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10 de Marzo / Santos Cuarenta Mártires de Sebaste

Cuando el gobernador de Capadocia y de Armenia Menor publicó un decreto que condenaba a muerte a todos los cristianos que no abandonasen su religión, cuarenta soldados –que pertenecían a la Legión del Trueno- y de diferentes nacionalidades, estacionados en Sebate, se negaron a ofrecer sacrificios a los ídolos y declarándose firmes seguidores del Señor, pese a las amenazas y halagos. Como los mártires permanecieron inconmovibles, el juez mandó que les dieran tortura y les arrojaran al calabozo; sin embargo el gobernador furioso ante la obstinación de los mártires, los sometió a que fueran llevados desnudos a un lago helado, junto al cual había un baño tibio para los que cedieran. Los mártires oraron al Señor, pidiendo que ninguno de ellos renegara de su fe y cediese a la tentación de abandonar el lago.

Después de tres días y tres noches de agonía, sólo uno de ellos renegó de la fe; pero la reacción que le produjo el agua caliente después del intenso frío le costó la vida, perdiendo así la salvación eterna. Al enterarse de lo sucedido, los mártires se afligieron mucho, pero el Señor les consoló reemplazando milagrosamente al desertor ya que uno de los guardias se convirtió al cristianismo y por inspiración divina compartió con ellos el martirio.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Cuarenta Mártires de Sebaste

Eso ocurre también en la vida, muchos se creen que adorando a los dioses falsos, a las doctrinas y filosofías, o al dinero, no van a sufrir; y sufren y mueren como todos, igual que los que aman a Dios y confían en Él, en su misericordia fiel.

¿Quiénes sufren más, los que aman a Dios, o los que no le aman? Todos sufrimos en este mundo, incluso Dios mismo sufrió; entonces, no cedas la tentación de dejar a Dios por no sufrir más que otros, porque puede que seas tú el que muera antes, y además se pierda tu alma en el Infierno eterno.

Dices que no puedes, que no podrás sufrir el dolor; Dios te dará fuerzas para cumplir siempre con tu deber, en las circunstancias por las que atravieses en tu vida; tú, sólo procura resistir toda mala tentación de abandonar a Dios, de no cumplir con la doctrina, de no cumplir con tu deber de estado, de no cumplir la Ley de Dios. Si rezas y pides, no te ha de faltar jamás la ayuda de Dios para resistir en tu fidelidad y no pecar.

Dios te ama, Dios te salva; Dios sufrió por ti.

P. Jesús
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