La extensión del culto a Santa Teresa del Niño Jesús o Santa Teresa de Lisieux, joven carmelita, es uno de los fenómenos más impresionantes y significativos de la vida religiosa de nuestros días. La santa murió en 1897 y, poco después, era ya conocida en todo el mundo. Su camino de sencillez y perfección en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, se ha convertido en el ideal de muchos cristianos. Su biografía, escrita por orden de sus superiores, es un libro famoso y los milagros y gracias que se atribuyen a su intercesión son incontables.
Pío XI la beatificó en 1923 y la canonizó en 1925. Extendió su fiesta a toda la Iglesia de occidente. En 1927, Santa Teresa del Niño Jesús fue nombrada, junto con san Francisco Javier, patrona de todas las misiones extranjeras y de todas las obras católicas en Rusia.
La Santa se había entregado con entera decisión y conciencia a la tarea de ser santa. Sin perder el ánimo, ante la aparente imposibilidad de alcanzar las cumbres más elevadas del olvido de sí misma, solía repetirse: «Dios no inspira deseos imposibles. No tengo que hacerme más de lo que soy, sino aceptarme tal como soy, con todas mis imperfecciones».
Fuente: ACI Prensa
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia
Ponte en manos de Dios, como lo hizo Santa Teresa del Niño Jesús, y reconócete insignificante y llena, lleno de defectos, que sólo Dios puede, con Su Gracia cambiártelos, por tu deseo de alcanzar las cumbres más elevadas del olvido de tí misma, de tí mismo.
Es cogerse la santidad en serio, y no pensando que la santidad es sólo para los ‘grandes santos’ esos que acaban con cabezas cortadas. Porque la santidad se gana con el amor que siente tu corazón por Dios. Otra cosa son las circunstancias de tu vida, porque muchos han perdido la vida en luchas y guerras y asesinatos, pero no son santos. Los santos aman a Dios sobre todas las cosas y personas, como hizo Santa Teresa del Niño Jesús, como haces tú. ¡Santo! ¡Santa!
P. Jesús
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