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80 Carta / A ti, que quieres saber de qué va la libertad nuestra

Domingo, 26 de febrero de 2.012

A ti, que quieres saber de qué va la libertad nuestra:

Ante todo y sobre todo, te digo a ti, amigo, amiga, que esta libertad es exclusiva para cada uno, o sea, para que cada quien sea libre y haga el bien que pueda, ¡cuánto más, mejor!

Alguna gente se esfuerza, y se esfuerza mucho, para tener control sobre otros, los persigue, los cerca, y a veces, incluso, lo hace en nombre de Dios. ¿De qué Dios?, porque al Dios, Jesús, que debemos imitar, era un pacifista, y esa paz produce la guerra en uno mismo, si quiere seguirlo, ¡y no en los demás! A los demás hay que informar, con obras y de palabra, para que conozcan a Dios, para que sepan el Evangelio y se sientan amados, ¡tan queridos, como son por Cristo!, ¡el Mesías!

A todos estos, que en nombre de la libertad, se hacen dictadores en la vida de los demás, ¡aunque sea en nombre de la fe!, les espera el Infierno eterno, si no cambian de actitud y van a confesarse, arrepentidos de sus pecados.

O sea, que la libertad es nuestra, ¡de cada uno!

Sí, que tienes que protegerte del mal uso de la libertad de los demás, y con tu ejemplo, y si puedes, con palabras, debes exponer y dar a conocer la libertad de la que Dios habla, ¡la de hacer el bien a todos!, porque Dios, pasó por este mundo HACIENDO EL BIEN A TODOS.

Esas tonterías que a veces se oyen, de querer ir hasta las puertas del Infierno, con tal de convertir un alma, ¡son necedades de falta de fe!, porque la oración mueve a Dios, que entra en los corazones más duros y fríos; Dios, de necesitar algo, sólo necesita que le pidas, por eso te dice una y otra vez: “¿Qué quieres de mí?”

¡Ya está bien de juzgar y sentenciar!, porque perseguir y coaccionar a quien cree alguno que el otro hace mal, y puede que lo haga, ¡y puede que no!, eso corresponde a la acción civil del Estado, por eso hay las leyes humanas, como hay las leyes divinas para que tú, ¡tú cumplas con ellas y des buen ejemplo!

Tú, atrévete a hacer examen de conciencia, ¡atrévete!

Conócete a ti mismo a la luz de confrontar con tu vida los diez mandamientos de la Ley de Dios.

¡Ojo!, que a los hijos hay que exigirles obediencia, y en un hogar hay que vivir la realidad de que es una iglesia doméstica, donde el padre tiene la última palabra, si está de acuerdo con la de Dios, y la madre, ayuda en todo a la santidad de todos y la suya propia. Que quede claro que el hogar es una iglesia familiar, si los esposos se han casado en santo matrimonio canónico, sujeto a las leyes del derecho canónico, de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

¡Nada malo puede estar en la Iglesia Católica!, nada malo hecho o dicho con voluntad y prevaricación, así que tenlo claro, ¡tienes de saber de qué va tu fe!, deberías leer la Sagrada Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica y el Derecho Canónico, ¡estos tres libros te son esenciales!; y rigurosamente solicito de tí que los tengas a mano y los leas, porque saber leyes divinas, te ayudará a vivir la libertad, a disfrutar de tu fe, y a sentirte unido a la voluntad Divina de ser parte de la Iglesia universal, ¡la Suya!, la Católica, Apostólica y Romana.

No sé si lo sabes, pero deberías saberlo, que se te podría juzgar bajo la ley canónica, si tu conducta no fuera ejemplar, si con ella dañaras a los demás; pero esto también, es como algunas cosas que pocos saben, y menos cumplen, porque hay reglamentos internos para los miembros de la Iglesia Católica, que como Gobierno de las almas, ayuda con ellos, a ganarse el Cielo Eterno.

¡Y cuántos se saltan lo elemental con la excusa de evangelizar!, y lo que hacen es perseguir al pecador hasta hacerlo rendirse a sus pies y unirlo a la Iglesia, ¡no por fe!, sino por estadísticas del grupo o movimiento católico al que pertenece, porque, ¡cuantos más, mejor! Y así no son las cosas, así no las dispuso Jesús, Dios, ¡Él dio la libertad a todos y les entraba por la razón, en la comprensión de sus parábolas! Les mostraba con sus obras la bondad de Dios Padre, y les ofrecía una familia, la Familia de Dios. Y todos los bautizados sois familia de Dios, porque sois salvados por la fe de creer que Jesús es Dios y vivió y murió por todas las personas, para que siendo LIBRES, decidan si hace falta dejar su casa, su familia, sus amigos, a la novia, al novio que aman, y decidan, LIBREMENTE, ELLOS CUMPLIR CON LOS EVANGELIOS, CON LOS 10 MANDAMIENTOS.

Por eso, no te cases con quien no sea bautizado católico, con quien no te deje libre para ser de Cristo; este es mi consejo.

Quiero que te enteres, ¡de una vez por todas!, de que tú, ¡tú!, mandas en tí mismo, ¡tú decides!, y tú pides a Dios lo que quieres, ¡tú!

Esta es nuestra libertad, el poder dirigirnos a Dios Padre en nombre de Cristo, de Jesús, el Mesías.

¡No tengas miedo a nada, ni a nadie!; sopórtalo todo, mientras no te llegue la ayuda de Dios Padre, por tus peticiones a Dios Hijo Jesucristo; y si tienes afecto y confianza en su Madre, en la Madre de Dios, ¡mejor que mejor!, porque pedir su intercesión, eso es una bendición. Tener una madre buena ¡es un lujo!, en estos tiempos actuales. La semana próxima os hablaré de las madres, ¡que hay cada una!, uuuuuuyyyyyy

La libertad; sobre ella, han informado muy mal a todo el mundo, por eso dicen que no tienen autoestima, porque no son libres de verdad. Quiero hacerte saber, hijo mío, hija mía, que la libertad la tienes por la sola condición de ser persona. Tu puedes decidir callar o hablar; ¡haz la prueba! esta semana; me haces este ejercicio, el de decidir antes de hablar de cualquier cosa; el pensar “¿lo digo o no lo digo?”. ¡Hazte dueño de ti mismo!, y verás lo divertido que es, y comprobaras cómo tú eres IMPORTANTE, porque decides el curso de tu vida y de las vidas de los que tratas, porque puede cambiar muchas vidas tan sólo el hablar o el callar, y también lo que dices y la manera como lo dices.

Os han dicho que los importantes son los ejecutivos, son los hombres de negocios, son los famosos. Y no es así totalmente, que sí que influyen en la gente, pero tú, tú influyes en las personas que conoces y tratas, y si las tratas bien, ¡siempre haciendo el bien!, disfrutarás de ser bueno y cambiar al mundo entero, eso sí que es tener poder, el de hacer el bien.

Tú, mira, observa el bien que haces con tus palabras y la manera de expresarte, y verás, sentirás que tienes EL PODER de cambiar las circunstancias.

Disfruta de tu libertad de callar, si no puedes hacer el bien, de hablar para consolar, para servir, para propagar el Evangelio de la fe.

Aún te iré hablando más y más del tema de la libertad, porque os la han coaccionado, y os cuesta comprender cuán felices podéis ser con sólo practicarla vosotros.

No da felicidad el que uno quiera coaccionar a otro-s, para que hagan lo que tú quieras, sea bueno o no, sino que la felicidad la da el que tú seas libre y uses del poder de esta libertad para hacer el bien, como hizo Jesús, Dios, que pasó por este mundo haciendo el bien, y que dicen de Él, que todas las cosas las hizo bien.

¿Fue feliz Jesús, Dios, en este mundo? ¡Sí!, aunque sufrió mucho, ¡lo mataron!, pero fue intensamente, inmensamente feliz, porque siempre fue libre de hacer el bien que hizo siempre. ¿Comprendes hijo, hija?… Medita en ello, y verás cómo tendrás eso que llaman autoestima, y es la libertad de hacer el bien, que te aplaude interiormente, y tienes buena conciencia.

¡Tu sigue a Jesús, Dios, y cumple con los diez mandamientos, usando de los sacramentos, y nos veremos en el Cielo!; ¡Dios lo quiere!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.