Domingo, 2 de mayo de 2.010
A ti que sufres: Hijo de Dios, a ti que sufres, hoy que es domingo, voy a cumplir contigo mi deber, impuesto por la Santa Madre Iglesia, de dedicar el domingo a Dios, al descanso del trabajo ordinario y a la voluntad de Dios Padre de aliviar al necesitado, a ti. Hermano mío, hijo del mismo Padre, Dios, y la misma Madre, María, ¡un abrazo! Un abrazo fuerte y cálido, que traspase tu cuerpo enfermo y se pose en tu corazón, que tiene que estar, que debe de estar lleno de Dios. No dejes, hermano mío, hermana mía, que el dolor supla a Dios. No hagas de tu dolor, de tu sufrimiento, el dios que rija tu vida. Tu vida debe ser regida por Dios y no por nada que te pase, aunque sea el dolor, este sufrimiento, la enfermedad. Hermano, hermana, amado por la más bella mujer del mundo: María Virgen; ven conmigo, juntas nuestras manos, y vayamos a María, siempre María, la maravillosa María, y pidámosle perdón por los que no la respetan ni la aman, y pidámosle que, de nuestra parte, pida perdón a Dios, por los enfermos del alma, que ni respetan a Dios ni le aman y, lo más doloroso de todo, que no aceptan su Amor, Amor de todo un Dios que cuida de sus hijos. Mientras tú sufres, Dios te cuida, te mima de continuo, te trata como a un buen hijo, una buena hija; y quiere, Dios Padre, quiere que con tu dolor, y por tu dolor, te unas más a Él, que sufrió tanto al darnos a su único Hijo, Dios mismo, para que matándolo, el mundo se salve sólo con creer en Él, en Jesús de Nazaret, y nombrarlo con total fe. Vamos, tú y yo, hermano, hermana mía, vamos a confiar el uno en el otro y, teniendo nuestra confianza viva, podremos confiar más y mejor en Dios. Te voy a pedir un favor antes de despedirme por hoy, te voy a pedir, que confíes en Dios a pesar de lo mal que te lo estás pasando, a pesar de todo tu gran sufrimiento; te ruego encarecidamente que des un voto de confianza a Dios, y creas en su Palabra: “Bienaventurados los que sufren porque ellos verán a Dios”. Quiero también pedirte algo más, quiero, que a pesar de tu sufrimiento, hagas un propósito, por amor a Dios, por Caridad: y es que durante esta semana hagas cinco actos buenos que por ti mismo, por tu natural, no los harías; quiero, pero quiero que los hagas por Dios, por Caridad. Medita que cosas o palabras son estas que puedes ofrecer a Dios esta semana, junto a tu dolor; cuanto más heroicas sean, más santo te hará Dios, y podrás vivir toda una Eternidad feliz en el Cielo. De eso va la vida, de sufrir, de hacer actos voluntarios de Caridad. Un abrazo, una sonrisa y una palabra de aliento: ¡Jesús vive! ¡Viva Jesucristo! Con afecto sincero. P. Jesús © copyright |
Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN. |