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Prosperar

36 Carta / A ti, que tienes proyectos para prosperar

Domingo, 20 de febrero de 2.011

A ti, que tienes proyectos para prosperar:

Eso quiere Dios, que prosperes en todos los ámbitos de tu vida, que tengas sueños, ideas, esperanzas, confianza y fe. Tus propósitos de mejora, preséntaselos a Dios en oración y en total confianza, si con cosas buenas, con buenos fines y viviendo en gracia de Dios, sin intenciones de pecar y apartándote de ellas. Todo esto te es necesario para tener el favor de Dios. Y sin el favor de Dios, no hay éxito bueno ni duradero. Ya sé que lo sabes, que lo has vivido y has visto los malos resultados de servir a dos señores a la vez; ¡no se puede servir a Dios y al mal! Estás viviendo ahora las malas consecuencias de tus actos que no fueron coherentes con lo que proclamabas como tu fe. ¡A Dios no se le puede engañar!, y aunque engañes a muchos con tu falsa piedad, a Dios no podrás, ¡jamás! engañarlo; así que prepárate para ser, de ahora en adelante, coherente con tu fe; y ¡Dios puede salvar el “barco”!; ¡ya lo creo!, recuerda la tormenta en alta mar, mientras Él, Jesús, dormía. Despiértalo con tus oraciones, salidas de un limpio corazón lleno de buenas intenciones, de palabras santas, y dejando la envidia, la codicia, el orgullo, la soberbia, las quejas, que vienen del orgullo, porque el orgulloso piensa que todo le tiene que salir bien; y como en la vida no todo sale bien y siempre hay problemas, el orgulloso no quiere tener problemas, quiere una vida fácil porque “¡él es el mejor de todos!; ¿por qué va a tener que pasar por pruebas y problemas?”… Quien no quiera luchar con los conflictos que trae vivir, es que es un orgulloso en potencia, aunque sea una persona callada y pacífica, ¿o es orgulloso en gran medida, o no sabe nada de la vida?, porque la vida va de hacer proyectos, de tener deseos y de luchar por ellos. ¡Nadie da nada por nada! Dios ayuda si estás en su bando, y no porque no quiera darte, ¡que Él, Dios, si quiere!, y a todos da las bendiciones de la naturaleza; ¡el sol sale gratis para todos!, pero, como ya os he dicho alguna vez, Dios quiere que le pidas y que estés en su, digamos, “hábitat natural”, que es la Gracia. Si no vives en gracia de Dios, Dios te oye pero pide que traspases la barrera del pecado, yendo a confesarte y recibiéndolo en la Comunión, para que así, unidos Él y tú como hermanos, como amigos, como socios, hagas planes en tu vida contando con Él. Con Jesús, Dios, todo se puede, todo es posible.

Prosperarás en la vida, en tu santidad y en todas tus cosas humanas y lícitas, cuando decidas apoyarte en Dios, cuando abandones el pecado y aceptes que el éxito humano está en la virtud, en grado superlativo. A ver, ¿qué tal estás de virtudes?… uuuuyyyy, ¡eso hay que mejorarlo!; a partir del próximo domingo, vamos a profundizar en las virtudes, y repasaremos también los pecados capitales… ¡No te vayas!; te interesa seguir leyéndome cada semana, porque sé de qué va la vida, tu vida. Y ya veo que con sólo mi oración no te basta, así que, ¡manos a la obra!, a trabajar esas virtudes que tanto deseas en los demás. Dios las desea para ti. ¡Di que sí!, di que sí. 

¡Te espero el domingo que viene!, ¡no me falles!; yo no te voy a fallar.

 Con afecto sincero.

P. Jesús
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100 Carta / A ti, que eres mi amigo-a

Domingo, 28 de octubre de 2.012

A ti, que eres mi amigo-a:

¿Cómo estás amigo-a?, ¿cómo van tus proyectos y tu vida?…

Hoy te escribo esta carta porque eres mi amigo-a, porque has estado a mi lado estas 100 cartas que llevo escribiendo para ti, y que nos han unido en la caridad de la esperanza de nuestra bendita fe cristiana católica.

Deseo y pido al Buen Dios, que todo te vaya bien y mejor, que cada día estés más contento de ti mismo y de quien eres. Sé que tienes unas fantásticas cualidades, y que muchas de ellas aún las tienes por desarrollar, y te invito a que lo hagas, a que creas en Dios, que cree en ti, y hagas salir de ti mismo muchas más cosas buenas de las que ya han visto la luz, y muchas han sido reconocidas.

Pretendo que nuestra amistad sea para siempre, y procuro y procuraré darte lo mejor de mí mismo, como hizo Cristo.

Te agradezco que me quieras siendo sacerdote, como soy, y que me pidas ayuda siempre que la necesites; y sabes que en mi oración al Padre, a Dios, siempre en ella le hablo de ti. Sé que lo sabes, pero te lo digo, porque para mí es una alegría ser sacerdote y sentir que tú me quieres así como soy.

La confianza que nos tenemos, es algo bueno, porque hace que nos comprendamos más y mejor.

Todo lo que sentimos el uno para el otro, es pura Gracia de Dios, es como vivir la Comunión de los Santos; es un regalo especial que sólo se entrega por la Caridad.

Amigo-a, en esta carta número cien, ¡qué bien!, seguimos con la amistad, y tendremos un futuro fantástico, porque en este presente ya lo estamos disfrutando tanto.

Aquí me tienes, aquí estoy, para miles de cartas más que tengo pensadas escribirte, y descubrirte la fe, la esperanza y la caridad.

¡Amigos para siempre!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.