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Santoral Septiembre

Índice Septiembre

1 de Septiembre / San Gil

Ermitaño de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII. Algunas leyendas piadosas lo consideraban un rico heredero emigrado de Marsella, y establecido como anacoreta en un bosque, en la desembocadura del río Ródano. Con el tiempo edificó un monasterio. 

Se le atribuyen algunos milagros, y la piedad en el Medioevo lo llamó: Abogado de los pecadores, por haber ayudado en su conversión al Rey Carlos; Protector de pobres, tullidos, arqueros, por haber sido herido por una flecha; Abogado contra el miedo y el incubo, por ayudar a una cierva en peligro; y Defensor contra las enfermedades del cáncer y la epilepsia, llamada «mal de San Gil». 

Se le consideró uno de los «14 santos auxiliares». Se le representa como anacoreta, con varios atributos: cierva, lirio, flecha clavada en el brazo, dos puertas (regalo del Papa a su monasterio) y un mensaje celeste en una filacteria por haber descubierto un pecado oculto del Rey Carlos y hacérselo confesar.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Gil

Ayudar a Dios; los santos son los que ayudan a Dios. Hay quien hace obras buenas para si mismo,  y estos,  aunque hacen obras buenas, no son santos, y aunque ayudan a Dios, no son santos, porque lo ayudan al ayudarse a su vanagloria y no por amor a Dios.

A veces, llamamos santos a personas buenas que se gozan en su propia bondad; normalmente los santos no serían buenos si no fuera porque doblegan su personalidad y todo lo hacen por amor a Dios, por caridad. Como lo hizo San Gil, y por eso Dios actúa en ellos y hacen tantas cosas grandes para el bien de Dios.

P. Jesús

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3 de Septiembre / San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

El Papa Gregorio I, con más justicia llamado «Magno», fue el primer Pontífice que fue monje y ascendió a la silla apostólica cuando Italia se hallaba en una condición deplorable como consecuencia de las luchas entre los ostrogodos y el emperador Justiniano, que terminaron con la derrota y muerte de Totila, en el año 562. 

Aunque San Gregorio cumplía fiel y honrosamente sus funciones como prefecto, desde hacía tiempo se sentía llamado a una vocación superior, hasta que por fin resolvió apartarse del mundo y consagrarse al servicio de Dios, siendo ordenado séptimo diácono de la Iglesia Romana y enviado como embajador ante la corte bizantina. A principios del año 586, tras volver a Roma, se convirtió en abad del monasterio de San Andrés. 

En el año 590, una terrible epidemia arrebató la vida al Papa Pelagio y el pueblo escogió a Gregorio como nuevo Pontífice. Desde el momento que asumió el cargo de Papa, se impuso el doble deber de catequizar y cumplir con la disciplina; prohibió el cobro injusto de primas por entierros en iglesias, por ordenaciones o por conferir el palio y no permitió a los diáconos dirigir la parte cantada de la misa a menos que fueran escogidos por sus voces más que por su carácter. También destacó como predicador escogiendo temas del Evangelio del día y, hasta nosotros ha llegado algunas de sus homilías, llenas de elocuencia y sentido común, terminadas con una enseñanza moral que podía adaptarse a cada caso. Fue un excelente administrador de la Sede Pontificia pues todos los súbditos estaban contentos con lo que les tocaba en la distribución de bienes y aún entraba dinero a la tesorería. 

De toda su labor religiosa en occidente, la conversión de Inglaterra y el éxito que coronó sus esfuerzos encaminados hacia esta dirección fue para él, el mayor triunfo de su vida. Se le reconoce a San Gregorio la compilación del Antiphonario, la revisión y reestructuración del sistema de música sacra, la fundación de la famosa Schola Cantorum de Roma y la composición de varios himnos muy conocidos. Pero su verdadera obra se proyecta en otras direcciones. Se le venera como el cuarto Doctor de la Iglesia Latina, por haber dado una clara expresión a ciertas doctrinas religiosas que aún no habían sido bien definidas y quizá su mayor labor fue el fortalecimiento de la Sede Romana.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

Este gran santo, el Papa y Doctor de la Iglesia, San Gregorio Magno, fue capaz de poner las cuentas claras en el Vaticano y en la Iglesia, que aunque es Sierva Fiel de los bienes temporales y eternos, como está compuesta por personas, las personas necesitan ser mandadas por santos, y los santos son esas personas que aunque su meta es el Cielo, se lo ganan con su vida terrena.

P. Jesús

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4 de Septiembre / Santa Rosalía de Palermo, año 1130- † 1164

Patrona de Palermo (Italia), que goza de una gran devoción en Sicilia lo mismo que las mártires Agueda de Catama y Lucía de Siracusa, no tiene una historia igualmente rica de testimonios y tradiciones. Octavio Gaietani, lamentaba no haber encontrado huellas dejadas por los antepasados sobre esta Santa, a pesar de haberlas buscado en todas partes con mucho cuidado. Parece que la Santa, a los tres años de su muerte, pensó en colmar esta laguna apareciéndose a una mujer enferma, y ordenándole que fuera en peregrinación a la iglesia sobre el monte Pellegrino, un áspero promontorio que cierra el golfo de Palermo. La mujer esperó el mes de mayo siguiente para satisfacer el deseo de Santa Rosalía, que se le volvió a aparecer y le dijo el lugar en donde se encontraban sus restos. Las búsquedas terminaron exitosamente, pero los huesos hallados en una gruta excavada entre las piedras no tenían ninguna inscripción que señalara su pertenencia.

En ese mismo tiempo, cuarenta días después del hallazgo de los huesos, dos albañiles, mientras trabajaban en el convento dominico de San Esteban de Quisquina, encontraron en una gruta una inscripción latina, muy rudimental, que decía: «Ego Rosalía Sinibaldi Quisquinae et Rosarum Domini filia amore Domini mei Jesu Christi in hoc antro habitari decrevi»: «Yo Rosalía Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta caverna de Quisquina». Esto confirmaba en parte las tradiciones orales, recogidas por el mismo Gaietani, que hablaban de Rosalía, que nació en Palermo y vivió durante algunos años en la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia.

La reina le regaló el monte Pellegrino, y Rosalía fue a vivir allí por la soledad que ofrecía. Vivió haciendo penitencia, y allí murió después de haber peregrinado por otros lugares más desiertos, siguiendo el ejemplo de los antiguos anacoretas.

Fuente: Familiario

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Rosalía de Palermo, año 1130- † 1164

Dios quiere que sepamos de los Santos, por eso permite que los Santos puedan conectar con las personas vivas, para que les hagan favores, de la misma manera que ellos hacen favores a los vivos.

Así hizo Santa Rosalía de Palermo. Ella, que tantas gracias consiguió de Dios para las almas, con sus penitencias y gran soledad humana, más nunca estuvo sola espiritualmente, porque los ángeles revoloteaban alegres en su cueva, al ver como ese amor tan grande que sentía por Dios y por las almas de los vivos la llevaba a esos tan grandes sacrificios por amor. Vivió en caridad; siempre con Dios nuestro Señor Jesucristo.

P. Jesús

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5 de Septiembre / Santa Teresa de Calcuta

«Pertenezco enteramente al Corazón de Jesús» 

El domingo 19 de octubre de 2003, en qué se celebró la Jornada Misionera Mundial, Juan Pablo II celebró la Eucaristía en la Plaza de San Pedro a las 10:00 y beatificó a la Madre Teresa de Calcuta, la cual falleció el 5 de septiembre de 1997. 

La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice preparó la biografía de la beata que reproducimos a continuación: 

«De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús».
De pequeña estatura, firme como una roca en su fe, a la Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed del amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres.
«Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión por los pobres». Fue un alma llena de la luz de Cristo, inflamada de amor por El y ardiendo con un único deseo: 
«saciar su sed de amor y de almas». 

Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu. Recibió en el bautismo el nombre de Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo grandemente en el carácter y la vocación de su hija. En su formación religiosa, Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada. 

Cuando tenía dieciocho años, animada por el deseo de hacerse misionera, Gonxha dejó su casa en septiembre de 1928 para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí recibió el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). En el mes de diciembre inició su viaje hacia India, llegando a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, la Hermana Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó en la Escuela para chicas St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en «esposa de Jesús para toda la eternidad». Desde ese momento se la llamó Madre Teresa. Continuó a enseñar en St. Mary convirtiéndose en directora del centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que la Madre Teresa transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. 

Caracterizada por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría. 

El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, la Madre Teresa recibió su «inspiración», su «llamada dentro de la llamada». Ese día, de una manera que nunca explicaría, la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón y el deseo de saciar la sed de Jesús se convirtió en la fuerza motriz de toda su vida. Durante las sucesivas semanas y meses, mediante locuciones interiores y visiones, Jesús le reveló el deseo de su corazón de encontrar «víctimas de amor» que «irradiasen a las almas su amor». «Ven y sé mi luz», Jesús le suplicó. «No puedo ir solo». Le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de El y el deseo de ser amado por ellos. Le pidió a la Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. Pasaron casi dos años de pruebas y discernimiento antes de que la Madre Teresa recibiese el permiso para comenzar. El 17 de agosto de 1948 se vistió por primera vez con el sari blanco orlado de azul y atravesó las puertas de su amado convento de Loreto para entrar en el mundo de los pobres. 

Después de un breve curso con las Hermanas Médicas Misioneras en Patna, la Madre Teresa volvió a Calcuta, donde encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres. El 21 de diciembre va por vez primera a los barrios pobres. Visitó a las familias, lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un anciano enfermo que estaba extendido en la calle y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de hambre y de tuberculosis. Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en «los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba». Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas. 

El 7 de octubre de 1950 fue establecida oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta, la Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965, animó a la Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Esta fue seguida rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años noventa, la Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba. 

Para responder mejor a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, la Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitó solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, la Madre Teresa inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un «pequeño camino de santidad» para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu. 

Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en la Madre Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor. 

Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención «para gloria de Dios y en nombre de los pobres». Toda la vida y el trabajo de la Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por El, unido a un deseo cada vez mayor de su amor. Ella misma llamó «oscuridad» a su experiencia interior. La «dolorosa noche» de su alma, que comenzó más o menos cuando dio inicio a su trabajo con los pobres y continuó hasta el final de su vida, condujo a la Madre Teresa a una unión con Dios cada vez más profunda. Mediante la oscuridad, ella participó de la sed de Jesús (el doloroso y ardiente deseo de amor de Jesús) y compartió la desolación interior de los pobres. 

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los problemas de salud cada vez más graves, la Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de la Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, la Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían a visitarla e instruyendo a sus Hermanas.

El 5 de septiembre, la vida terrena de la Madre Teresa llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente). La Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria. Su respuesta a la llamada de Jesús, «Ven y sé mi luz» hizo de ella una Misionera de la Caridad, una «madre para los pobres», un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios. 

Menos de dos años después de su muerte, a causa de la extendida fama de santidad de la Madre Teresa y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización. El 20 de diciembre de 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de la Madre Teresa.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Teresa de Calcuta

A Santa Madre Teresa de Calcuta,  Dios le pidió mucho y ella dió mucho a Dios, por eso ahora goza de la Paz Eterna Celestial.

A todos pide Dios, y a algunos pide mucho, y pocos hay que den mucho.

¿Cuánto esperarás para darte cuenta de que Dios te pide a ti la misma entrega tuya integral que pidió a Madre Teresa? Los santos tienen distintos carismas, distintas Misiones, pero tú, ¡tú! estás destinado a ser Santo. Deja de ocuparte tanto de tus cosas, por muy lícitas que sean, y a ver si dejas que Dios te haga Santo, sirviéndole con integridad. Primero Dios.

P. Jesús
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6 de Septiembre / Santos Donaciano y Leto, Mártires

En el año 484, Humerico, rey arriano de los vándalos, ordenó que todas las iglesias cristianas del África fueran clausuradas y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo africano. Por mandato real, congregaron a los obispos en el palacio, siendo conducidos lejos de la ciudad, y ordenados a que marcharan solos hacia el destierro. Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Bisaseno, reunieron a numerosos cristianos para protestar frente a las puertas de la ciudad; el rey Humerico furioso por la revuelta, ordenó a sus soldados a matar y «aplastar» a los quejosos. Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados y, en estado lamentable, se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed. 

San Leto, Obispo de la Leptis Menor, considerado «un hombre celoso y muy sabio,» y que se había ganado la enemistad de Humerico por su enérgica oposición al arrianismo, también fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Donaciano y Leto, Mártires

Y a ti, aunque de distinta manera por la actualidad de los tiempos, si eres buen católico, van a decirte que no vayas a la Iglesia, que cierres tu corazón a Ella y te entretengas en malas mujeres que se entregan a ti por menos que una sonrisa, sólo por el mismo placer de ellas de poseerte. Torturan tu mente con perseguir a la Iglesia, y muchos de la misma Iglesia, ¡las cierran! No hay nadie dentro, dicen que temen a robos y a los blasfemos, pero no saben lo que hacen cuando cierran ellos mismos las iglesias. Cierran el mismo corazón de Cristo que se entregó por todos y al que le despojaron de todo, incluso de su ropa, y dicen que tienen miedo a los robos. Falta amor en muchos corazones. Están muchos muy ocupados realizándose; estudiando a Dios y negándolo al Pueblo, que encuentra cerradas las iglesias.

Los mártires de hoy, como los Santos mártires Donaciano y Leto, como a ellos, los llevan al desierto, a separarlos de Dios, a quedarse sin Dios, a perder su fe en manos paganas de lujos y dinero y éxitos sociales y lujurias de todas clases.

¡Mártires!

Dios os ama. ¡No lo olvidéis! Oh amados.

P. Jesús

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7 de Septiembre / Santa Regina, Virgen y Mártir

Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico. 

Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos. Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. Al otro día, Olybrius ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después. En el momento de la ejecución, apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Regina, Virgen y Mártir

Vosotros, tú que sufres por martirio de los que no aman a Dios sobre todas las cosas, de los que no tienen fe y quieren que tú la pierdas y sirvas a sus caprichos, a ti, bendita alma que tanto Dios ama; deja que te consuele hermano, amado de Dios, salvado por Jesús. Resiste a los tormentos de los malos, incluso de estos malos que son bautizados, y algunos tienen cargos públicos dentro de la Iglesia Santa. Tú vive tu fe, que por ella y con ella vas a vivir siempre, como vive en el Siempre Santa Regina, virgen y mártir. Sufrió, pero vive en la Gloria de Dios.

Propaga su historia, porque es la historia de esta generación de padres sin fe, que por sus palabras u obras quieren desterrar de la herencia del Reino Celestial a los que aun siendo sus hijos, son primero y ante todo ¡hijos de Dios!

No olvides tu filiación verdadera, porque todo lo terreno perece y pasa de generación en generación todo lo material de los que hoy dicen: “¡es mío!” Si fuera realmente suyo, se lo podrían llevar con ellos, pero demuestra que no es suyo, demuestra que el hombre no posee nada, por mucho que tenga, porque todo se queda aquí, incluso el cuerpo se queda a la hora en que tú partes con tu esencia espiritual, con tu alma inmortal. No seas vano y orgulloso de lo que tienes, porque, dime: ¿Qué tienes realmente tuyo que te vas a llevar tras la muerte de ti mismo? Piensa: Sólo las obras de tu fe, eso te llevas, lo que has hecho, lo que has dicho, lo que has amado sin mal y unido a Dios Celestial, que te esperan en las cumbres de su Gloria para hacerte caudillo de las almas que aun no han muerto y que tú puedes interceder por ellas en el Cielo, a tu muerte. Sé listo y gánate el Premio: La vida Eterna. Amén.

P. Jesús

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8 de Septiembre / Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor. 

El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María. 

Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen. 

Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo. 

La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos: 

«¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia! 

¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres». 

Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo… si lo dejamos.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

¡Felices los que aman a la Madre de Dios, porque ellos tienen consuelo en este Valle de Lágrimas!

Natividad de María:

Dios quiso lo perfecto para Ella; y lo perfecto para toda persona es que sea deseada su vida, su nacimiento, por sus padres; eso marca de por vida a cualquiera: el amor con que se espera su venida.

María fue deseada, como deseada es la alegría en todos, y María es nuestra alegría, la alegría del mundo, la portadora de la Buena Nueva, del Evangelio, del mismo Dios, que tanto la ama.

Ella, María: Nació. ¡Cantan Aleluyas los Ángeles y los corazones que aman a Dios Padre y a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo!

P. Jesús

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9 de Septiembre / Santa María de la Cabeza, Viuda

Esta santa mujer fue esposa de San Isidro Labrador. María Toribia, llamada de la Cabeza, llevó una vida humilde y laboriosa.

Los nombres de Caraquiz, cerca de Uceda, en la Diócesis de Toledo, y el de Torrelaguna aparecen en su leyenda. Le gustaba ir a la Ermita de Santa María para hacer el paseo y orar. La calumniaron ante su marido, quien vió cruzar sobre su capa el Jarama (crecido afluente del Tajo), lo que se consideró un juicio de Dios que probaba su inocencia.

Sobrevivió a San Isidro y fue enterrada en la ermita que con tanto amor visitaba. Esta ermita fue atendida por los templarios hasta el 1311, después se hicieron cargo de ella los menores enclaustrados (después le sucedieron los menores observantes) cuando la cabeza de María fue colocada sobre el altar mayor del oratorio. Esta reliquia se tiene por eficaz contra los dolores de cabeza. 
En el 1511 el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros renovó el relicario que guardaba la cabeza. Procesiones y cofradías atestiguaron la veneración pública hacia la Santa. Inocencio XII aprobó su culto en el 1697. Se trasladaron sus reliquias a Madrid para unirlas a las de su esposo, San Isidro Labrador.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa María de la Cabeza, Viuda

Calumniaron a Santa María de la Cabeza, y su esposo lloró, pero ella, ¡santa ella!, probó ante los hombres, antes sus calumniadores, que Dios estaba en ella y la protegía de todo mal. Luego la tienen por lo que es: ¡Santa!

Así hace el mundo: calumnia, y Dios pone las cosas en su lugar.

Algunos dicen que Dios tira los dados para decidir nuestra vida, y no es cierto: Dios, en su bondad, va a poner bien los entuertos de los hombres de mal y malicia. A eso se dedica Dios, a proteger a los suyos, a los que, por los dados trucados que tiran los demás de ellos, de los santos, los hacen morir de dolor intenso, y por este dolor aceptado y resistido, son santos, porque Dios, ante los ojos de todos, da pruebas de su amor verdadero.

No tengas miedo a la calumnia, Dios la utiliza para demostrar a los necios que es Dios, que Él no necesita de dados sino de personas de recio corazón, consagrado a su Divina Misericordia.

P. Jesús

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10 de Septiembre / San Nicolás de Tolentino

El nombre Nicolás significa: «Victorioso con el pueblo» (Nico = victorioso. Laos = pueblo). El sobrenombre Tolentino le vino de la ciudad italiana donde trabajó y murió. 

Sus papás después de muchos años de matrimonio no tenían hijos, y para conseguir del cielo la gracia de que les llegara algún heredero, hicieron una peregrinación al santuario de San Nicolás de Bari. Al año siguiente nació este niño y en agradecimiento al santo que les había conseguido el regalo del cielo, le pusieron por nombre Nicolás. 

Ya desde muy pequeño le gustaba alejarse del pueblo e irse a una cueva a orar. Cuando ya era joven, un día entró a un templo y allí estaba predicando un famoso fraile agustino, el Padre Reginaldo, el cual repetía aquellas palabras de San Juan: «No amen demasiado el mundo ni las cosas del mundo. Todo lo que es del mundo pasará». Estas palabras lo conmovieron y se propuso hacerse religioso. Pidió ser admitido como agustino, y bajo la dirección del Padre Reginaldo hizo su noviciado en esa comunidad. 

Ya religioso lo enviaron a hacer sus estudios de teología y en el seminario lo encargaron de repartir limosna a los pobres en la puerta del convento. Era tan exagerado en repartir que fue acusado ante sus superiores. Pero antes de que le llegara la orden de destitución de ese oficio, sucedió que impuso sus manos sobre la cabeza de un niño que estaba gravemente enfermo diciéndole: «Dios te sanará», y el niño quedó instantáneamente curado. Desde entonces los superiores empezaron a pensar qué sería de este joven religioso en el futuro. 

Ordenado de sacerdote en el año 1270, se hizo famoso porque colocó sus manos sobre la cabeza de una mujer ciega y le dijo las mismas palabras que había dicho al niño, y la mujer recobró la vista inmediatamente. 

Fue a visitar un convento de su comunidad y le pareció muy hermoso y muy confortable y dispuso pedir que lo dejaran allí, pero al llegar a la capilla oyó una voz que le decía: «A Tolentino, a Tolentino, allí perseverarás». Comunicó esta noticia a sus superiores, y a esa ciudad lo mandaron. 

Al llegar a Tolentino se dio cuenta de que la ciudad estaba arruinada moralmente por una especie de guerra civil entre dos partidos políticos, los güelfos y los gibelinos, que se odiaban a muerte. Y se propuso dedicarse a predicar como recomienda San Pablo “Oportuna e inoportunamente». Y a los que no iban al templo, les predicaba en las calles. 

A Nicolás no le interesaba nada aparecer como sabio ni como gran orador, ni atraerse los aplausos de los oyentes. Lo que le interesaba era entusiasmarlos por Dios y obtener que cesaran las rivalidades y que reinara la paz. El Arzobispo San Antonino, al oírlo exclamó: «Este sacerdote habla como quien trae mensajes del cielo. Predica con dulzura y amabilidad, pero los oyentes estallan en lágrimas al oírle. Sus palabras penetran en el corazón y parecen quedar escritas en el cerebro del que escucha. Sus oyentes suspiran emocionados y se arrepienten de su mala vida pasada». 

Los que no deseaban dejar su antigua vida de pecado hacían todo lo posible por no escuchar a este predicador que les traía remordimientos de conciencia. 

Uno de esos señores se propuso irse a la puerta del templo con un grupo de sus amigos a boicotearle con sus gritos y desórdenes un sermón al Padre Nicolás. Este siguió predicando como si nada especial estuviera sucediendo. Y de un momento a otro el jefe del desorden hizo una señal a sus seguidores y entró con ellos al templo y empezó a rezar llorando, de rodillas, muy arrepentido. Dios le había cambiado el corazón. La conversión de este antiguo escandaloso produjo una gran impresión en la ciudad, y pronto ya San Nicolás empezó a tener que pasar horas y horas en el confesionario, absolviendo a los que se arrepentían al escuchar sus sermones. 

Nuestro santo recorría los barrios más pobres de la ciudad consolando a los afligidos, llevando los sacramentos a los moribundos, tratando de convertir a los pecadores, y llevando la paz a los hogares desunidos. 

En las indagatorias para su beatificación, una mujer declaró bajo juramento que su esposo la golpeaba brutalmente, pero que desde que empezó a oír al Padre Nicolás, cambió totalmente y nunca la volvió a tratar mal. Y otros testigos confirmaron tres milagros obrados por el santo, el cual cuando conseguía una curación maravillosa les decía: «No digan nada a nadie». «Den gracias a Dios, y no a mí. Yo no soy más que un poco de tierra. Un pobre pecador». 

Murió el 10 de septiembre de 1305, y cuarenta años después de su muerte fue encontrado su cuerpo incorrupto. En esa ocasión le quitaron los brazos y de la herida salió bastante sangre. De esos brazos, conservados en relicarios, ha salido periódicamente mucha sangre. Esto ha hecho más popular a nuestro santo. 

San Nicolás de Tolentino vio en un sueño que un gran número de almas del purgatorio le suplicaban que ofreciera oraciones y misas por ellas. Desde entonces se dedicó a ofrecer muchas santas misas por el descanso de las benditas almas. Quizás a nosotros nos quieran pedir también ese mismo favor las almas de los difuntos.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Nicolás de Tolentino

¡Qué hombre! ¡Qué santo! San Nicolás de Tolentino, bueno y más que bueno; sacrificado, y servidor de los pecadores arrepentidos. Escuchando sus confesiones por horas. ¿Y tú qué haces? Crees que con cumplir con tu deber y ser pacífico ya tienes asegurado el Cielo. Pero yo sé que puedes hacer más y haces menos. No tienes ingenio, no sabes qué hacer para pescar almas en el mar de la vida. Recuerda lo que Jesús le dijo a Pedro: “Tira las redes”, y por su amor más que por su fe, por su amor obedeció y tiró la red, y pescó. Anda tú, ve a buscar tu red y pesca. ¿Qué, no tienes red? ¡Válgame Dios! ¿Qué haces pues en tus horas libres? ¿Estudiar, pasear, hablar por el móvil de fútbol? … Tienes que ir de pesca; un apóstol va de pesca. Dices que no sabes. ¡Claro que no sabes! ¡Necesitas una red! Cómprala con el trabajo de apostolado en tus horas extras. La red son estas obras de penitencia que haces por tus pecados pasados. Al fin y al cabo, ir a pescar es para tu bien también. ¿No quieres el Cielo? ¡Gánatelo con tu trabajo fuera de horas!, ese que es aparte del de cumplir con tu deber. Luego llorarás cuando sepas que habrías podido tener un mejor lugar en el Cielo y que, por disfrutar de tus cosas terrenas, dejaste para otros lo que tú podías hacer. Y dime ¿dónde han quedado estas cosas por las que te afanabas y ocupabas tanto? Y ahora en el Cielo, eres el último de la fila, y por toda la eternidad. ¡Vé de pesca! ¡Vé de pesca! Y no me digas que no sabes; recuerda lo que le dijo Dios a Pedro: “Pedro vuelve a pescar”. Pedro ya había cumplido con su deber de estado, con su deber del día, y Dios lo hace volver ese mismo día. ¿Qué sindicato soportaría esto? Y lo triste es que tú, católico, tampoco lo soportas, y Dios quiere que vayas a pescar. ¿En que quedamos? ¿Vas a ir o no?…

San Nicolás de Tolentino, ése si que pescó y ¡aún pesca! Lee su vida y verás como te decides a pescar, almas vivas y almas que sufren en el Purgatorio. Tú, pesca: ¡Haz horas extras! como hizo San Nicolás de Tolentino.

P. Jesús
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