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meditación del santoral - 25. página

29 de Agosto / San Juan Bautista

El Martirio de San Juan Bautista

Año 30 Herodes Antipaz había cometido un pecado que escandalizaba a los judíos porque está muy prohibido por la Santa Biblia y por la ley moral. Se había ido a vivir con la esposa de su hermano.

Juan Bautista lo denunció públicamente. Se necesitaba mucho valor para hacer una denuncia como ésta, porque esos reyes de oriente eran muy déspotas y mandaban matar sin más ni más a quien se atrevía a echarles en cara sus errores.   Herodes al principio se contentó solamente con poner preso a Juan, porque sentía un gran respeto por él.

Pero la adúltera Heroidas estaba alerta para mandar matar en la primera ocasión que se le presentara, al que le decía a la concubina que era pecado esa vida que estaban llevando.  Cuando pidieron la cabeza de Juan Bautista el rey sintió enorme tristeza porque estimaba mucho a Juan y estaba convencido de que era un santo y cada vez que le oía hablar de Dios y del alma se sentía profundamente conmovido.

Pero por no quedar mal con sus compinches que le habían oído su juramento (que en verdad no le podían obligar, porque al que jura hacer algo malo, nunca le obliga a cumplir eso que ha jurado) y por no disgustar a esa malvada, mandó matar al santo precursor.  

Este es un caso típico de cómo un pecado lleva a cometer otro pecado. Herodes y Heroidas empezaron siendo adúlteros y terminaron siendo asesinos. El pecado del adulterio los llevó al crimen, al asesinato de un santo.  

Juan murió mártir de su deber, porque él había leído la recomendación que el profeta Isaías hace a los predicadores: «Cuidado: no vayan a ser perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar». El Bautista vio que llegaban los enemigos del alma a robarse la salvación de Herodes y de su concubina y habló fuertemente. Ese era su deber. Y tuvo la enorme dicha de morir por proclamar que es necesario cumplir las leyes de Dios y de la moral.

Fue un verdadero mártir.  

Señor: te rogamos por tantas parejas que viven sin casarse y en pecado. Perdónales y concédeles la verdadera conversión. Y te suplicamos que nunca dejes de enviarnos valientes predicadores, que como Juan Bautista no dejen a los pecadores estar tranquilos en su vida de pecado por que los puede llevar a la perdición, y que despierten las conciencias de sus oyentes para que cada uno prefiera morir antes que pecar.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Bautista

Hablo hoy para los hombres y mujeres de fe, los que tienen del deber de saber, de dejar la ignorancia y desear morir antes que pecar.

San Juan Bautista murió, lo mataron por ser fiel a su fe, y si le preguntaban por si estaba bien lo que hacía Herodes conviviendo con la esposa de su hermano, él, profeta y santo, tenía que decir la verdad de la Biblia; no es que se pusiera él, Juan Bautista a hablar de Herodes porque sí, sino porque le preguntaban por su conducta, si era correcta a los ojos y voluntad del Dios verdadero; y él, decía la verdad: Es pecado vivir con una mujer que tiene esposo e hijos de otro. Y eso que Herodes no era judío, pero la ley de Dios es para vivir lo natural en el ser humano, para vivir por lo que somos: hijos de Dios. Todos somos hijos de Dios.

Ahora son tantos los pecados del hombre que al llamar sólo pecado a vivir con una mujer que tiene esposo, nos quedamos cortos, porque el primer y gran mandamiento no se cumple casi nunca: Amarás a Dios sobre todas las cosas y personas; incluso los mismos bautizados se olvidan de Dios y profesan otras religiones que no son verdaderas. Hoy día, sentenciar los pecados de los sin fe tiene que hacerse junto con pedir a los que dicen tener fe, que dejen de pecar de una vez; que por favor, que por el amor de Dios, se acuerden de Él y vivan para amarlo sobre todas las cosas. Hoy en día hay grandes pecadores dentro de la misma Santa Iglesia Católica. Y muchos pecan con su propia mujer, que la tratan como a una concubina, y ellas se dejan tratar así, es más, lo piden y lo exigen. No quieren ser madres, quieren ser producto de placer. No quieren respeto, quieren realizarse ganando dinero, y todo esto también es pecado.

Hablar de pecados hoy en día, aún pervierte más. Hay que hablar de virtudes, de lo que ¡sí! se tiene que hacer, de lo que Dios quiere, porque es más corto enumerar las virtudes, que no la larga lista de pecados que hoy día se cometen, incluso por muchos bautizados. Hay sacerdotes que no entienden de qué va el matrimonio; ¡que lo estudien! Porque tienen el deber de dar buena doctrina, como hizo San Juan Bautista. Hay que estudiar el derecho canónico, hay que saber para enseñar y resguardar el alma de pecar, no es todo confortar el alma del pecador, hay que mostrarle las maravillas de una vida digna como hijo fiel a Dios, y perfecta en el desarrollo de su persona. Las confesiones están para perdonar los pecados en nombre de Dios, y para enseñar y ayudar a ser mejores, a ser santos: El confesor debe ser un guía de santos, debe amar tanto a los pecadores como él mismo, que debe, a cada uno, enseñarle el camino de su propia perfección. A un chismoso y calumniador, que de estos hay muchos hoy en día, le debe poner ejercicios de atar la lengua, de rezar por las personas, e infundirles una vida santa de misericordia. A los que miran pornografía, hay que decirles claramente que el cuerpo, aún cuando es hermoso a nuestros ojos, es todo él para que el alma pueda vivir en la tierra y desarrollar su vida y hacer sus funciones vitales, y que no es humano desear sólo el cuerpo de una persona, que es realmente cuerpo y alma; que es pecado grave despreciar al alma, a la parte espiritual de otra persona; que aunque se exhibe públicamente y hace posturas excitables, ese cuerpo tiene un alma, posee la dignidad de haber sido creada por Dios; y que por respeto a ser lo que es: hija de Dios, hijo de Dios, que lo mire globalmente y no sólo como un cuerpo, deseable para que unas cuantas hormonas revoloteen y den una cierta euforia al cuerpo por ver, por imaginar, por desear, porque hay placer en desear, a veces, más que en tener y hacer. Hay que enseñar a esta persona los deleites del alma espiritual, de no ver sólo el cuerpo, sino ver la totalidad que es el ser humano. Hay tanto trabajo en el confesonario, que no sirve sólo media hora antes de la Misa; hay que estar en la Iglesia todo el día, tenerla abierta y el sacerdote o sacerdotes estar pendientes de las almas. ¿Cómo es que el sacerdote esté tan poco tiempo en la Iglesia? ¿Por qué se hizo sacerdote? Puede estudiar en la misma iglesia mientras espera con misericordia y caridad  a las personas necesitadas de ayuda espiritual. Puede pedir que vayan otros feligreses con él, y allí con Jesús, esperen a las almas atormentadas. Todos los organismos trabajan ocho horas diarias, ¿qué pasa con la Iglesia? Tan magníficas iglesias… y ¡cerradas! Con tantos dolores y sudores, fueron piedra a piedra edificadas, y están cerradas. Sacerdotes benditos, hago un llamamiento como hermano vuestro: ¿Por qué no darles a los feligreses ocho horas al día de trabajo en la Iglesia? ¿Por qué no?

Cuantas almas se salvarían.

Vendrá la generación nueva de Iglesia Doméstica, que  tendrán en las Iglesias un lugar de encuentro con las almas que verán en los sacerdotes a verdaderos profetas, como fue San Juan Bautista.

P. Jesús
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30 de Agosto / Beato Tomás de Kempis

Escritor. Año 1471. La fama mundial de Tomás de Kempis se debe a que él escribió el libro que más ediciones ha tenido, después de la Biblia: La Imitación de Cristo. Este precioso librito, llamado «el consentido de los libros”: porque, es el que se ha sacado en ediciones más hermosas y lujosas, (de bolsillo) ha tenido ya más de 3,100 ediciones en los más diversos idiomas del mundo.

Su primera edición salió 20 años antes del descubrimiento de América (un año después de la muerte del autor) en 1472, y durante más de 500 años ha tenido unas 6 ediciones cada año. Caso raro y excepcional.

Tomás nació en Kempis, cerca de Colonia, en Alemania, en el año 1380. Era un hombre sumamente humilde, que pasó su larga vida (90 años) entre el estudio, la oración y las obras de caridad, dedicando gran parte de su tiempo a la dirección espiritual de personas que necesitaban de sus consejos.  

En ese tiempo muchísimas personas deseaban que la Iglesia Católica se reformara y se volviera más fervorosa y más santa, pero pocos se dedicaron a reformase ellos mismos y a volverse mejores. Tomás de Kempis se dio cuenta de que el primer paso que hay que dar para obtener que la Iglesia se vuelva más santa, es esforzarse uno mismo por volverse mejor. Y que si cada uno se reforma a sí mismo, toda la Iglesia se va reformando poco a poco.  

Kempis se reunió con un grupo de amigos en una asociación piadosa llamada «Hermanos de la Vida Común», y allí se dedicaron a practicar un modo de vivir que llamaban «Devoción moderna» y que consistía en emplear largos ratos de oración, la meditación, la lectura de libros piadosos y en recibir y dar dirección espiritual, y dedicarse cada uno después con la mayor exactitud que le fuera posible a cumplir cada día los deberes de su propia profesión.

Los que pertenecían a esta asociación hacían progresos muy notorios y rápidos en santidad y la gente los admiraba y los quería.  Tomás tiene muchos deseos de ser sacerdote, pero en sus primeros 30 años no lo logra porque sus tentaciones son muy fuertes y frecuentes y teme que después no logre ser fiel a su voto de castidad. Pero al fin entra a una asociación de canónigos (en Windesheim) y allí en la paz de la vida retirada del mundo logra la paz de su espíritu y es ordenado sacerdote en el año 1414.

Desde entonces se dedica por completo a dar dirección espiritual, a leer libros piadosos y a consolar almas atribuladas y desconsoladas. Es muy incomprendido muchas veces y sufre la desilusión de constatar que muchas amistades fallan en la vida (menos la amistad de Cristo) y va ascendiendo poco a poco, aunque con mucha dificultad, a una gran santidad. Dos veces fue superior de la comunidad de canónigos en su ciudad.

Bastante tiempo estuvo encargado de la formación de los novicios. Después lo nombraron ecónomo pero al poco tiempo lo destituyeron porque su inclinación a la vida espiritual muy elevada no lo hacía nada apto para dedicarse a comerciar y a administrar dineros y posesiones. Su alma va pasando por períodos de mucha paz y de angustias y tristezas espirituales, y todo esto lo irá narrando después en su libro portentoso.  

En sus ratos libres, Tomás de Kempis fue escribiendo un libro que lo iba a hacer célebre en todo el mundo: La Imitación de Cristo. De esta obra dijo un autor: «Es el más hermoso libro salido de la mano de un hombre» (Dicen que Kempis pidió a Dios permanecer ignorado y no conocido. Por eso la publicación de su libro sólo se hizo al año siguiente de su muerte).

No lo escribió todo de una vez, sino poco a poco, durante muchos años, a medida que su espíritu se iba volviendo más sabio y su santidad y su experiencia iban aumentando. Lo distribuyó en cuatro pequeños libritos. Entre la redacción de un libro a otro pasaron bastantes años.

El libro Primero de la Imitación de Cristo narra cómo es la lucha activa que hay que librar para convertirse y reformarse y los obstáculos que se le presentan a quien desea hacerse santo, entre los cuales está como principal «la sirena» de este mundo, o sea la atracción, el deseo de darle gustos al propio egoísmo y de obtener honores, famas, altos puestos, riquezas y gozos sensuales y vida fácil y cómoda. Este primer librito es como el retrato de lo que Tomás tuvo que sufrir hasta sus 30 años de las luchas y peligros que se le presentaron.

El libro segundo. Fue escrito por Kempis después de haber sufrido muchas tribulaciones, contradicciones, humillaciones y desengaños, especialmente en el orden afectivo. Destituido del cargo de ecónomo, abandonado por amigos que se había imaginado le iban a ser fieles; es entonces cuando descubre que hay una amistad que no defrauda nunca y es la amistad con Jesucristo, y que allí se encuentra la solución para todas las penas del alma. Este libro segundo de la Imitación enseña cómo hay que comportarse en las tribulaciones y sufrimientos. Emplea mucho el nombre de Jesús indicando el afecto muy vivo y profundo que siente hacia el Redentor y que desea sientan sus lectores también.

Cuando redacta el Libro Tercero ya ha subido más alto en espiritualidad. Aquí ya a Cristo lo llama El Señor. Se ha dado cuenta que la santidad no depende solamente de nuestros esfuerzos sino sobre todo de las ayudas de Dios. Ha crecido en humildad y exclama: «Cayeron los que eran como cedros del Líbano, y yo miserable ¿qué podré esperar de mis solas fuerzas?». Ahora ya no piensa en la muerte como algo miedoso, sino como una liberación del alma para ir a una Patria feliz.  

El libro cuarto de la Imitación está dedicado a la Eucaristía y es uno de los más bellos tratados que se han escrito acerca del Santísimo Sacramento. Millones de personas en todos los continentes han leído este librito para prepararse o dar gracias cuando comulgan.   
Muchos autores han pensado que probablemente Tomás de Kempis recibió del cielo luces muy especiales al escribir La Imitación de Cristo. De otra manera no se podría explicar el éxito mundial que este librito ha tenido por más de cinco siglos, en todas las clases sociales.  

Puede ser el que Kempis ha logrado comprender sumamente bien la persona humana con sus miserias y sus sublimes posibilidades, con sus inquietudes y su inmensa necesidad de tener un amor que llene totalmente sus aspiraciones.

Este libro está hecho para personas que quieran sostener una lucha diaria y sin contemplaciones contra el amor propio y el deseo de sensualidad que se opone diametralmente al amor de Dios y a la paz del alma. Está redactado para quienes quieran independizarse de lo temporal y pasajero y dedicarse a conseguir lo eterno e inmortal.  

San Ignacio, San Juan Bosco, Juan XXIII, el presidente mártir, García Moreno y muchísimos más, han leído una página de la Imitación cada día. ¿La leeremos también nosotros?

OREMOS
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a Tomás de Kempis para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Tomás de Kempis

El Beato Tomás de Kempis, amigo de Jesucristo, amante del Señor su Dios. Recibió en vida las delicias del sufrimiento que muchos pasan en el Purgatorio, como es esa profunda tristeza que parece que Dios no está ni que nadie puede aliviártela; esa tristeza que padecen los futuros santos, no es depresión mundana, sino que es el elixir que Dios da a los que le aman con todo su corazón y que, aún pensando que no son dignos de Dios, desean y encuentran a faltar su Amor. Esa tristeza es el amor necesario que necesitan porque, aman tanto a Dios, que necesitan más amor de Dios, pero Dios, Uno y Trino, unidos entre sí, ‘dejan’ sola al alma, como en un tránsito, como si padeciera ciertas penas que, se padecen en el Purgatorio, para que en el dolor de necesitar ese amor y no tenerlo, sufran, y en sufrir, se sientan solos, y en esta soledad del alma, purifiquen sus intenciones, busquen modos y métodos para acercarse al Amado, a Dios Uno y Trino, y así avancen en santidad, porque la santidad es el Amor al Amado, el ‘desprecio’ de lo demás, por el aprecio de sentir el amor de Dios en sí mismo. Y Dios entra y penetra en el alma atormentada de tristeza, y a veces la colma todo de dicha, especialmente cuando está la persona en contacto físico con la Eucaristía, porque Dios Ama y llama, y las obras del amor de la criatura al Creador, es correr a su encuentro. Por eso la tristeza está ahí, en el interior del alma, no del corazón, sino del alma, como si ya el alma estuviera en el Purgatorio pero, por no estarlo, hay la voluntad del hombre que busca a Dios en todas y cada una de las cosas que hace y dice. Eso vivió el Beato Tomás de Kempis, y eso viven millares de personas que no saben lo que tienen, y es un llamado de lo alto a sus plegarias de amar al Amado. Y el Amado se deja ver y se esconde, y lo ves en la Eucaristía, y, cuando sufres de tristeza profunda, es que se te ha escondido para que libremente lo busques tú mismo y, en está búsqueda, prosperes en santidad y no tengas que pasar por las penas del Purgatorio otro día, sino que ya vivas las delicias del alma besada por el Amado, ya en vida. Pero lleva años llegar al Beso de Amor, y en la espera y el deseo de ese beso con Dios Uno y Trino, hay la lucha humana por encontrar al Amado, y como el Amado sólo está en la perfección, sólo allí, en la perfección, halla la criatura el Amor que tanto desea y por Él se muere de tristeza y padece los sufrimientos que se padecen también en el Purgatorio; porque lo que hay que hacer es Imitar a Cristo, como propone el Beato Tomás de Kempis en su libro sobre el tratado que dió a su alma con la búsqueda de Dios mismo, en esta tristeza grande que padeció de tanto en tanto, y a veces muy a menudo. Si estás triste en el alma, que es una tristeza distinta a la del corazón, porque es como una sed que no se sacia, y hay una amargura también de impotencia, de desagrado de uno mismo, que no te deja estar contento, que no puedes ser feliz, porque el alma no puede ser feliz fuera de Dios, y es esa la tristeza de la que te hablo, la tristeza que padeció Tomás de Kempis, que lo llevó a la santidad, al beso de Dios, besado por Dios ya en la misma vida del hombre.

María, la plena de Gracia, siempre sintió en Ella ese beso de Amor de Dios, constantemente besando su alma en la perfección de toda la Gracia con que Dios la creó en el amor carnal y espiritual, y unidos a Dios con sus almas y cuerpos, Santa Ana y San Joaquín, la engendraron y Dios la llenó de Gracias, de todas las Gracias, es decir, la besó, y besándola de continuo, sin dejarla de amar jamás, la tuvo prendida de su amor toda la vida, toda la Eternidad en la que está y es y será María, la Llena de Gracia, la Madre de Dios, la Hija de Dios, la Esposa de Dios.

P. Jesús
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31 de Agosto / San Ramón Nonato

Religioso y Cardenal. 
Patrón de las embarazadas y parturientas. 

San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1.200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz.

Con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios, que acababa de fundarse. San Pedro Nolasco, el fundador, recibió la profesión de Ramón en Barcelona. 

Progresó tan rápidamente en virtud que, dos o tres años después de profesar, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de «redentor o rescatador de cautivos». Enviado al norte de África con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los infieles, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo pudo salir a la calle, lo que aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron que se le conmutase la pena de muerte por la de flagelación. San Ramón no perdió por ello el valor, sino que prosiguió la tarea de auxiliar a cuantos se hallaban en peligro, sin dejar escapar la menor ocasión de ayudarlos. 

San Ramón encaró dos grandes dificultades. No tenía ya un solo centavo para rescatar cautivos y predicar el cristianismo a los musulmanes equivalía a la pena de muerte. Pero nada lo detuvo ante el llamado del Señor. Conciente del martirio inminente, volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los infieles. El gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se azotase al santo en todas las esquinas de la ciudad y que se le perforasen los labios con un hierro candente. Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la daba al carcelero a la hora de las comidas. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle. San Ramón hubiese querido quedarse para asistir a los esclavos en África, sin embargo, obedeció la orden de su superior y pidió a Dios que aceptase sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de derramar su sangre por las almas de sus prójimos. 

A su vuelta a España, en 1.239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde. Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente treinta y seis años cuando murió el 31 de agosto de 1.240. Cardona pronto se transformó en meta de peregrinaciones. Fue sepultado en la capilla de San Nicolás de Portell. 

El Papa Alejandro VII lo incluyó en el Martirologio Romano en 1.657. 

San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento. 

La comisión nombrada por el Papa Benedicto XIV propuso suprimir del calendario general la fiesta de San Ramón por la dificultad de encontrar documentos fidedignos sobre su vida. 

Fuente: Vida de los Santos de Alan Butler.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Ramón Nonato

Hay santos cuya historia parece de película de aventuras, con graves secuencias donde el protagonista sufre mucho físicamente. Pero muchas veces la realidad supera la ficción, como es el caso de San Ramón Nonato, que además, su entrada en la vida física e independiente de su madre, fue triste y dolorosa ya que la madre murió antes que él naciera y eso lo selló con la cruz del dolor físico, que padeció toda su vida en grado heroico, que otros jamás hubieran resistido. Dios aprovecha todas las circunstancias del hombre y las hace propicias para sus planes de santidad. Dios tiene en cuenta toda vivencia del hombre para pedirle cuentas de su amor más profundo.

No tengas miedo de tu vida, porque toda ella está en el plan de Dios. Acéptala y vive en la paz de Dios que todo lo sabe y todo lo utiliza para el bien de cada alma.

P. Jesús
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16 de Agosto / San Esteban de Hungría

Hijo del rey Geza, San Esteban gobernó una de las etapas más difíciles para el cristianismo en Hungría, pues ésta estaba constituida por pueblos de raíces bárbaras y guerreros, y por lo tanto muy reacias a la religión católica. 

Al llegar al trono, el santo designó como primer Arzobispo a San Astrik a quien envió a Roma para obtener del Papa Silvestre II la aprobación de una auténtica organización eclesiástica en su país. 

El santo monarca mandó construir en Szkesfehervar una Iglesia dedicada a «Nuestra Señora» así como también, terminó la construcción del monasterio de «San Martín», iniciada por su padre. No sin vencer grandes dificultades, consiguió eliminar muchas de las costumbres supersticiosas bárbaras, derivadas de la antigua religión y, por medio de rigurosos castigos, logró reprimir las blasfemias, el asesinato, el robo, el adulterio y otros crímenes públicos.- 

Tuvo especial benevolencia a los pobres y a los oprimidos, por considerar que, al recibirlos con solicitud, se honra a Cristo, quien nos dejó a los pobres en su lugar, al abandonar la tierra. 

San Esteban fue el fundador y el arquitecto del reino independiente de Hungría; murió a los 73 años en la fiesta de la Asunción del 1038. Fue sepultado en una tumba contigua a la de su hijo, el beato Emeric, en Szekesferhervar y en su sepulcro se realizaron algunos milagros.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Esteban de Hungría

Dios necesita de santos, de personas que libremente le amen sobre todas las cosas, y proclamen con fe y vivan con fe, las verdades que la Santa Madre Iglesia enseña.

San Esteban de Hungría, santo, de vida santa y obras santas, que son las que lo llevaron al altar. Hizo de su pueblo un lugar del mundo para Dios; y tú debes hacer esto de tu casa, un lugar del mundo para Dios. Tú eres rey-reina de tu casa; tu hogar es tu reinado. y debes vivir en paz y en santidad en ella; que haya tiempo y toda ocasión para amar a Dios sobre todas las cosas, y amaros unos a otros por amor a Dios y con el mismo amor que te ames a ti mismo.

P. Jesús

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3 de Septiembre / San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

El Papa Gregorio I, con más justicia llamado «Magno», fue el primer Pontífice que fue monje y ascendió a la silla apostólica cuando Italia se hallaba en una condición deplorable como consecuencia de las luchas entre los ostrogodos y el emperador Justiniano, que terminaron con la derrota y muerte de Totila, en el año 562. 

Aunque San Gregorio cumplía fiel y honrosamente sus funciones como prefecto, desde hacía tiempo se sentía llamado a una vocación superior, hasta que por fin resolvió apartarse del mundo y consagrarse al servicio de Dios, siendo ordenado séptimo diácono de la Iglesia Romana y enviado como embajador ante la corte bizantina. A principios del año 586, tras volver a Roma, se convirtió en abad del monasterio de San Andrés. 

En el año 590, una terrible epidemia arrebató la vida al Papa Pelagio y el pueblo escogió a Gregorio como nuevo Pontífice. Desde el momento que asumió el cargo de Papa, se impuso el doble deber de catequizar y cumplir con la disciplina; prohibió el cobro injusto de primas por entierros en iglesias, por ordenaciones o por conferir el palio y no permitió a los diáconos dirigir la parte cantada de la misa a menos que fueran escogidos por sus voces más que por su carácter. También destacó como predicador escogiendo temas del Evangelio del día y, hasta nosotros ha llegado algunas de sus homilías, llenas de elocuencia y sentido común, terminadas con una enseñanza moral que podía adaptarse a cada caso. Fue un excelente administrador de la Sede Pontificia pues todos los súbditos estaban contentos con lo que les tocaba en la distribución de bienes y aún entraba dinero a la tesorería. 

De toda su labor religiosa en occidente, la conversión de Inglaterra y el éxito que coronó sus esfuerzos encaminados hacia esta dirección fue para él, el mayor triunfo de su vida. Se le reconoce a San Gregorio la compilación del Antiphonario, la revisión y reestructuración del sistema de música sacra, la fundación de la famosa Schola Cantorum de Roma y la composición de varios himnos muy conocidos. Pero su verdadera obra se proyecta en otras direcciones. Se le venera como el cuarto Doctor de la Iglesia Latina, por haber dado una clara expresión a ciertas doctrinas religiosas que aún no habían sido bien definidas y quizá su mayor labor fue el fortalecimiento de la Sede Romana.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

Este gran santo, el Papa y Doctor de la Iglesia, San Gregorio Magno, fue capaz de poner las cuentas claras en el Vaticano y en la Iglesia, que aunque es Sierva Fiel de los bienes temporales y eternos, como está compuesta por personas, las personas necesitan ser mandadas por santos, y los santos son esas personas que aunque su meta es el Cielo, se lo ganan con su vida terrena.

P. Jesús

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4 de Septiembre / Santa Rosalía de Palermo, año 1130- † 1164

Patrona de Palermo (Italia), que goza de una gran devoción en Sicilia lo mismo que las mártires Agueda de Catama y Lucía de Siracusa, no tiene una historia igualmente rica de testimonios y tradiciones. Octavio Gaietani, lamentaba no haber encontrado huellas dejadas por los antepasados sobre esta Santa, a pesar de haberlas buscado en todas partes con mucho cuidado. Parece que la Santa, a los tres años de su muerte, pensó en colmar esta laguna apareciéndose a una mujer enferma, y ordenándole que fuera en peregrinación a la iglesia sobre el monte Pellegrino, un áspero promontorio que cierra el golfo de Palermo. La mujer esperó el mes de mayo siguiente para satisfacer el deseo de Santa Rosalía, que se le volvió a aparecer y le dijo el lugar en donde se encontraban sus restos. Las búsquedas terminaron exitosamente, pero los huesos hallados en una gruta excavada entre las piedras no tenían ninguna inscripción que señalara su pertenencia.

En ese mismo tiempo, cuarenta días después del hallazgo de los huesos, dos albañiles, mientras trabajaban en el convento dominico de San Esteban de Quisquina, encontraron en una gruta una inscripción latina, muy rudimental, que decía: «Ego Rosalía Sinibaldi Quisquinae et Rosarum Domini filia amore Domini mei Jesu Christi in hoc antro habitari decrevi»: «Yo Rosalía Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta caverna de Quisquina». Esto confirmaba en parte las tradiciones orales, recogidas por el mismo Gaietani, que hablaban de Rosalía, que nació en Palermo y vivió durante algunos años en la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia.

La reina le regaló el monte Pellegrino, y Rosalía fue a vivir allí por la soledad que ofrecía. Vivió haciendo penitencia, y allí murió después de haber peregrinado por otros lugares más desiertos, siguiendo el ejemplo de los antiguos anacoretas.

Fuente: Familiario

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Rosalía de Palermo, año 1130- † 1164

Dios quiere que sepamos de los Santos, por eso permite que los Santos puedan conectar con las personas vivas, para que les hagan favores, de la misma manera que ellos hacen favores a los vivos.

Así hizo Santa Rosalía de Palermo. Ella, que tantas gracias consiguió de Dios para las almas, con sus penitencias y gran soledad humana, más nunca estuvo sola espiritualmente, porque los ángeles revoloteaban alegres en su cueva, al ver como ese amor tan grande que sentía por Dios y por las almas de los vivos la llevaba a esos tan grandes sacrificios por amor. Vivió en caridad; siempre con Dios nuestro Señor Jesucristo.

P. Jesús

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5 de Septiembre / Santa Teresa de Calcuta

«Pertenezco enteramente al Corazón de Jesús» 

El domingo 19 de octubre de 2003, en qué se celebró la Jornada Misionera Mundial, Juan Pablo II celebró la Eucaristía en la Plaza de San Pedro a las 10:00 y beatificó a la Madre Teresa de Calcuta, la cual falleció el 5 de septiembre de 1997. 

La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice preparó la biografía de la beata que reproducimos a continuación: 

«De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús».
De pequeña estatura, firme como una roca en su fe, a la Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed del amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres.
«Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión por los pobres». Fue un alma llena de la luz de Cristo, inflamada de amor por El y ardiendo con un único deseo: 
«saciar su sed de amor y de almas». 

Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu. Recibió en el bautismo el nombre de Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo grandemente en el carácter y la vocación de su hija. En su formación religiosa, Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada. 

Cuando tenía dieciocho años, animada por el deseo de hacerse misionera, Gonxha dejó su casa en septiembre de 1928 para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí recibió el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). En el mes de diciembre inició su viaje hacia India, llegando a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, la Hermana Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó en la Escuela para chicas St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en «esposa de Jesús para toda la eternidad». Desde ese momento se la llamó Madre Teresa. Continuó a enseñar en St. Mary convirtiéndose en directora del centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que la Madre Teresa transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. 

Caracterizada por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría. 

El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, la Madre Teresa recibió su «inspiración», su «llamada dentro de la llamada». Ese día, de una manera que nunca explicaría, la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón y el deseo de saciar la sed de Jesús se convirtió en la fuerza motriz de toda su vida. Durante las sucesivas semanas y meses, mediante locuciones interiores y visiones, Jesús le reveló el deseo de su corazón de encontrar «víctimas de amor» que «irradiasen a las almas su amor». «Ven y sé mi luz», Jesús le suplicó. «No puedo ir solo». Le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de El y el deseo de ser amado por ellos. Le pidió a la Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. Pasaron casi dos años de pruebas y discernimiento antes de que la Madre Teresa recibiese el permiso para comenzar. El 17 de agosto de 1948 se vistió por primera vez con el sari blanco orlado de azul y atravesó las puertas de su amado convento de Loreto para entrar en el mundo de los pobres. 

Después de un breve curso con las Hermanas Médicas Misioneras en Patna, la Madre Teresa volvió a Calcuta, donde encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres. El 21 de diciembre va por vez primera a los barrios pobres. Visitó a las familias, lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un anciano enfermo que estaba extendido en la calle y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de hambre y de tuberculosis. Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en «los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba». Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas. 

El 7 de octubre de 1950 fue establecida oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta, la Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965, animó a la Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Esta fue seguida rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años noventa, la Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba. 

Para responder mejor a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, la Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitó solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, la Madre Teresa inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un «pequeño camino de santidad» para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu. 

Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en la Madre Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor. 

Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención «para gloria de Dios y en nombre de los pobres». Toda la vida y el trabajo de la Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por El, unido a un deseo cada vez mayor de su amor. Ella misma llamó «oscuridad» a su experiencia interior. La «dolorosa noche» de su alma, que comenzó más o menos cuando dio inicio a su trabajo con los pobres y continuó hasta el final de su vida, condujo a la Madre Teresa a una unión con Dios cada vez más profunda. Mediante la oscuridad, ella participó de la sed de Jesús (el doloroso y ardiente deseo de amor de Jesús) y compartió la desolación interior de los pobres. 

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los problemas de salud cada vez más graves, la Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de la Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, la Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían a visitarla e instruyendo a sus Hermanas.

El 5 de septiembre, la vida terrena de la Madre Teresa llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente). La Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria. Su respuesta a la llamada de Jesús, «Ven y sé mi luz» hizo de ella una Misionera de la Caridad, una «madre para los pobres», un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios. 

Menos de dos años después de su muerte, a causa de la extendida fama de santidad de la Madre Teresa y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización. El 20 de diciembre de 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de la Madre Teresa.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Teresa de Calcuta

A Santa Madre Teresa de Calcuta,  Dios le pidió mucho y ella dió mucho a Dios, por eso ahora goza de la Paz Eterna Celestial.

A todos pide Dios, y a algunos pide mucho, y pocos hay que den mucho.

¿Cuánto esperarás para darte cuenta de que Dios te pide a ti la misma entrega tuya integral que pidió a Madre Teresa? Los santos tienen distintos carismas, distintas Misiones, pero tú, ¡tú! estás destinado a ser Santo. Deja de ocuparte tanto de tus cosas, por muy lícitas que sean, y a ver si dejas que Dios te haga Santo, sirviéndole con integridad. Primero Dios.

P. Jesús
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6 de Septiembre / Santos Donaciano y Leto, Mártires

En el año 484, Humerico, rey arriano de los vándalos, ordenó que todas las iglesias cristianas del África fueran clausuradas y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo africano. Por mandato real, congregaron a los obispos en el palacio, siendo conducidos lejos de la ciudad, y ordenados a que marcharan solos hacia el destierro. Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Bisaseno, reunieron a numerosos cristianos para protestar frente a las puertas de la ciudad; el rey Humerico furioso por la revuelta, ordenó a sus soldados a matar y «aplastar» a los quejosos. Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados y, en estado lamentable, se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed. 

San Leto, Obispo de la Leptis Menor, considerado «un hombre celoso y muy sabio,» y que se había ganado la enemistad de Humerico por su enérgica oposición al arrianismo, también fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Donaciano y Leto, Mártires

Y a ti, aunque de distinta manera por la actualidad de los tiempos, si eres buen católico, van a decirte que no vayas a la Iglesia, que cierres tu corazón a Ella y te entretengas en malas mujeres que se entregan a ti por menos que una sonrisa, sólo por el mismo placer de ellas de poseerte. Torturan tu mente con perseguir a la Iglesia, y muchos de la misma Iglesia, ¡las cierran! No hay nadie dentro, dicen que temen a robos y a los blasfemos, pero no saben lo que hacen cuando cierran ellos mismos las iglesias. Cierran el mismo corazón de Cristo que se entregó por todos y al que le despojaron de todo, incluso de su ropa, y dicen que tienen miedo a los robos. Falta amor en muchos corazones. Están muchos muy ocupados realizándose; estudiando a Dios y negándolo al Pueblo, que encuentra cerradas las iglesias.

Los mártires de hoy, como los Santos mártires Donaciano y Leto, como a ellos, los llevan al desierto, a separarlos de Dios, a quedarse sin Dios, a perder su fe en manos paganas de lujos y dinero y éxitos sociales y lujurias de todas clases.

¡Mártires!

Dios os ama. ¡No lo olvidéis! Oh amados.

P. Jesús
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7 de Septiembre / Santa Regina, Virgen y Mártir

Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico. 

Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos. Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. Al otro día, Olybrius ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después. En el momento de la ejecución, apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Regina, Virgen y Mártir

Vosotros, tú que sufres por martirio de los que no aman a Dios sobre todas las cosas, de los que no tienen fe y quieren que tú la pierdas y sirvas a sus caprichos, a ti, bendita alma que tanto Dios ama; deja que te consuele hermano, amado de Dios, salvado por Jesús. Resiste a los tormentos de los malos, incluso de estos malos que son bautizados, y algunos tienen cargos públicos dentro de la Iglesia Santa. Tú vive tu fe, que por ella y con ella vas a vivir siempre, como vive en el Siempre Santa Regina, virgen y mártir. Sufrió, pero vive en la Gloria de Dios.

Propaga su historia, porque es la historia de esta generación de padres sin fe, que por sus palabras u obras quieren desterrar de la herencia del Reino Celestial a los que aun siendo sus hijos, son primero y ante todo ¡hijos de Dios!

No olvides tu filiación verdadera, porque todo lo terreno perece y pasa de generación en generación todo lo material de los que hoy dicen: “¡es mío!” Si fuera realmente suyo, se lo podrían llevar con ellos, pero demuestra que no es suyo, demuestra que el hombre no posee nada, por mucho que tenga, porque todo se queda aquí, incluso el cuerpo se queda a la hora en que tú partes con tu esencia espiritual, con tu alma inmortal. No seas vano y orgulloso de lo que tienes, porque, dime: ¿Qué tienes realmente tuyo que te vas a llevar tras la muerte de ti mismo? Piensa: Sólo las obras de tu fe, eso te llevas, lo que has hecho, lo que has dicho, lo que has amado sin mal y unido a Dios Celestial, que te esperan en las cumbres de su Gloria para hacerte caudillo de las almas que aun no han muerto y que tú puedes interceder por ellas en el Cielo, a tu muerte. Sé listo y gánate el Premio: La vida Eterna. Amén.

P. Jesús
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8 de Septiembre / Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor. 

El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María. 

Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen. 

Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo. 

La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos: 

«¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia! 

¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres». 

Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo… si lo dejamos.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

¡Felices los que aman a la Madre de Dios, porque ellos tienen consuelo en este Valle de Lágrimas!

Natividad de María:

Dios quiso lo perfecto para Ella; y lo perfecto para toda persona es que sea deseada su vida, su nacimiento, por sus padres; eso marca de por vida a cualquiera: el amor con que se espera su venida.

María fue deseada, como deseada es la alegría en todos, y María es nuestra alegría, la alegría del mundo, la portadora de la Buena Nueva, del Evangelio, del mismo Dios, que tanto la ama.

Ella, María: Nació. ¡Cantan Aleluyas los Ángeles y los corazones que aman a Dios Padre y a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo!

P. Jesús
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