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30 de Abril / San Pío V, Papa

Miguel Ghislieri nació en 1504 en Bosco, en la diócesis de Tortona y tomó el hábito de Santo a los 14 años en el convento de Voghera. En 1556, fue elegido obispo de Nepi y Sutri y al año siguiente, fue nombrado, Inquisidor General y Cardenal. El santo tomó el nombre de Pío V desde el primer momento de su Pontificado (1565) y puso de manifiesto que estaba decidido aplicar no solo la letra sino también el espíritu del Concilio de Trento. En 1568 se publicó en nuevo Breviario, en el cual se omitía las fiestas y extravagantes leyendas de algunos santos y se daba a las lecciones de la Sagrada Escritura su verdadero lugar. Además, se terminó el catecismo que el Concilio de Trento había mandado a redactar y el Pontífice mandó a traducirlo en diferentes lenguas.

El éxito del Papa se debió en gran parte, a la veneración que el pueblo le profesaba por su santidad; su oración era fervorosa y frecuentemente visitaba a los hospitales y asistía personalmente a los enfermos. Sin embargo, durante su pontificado, el Papa tuvo que enfrentar dos grandes amenazas: la difusión del protestantismo y las invasiones de los turcos, frente a lo cual trabajó incansablemente. En 1572, el Papa sufrió el violento ataque de una dolorosa enfermedad que le produjo la muerte el 1 de mayo del mismo año, a los 68 años de edad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Pío V, Papa

A los catorce años uno puede saber lo que quiere hacer con su vida, y muchos lo saben, como lo supo San Pío V, Papa; como lo saben todos estos que se dan al sexo y les espera, no la aureola de santidad, sino la eternidad en el fuego y el azufre. Aún siendo menor de edad, uno sabe lo que quiere hacer con su vida, aunque muchos no piensan, y siguen la moda porque no saben meditar, no saben estudiar o reflexionar; hoy, a muchos, les “regalan” los estudios, van pasando de curso sin saber las lecciones; hoy pocos saben pensar, pocos se esfuerzan por y para estudiar y meditar las cosas de la vida, porque incluso sabiendo cómo es el cuerpo humano, se medita en la existencia, al igual que estudiando la naturaleza, pero, pocos estudian, muchos aprenden como “loritos” para tener el título, o se lo ganan con malas artes, o se lo regalan porque, “pobrecitos”, estudiar cuesta esfuerzo, y pocos saben esforzarse en esta vida; todo se lo dan hecho, ¡qué gran mentira!

Los santos aprenden, estudian y cumplen fielmente con su deber, como hizo el Papa Pío V.

No hay nada más grato a Dios que cumplir cada uno con su Misión, con su vocación a la santidad, que es el destino de cada uno de nosotros: ser perfectos como Dios es perfecto.

El amor no es acostarse con todos y todas, el amor es hacer el bien; y hacer el bien, es ser humano cien por cien, y la humanidad es que, si quieres sexo, formes una familia donde tus hijos sean tus hijos y vean al padre y a la madre unidos, donde puedan tener una vida en paz y vivir el amor unos a otros, y todos con Dios.

No somos animales irracionales; tiene el hombre, la persona, una razón por la que vivir, para amar y servir a Dios, nuestro Creador; porque todo lo que vemos y no vemos, tiene un orden, y el orden no viene del azar, el orden viene de una vida ordenada, de vivir la perfección, de hacer todo bien y todo lo bueno por amor al Supremo Bien, a Dios mismo que nos creó y nos dió la salvación.

Estudia, aprende de la vida y únete a la teología, estudiando a Dios, ¿Por qué no? ¿Por qué no saber quien es Dios, el que te dió el ser, el que te da la salvación?

Estudia, aprende y sé consciente de que puedes hacer las cosas bien: todas bien y no sólo las profesionales y, en cuanto a las personales, vivir una vida de perversión. La perfección está en todo o no está en nada. El que diga que trabaja bien y es un adúltero, un fornicario, un homosexual, un ladrón, un exhibicionista, este miente, no es nada más que un idólatra de si mismo y, haciéndose rey, se proclama también dios, y sólo hay un Dios en el Cielo y en la tierra: Nuestro Señor Jesucristo, que vivió en el mundo siendo Dios Hijo, que unido al Padre y al Espíritu Santo, creó el mundo en donde vivió y murió para el perdón de tu imperfección y la salvación de tu alma salida de Dios. Quien tenga ojos para leer y oídos para escuchar, medite y sea santo por la Caridad.

P. Jesús
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