Domingo, 6 de junio de 2.010
A ti que buscas vengarte: Hijo, hija, ¡Dios te libre de hacer mal! ¿Quién sería más culpable, la maldad de otro-os que te llevó a vengarte, o tu venganza? ¿Quién vengó a Cristo? La venganza no es buena, la venganza es el dolor hecho odio. La venganza es el amor perdido. Y… ¿Qué haces sin amor? Una cosa es la justicia, otra la venganza. La justicia es necesaria. Si te roban, es justo que la justicia se ocupe de que te devuelvan lo tuyo, sea dinero u honra. Pero no te es lícito robar a quién te ha robado, ni calumniar a quién te ha injuriado. Duele todo daño recibido y duele tener que dominarse. Muchas veces, Dios permite a los santos, que les hagan mucho daño para que, en este dolor, aceptado y redimido por Dios, puedan, sufriendo, mejorar sus condiciones humanas y, de imperfectos, Dios los haga más perfectos. Hay dos alternativas frente al dolor, o que te haga santo, o que te lleve al infierno, en vida y después de morir. La persona elije. Tú elijes. El tiempo que se dedica a las venganzas, es tiempo perdido, es tiempo de Dios, para Dios y su gloria, y no para el orgullo de la persona. Por muy herido que esté el orgullo, hay que acudir a Dios y limpiar el corazón de todo dolor, con la bondad de su Amor. Te debe de interesar más, tener el Amor de Dios que hacer tu venganza. Se puede, se puede si pones tus ojos fijos en la Cruz; allí, donde Jesús murió perdonando, y donde tú y yo tenemos que unirnos a Cristo y, con María, rezar y encomendarnos a Dios, que puede sanar y sana. No hay amor más grande ni más deseado que el Amor de Dios, y se nos es dado a todos totalmente, infinitamente, porque cada uno es amado en el perdón. Dios podría vengarse de nosotros y de todo el daño que le hicimos, pero Dios calla y Ama, y es su Amor el único que nos cura de todo dolor. Es su Amor aceptado, el que consigue de nosotros que demos amor a todos, aunque nos duela. Dios tenga compasión del odio y lo transforme en Amor para Él, el único que no peca, el único que no miente, el único que te Ama de verdad y con total intensidad. Dios. Uno y Trino, y con Él, con Dios, su bendita Madre y Madre tuya, la Virgen del Amor, la Virgen del Perdón. Reconcíliate con Dios. No odies a nadie y ama a todos porque sí, porque es lo que Dios quiere de ti, y de ti, y de mí. Amor. Con afecto sincero. P. Jesús © copyright |
Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN. |