pedro a la Basílica Vaticana y los de Pablo la iglesia en la Vía Ostiensis. 

En el sitio Ad Catacumbas se construyó, tan atrás como en el siglo cuarto, una iglesia en honor de los dos Apóstoles. Desde el año 258 se guardó su fiesta principal el 29 de junio, fecha en la que desde tiempos antiguos se celebraba el Servicio Divino solemne en las tres iglesias arriba mencionadas (Duchesne, «Origines du culte chretien», 5ta ed., París, 1909, 271 sqq., 283 sqq.; Urbano, «Ein Martyrologium der christl. Gemeinde zu Rom an Anfang des 5. Jahrh.», Leipzig, 1901, 169 sqq.; Kellner, «Heortologie», 3ra ed., Freiburg, 1911, 210 sqq.). La leyenda procuró explicar que los Apóstoles ocupasen temporalmente el sepulcro Ad Catacumbas mediante la suposición que, enseguida de la muerte de ellos los Cristianos del Oriente deseaban robarse sus restos y llevarlos al Este. Toda esta historia es evidentemente producto de la leyenda popular. 

Una tercera festividad de los Apóstoles tiene lugar el 1 de agosto: la fiesta de las Cadenas de San Pedro. Esta fiesta era originariamente la de dedicación de la iglesia del Apóstol, erigida en la Colina Esquilina en el siglo cuarto. Un sacerdote titular de la iglesia, Filipo, fue delegado papal al Concilio de Éfeso en el año 431. La iglesia fue reconstruida por Sixto II (432) a costa de la familia imperial Bizantina. La consagración solemne pudo haber sido el 1 de agosto, o este fue el día de la dedicación de la anterior iglesia. Quizá este día fue elegido para sustituir las fiestas paganas que se realizaban el 1 de agosto. En esta iglesia, aún en pié (S. Pietro en Vincoli), probablemente se preservaron desde el siglo cuarto las cadenas de San Pedro que eran muy grandemente veneradas, siendo considerados como reliquias apreciadas los pequeños trozos de su metal. 

De tal modo, la iglesia desde muy antiguo recibió el nombre in Vinculis, convirtiéndose la fiesta del 1 de agosto en fiesta de las cadenas de San Pedro (Duchesne, op. cit., 286 sqq.; Kellner, loc. cit., 216 sqq.). El recuerdo de ambos Pedro y Pablo fue más tarde relacionado con dos lugares de la antigua Roma: la Vía Sacra, en las afueras del Foro, adonde se decía que fue arrojado al suelo el mago Simón ante la oración de Pedro y la cárcel Tullianum, o Carcer Mamertinus, adonde se supone que fueron mantenidos los Apóstoles hasta su ejecución. 

También en ambos lugares se erigieron santuarios de los Apóstoles y el de la cárcel Mamertina aún permanece en casi su estado original desde la temprana época Romana. Estas conmemoraciones locales de los Apóstoles están basadas en leyendas y no hay celebraciones especiales en las dos iglesias. Sin embargo, no es imposible que Pedro y Pablo hayan sido confinados en la prisión principal de Roma en el fuerte del Capitolio, de la cual queda como un resto la actual Carcer Mamertinus.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Pedro y Pablo, Solemnidad

Dios quiere iglesias, templos, en Su honor. Y los quiere llenos de personas con devoción y fe, con amor a Dios y entre los hermanos, y sirviendo a todos, como hizo Jesús, Dios Hijo, Jesucristo, e hicieron, por imitación a Dios, San Pedro y San Pablo. Cada uno con su carisma, cada uno con total entrega a Dios. Y los dos, unidos por el Espíritu Santo, que une y rige a la Santa Madre Iglesia Católica, que es la bella Esposa de Dios. ¡Tú! Tú eres templo y eres Iglesia; edifícate imitando a Jesús, como lo hicieron San Pedro y San Pablo.

La Iglesia es más que un templo en honor a Dios, la Iglesia eres tú. Medita en esto, oh amado de Dios.

P. Jesús
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30 de Junio / Santos Protomártires de la Santa Iglesia Romana

Tanto el historiador pagano Tácito, en su obra Annales, como el Papa Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que muchos cristianos sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución desencadenada por el emperador Nerón después del incendio de Roma, en el año 64. 

Algunos de ellos fueron quemados como antorchas humanas en los banquetes nocturnos, otros crucificados o echados como alimento de animales salvajes. Estos mártires murieron antes que San Pablo y San Pedro y son llamados «Los discípulos de los Apóstoles».

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Protomártires de la Santa Iglesia Romana

Muchos han muerto por su fe, como lo hicieron los Santos Protomártires de la Iglesia Romana. Pero antes murieron a si mismos para ser dignos de ser mártires. No todos pueden ser mártires, sólo los santos. ¿Tú crees que podrías defender tu fe hasta la misma muerte física? Entonces, no vas a ser santo.

Soy duro, piensan algunos, pero, si ser santo fuera menos que llegar a dar la vida por Dios, como hicieron los Protomártires de la Iglesia Romana, ¿De que habría servido su sacrificio por su amor total y entrega total a Dios?

Dios no hace rebajas. Dios es el Presente, el pasado y el futuro, siempre es igual, Dios quiere tu amor total. ¿Comprendes? Sé que lo comprendes. ¡Qué lejos estás de la santidad! No es sólo rezar y evangelizar; ¡Es vivir tú lo que predicas!

Muchos quieren ir de predicadores y pocos viven las obras de la fe. A Dios le cansa tanta palabrería, quiere verdaderos apóstoles de palabras y obras de fe. No nos engañemos; cuesta mucho ser santo; sólo Dios puede hacer que seas santo, porque no es por rezar mucho, o asistir a muchas Misas, o hacer ayunos impresionantes; es por tener tú en tu corazón, en tu mente, en tus palabras y obras el amor a todo un Dios verdadero: Jesús de Nazaret, el Mesías.

Hoy sabes más que ayer.

P. Jesús
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