San Otón fue obispo de Bamberg y es llamado el Apóstol de Pomerania . Nació en Suabia, Alemania, y vivió en el siglo XII. Huérfano de padre y madre, enfrentó muchas dificultades para costear sus estudios en filosofía y ciencias humanas. Partió a Polonia para ganarse la vida. Poco a poco se estableció y fundó una escuela que ganó prestigio y le dio buenas ganancias. Se hizo conocido y estimado en la corte polaca , amigo y consejero del emperador, que lo nombró obispo de Bomberg. San Otón, sin embargo solamente quedó con la conciencia tranquila cuando fue consagrado obispo por el papa Pascual, alrededor del año 1106. Es considerado el evangelizador de la Pomerania; fundó allí numerosos monasterios. Y apoyado por Boleslao, duque de Polonia que dominaba la región, y por Vratislao, duque cristiano de Pomerania, recorrió todas las ciudades instruyendo a los gentiles y bautizando a los que se adherían a la fe, intercediendo ante el príncipe por la liberación de los prisioneros, exhortando a todos a abandonar los ídolos y a convertirse al Dios de Jesucristo. Esparció misioneros por toda la Pomerania. Fuente: ACI Prensa |
Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús
San Otón
Sí, un Santo es también todo un hombre, como lo fue San Otón, que ‘se hizo así mismo’, huérfano y si dinero, se labró el sólo, con la ayuda de Dios, que no le falta a nadie, un porvenir, trabajó y pagó sus estudios. Hoy hay hijos inteligentes, fuertes y sanos, que acusan a sus padres, que por precariedad económica y sus propias circunstancias no han podido págales estudios de tener carencias en su propia vida, pero no saben hacer como los Santos, que en todo y siempre bendicen a quien les dio la vida y se bastan a sí mismos para trabajar y pagarse los estudios y llegar ‘lejos en la vida’. San Otón prospero en la vida, y así mismo fue un hombre influyente en las altas esferas sociales y también en las que llaman bajas. La gente confiaba en él, porque él confió en si mismo y se hizo, por si sólo, y gracias a tener vida pudo hacerlo, se hizo un ‘hombre de bien’, y Dios lo hizo Santo e influyente, porque no se quejó de su ‘suerte’, sino que pensó en servir y amar a Dios y ahora está con Él. Para ser Santo hay que ser primero hombre y persona de fe y confianza en si mismo y voluntad para obrar y creer que Dios rige tu vida si tú le dejas. ¿Le dejas? P. Jesús © copyright |