para tu santidad - 91. página

.-Una vez más, te pido que vayas a María, es tu Madre. ¡Mírala! Coge una estampa suya y bésala.

P. Jesús

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.-El esposo: Más deseable que la riqueza, es tener tus ojos en mis ojos, oh esposa de mi corazón.

P. Jesús

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.-La esposa: Deseo tus abrazos, oh esposo amado, más que las joyas o las piedras preciosas.

P. Jesús

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.-El esposo: Una palabra tuya de aliento, esposa mía, amada niña, es como hallar una fuente de agua fresca en el desierto de la pobreza.

P. Jesús

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.-La esposa: Con tener tu aprobación, esposo de mi corazón, yo como pan cada día, sin guarnición.  

P. Jesús

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.-El esposo: Delicada como la rosa eres, oh bella esposa, esa rosa, que hay, que no tiene espinas.  

P. Jesús

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.-La esposa: Dios, mi Señor, me quitó las espinas, por mi oración continua, para no producirte dolor, oh amado esposo, por el que renuncio a darte daño alguno.

P. Jesús

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.-El esposo: Bendita eres, oh esposa mía, cuando me escuchas sin interrumpirme y me dejas expresar lo que quiero decirte. En ti hay bondad sin límites.

P. Jesús

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.-La esposa: Te escucho, oh esposo, porque necesito de tus palabras positivas para tener paz en mi vida. Tu respeto al hablarme son como canciones de amor; importa el texto, pero lo más importante es la entonación que pones en las palabras que me llegan al corazón; me comunicas con agrado y exponiéndolo todo, no sintiéndote culpable por nada, porque si Dios lo permite, ¿qué podemos hacer tú y yo?; aceptarlo y rezar juntos, pidiendo ayuda al que todo lo puede, incluso nuestra unión sin discusión alguna, poniéndolo todo en manos de Dios.

P. Jesús

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.-El esposo: Dios nos prueba en la vida, y me ha dado tu cariño, oh esposa mía, para descansar con tu visión positiva de que todo es providencial y de que algún bien saldrá de tanto mal. Tu confianza en la Providencia, el buscar una solución en hacer la voluntad de Dios, me hacen amarte más cada día; oh mi amor de buena niña que confía siempre en la Virgen María.

P. Jesús

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