Domingo, 23 de octubre de 2.011
A ti, que sabes que Dios quiere que seas feliz:
Me ha escrito una buena amiga, que conoce bien a Dios y que sabe la verdad, el que Dios quiere que todos y cada uno sean felices; así lo dice:
Queridos amigos:
Espero y leo a diario el Evangelio y mensajes, y me comunico con Uds porque, creo que los mensajes se están prestando a malos entendidos. En los últimos tiempo veo que se asocia la vida del cristiano con el sufrimiento. Creo que no es así. Estoy convencida que Dios, como buen Padre, nos puso en el mundo para ser felices y hacer felices al resto y que está especialmente junto al que sufre. Esta visión que tenemos del ser Católico =a sufrir hace que muchas personas decidan buscar nuevas expresiones religiosas, donde, a demás de ayudarlos a seguir la palabra de Dios no los haga sentir culpables por sentirse felices. Supongo que se trata de un mal entendido que se da por el uso diferente que hacemos de las palabras en los distintos países de habla hispana… pero creo que es útil saber cómo se está interpretando por estas regiones.
Gracias por su trabajo que nos ayuda a estar cerca de la Palabra de Dios!
Saludos
C.
Amiga, comprendo perfectamente lo que comentas, pero ¿qué hacemos con los que sufren?, porque muchos sufren, y todos van a sufrir y sufrirán; ¿dónde hallarán consuelo?, en donde se les ama de verdad, en la Iglesia Católica, la que consuela y tiene misericordia, la que es la verdadera y es real, y por lo tanto vive en lo real, y el sufrimiento es verdaderamente real en este mundo, en este valle de lágrimas. ¿Quién no ha derramado lágrimas de sufrimiento?, aunque sea porque las cosas no le han salido como quería; por ejemplo, quería un empleo, necesitaba un empleo y se lo han dado a otro, y esto es sufrimiento, y hay mucho sufrimiento en este mundo, como el que ama y no es correspondido. La Iglesia lo sabe, sabe la verdad, y siendo madre, la Iglesia consuela. Es difícil consolar, es más fácil lo que hacen otras religiones, lo que hacen los protestantes, algunos hacen ver que todo es felicidad, y la viven en los momentos de sus encuentros, pero luego cada uno va a su casa y se enfrenta con su realidad, le han dado afecto, pero, por ejemplo, sigue enfermo, sigue sin dinero, sigue sin que su hijo regrese o deje la droga o el alcohol. La Iglesia Católica no es como las demás, porque es la verdadera, la única que tiene todo el Amor de un Dios que Ama y, que Amando, consuela y tiene misericordia y ayuda.
Las personas no son lo que quieren ser, son lo que son, y siendo lo que son, sufren, porque cada uno busca su lugar en el mundo y daña, tantas veces, a otros, por su imperfección.
Nosotros, los cristianos-católicos, tenemos la fe y además tenemos la ESPERANZA; si las cosas, todas, nos fueran bien, no haría falta la esperanza, pero la esperanza, viene dada por Dios que Ama y sabe que sufres y vas a sufrir.
¿Qué hacemos con los que sufren, los arrinconamos como hacen otras religiones?, los consolamos y les damos esperanza, les ayudamos con tantas instituciones católicas de caridad que la fe nos ha llevado a fundar, sea para aliviar el cuerpo, el alma, o ayudar a encontrar empleo, porque de todo esto necesita el hombre, la persona, tú; sinó hoy, lo necesitarás mañana.
Sufrir es parte de la vida, como el trabajar en algo, como el aprender cosas; sufrir existe, es real, y se sufre mucho, muchos sufren mucho y quieren y necesitan ser consolados, quieren misericordia y esperanza.
Para sacudirse el sufrimiento, mi querida amiga, primero hay que aceptarlo, hablar de él, conocerlo bien, y sabiendo cómo es y qué nos hace, se puede pedir a Jesús exactamente lo que quieres; ¿sabes que muchos no piden?, pues sí, hay muchos que no piden, porque o creen que se merecen este sufrimiento, y algunos se evaden de él con antidepresivos, como si fuera lo más natural del mundo tener que medicarse por sufrir; y el sufrimiento, puede que en algunos necesite de antidepresivos, pero si en la primera fase hubieran encontrado una mano amiga, un acto de verdadera caridad, unas palabras de comprensión, de afecto, un consejo para solucionar su problema, no habría tenido que llegar a aceptarlo como un modo de vida permanente, que tomando una pastilla te atonta y ¡vas tirando!
Dios quiere que seas feliz, que todos sean felices, que nadie necesite de antidepresivos, sino que aceptando el sufrimiento, conociéndolo, se le pida a Dios mismo, a Jesús, lo concreto para dejar de sufrir; si es que se halle el verdadero amor, pues esto, pedir con fe y esperanza esto, hallar el amor verdadero, o tener un buen empleo, o que el hijo deje de drogarse, que el cónyuge lo acepte como es y mejoren sus relaciones. Si “no se sufre”, no se pide, y hay el derecho de ser felices. Dios, tú lo sabes, mi buena amiga, Dios quiere que seas feliz, por eso la Iglesia habla de la realidad del sufrimiento, para que lo conozcas, lo reconozcas, lo afrontes, luches para hallar la paz y la felicidad, porque todo tiene solución, y siempre la solución primera, ¡aunque duela!, es saber de qué va tu cruz; Cristo, sabía, porqué cargaba su Cruz, lo sabía y lo aceptó; los santos saben también cual es su cruz y la aceptan y luchan para servir, con ella, a todos sin discriminación.
Amiga mía, quisiera que aún fuéramos más amigos a partir de esta carta que te escribo, porque tú realmente conoces a Dios, sabes que no quiere el sufrimiento, sabes que quiere que seas feliz por el cumplimiento de los diez mandamientos, usando de la oración, los sacramentos, las obras de piedad y la mortificación, que es llevar esta cruz del sufrimiento voluntariamente.
Te quiero.
Con afecto sincero.
P. Jesús
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