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Santoral Julio - 2. página

10 de Julio / Santa Verónica Giuliani, Virgen

Ursula Giuliani nació en Mercatello de Urbino, en 1660. 

En 1667, la joven ingresó en el convento capuchino de Cita de Castello, en Umbría, donde tomó el nombre de Verónica. Después de la profesión, aumentó todavía más su devoción a la Pasión de Cristo; a raíz de una visión de Nuestro Señor con la cruz a cuestas, Verónica empezó a sufrir de un agudo dolor en el costado. En 1693, tuvo otra visión en la que el Señor le dio a gustar el cáliz; Verónica lo aceptó y, desde aquel momento, los estigmas de la Pasión comenzaron a grabarse en su cuerpo y en su alma. Al año siguiente las marcas de la corona de espinas aparecieron sobre su frente y las huellas de las cinco llagas se formaron en sus miembros el Santo de 1697. 

Durante 34 años desempeñó en su convento el cargo de maestra de novicias. Once años antes de su muerte, fue elegida abadesa. Formaba a sus novicias con el «Ejercicio de Perfección y Virtudes Cristianas» del P. Rodriguez. Al fin de su vida, Santa Verónica, que durante casi 50 años había sufrido con admirable paciencia, resignación y aún gozo, se vio atacada de una apoplejía. Murió el 9 de julio de 1727. Dejó escrito un relato de su vida y sus experiencias místicas, que fue de gran utilidad en el proceso de beatificación. Antes de su muerte, había dicho a su confesor que los instrumentos de la Pasión del Señor estaban impresos en su corazón. Le dibujó su corazón, representando estos instrumentos, pues decía que los sentía porque cambiaban de posición. Al hacerle la autopsia, en la que estuvo presente el obispo, el alcalde y varios cirujanos, se puso al descubierto una serie de objetos minúsculos, que correspondían a los que la santa había dibujado.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Verónica Giuliani, Virgen

Los santos sufren, sí, y mucho, muchísimo, así como sufrió Santa Verónica Giuliani, Virgen.

¿Tienes miedo de sufrir? Entonces no serás santo, no serás santa, porque hay que sufrir mucho para adquirir las virtudes que nos hacen más perfectos, más dóciles a las gracias que Dios quiere darnos. No tengas miedo a sufrir, porque todos los santos sufren.

Tú, sí, tú; si tú sufres y vives en Gracia de Dios, amando a Dios sobre todas las cosas: sufres.

P. Jesús

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11 de Julio / San Benito, Abad

Padre del monasticismo occidental, decidió abandonar Roma y el mundo para evitar la vida licenciosa de dicha ciudad. Vivió como ermitaño por muchos años en una región rocosa y agreste de Italia. En Vicovaro, en Tívoli y en Subiaco, sobre la cumbre de un farallón que domina Anio, residía por aquél tiempo, una comunidad de monjes, cuyo abad había muerto. Decidieron pedirle a San Benito que ocupara su lugar. Al principio se negó, pero luego cedió ante la insistencia. Pronto se puso en evidencia que las estrictas nociones de disciplina monástica que San Benito observaba, no se ajustaban a ellos, porque quería que todos vivieran en celdas horadadas en las rocas. El mismo día retornó a Subiaco, no para seguir llevando una vida de retiro, sino con el propósito de empezar la gran obra para la que Dios lo había preparado durante esos tres años de vida oculta. No tardaron en reunirse a su alrededor los discípulos atraídos por su santidad y por sus poderes milagrosos. 

San Benito se encontró entonces, en posición de empezar aquél gran plan de «reunir en aquél lugar a muchas y diferentes familias de santos monjes dispersos en varios monasterios y regiones, a fin de hacer de ellos un sólo rebaño según su propio corazón, para unirlos en una casa de Dios bajo una observancia regular y en permanente alabanza al nombre de Dios» Por lo tanto, colocó a todos los que deseaban obedecerle en los 12 monasterios de madera, cada uno con su prior. El tenía la suprema dirección sobre todos y vivía con algunos escogidos, a los que deseaba formar con especial cuidado. 

A causa de algunos problemas con el sacerdote Florencio, se transladó a Monte Cassino. En esta región, sobre las ruinas del templo de Apolo, – al que los habitantes de este lugar rendían culto antes de su llegada – construyó dos capillas y la abadía de Monte Cassino, alrededor del año 530. De aquí partió la influencia que iba a jugar un papel tan importante en la cristianización y civilización de la Europa post-romana. Fue tal vez durante este periodo que empezó a concretizar su «Regla», la que está dirigida a todos aquellos que, renunciando a su propia voluntad, tomen sobre sí «la fuerte y brillante armadura de la obediencia para luchar bajo las banderas de Cristo, nuestro verdadero Rey». Prescribe una vida de oración litúrgica, estudio, y trabajo, llevado socialmente, en una comunidad y con un padre común. 

San Benito vaticinó el día de su muerte; el último día recibió el Cuerpo y la Sangre del Señor. Fue enterrado junto a santa Escolástica, su hermana, en el sitio donde antes se levantaba el altar de Apolo que él mismo destruyó, en Monte Cassino.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Benito, Abad

Unos santos se apartan del mundo y luego regresan a buscar a quienes, con ellos, deseen imitar a Cristo en algún momento de su vida, ya sea del momento de la oración en el huerto, del calvario o al estilo de los cuarenta días que estuvo Jesús en el desierto.

San Benito, abad, este santo fue como muchos, un elegido de Dios que le dijo “Sí”.

Y tú ¿Qué vas a decir a Dios? ¿Sí o no?

P. Jesús

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12 de Julio / San Juan Gualberto, Fundador

Estuvo a punto de vengar con sus propias manos al asesino de su hermano Hugo, pero antes de la ejecución, Juan recordó súbitamente que Cristo había orado por sus enemigos en la cruz; movido por aquél recuerdo, envainó la espada.

En el monasterio de San Miniato tuvo una visión: la imágen de Cristo inclinó la cabeza hacia el joven, como si quisiese darle a entender que había aceptado su sacrificio y su sincero arrepentimiento. Desde aquél momento la vida de Juan Gualberto cambió radicalmente. La gracia se apoderó de él de tal manera que fue a pedir al abad que le admitiese en la vida religiosa. A la muerte del abad de San Miniato, Juan abandonó el convento con un compañero y partió en busca de un lugar más retirado. Durante una peregrinación que hizo al santuario de Camáldoli, en un lugar llamado Vallis Umbrosa fundó una orden nueva en la que se observaba la Regla de San Benito. Juan modificó un tanto la observancia de esta regla, ya que suprimió el trabajo manual para los monjes de coro e introdujo a los «conversi» o hermanos legos. Probablemente el monasterio de Valleumbrosa fue el primero que tuvo hermanos legos. 

Juan Gualberto temía tanto el extremo de la laxitud como el de la dureza. Velaba particularmente por la pobreza y austeridad. Sin embargo, durante una época de hambre, socorrió milagrosamente a las multitudes que acudían a Rozzuolo. Dios le concedió el don de la profecía y de obrar milagros, ya que curó a varios enfermos. 

Murió el 12 de julio de 1073. El Papa Celestino le canonizó en 1193.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Gualberto, Fundador

Los santos también han tenido mal genio y grandes y malas tentaciones, pero Dios, en un momento dado, acude a socorrerlos, por la esencia de su corazón; porque Dios conoce los corazones.

Los Santos, como San Juan Gualberto, fundador, tienen amigos y se fían de ellos y, con ellos, ayudan a otros y crece la comunidad de la fe que los lleva a amar a Dios y ser discípulos de Cristo con mucha rigurosidad.

P. Jesús

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13 de Julio / Santa Teresa de Jesus «De los Andes» (1900-1920)

Virgen, Carmelita Descalza 
Primera Santa chilena 

La joven que hoy es glorificada en la Iglesia con el título de Santa, es un profeta de Dios para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. 

TERESA DE JESUS DE LOS ANDES, con el ejemplo de su vida, pone ante nuestros ojos el evangelio de Cristo, encarnado y llevado a la práctica hasta las últimas exigencias. 

Ella es para la humanidad una prueba indiscutible de que la llamada de Cristo a ser santos, es actual, posible y verdadera. 

Ella se levanta ante nuestros ojos para demostrar que la radicalidad del seguimiento de Cristo es lo único que vale la pena y lo único que hace feliz al hombre. 

Teresa de Los Andes, con el lenguaje de su intensa vida, nos confirma que Dios existe, que Dios es amor y alegría, que El es nuestra plenitud. 

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. En la pila bautismal fue llamada Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar. Familiarmente se la conocía, y todavía se la conoce hoy, con el nombre de Juanita. 

Su niñez se desarrolló normalmente en el seno familiar: sus padres, don Miguel Fernández y Lucía Solar; sus tres hermanos y dos hermanas; el abuelo materno, tíos, tías y primos. 

La familia gozaba de muy buena posición económica y conservaba fielmente la fe cristiana, viviéndola con sinceridad y constancia. 

Juana recibió su formación escolar en el colegio de las monjas francesas del Sagrado Corazón. Entre la vida estudiantil y la vida familiar se desarrolló su corta e intensa historia. A los catorce años de edad, inspirada por Dios, decidió consagrarse a El como religiosa, en concreto, como carmelita descalza. 

Su deseo se realizó el 7 de mayo de 1919, cuando ingresó en el pequeño monasterio del Espíritu Santo en el pueblo de Los Andes, a unos 90 kms. de Santiago. 

El 14 de octubre de ese mismo año vistió el hábito de carmelita, iniciando así su noviciado con el nombre de Teresa de Jesús. Sabía desde mucho antes que moriría joven. Más aún, el Señor se lo había revelado, pues ella misma lo comunicó a su confesor un mes antes de su partida. 

Asumió esa realidad con alegría, serenidad y confianza. Segura de que continuaría en la eternidad su misión de hacer conocer y amar a Dios. 

Después de muchas tribulaciones interiores e indecibles padecimientos físicos, causados por un violento ataque de tifus que acabó con su vida, pasó de este mundo al Padre al atardecer del 12 de abril de 1920. Había recibido con sumo fervor los santos sacramentos de la Iglesia y el 7 de abril había hecho la profesión religiosa en el artículo de la muerte. Aún le faltaban 3 meses para cumplir los 20 años de edad y 6 meses para acabar su noviciado canónico y poder emitir jurídicamente su profesión religiosa. Murió como novicia carmelita descalza. 

Esa es toda la trayectoria externa de esta joven santiaguina. Desconcierta, y crece en nosotros el gran interrogante: ¿y qué hizo? Para tal pregunta hay una respuesta igualmente desconcertante: Vivir, creer, amar. 

Cuando los discípulos preguntaron a Jesús qué debían hacer para vivir según Dios quiere, El respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien El ha enviado» (Jn. 6, 28-29). Por lo tanto, para conocer el valor de la vida de Juanita, es necesario mirar hacia dentro, donde está el Reino de Dios. 

Ella despertó a la vida de la gracia siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó a volcar su afectividad totalmente en El. 

«Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí» (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a El con radicalidad. 

Desde niña comprendió que el amor se demuestra con obras más que con palabras, por eso lo tradujo en todos los actos de su vida, empezando por la raíz. Se miró con ojos sinceros y sabios y comprendió que para ser de Dios era necesario morir a sí misma y a todo lo que no fuera El. 

Su naturaleza era totalmente contraria a la exigencia evangélica: orgullosa, egoísta, terca, con todos los defectos que esto supone. Como nos sucede a todos. Pero lo que ella hizo, a diferencia nuestra, fue librar batalla encarnizada contra todo impulso que no naciera del amor. 

A los 10 años era una persona nueva. La motivación inmediata fue el Sacramento de la Eucaristía que iba a recibir. Comprendiendo que nada menos que Dios iba a morar dentro de ella, trabajó en adquirir todas las virtudes que la harían menos indigna de esta gracia, consiguiendo en poquísimo tiempo transformar su carácter por completo. 

En la celebración de este sacramento recibió de Dios gracias místicas de locuciones interiores que luego se mantuvieron a lo largo de su vida. La inclinación natural hacia Dios, desde ese día se transformó en amistad, en vida de oración. 

Cuatro años más tarde recibió interiormente la revelación que determinó la orientación de su vida: Jesucristo le dijo que la quería carmelita y que su meta debía ser la santidad. 

Con la abundante gracia de Dios y con la generosidad de joven enamorada se dio a la oración, a la adquisición de las virtudes y a la práctica de la vida según el evangelio, de tal modo que en cortos años llegó a un alto grado de unión con Dios. 

Cristo fue su ideal, su único ideal. Se enamoró de El, y fue consecuente hasta crucificarse en cada minuto por El. La invadió el amor esponsal y, por tanto, el deseo de unirse plenamente al que la había cautivado. Por eso a los 15 años hizo el voto de virginidad por 9 días, renovándolo después continuamente. 

La santidad de su vida resplandeció en los actos de cada día en los ambientes donde se desarrolló su vida: la familia, el colegio, las amigas, los inquilinos con quienes compartía sus vacaciones y a quienes, con celo apostólico, catequizó y ayudó. 

Siendo una joven igual a sus amigas, éstas la sabían distinta. La tomaron por modelo, apoyo y consejera. Juanita sufrió y gozó intensamente, en Dios, todas las penas y alegrías con que se encuentra el hombre. 

Jovial, alegre, simpática, atractiva, deportista, comunicativa. En los años de su adolescencia alcanzó el perfecto equilibrio síquico y espiritual, fruto de su ascesis y de su oración. La serenidad de su rostro era reflejo de Aquel que en ella vivía. 

Su vida monacal desde el 7 de mayo de 1919 hasta su muerte fue el último peldaño de su ascensión a la cumbre de la santidad. Sólo once meses fueron suficientes para consumar su vida totalmente cristificada. 

Muy pronto la comunidad descubrió en ella un paso de Dios por su historia. En el estilo de vida carmelitano-teresiano, la joven encontró plenamente el cauce para derramar más eficazmente el torrente de vida que ella quería dar a la Iglesia de Cristo. Era el estilo de vida que, a su modo, había vivido entre los suyos, y para el cual había nacido. La Orden de la Virgen María del Monte Carmelo colmó los deseos de Juanita al comprobar que la Madre de Dios, a quien amó desde niña, la había traído a formar parte de ella. 

Fue beatificada en Santiago de Chile por Su Santidad Juan Pablo II, el día 3 de abril de 1987. Ha sido solemnemente canonizada por el mismo Sumo Pontífice en Roma el 21 de marzo de 1993. 
Sus restos son venerados en el Santuario de Auco-Rinconada de Los Andes por miles de peregrinos que buscan y encuentran en ella el consuelo, la luz y el camino recto hacia Dios. 

SANTA TERESA DE JESÚS DE LOS ANDES es la primera Santa chilena, la primera Santa carmelita descalza fuera de las fronteras de Europa y la cuarta Santa Teresa del Carmelo tras las Santas Teresas de Avila, de Florencia y de Lisieux. 

Sus Milagros 

El Bombero Resucitado 

El día 4 de diciembre de 1983, el voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago, Héctor Uribe Carrasco, cae desde una techumbre durante un incendio. Sufre un golpe eléctrico de un cable de 380 voltios, quedando completamente inconsciente y según decían los médicos, con un edema pulmonar, un edema cerebral y ninguna posibilidad de vida, pues estaba clínicamente muerto. 

Ante esta angustiosa situación, su madre, Señora Olga Carrasco de La Vega, aconsejada por un voluntario amigo del accidentado, decidió ir hasta la Cripta de Sor Teresa, para implorar por la vida de su hijo. La súplica la hizo en la Capilla, acompañada de varios voluntarios y amigos de Héctor, el día 7 de diciembre, es decir, 3 días después del accidente. 

Según testimonio de la mamá y de los amigos, desde entonces empezó a dar señal de recuperación hasta quedar totalmente restablecido. 

Los médicos están sorprendidos. El joven vive. Es un resucitado a instancias de Teresita. 

Los antecedentes del caso son enviados a Roma. De miles de milagros y favores concedidos y adjudicados a la intercesión de Sor Teresita, es éste el que el consejo de teólogos aprueba en el paso final del proceso y que llevó a Teresita a la gloria de los altares. 

Para iniciar el proceso de Canonización, debe producirse otro milagro después de la Beatificación. 

La Estudiante Resucitada 

El día 7 de diciembre de 1988, varias alumnas del Colegio Las Condes, Institución Teresiana, en el paseo de fin de año escolar, se reunieron para pasar el día. La alumna Marcela Antúnez Riveros, bañándose en la piscina del estadio del Banco Chile sufrió asfixia por inmersión. Fue sacada del agua después de al menos 5 minutos cianótica y sin ningún signo vital. 

Mientras la someten a la prácticas de reanimación, dos apoderados y un grupo de alumnas piden fervorosamente la intervención de Santa Teresa y, con asombro de los médicos de la clínica Alemana, que a la vista de la ficha médica temían daño cerebral irreversible, se recuperó rápidamente. 

Por precaución la retienen 3 días más en la clínica, saliendo de ella sin la más mínima lesión cerebral, ni traumas, siendo -los años siguientes- una alumna destacada en sus estudios. 

Realizado canónicamente el proceso en el Arzobispado de Santiago con las declaraciones de los testigos y de los médicos y llevada a Roma las actas del proceso, los médicos peritos del Vaticano declararon que la recuperación total de la niña no tiene explicación científica. Por eso, la Congregación de los Santos aprobó el milagro para proceder a la Canonización.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Teresa de Jesus «De los Andes» (1900-1920)

Los santos son tus amigos.

Para que lo comprendas mejor, te lo cuento así: Sí tú amaras a Dios sobre todas las cosas y a ti mismo con tanto amor, con el mismo amor que amases a los demás, y por este amor sufrieras lo que la vida te da, y sin quejarte fueras siempre bueno, siempre buena, confinando tu cuerpo a la pureza y castidad para no mancharte y ser sólo para Dios, y si estuvieras casado-casada, ser para tu cónyuge, para dar vida de parte de Dios, que hace lo que quiere con lo que le confiamos y él quiere que el mundo continúe, que haya vida, que nazcan hijos, y que mejor qué sean hijos del amor entre dos esposos católicos enamorados de Dios y entre los dos.

Si fuera así todo esto en ti, y murieras y fueras directo al Cielo Eterno, y allí Dios permitiera que quien, desde la tierra te pidiera le dijeras a Dios tus penas y de su parte le pidieras ayuda, y siendo tú una persona que en vida amaste y sufriste por Amor, entonces, tú ayudarías a los que te lo pidieran, y siguiendo amando a Dios y a ellos, al mundo, y teniendo y estando en Dios, le pedirías, le suplicarías por quien te pide este favor, por haber sido tú una buena persona en vida y, si lo eras, lo seguirás siendo y no te molestará ayudar a quien con confianza en tu bondad te lo pida. Digamos: “un enchufe celestial”.

Eso son los santos, y eso serás tú si ahora les pides a ellos que le pidan a Dios que te ayude a ser cada día más de Dios y menos del mundo, sin dejar de estar vivo y por lo cual vivir en el mundo actual, pero siendo bueno y cariñoso y teniendo la paciencia y la ternura de todo un Dios, como lo es Jesús, y que nos dijo la verdad que deberías tú saber: “No saben lo que hacen”.

Así que sabiendo que no saben, no les tengas miedo ni les tengas manía ni ganas de vengarte de todo lo que por ignorancia, por no saber lo que hacen te dañan; y en cuanto puedas, apártate de los malos y que tu ejemplo sea siempre de bondad y pureza y sacrificio voluntario, todo por amor a Dios y, siendo así, si tú fueras ya santo por vivir en el Cielo, ayudarías a quien te lo pidiera.

Ser santo es seguir viviendo e influyendo en el mundo terreno por la comunión que hay a través y por Dios Uno y Trino.

Ahora comprendes; ahora podrás pedir con confianza, a los santos, que te ayuden y que le pidan a Dios lo que necesitas. Y, necesitas “enchufe”  y el mejor es el de la Madre de Dios: Santa María Virgen, Inmaculada Concebida, en el Amor de todo un Dios Creador.

P. Jesús

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14 de Julio / San Camilo de Lelis, Servidor de los Enfermos

Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego. Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria. 

Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.

Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital. Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.

San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Camilo de Lelis, Servidor de los Enfermos

Hermanos, Dios busca siempre y tiene sus medios para negar a los futuros santos lo que no desea de ellos. Cuando algo no te sale bien, una y otra vez, no la primera vez, porque todas las cosas en esta vida, que valen la pena, realmente cuestan, porque así es la vida y porque el enemigo de Dios no desea las obras buenas y Dios nos prueba en el amor y la perseverancia en este amor a Él; eso también hay que saberlo para que no desistáis a la primera ni a la segunda y, a veces, ni a la tercera, mientras no veáis otro camino de santidad; pero lo cierto, hermanos, amados en Cristo, que Dios sabe lo que quiere de cada uno de nosotros, y las cosas que nos ocurren nos marcan un destino, a veces, muchas, diferente a los planes que tenemos. Dios mismo, Jesús, pidió que Dios Padre le apartara lo que Él, como Dios, sabía que viviría, pero así fue la voluntad de Dios Padre que se llevó a cabo gracias a la traición de uno de los elegidos por el mismo Jesús como apóstol. ¿Es que se equivocó Dios de persona? No. Lo que pasó es que la persona cambió. Hay personas que tienen lo mejor y, estando en lo mejor, traicionan a Dios que se lo ha dado.

San Camilo de Lelis hizo una promesa a Dios, que no cumplió. Las cosas le fueron mal, por su mal proceder, y luego quiso cumplir con la promesa, pero ya Dios tenía otros planes para él.

Meditad la vida de los santos y veréis que cada uno tiene una vida semejante a la de él, porque cada uno de nosotros está destinado a ser santo. Dios lo espera, Dios lo quiere, Dios ayuda.

P. Jesús

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15 de Julio / San Buenaventura, Obispo y Doctor de la Iglesia

Después de tomar el hábito en la orden seráfica, estudió en la Universidad de París, bajo la dirección del maestro inglés Alejandro de Hales. De 1248 a 1257, enseñó en esta universidad teología y Sagrada Escritura. A su genio penetrante unía un juicio muy equilibrado, que le permitía ir al fondo de las cuestiones y dejar de lado lo superfluo para discernir todo lo esencial y poner al descubierto los sofismas de las opiniones erróneas. El santo se distinguió en filosofía y teología escolásticas.

El santo no veía en sí más que faltas e imperfecciones y, por humildad, se abstenía algunas veces de recibir la comunión, por más que su alma ansiaba acercarse a la fuente de gracia. Pero un milagro de Dios permitió a San Buenaventura superar tales escrúpulos.

Durante los años que pasó en París, compuso una de sus obras más conocidas, el «Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo», que constituye una verdadera suma de teología escolástica. Guillermo de Saint Amour hizo en la obra titulada «Los peligros de los últimos tiempos» un ataque directo a San Buenaventura. Ataque que el santo contestó con un tratado sobre la pobreza evangélica, titulado «Sobre la pobreza de Cristo». En 1257, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino recibieron juntos el título de doctores. San Buenaventura escribió un tratado «Sobre la vida de perfección», destinado a la Beata Isabel, hermana de San Luis de Francia y a las Clarisas Pobres del convento de Longchamps. Otras de sus principales obras son el «Soliloquio» y el tratado «Sobre el triple camino».

En 1257, Buenaventura fue elegido superior general de los frailes Menores. No había cumplido aún los 36 años y la orden estaba desgarrada por la división entre los que predicaban una severidad inflexible y los que pedían que se mitigase la regla original. El joven superior general escribió una carta a todos los provinciales para exigirles la perfecta observancia de la regla y la reforma de los relajados. El primero de los cinco capítulos generales que presidió San Buenaventura, se reunió en Narbona en 1260. Ahí presentó una serie de declaraciones de las reglas que fueron adoptadas y ejercieron gran influencia sobre la vida de la orden. San Buenaventura empezó a escribir la vida de San Francisco de Asís.

El santo gobernó la orden de San Francisco durante 17 años, y por eso se le llama el segundo fundador. En 1265, el Papa Clemente IV trató de nombrar a San Buenaventura arzobispo de York, a la muerte de Godofredo de Ludham , pero el santo consiguió disuadir de ello al Pontífice. Sin embargo, al año siguiente, el Beato Gregorio X le nombró cardenal obispo de Albano, ordenándole aceptar el cargo por obediencia. Se le encomendó la preparación de los temas que se iban a tratar en el Concilio ecuménico de Lyon, acerca de la unión de los griegos ortodoxos.

San Buenaventura se caracterizaba por la sencillez, la humildad y la caridad. Mereció el título de «Doctor Seráfico» por las virtudes angélicas que realzaban su saber. Fue canonizado en 1482 y declarado Doctor de la Iglesia en 1588.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Buenaventura, Obispo y Doctor de la Iglesia

Los santos sirven a Dios y a la Iglesia según su forma de ser, según sus dones y cualidades, según las circunstancias que, según su misión, Dios les marca en su destino desde antes de nacer, desde el principio de los tiempos, desde que Dios es Dios, o sea: desde siempre.

Un estudioso, ayuda a los demás con su inteligencia. Un piadoso, ayuda a los demás con sus oraciones. Y tú, futuro santo, ¿En que ayudas a los demás? ¿Con tu dinero? ¿Dando empleo? ¿Con los hijos que tienes? ¿Con tu oficio? ¿Con tu profesión? ¿Con tus hobbies? ¿Con tu presencia en la caridad? ¿Con…?

La Iglesia, el mundo, necesita santos, y no santos clonados, sino como son los santos, distintos según su misión.

¿Se han equivocado los santos antes de ser santos? ¿Han cometido errores? ¿No son perfectos en todo? ¿Hacen fallos en sus negocios? ¿Tienen carencias en según que aspectos humanos? Por ejemplo: ¿Son tímidos? ¿Callados? ¿Tienen a veces mal genio?… ¿Y todo y así luego son santos? ¡Sí! Porque es el empeño en volver a empezar de nuevo una y otra vez, con el deseo de ser mejores, lo que hace heroicos sus torpes progresos, hasta que lo van consiguiendo. Sí, esos perfeccionistas tienen madera de santo; los que están lejos de ser santos son los que van de listos y sabios por la vida, estos que lo saben todo, que todo les va bien y que se dan el lujo de sermonear y criticar a quien ponen en su mira. Los santos, son como eres tú. ¡Tú! Entérate bien: Tú vas para santo. ¡Ánimo!

P. Jesús
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16 de Julio / Nuestra Señora del Monte Carmelo

Nuestra Señora del Carmen. El Carmelo, cuya hermosura ensalza la Biblia (ls. 35, 2), ha sido de siempre un monte sagrado. En el siglo IX A.C., Elías lo convirtió en el refugio de la fidelidad al Dios único y en el lugar de los encuentros entre el Señor y su pueblo (1 R 18, 39). El recuerdo del Profeta «abrasado de celo por el Dios vivo» había de perpetuarse en el Carmelo.  En tiempo de las Cruzadas, las grutas del monte dieron acogida a los ermitaños cristianos. Pero hasta el siglo Xlll no pasaron éstos a formar una familia religiosa, a la que el patriarca Alberto de Jerusalén dio una regla (hacia el 1209), y que fue confirmada por el papa Honorio III (1226). El Monte Carmelo, que domina la llanura de Galilea, no cae lejos de Nazaret, en donde vivió María conservando todo en su corazón». De ahí que la Orden del Carmelo haya querido desde sus orígenes ponerse bajo el patrocinio de la Madre de los contemplativos. En el siglo XVI, los dos doctores y reformadores de la Orden – Santa Teresa de Ávila v San Juan de la Cruz – convertirían al Monte Carmelo en el símbolo de aquello que San Buenaventura llamaba «itinerario hacia Dios». Por eso le pedimos hoy al Señor que nos haga llegar, gracias a «la intercesión de la Virgen María» «hasta Cristo, monte de salvación».

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Oremos  

Haz venir, Señor, sobre nosotros la poderosa intercesión de la gloriosa Virgen María, para que, protegidos con su auxilio, podamos llegar a tu monte santo, que es Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Fuente: Evangelio del día

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Nuestra Señora del Monte Carmelo

Señora, Santa María, bondadosa Madre que cobijaste en tu seno a Nuestro Señor Jesucristo y que lo alimentaste de tus pechos; nosotros, indignos pecadores, ¡te necesitamos, Madre!

Hoy que las madres, muchas, asesinan a sus propios hijitos; hoy, que no guardan nada en su corazón y viven para la lascivia, pública y privadamente; hoy, que el desorden es mayor que el que había en Sodoma y Gomorra, hoy necesitamos de ti, Madre Hermosa y de Virginal Pureza Incandescente. Ven a nosotros, los desamparados hijos de madres que no nos aman, de madres egoístas y malas, que no saben nada del Amor. Danos el alimento de tu fe, y con él podremos imitarte en tu “Sí”. Amén.

P. Jesús

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17 de Julio / Beata Magdalena Albrizzi, Virgen

Pertenecía a la nobleza de Italia. Después de la muerte de sus padres, Magdalena decidió retirarse al convento de Santa Margarita de Como, donde se recibía a las hijas de los nobles.

Estando en la puerta del convento, Magdalena escuchó una voz que le repitió tres veces: «Magdalena, dirígete a Brunate, ahí es donde debes retirarte.» Entonces, la beata se dirigió sin vacilar al claustro en las montañas de Brunate. El convento estaba casi vacío; pero el número de religiosas aumentó considerablemente después del ingreso de Magdalena, quien fue elegida superiora y afilió el convento a la Orden de las Ermitañas de San Agustín. Magdalena fundó otro convento en la ciudad de Como, pero ella permaneció en Brunate.

La beata curaba a los enfermos y tenía cualidades de visionaria. Su confianza en Dios era tan grande que el Señor obró muchos milagros por su intercesión. Magdalena exhortaba a sus religiosas a la comunión frecuente. Según parece murió el 15 de mayo de 1465, a edad muy avanzada, después de una larga y dolorosa enfermedad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Magdalena Albrizzi, Virgen

Los santos como la Beata Magdalena Albruzzi, siendo de este mundo, oyen la voz de Dios que vive en este mundo y mora en el otro mundo, y en Su Nombre, en el nombre de Jesús, pueden y hacen milagros, milagros de curaciones y ayudas espirituales, así hace Dios en muchos santos, sean declarados santos por la Iglesia o no, porque hay muchos santos de la historia de la cristiandad que no están en los altares, pero que están en el Altar de Dios. Y eso es lo importante, vivir con Dios tanto en la tierra como en el Cielo: Siempre amando y sintiendo el Amor de Dios viviendo en ellos, obrando en ellos y ellos entregándolo a los demás.

Los santos, algunos santos, oyen la voz de Dios que les ordena y ellos obedecen y Dios los utiliza para hacer sus Obras de amor, que siempre son la salvación de las almas, la misericordia a las personas, la paz.

P. Jesús
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18 de Julio / San Arsenio, Monje

Cuando el emperador Teodosio el Grande buscaba un buen profesor para sus dos hijos, el Papa San Dámaso le recomendó a Arsenio, un senador sumamente sabio y muy práctico en sus consejos. Durante diez años, San Arsenio vivió en el palacio del emperador educando a sus dos hijos, Arcadio y Honorio.

Estando un día orando, en medio de una gran crisis espiritual, mientras le pedía a Dios que le iluminara lo que debía hacer para santificarse, oyó una voz que le decía: «Apártate del trato con la gente, y vete a la soledad». Entonces dispuso irse al desierto a orar y a hacer penitencia con los monjes.

Cuando llegó al monasterio del desierto, los monjes, sabiendo que había estado viviendo tanto tiempo como senador y como alto empleado del Palacio imperial, dispusieron ponerle algunas pruebas para saber si en verdad era apto para esa vida de humillación y mortificación. Fue ahí, donde San Arsenio se hizo muy conocido por todos por sus penitencias extraordinarias.

Por muchos siglos han sido enormemente estimados los dichos o frases breves que San Arsenio acostumbraba decir a la gente. Desde remotas tierras iban viajeros ansiosos de escuchar sus enseñanzas que eran cortas pero sumamente provechosas. Entre muchas de sus enseñanzas o frases que el Santo pronunciaba están: «muchas veces he tenido que arrepentirme de haber hablado. Pero nunca me he arrepentido de haber guardado silencio»; o «siempre he sentido temor a presentarme al juicio de Dios, porque soy un pecador».

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Arsenio, Monje

Las gentes no saben reconocer a un santo, como pasó con San Arsenio, monje. La gente cuando ve un hombre bueno, en vez de ayudarlo en el bien, le ayudan poniéndole pruebas, cargándole con cruces innecesarias, que él lleva por motivo de su fe con gran paciencia.

Santo, santa, a ti te lo digo: cuando veas que no se fían de ti y tu bondad; cuando veas que los que deberían amarte te dañan más, con la excusa de probarte, entonces sabrás que Dios te ha aceptado todas tus oraciones, y los hombres lo han notado y, por tanto, desean que renuncies a ello, poniendo en ti más cargas que las normales en otras personas que tratan, y puede que deseen también como tú practicar la fe, pero ven que tú vas en serio, y quieren saber hasta qué, cuánto y cómo vas a resistir en tus deseos de servir al Dios verdadero.

Acepta el reto y piensa que eso ayuda a tus deseos, la santidad a perpetuidad. ¡Ánimo! Que Dios goza mientras tu sufres y resistes, goza en su Corazón por saber que hay quien lo ama sobre todas las cosas y personas y esto mismo hizo con Job.

¡Los santos, qué santos son!

P. Jesús

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19 de Julio / Santas Justa y Rufina, Vírgenes y Mártires

Estas dos santas fueron dos hermanas que nacieron en Sevilla, en el seno de una familia muy modesta pero de firmes costumbres y sólida fe cristiana. En aquella época España era dominada por los romanos, y con ellos, la idolatría y la corrupción. Mientras tanto las dos hermanas se conservaban en santidad y pureza de costumbres, empleando todo su cuidado en conocer el Evangelio, en su propia santificación y en beneficio de sus prójimos. Todos los años celebraban los idólatras fiestas en honor de Venus, recordando la tristeza de ésta en la muerte de su adorado Adonis. Las mujeres recorrían las calles de la ciudad llevando al ídolo en sus hombros, importunaban a todos y les pedían una cuantiosa limosna para la festividad. Al llegar a la casa de Justa y Rufina, les exigieron adorar al ídolo; las dos santas se negaron y las mujeres, enfadadas, dejaron caer el ídolo rompiendo muchas vasijas. Las santas, horrorizadas por ver en su casa un ídolo, cogieron el ídolo y lo hicieron pedazos, provocando la ira de los idólatras que se lanzaron contra ellas.

Diogeniano, prefecto de Sevilla, las hizo prisioneras, las interrogó y las amenazó con crueles tormentos si persistían en la religión cristiana, a la vez que les ofrecía grandes recompensas y beneficios, si idolatraban a los ídolos. Las santas se opusieron con gran valor a las inicuas propuestas del prefecto, afirmando que ellas sólo adoraban a Jesucristo. El prefecto mandó que las torturasen con garfios de hierro y en el potro, creyendo que cederían ante los tormentos, pero ellas soportaban todo con alegría y sus ánimos se fortalecían a la vez que crecían las torturas. Mandó entonces a encerrarlas en una lóbrega cárcel y que allí las atormentasen lentamente con hambre y con sed. Pero la divina Providencia les socorría y sustentaba con gozos inefables, según las necesidades del momento, provocando el desconcierto de los carceleros. Luego, el prefecto quiso agotarlas obligándoles a seguirle descalzas en un viaje que él iba a hacer a Sierra Morena; sin embargo, aquel camino pedregoso era para ellas como de rosas. Volvieron a meterlas en la cárcel hasta que murieran. Santa Justa, sumamente debilitada, entregó serenamente su espiritu, recibiendo las dos coronas, de virgen y de mártir. El prefecto mandó lanzar el cuerpo de la virgen en un pozo, pero el obispo Sabino logró rescatarlo.

El Prefecto creyó que, estando sola, sería más fácil doblegar a Rufina. Pero al no conseguir nada, mandó llevarla al anfiteatro y echarle un león furioso para que la despedazase. El león se acercó a Rufina y se contentó con blandir la cola y lamerle los vestidos como un corderillo. Enfurecido el Prefecto, mandó degollarla. Asi Rufina entregó su alma a Dios. Era el año 287. Se quemó el cadáver para sustraerlo a la veneración, pero el obispo Sabino recogió las cenizas y las sepultó junto a los restos de su hermana. Su culto se extendió pronto por toda la iglesia. Famoso y antiquísimo es el templo de Santa Justa en Toledo, el primero de los mozárabes.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santas Justa y Rufina, Vírgenes y Mártires

No suelen hoy en día torturar así a las personas que aman de verdad a Dios, y los buscan y lo sirven con todo su corazón, como hicieron con las santas mártires, las hermanas Justa y Rufina. Hoy se burlan de ellos, los llaman locos y los llevan al psiquiatra; invaden su cuerpo con medicamentos y anulan así su voluntad, por dominar el cuerpo de los que son buenos y desean un camino de santidad.

No creen en la perfección, no creen que se pueda amar tanto a Dios que no se desee mezclar uno con el mundanismo ni vivir el capitalismo, sino que se desea llevar una vida de piedad y de servicio desinteresado al hermano necesitado.

¡Qué pocos santos quedan hoy!

Algunos piensan que es bueno mezclarse con el mundanismo, que hay que ir a sus fiestas y así atraerlos al buen camino; Jesús jamás hizo esto y, si comió con publicanos y pecadores, que lo hizo, fue con personas que luego aceptaron el cristianismo, porque Dios es Dios y conoce los corazones de todos. También el tuyo. ¡Queda en paz!

P. Jesús
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