Domingo, 21 de noviembre de 2.010
A ti, hijo, hija… Ven, cuéntame en el confesonario, tus pecados de omisión. Aaaahhh, no te esperabas ésta… ves cómo siempre tienes que leerme. Ven, ven… ¿Qué no sabes cuales son los pecados de omisión? Te lo haré fácil, es este bien que podías haber hecho para agradar a Dios y no lo has hecho. Vamos, no te se me despistes, y empieza a hacer examen de conciencia, cada día, pero no a las de prisas y corriendo, sino pensando en ello y bajo la luz de los diez mandamientos. Hoy seré breve, sí, y es que hoy tengo mis cosas que hacer. Ah, dices que quieres saber más de mí. Pues, tengo que velar por los intereses de mi Padre, que aunque soy sacerdote, no por esto dejo de ser hijo, y tengo que consolar a mi Madre, porque tiene hijos que la hacen llorar, y eso, a mí me pone triste. Así que hoy voy a dedicarme a rezar más por ellos, para que se cumpla su voluntad, y en vez de dolor tengan más alegrías. Tú también puedes hacerlo, porque eres bueno, y, aunque no seas sacerdote, eres un buen discípulo de Cristo. Aquí te dejo por ahora, pero también rezaré por ti; ya sé que es domingo, y por eso precisamente, el domingo hay que dedicarlo a las obras de misericordia, y qué mejor que rezar por los necesitados. Que pases una buena semana. ¡Y lo será! Con afecto sincero. P. Jesús © copyright |
Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN. |