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26 de Julio / Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen

El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones». Un ángel se le apareció y le dijo: «Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana ( I Reyes, I ). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación. 

La mejor prueba de la antiguedad al culto a Santa Ana en Constantinopla es que, a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de occidente en 1584.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen

Santa Ana, esposa de San Joaquín, mujer de Gracia a los ojos de Dios; ella y su esposo, ambos amaban a Dios y se amaban con todo su corazón, y Dios les dió, por su Providencia Divina, ser padres de María, la llena de Gracia.

Dios es grande cuando el amor es intenso, y esos dos esposos intensamente amaban a Dios y se amaban entre los dos.

María, la Madre de Dios, nació de la Gracia del Amor de todo un Dios que ama, que nos ama, y que quiere para sí lo mejor, como lo es Santa María, como lo es todo aquel que es santo y vive con él, con Dios, en el Cielo Eterno, porque Dios sólo puede amar lo bueno; y lo bueno, todo lo bueno que hay en este mundo, es salido de Dios, dado por su Gracia.

Si tú eres bueno, es por la Gracia de Dios. ¡Ámalo con todo tu corazón!, porque Él te ama con todo el Suyo, con todo el corazón de un Dios único.

P. Jesús

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