Saltar al contenido

Santoral meditado por el P. Jesús - 16. página

30 de Mayo / Santa Juana de Arco, Virgen

Hija de campesinos, Juana de Arco nació en 1412 en Donremy, Francia. Jamás aprendió a leer y escribir pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. A causa de los estragos de la invasión de los ingleses, Francia atravesaba una difícil situación. Por revelación divina, la santa supo cuál que su misión era salvar a su patria y al rey de las manos de Inglaterra. Sin embargo, sus familiares, amigos y oficiales de la corte francesa desoyeron su petición de sostener un encuentro con el rey. Al fin, luego de muchos intentos, Juana de Arco conversó con el monarca, quien se quedó impresionado de la sabiduría y revelaciones de la santa. Los ingleses habían invadido y dominado casi toda Francia; sólo faltaba una ciudad importante: Orleans, y por petición de Santa Juana, el rey Carlos y sus militares le concedieron el mando sobre las tropas, nombrandola capitana. Juana manda a confeccionar una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orleans, donde logra un triunfo glorioso. Luego, se dirige a otras ciudades donde logra la victoria y la libertad del dominio inglés. Sin embargo, a causa de envidias y ambiciones entre los miembros de la corte del Rey Carlos VII, éste retira a Juana de sus tropas, cayendo herida y hecha prisionera por los borgoñones en la batalla de París. La santa fua abandonada por los franceses; pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, pagando más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran, siendo sentenciada a cadena perpetua. En la prisión, la santa sufrió las más terribles humillaciones e insultos, pero se mantenía adherida a la cruz del Señor y a la protección de la Madre del Cielo y de San Miguel Arcángel. Los enemigos de Juana la acusaron de utilizar brujería y conjuros para obtener sus conocidas victorias en Francia. Juana de Arco siempre negó todas las acusaciones y pidió que el Pontífice fuese el que la juzgase. Todos desoyeron su petición, y la santa fue condenada a padecer en la hoguera. Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor. Era el 30 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años. Fue beatificada por Pío X el 11 de abril 1909 y canonizada por el Papa Benedicto XV el 16 de mayo de 1920.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Juana de Arco, Virgen

Cuándo Dios quiere hacer algo por si mismo utiliza personas sencillas, humildes y valientes, para que den Gloria a Dios y no vanagloria personal.

Dios sabe lo que hace. Los hombres no. Por eso son injustos y crueles con los santos después de recibir con ellos las bendiciones de Dios y, al dañar a un santo, dañan a Dios que llora por la maldad de muchos.

Juana de Arco, valiente y audaz muchacha campesina, te mataron a los 19 años, pero antes cumpliste con tu Misión: Dar gloria a Dios haciendo un mundo mejor, con la oración, los sacramentos y de la mano misma de Dios y Santa María.

Los santos son grandes aunque los maten.

P. Jesús

© copyright

1 de Junio / San Justino, Mártir

San Justino nació en Flavia Neápolis. Fue el primer apologeta cristiano, laico. Como buscador incansable de la verdad, profundizó principalmente en el sistema de los estoicos, los pitagóricos y de Platón.

Tuvo un encuentro que le motivó a estudiar «una filosofía más noble» que las que él conocía. Así, comenzó a estudiar las Sagradas Escrituras y a informarse sobre el cristianismo. San Justino tenía 30 años cuando se convirtió al cristianismo y recorrió varios países discutiendo con los paganos, los herejes y los judíos sobre la fe. Los escritos de Justino mártir que han llegado completos hasta nosotros son las dos Apologías y el Diálogo con Trifón. En la primera Apología, San Justino protesta contra la condenación de los cristianos por razón de su religión o de falsas acusaciones. En ella fundamenta que es injusto acusarlos de ateísmo y de inmoralidad, ya que son ciudadanos pacíficos, cuya lealtad al emperador se basa en sus mismos principios religiosos. La segunda Apología es un apéndice de la primera. En su tercer libro, el mártir hace una defensa del cristianismo en contraste con el judaísmo, bajo la forma de diálogo con un judío llamado Trifón.

San Justino se negó a la orden dada por Crescencio de ofrecer sacrificios a los ídolos y, confesando valientemente a Cristo, fue condenado por el juez a morir decapitado.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Justino, Mártir

Hoy hay otra manera de decapitar a los que no quieren ofrecerse a los ídolos; los llevan a psiquiatría y los llenan de medicamentos. ¡Quieren hacerles perder la cabeza! Pero de una forma más en consonancia con lo que se vive hoy en día, que es la democracia.

Si la multitud dice que no existe Dios; Dios no debe existir.

Si la multitud dice que debes hacer como todos y dar pleitesía al mundanismo, si no lo haces, dicen que eres un extraño, y, muchos hermanos tuyos, te llaman radical. Eres pues un mártir de la actualidad, porque no van a matar tu cuerpo, cortándote la cabeza, como hicieron con san Justino, mártir, sino que te van a llevar a psiquiatría.

Los santos siempre han sido perseguidos, sólo cambian las torturas para que renuncien a Dios.

P. Jesús
© copyright

2 de Junio / Santos Marcelino y Pedro, Mártires

Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa. Marcelino era sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro según se afirma, ejercía el exorcismo. Uno de los relatos que habla de la «pasión» de estos mártires, cuenta que fueron aprehendidos y arrojados a la prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los fieles cautivos y catequizar a los paganos. Marcelino y Pedro, fueron condenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, quien ordenó que se les condujera en secreto a un bosque llamado Selva Negra para que nadie supiera el lugar de su sepultura.

Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires y, en el año 827, el Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 km. de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Marcelino y Pedro, Mártires

La traición que han sufrido los mártires de la Iglesia siempre es para un bien de la misma Iglesia, y digo traición, porque todos somos hijos de Dios, sólo que pocos lo reconocen, por eso los que no se quieren sentir hijos de Dios, siéndolo, traicionan a Dios Padre y entregan a la muerte a los santos hijos del Altísimo.

Marcelino y Pedro, ambos aceptaron ser hijos de Dios y, si tú quieres ser santo, llama a Dios “Padre” y reza el Padrenuestro.

P. Jesús

© copyright

3 de Junio / Santos Carlos Lwanga, José Mkasa y sus Compañeros

En 1879, los Padres Blancos del Cardenal Lavigerie establecieron en la partes incultas del Africa las primeras misiones católicas. Las misiones progresaron en Uganda por el apoyo que prestó el regente local Mtesa a los Cristianos. En cambio, Mwanga, su sucesor, parecía decidido a desarraigar el Cristianismo de su pueblo, sobre todo cuando uno de sus súbditos, un católico servidor del palacio San José Mkasa, hizo reproches de los abominables vicios que practicaba. El 15 de noviembre de1885, Mwanga se valió de un pretexto cualquiera y mandó decapitar a José Mkasa. Los cristianos lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades.

En mayo del año siguiente, estalló la tempestad. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey. Este les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos, «!Hasta la muerte!», respondieron ellos al unísono. El rey ordenó que la ejecución se haga en un lugar llamado Namugongo, a 60 kms de distancia. A tres de los jóvenes mártires se les quitó la vida cuando iban por el camino; los restantes fueron encerrados en la prisión de Namugongo, bajo condiciones infrahumanas. El 3 de junio de 1886, día de la Ascensión, fueron sacados de la prisiòn; envueltos en unos juncos y, ordenados en fila, se les prendió fuego. Carlos Lwanga, Andrés Kagwa, y otros veinte jóvenes fueron beatificados en 1920. El 18 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI canonizó a los 22 mártires de Uganda.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Carlos Lwanga, José Mkasa y sus Compañeros

Morir antes de renunciar a Dios. Los mártires como Carlos Lwanga, José Mkasa y sus Compañeros, son santos, porque dejaron que los matasen antes que renunciar a Dios.

Jesús, Dios, no renunció a Sí mismo, sino que como Hijo de Dios, fue mártir de si mismo.

Todos podríamos llorar al recordar la muerte de Dios y el por qué de esa muerte: La obediencia, la Palabra cumplida.

Los mártires han comprendido la Palabra de Dios.

Hay que ser mártires anónimos en este mundo de hoy; y morir, si es preciso, antes de olvidarnos de Dios, de traicionar a Dios, de dar mal ejemplo.

El bien y el mal está en juego. Y el Bien, el Sumo Bien es Dios Uno y Trino.

Seamos mártires, Compañeros de Cristo, Amigos de Dios.

P. Jesús

© copyright

30 de Abril / San Pío V, Papa

Miguel Ghislieri nació en 1504 en Bosco, en la diócesis de Tortona y tomó el hábito de Santo a los 14 años en el convento de Voghera. En 1556, fue elegido obispo de Nepi y Sutri y al año siguiente, fue nombrado, Inquisidor General y Cardenal. El santo tomó el nombre de Pío V desde el primer momento de su Pontificado (1565) y puso de manifiesto que estaba decidido aplicar no solo la letra sino también el espíritu del Concilio de Trento. En 1568 se publicó en nuevo Breviario, en el cual se omitía las fiestas y extravagantes leyendas de algunos santos y se daba a las lecciones de la Sagrada Escritura su verdadero lugar. Además, se terminó el catecismo que el Concilio de Trento había mandado a redactar y el Pontífice mandó a traducirlo en diferentes lenguas.

El éxito del Papa se debió en gran parte, a la veneración que el pueblo le profesaba por su santidad; su oración era fervorosa y frecuentemente visitaba a los hospitales y asistía personalmente a los enfermos. Sin embargo, durante su pontificado, el Papa tuvo que enfrentar dos grandes amenazas: la difusión del protestantismo y las invasiones de los turcos, frente a lo cual trabajó incansablemente. En 1572, el Papa sufrió el violento ataque de una dolorosa enfermedad que le produjo la muerte el 1 de mayo del mismo año, a los 68 años de edad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Pío V, Papa

A los catorce años uno puede saber lo que quiere hacer con su vida, y muchos lo saben, como lo supo San Pío V, Papa; como lo saben todos estos que se dan al sexo y les espera, no la aureola de santidad, sino la eternidad en el fuego y el azufre. Aún siendo menor de edad, uno sabe lo que quiere hacer con su vida, aunque muchos no piensan, y siguen la moda porque no saben meditar, no saben estudiar o reflexionar; hoy, a muchos, les “regalan” los estudios, van pasando de curso sin saber las lecciones; hoy pocos saben pensar, pocos se esfuerzan por y para estudiar y meditar las cosas de la vida, porque incluso sabiendo cómo es el cuerpo humano, se medita en la existencia, al igual que estudiando la naturaleza, pero, pocos estudian, muchos aprenden como “loritos” para tener el título, o se lo ganan con malas artes, o se lo regalan porque, “pobrecitos”, estudiar cuesta esfuerzo, y pocos saben esforzarse en esta vida; todo se lo dan hecho, ¡qué gran mentira!

Los santos aprenden, estudian y cumplen fielmente con su deber, como hizo el Papa Pío V.

No hay nada más grato a Dios que cumplir cada uno con su Misión, con su vocación a la santidad, que es el destino de cada uno de nosotros: ser perfectos como Dios es perfecto.

El amor no es acostarse con todos y todas, el amor es hacer el bien; y hacer el bien, es ser humano cien por cien, y la humanidad es que, si quieres sexo, formes una familia donde tus hijos sean tus hijos y vean al padre y a la madre unidos, donde puedan tener una vida en paz y vivir el amor unos a otros, y todos con Dios.

No somos animales irracionales; tiene el hombre, la persona, una razón por la que vivir, para amar y servir a Dios, nuestro Creador; porque todo lo que vemos y no vemos, tiene un orden, y el orden no viene del azar, el orden viene de una vida ordenada, de vivir la perfección, de hacer todo bien y todo lo bueno por amor al Supremo Bien, a Dios mismo que nos creó y nos dió la salvación.

Estudia, aprende de la vida y únete a la teología, estudiando a Dios, ¿Por qué no? ¿Por qué no saber quien es Dios, el que te dió el ser, el que te da la salvación?

Estudia, aprende y sé consciente de que puedes hacer las cosas bien: todas bien y no sólo las profesionales y, en cuanto a las personales, vivir una vida de perversión. La perfección está en todo o no está en nada. El que diga que trabaja bien y es un adúltero, un fornicario, un homosexual, un ladrón, un exhibicionista, este miente, no es nada más que un idólatra de si mismo y, haciéndose rey, se proclama también dios, y sólo hay un Dios en el Cielo y en la tierra: Nuestro Señor Jesucristo, que vivió en el mundo siendo Dios Hijo, que unido al Padre y al Espíritu Santo, creó el mundo en donde vivió y murió para el perdón de tu imperfección y la salvación de tu alma salida de Dios. Quien tenga ojos para leer y oídos para escuchar, medite y sea santo por la Caridad.

P. Jesús
© copyright

4 de Junio / Beato Pacífico de Cerano

Pacífico Ramota nació en la ciudad de Novara, en el Piamonte en el año de 1424. Sus padres murieron cuando era muy joven y quedó al cuidado de los benedictinos en la abadía de Novara. A la edad de 21 años salió de ahí para tomar el hábito en el convento franciscano de la estricta observancia. Después de su ordenación trabajó como predicador en toda Italia entre los años 1452 y 1471. Escribió un tratado de teología moral titulado «Sometta di Pacifica Concienza» que fue publicado en Milán, en 1475.

Durante mucho tiempo éste fue un modelo del género, ya que simplifica las explicaciones y usa un lenguaje claro. En 1480 se le ordenó el traslado a Cerdeña como Visitador e Inspector General para los conventos de la estricta observancia, así como Nuncio Apostólico, encargado por el Papa Sixto II de proclamar una cruzada contra Mahoma II. Para este tiempo, el Santo sabía ya que no le quedaba mucho tiempo de vida y apenas había comenzado la cruzada cayó gravemente enfermo. Murió en Sassari, el 4 de junio de 1482. El cadáver fue llevado a Cerano, donde se construyó una iglesia en su honor.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Pacífico de Cerano

Hay santos como el Beato Pacífico de Cerano que ven venir su final, otros creen verlo y no es, sino que son cosas del Diablo para hacerles perder la fe y ensuciársela. Dios todo lo puede, Dios todo lo sabe, pero no a todos les dice lo que creen que saben. Por eso no pidáis saber cuando llegará vuestra muerte porque, a menos que Dios así lo quiera, no lo dice a nadie y si tú, al saberla, al decírtelo alguien que dice saberla, si no te da paz, es que no es cierta la fecha, porque Dios es el bien y no puede hacer daño a nadie, así que si a uno le hace saber que va a morir, sabe que este uno lo va  aceptar con paz y benévolamente, si no es así, Dios no dice nada, porque iría contra sí mismo, y sería malo al decir un mal y dañar. Dios quiere nuestra alegría en el cielo y en la tierra, por eso ya nos llama bienaventurados.

P. Jesús

© copyright

5 de Junio / San Bonifacio, Arzobispo de Máinz, Mártir

Llamado el «Apóstol de Alemania» por haber evangelizado sistemáticamente las grandes regiones centrales, por haber fundado y organizado iglesias y por haber creado una jerarquía bajo la jurisdicción directa de la Santa Sede. Sus dones de misionero y reformador generaron importantes frutos.

Winfrido (su nombre de bautizo) se trasladó de muy joven a la abadía de Nursling, en la diócesis de Winchester, donde se le nombró director de la escuela. Ahí escribió la primera gramática latina que se haya hecho en Inglaterra. A la edad de 30 años recibió las órdenes sacerdotales y se dedicó al estudio de la Biblia. En el año 718 el Papa San Gregorio II otorgó a Winfrido un mandato directo para llevar la Palabra de Dios a los herejes en general. El Santo partió inmediatamente con destino a Alemania, cruzó los Alpes, atravesó Baviera y llegó al Hesse.

En poco tiempo, pudo enviar a la Santa Sede un informe tan satisfactorio que el Papa hizo venir al misionero con miras a confiarle el obispado. El día de San Andrés del año 722, fue consagrado obispo regional con jurisdicción general sobre Alemania. Bonifacio regresó a Hesse y como primera medida, se propuso arrancar de raíz las supersticiones paganas que eran el principal obstáculo para la evangelización. En el año 731, el Papa Gregorio III, sucesor de Gregorio II, mandó a San Bonifacio el nombramiento de metropolitano para toda Alemania más allá del Rhin, con autoridad para crear obispados donde lo creyera conveniente. En su tercer viaje a Roma fue nombrado también delegado de la Sede Apostólica. San Bonifacio y su discípulo San Sturmi fundaron en el año de 741 la abadía de Fulda, que con el tiempo se convirtió en el Monte Cassino de Alemania.

Años más tarde, cuando el Santo se disponía a realizar una confirmación en masa, en la víspera de Pentecostés, apareció una horda de paganos hostiles que atacó al grupo brutalmente. El cuerpo del Santo fue trasladado al monasterio de Fulda, donde aún reposa.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Bonifacio, Arzobispo de Máinz, Mártir

Los mundanos odian a muerte a los creyentes, a los católicos radicales en su fe, como lo son los Papas y los hombres de buena voluntad, que han depositado en Dios Espíritu Santo su confianza y se dejan llevar por la Gracia, la Gracia santificante, que sólo tiene, posee la Iglesia de Dios, la Católica, Apostólica y Romana.

Los paganos de aquella época, en la época de San Bonifacio, esos paganos, no sabiendo hacer uso de su libertad ni dejando que los demás lo fueran, brutalmente acabaron con el santo y con sus deseos de impartir el sacramento de la confirmación. Tenían miedo a la fuerza del Espíritu Santo. Y tal parece hoy en día que muchos bautizados se han contagiado de este miedo al sacramento de la Confirmación, porque pocos lo reciben, por eso no hay evangelización ni hay demasiadas fuerzas para seguir a Dios.

P. Jesús
© copyright

6 de Junio / San Norberto, Arzobispo de Magdeburgo, Fundador

Nació en Xanten y desde joven abrazó la vida religiosa, recibiendo las órdenes menores, incluyendo el subdiaconato. Fue convertido cuando caminando por un sendero un rayo asustó a su caballo e hizo que lo derribara al suelo, dejándolo sin conocimiento por más de una hora. Lo primero que dijo al volver en sí, fueron las palabras de San Pablo: «¿Señor, que quieres que yo haga?» y por respuesta oyó las palabras del salmo 37: «Apártate del mal y haz el bien».
La conversión fue tan repentina y tan completa como la del apóstol Pablo; se retiró a una casa de oración a meditar y a hacer penitencia y se puso bajo la dirección de un santo director espiritual. Después de hacer los debidos estudios fue ordenado sacerdote en el año 1115.

Uno de sus propósitos fue cumplir y seguir fielmente el Evangelio, y difundirlo por todo el mundo. El Pontífice Gelasio II le concedió licencia para predicar por todos los paises, fundando una comunidad en una zona desértica llamada «Premonstré».
Los monjes, con el santo a la cabeza, se dedicaron a vivir el Evangelio lo mejor posible, y pronto San Norberto tuvo nueve conventos en diversas partes del país. El Papa Honorio II aprobó la nueva comunidad, la cual se extendió por varios países.

Fue nombrado Arzobispo de Magdeburgo, y San Norberto se dedicó con todas sus energías a poner orden en su arquidiócesis, ya que muchos laicos se estaban apoderando de los bienes de la Iglesia y algunos sacerdotes no tenían el debido comportamiento. Sus reformas tuvieron una fuerte oposición. Le inventaron toda clase de calumnias y trataron de levantar al pueblo en su contra. Dos o tres veces el santo obispo estuvo a punto de ser asesinado. La rebelión llegó a tal extremo que San Norberto tuvo que salirse de Magdeburgo, pero entonces empezaron a suceder tan terribles males en la ciudad, que los ciudadanos fueron a pedirle que regresara y le prometieron ser más obedientes a sus mandatos e instrucciones. A los pocos años, en el clero se notaba ya un cambio muy consolador y un gran progreso en el fervor y en las buenas costumbres.

En Roma, los enemigos del Papa Inocencio II eligieron un antipapa, llamado Anacleto, expulsando a Inocencio II de la ciudad eterna. San Norberto convenció al emperador Lotario para que con un gran ejército, fuera a Italia a defender al Pontífice, el cual sin ayuda militar del exterior no podía entrar a Roma. El emperador Lotario, por influencia de nuestro santo, se dirigió con su ejército hacia Italia y en mayo del año 1133 entró a Roma, acompañado de San Norberto y de San Bernardo, y posesionó de nuevo al Pontífice.

Terminada esta su última gran acción, el santo se sintió ya sin fuerzas; en 20 años de episcopado había hecho un trabajo como de sesenta años. Murió en Magdeburgo, el 6 de junio de 1134, a los 53 años.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Norberto, Arzobispo de Magdeburgo, Fundador

“Apártate del mal y haz el bien”. Son las palabras que oyó San Norberto después de que se cayó del caballo, por la misericordia de Dios.

Muchos que deberían ser santos, saben esta sentencia de Dios: “Apártate del mal y haz el bien”. Y muchos lo intentan y algunos se apartan del hacer el mal pero se quedan con los malos, con los que no siguen a Dios. Y no avanzan en su santificación, porque: Dime con quien andas y té diré quien eres.

Otros quieren ser santos yendo a los malos, a los que hacen maldades, y dicen: “Jesús comía con publicanos y pecadores”. Caen en su mal y en vez de convertir, se pervierten y se pierden. Hay que hacer como el padre del hijo Pródigo: Hay que esperarlo en casa; hay que rezar por los malos, por los hijos de Dios que hacen maldades y dar buen ejemplo mientras vamos viviendo nuestra vida de oración y sacramentos.

El que se convierte al estilo de San Pablo, de San Norberto, porque eran malos, debe apartarse de los que estaban con él y no sólo dejar de hacer el mal sino apartarse de los malos. La luz debe verse y seguirse, y no estar a los pies y persecución de la maldad y los malos. Hay que enseñar el Bien, y hay que esperar a que los malos regresen a Casa por propia voluntad y por Providencia de Dios, que sin dudar va a permitir que la vida les devuelva mal por mal y así, con dolor piensen en el Amor con que Dios los ama y los espera en la Eucaristía, pasando por el arrepentimiento y la confesión individual ante un sacerdote católico que les de la absolución de sus pecados y faltas y cumpla con la penitencia impuesta.

P. Jesús

© copyright

7 de Junio / Beata Ana de San Bartolomé

Nació el 10.10.1549 en Almendral (Avila), de familia pobre en bienes materiales, pero muy buenos cristianos.

Ingresó en el Carmelo de San José de Avila en 1570. Fue la primera lega de la Reforma de Santa Teresa. Desde un principio fue muy querida de la Santa Doctora, en cuyas manos hizo sus votos el 15.8.1572.

Por obra de Dios, méritos de Santa Teresa y obediencia de esta beata, ascendió de simple hermana conversa y analfabeta a la secretaria muy particular de la doctora mística.

Así llegó a ser discípula predilecta y heredera aventajada del espíritu de Teresa, como del gran vidente Elías lo fue el profeta Eliseo. Tal rezan los procesos de la causa de la beata Ana.

En funciones de secretaria acompañó a Santa Teresa en sus correrías fundacionales. Y la Santa, reconociendo la valía de su prestación personal y su extraordinaria santidad, llegó a decirle:

«Ana, Ana, tú tIenes las obras, yo tengo la fama».

Aprendió a escribir de modo milagroso.

Descolló siempre por su extraordinaria caridad, tanto para con Dios como para con el prójimo.

En su autobiografía se lee que deseaba con ansias morir de amor y suspiraba por esta dicha. Suya es la frase: «¡Ay, como me pesa este cuerpo!. Y estoy cansada de cuidarle, todo mí deseo sería ver rotas estas cadenas!»

Muerta Santa Teresa, pasó a Francia, donde fundó varios conventos, dando maravillosos ejem-píos de todas las virtudes. En su Autobiografía, escrita por obediencia, nos dejó constancia de las muchas gracias místicas que gozó durante su vida, como fruto de su gran amor a la Humanidad de Jesús y al Misterio de la Sma. Trinidad.

Murió en 1622 y fue beatificada en 1917 por el Papa Benedicto XV.

Su fiesta se celebra el 7 de junio.

Fuente: http://www.carmelnet.org

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Ana de San Bartolomé

Hay los santos que siguen a otros santos, y ambos, ayudan a Dios a la Obra de Su voluntad. Porque Dios siempre decide y manda en los santos.

La gente no quiere imitar, dicen que son libres y que por el hecho de ser sinceros en su vida ya son y se creen independientes y realmente lo que son, son dependientes de sus pecados que no desean ni verlos. Creen que ser libres y sinceros es ser tal cuales son.

La Beata Ana de San Bartolomé supo hacer bien las cosas, imitando a quien imitaba a Dios y ayudando a quien ayudaba a Dios.

Hoy, se quiere ser libre, y no ayudar a muchos, y creen que ayudándose sólo a sí mismos son más independientes. Cuando la realidad es que todos son iguales por seguir al pecado que cada uno encierra en su corazón, por no saber diferenciar el bien del mal y, al que desea ser santo y con voluntad lucha contra el pecado, a ese lo llaman falso, porque creen neciamente que ser verdadero es ser impuro como lo es la persona sin cultura, sin valores, que desea arraigar en si misma para ser cada vez mejor persona por ser buena y hacer las bondades, que por la instrucción y la Palabra sabe que es necesario seguir a la luz, para ver claro.

Hay que rezar mucho hoy, porque muchos no saben lo que hacen y quieren seguir sin saberlo para vivir en condiciones de una mala libertad, la del animal, en vez de ser persona y dominar la tierra, la vida propia, con una conducta de amor a Dios que es la Bondad Suprema. ¡El es la Luz, los santos las estrellas que lo reflejan!

P. Jesús

© copyright

9 de Junio / Beata Ana María Taigi (1769-1837)

Nació en Sena de Toscana. Vivió en humilde sencillez, atendiendo a un hogar pobre y con siete hijos, viéndose obligada en varias ocasiones a sostener la casa con sus labores de costura, cuando su esposo perdió su trabajo. Fue una mujer de luces extraordinarias y rodeada de maravillosos carismas y dones extraordinarios. El Cardenal Pedicini refiere a su declaración jurada acerca de los portentos que él presenció en esa mujer extraordinaria, y que pueden ser consultados en el proceso de su beatificación. Dice el citado Cardenal que Ana María Taigi veía los pensamientos más secretos de las personas presentes o ausentes; los acontecimientos de los siglos pasados, y la vida que llevaban los más importantes personajes. Podría decirse que este don era omnisciente, era el conocimiento de todas las cosa en Dios, en la medida que la inteligencia humana es capaz de conocerlo en esta vida. Y agrega el Cardenal: «Me siento impotente para descubrir las maravillas de quien fui confidente durante 30 años». El decreto de beatificación la señala como: «Prodigio único en los fastos de la Santidad».

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Ana María Taigi (1769-1837)

Dios da dones, concede maravillosas gracias a los que lo aman y lo sirven, como hizo con la Beata Ana María Taigi.

Si tú vives una vida de santidad, una vida para amar a Dios sobre todas las cosas y cumpliendo tu deber en grado máximo, no te asustes si recibes del Amor recíproco sus maravillas; porque Dios corresponde al amor dando del Suyo; ¡acéptalo!, deja que Dios te haga santo, que te de Su Amor.

P. Jesús
© copyright