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14 de Enero / San Félix de Nola

Natural de Nola, abrazó el servicio apostólico desde muy joven. Al morir su padre, Félix distribuyó su herencia entre los pobres y fue ordenado sacerdote por San Máximo, Obispo de Nola. Al iniciarse una cruel persecución contra la Iglesia, Máximo huyó al desierto para continuar al servicio de su rebaño. Al no ser encontrado por los soldados romanos, Félix, quien lo sustituía en sus deberes pastorales, fue tomado preso, azotado, cargado de cadenas y encerrado en el calabozo cuyo piso estaba lleno de vidrios.

Sin embargo, el Ángel del Señor se le apareció y le ordenó ir en ayuda de su Obispo, quien yacía medio muerto de hambre y de frío. Ante su capacidad de hacerlo volverlo en sí, el Santo acudió a la oración y al punto apareció un racimo de uvas, cuyas gotas derramó sobre los labios del maestro, el cual recuperó el conocimiento siendo conducido luego a su Iglesia. Felix permaneció escondido orando permanente por la Iglesia hasta la muerte de Decio; sin embargo, continuó siendo perseguido hasta que se estableció la paz de la Iglesia. Murió en medio de la pobreza y el servicio de los más necesitados, a pesar de que fue elegido como Obispo de Nola.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Félix de Nola

Los santos, unos con otros, por la Gracia de Dios, se ayudan, se consuelan y pueden, si Dios quiere, que por su oración, por la oración de uno a otro, los santos puedan cumplir la voluntad de Dios, como hizo san Félix de Nola a san Máximo.

Dios quiere caridad, y, para darla en servicio, se necesitan como mínimo dos; dos santos.

Recemos unos por otros, y, en la oración y por la oración, uno consuela al que más lo necesita. Y a veces, muchas, son los dos; uno al otro se bendicen por la oración pedida por mensaje de Dios; que Dios quiere que los santos se abracen en comunión con Él, con Dios.

P. Jesús
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24 de Enero / San Francisco de Sales, Obispo de Ginebra

San Francisco nació en el castillo de Sales, Saboya, el 21 de agosto de 1567, siendo bautizado al día siguiente como Francisco de Buenaventura. Tuvo como patrono y modelo a San Francisco de Asís. A los catorce años, Francisco fue a estudiar a la Universidad de París, donde estudió retórica, filosofía y teología. A los 24 años, obtuvo el doctorado en leyes en Padua y regresó al seno familiar. Fue ordenado sacerdote dos años después, a pesar de la fuerte oposición de su padre. Posteriormente, el santo se ofreció a evangelizar la región de Chablais, donde las condiciones de los habitantes eran deplorables a causa de los constantes ataques de los ejércitos protestantes.

La tarea de Francisco no fue fácil, y en los primeros años, el fruto del trabajo misionero era muy escaso. Sin embargo, gracias a su paciencia y su humildad, poco a poco el santo consiguió abundantes números de conversiones, restableciendo nuevamente la fe católica en la provincia. En 1602, Francisco fue elegido como Obispo de Granier. Dos años después, el santo conoció a Santa Juana Francisca de Chantal, y el resultado del encuentro de los dos santos fue la fundación de la Congregación de la Visitación. Alrededor de 1622, el santo fallece, luego de meses de agonía y sufrimiento.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Francisco de Sales, Obispo de Ginebra

Cuando dos santos se ayudan, es cuando dos rezan a Dios por una misma misión; y Dios no niega nada a los santos: nada. Haz la prueba, como lo hicieron tantos, como lo hizo san Francisco de Sales, obispo de Ginebra.

Y si tú eres casado, haz la prueba con tu cónyuge, que como tú quiere la santidad; entonces, unidos los dos a una y más por el sacramento matrimonial, por la oración de ambos a Dios, no os negará nada, ¡nada!, para apoyar vuestras obras y misión de santidad: Iglesia doméstica.

P. Jesús
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4 de Febrero / Santos Filoromo y Fileas, Mártires

Fileas pertenecía a una de las familias más nobles y más antiguas del bajo Egipto. Era originario de Thmuis, ocupó altos cargos, desempeñó funciones públicas y poseía amplios conocimientos filosóficos. Probablemente se convirtió al cristianismo a la edad madura, siendo luego elegido obispo de su ciudad natal. Paralelamente, Filoromo ocupaba un alto puesto administrativo en Alejandría, y también él se convirtió al cristianismo tardíamente. Ambos fueron hechos prisioneros al mismo tiempo y sin duda estuvieron en la mazmorra los últimos meses del año 306.

En este lapso, Fileas dirigió una carta a los fieles de su diócesis exhortándolos a seguir firme en la fe a Cristo aún después de su inminente muerte. Posteriormente, los dos mártires fueron interrogados por Culciano, prefecto de Egipto y al mantenerse firmes a su adhesión a Jesús, fueron condenados a ser decapitados. Murieron el 18 de mayo del año 307.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Filoromo y Fileas, Mártires

Qué santos más santos, preferir la muerte antes que abandonar a Jesús.

Dime ¿Serías capaz de dejarte matar antes de renunciar a tu fe?… Tú, vas para santo. Sí, tú que has dicho que si Dios te ayuda a ello, serías capaz. Y por eso te digo que vas para santo, porque los santos saben que es Jesús, Dios, quien los hace santos.

Los santos Filoromo y Fileas, mártires por su fe, ¡santos! por su fe en saber, en aceptar que Dios les llenara de fe y de las gracias que van unidas a la fe.

Los santos los hace Dios.

Uno puede dejar matarse por amor a Dios, si cree que Dios murió por él.

¿Crees que Dios murió también por ti?

¡Santo!

P. Jesús
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13 de Febrero / Santas Fusca y Maura, Mártires

En tiempo de persecución de Decio, una joven de 21 años, natural de Ravena, llamada Fusca deseaba abrazar el cristianismo. Habló de ello a Maura, su nodriza, quien la animó y le propuso convertirse también al cristianismo. Buscaron a un sacerdote llamado Hermoloro, quien les administró el bautismo. Cuando se entero de lo sucedido, el padre de Fusca montó en cólera e intentó –por diversos medios- devolver a su hija a las prácticas de la idolatría. Pero como no pudo doblegar su voluntad, la denunció al gobernador Quintiliano.

Este envió a sus secuaces para detener a Fusca y a su nodriza, pero a la vista de un ángel que estaba al lado de la joven, los esbirros no se atrevieron a ejecutar las órdenes. Fue necesario que las dos cristianas acudieran voluntariamente al tribunal para declarar que creían en Jesucristo. Fueron cruelmente flageladas y luego muertas.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santas Fusca y Maura, Mártires

Cuántas muertes por no caer en la idolatría; pobres personas, grandes almas santas, como lo fueron las santas Fusca y Maura, mártires. Amo a todos los que sufrieron tanto por defender su fe. ¡Te amo en Cristo!

P. Jesús
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15 de Febrero / Santos Faustino y Jovita, Mártires

Faustino y Jovita que eran hermanos, habían nacido en Brescia, y provenían de una de las más importantes familias de la ciudad. Según la tradición de Brescia, ambos santos predicaron valientemente el cristianismo, en tanto que el Obispo de la ciudad se había escondido por temor. Su celo excitó la furia de los paganos. Un poderoso señor pagano, llamado Julián, les aprehendió. Los mártires fueron torturados y enviados a Milán, Roma, y Nápoles, de donde volvieron finalmente a Brescia.

Sin embargo, durante la travesía, los santos consiguieron bautizar a una multitud de gente; solo por citar un ejemplo en el viaje de Roma a Nápoles, bautizaron a 191.128 personas. En vista que ni las torturas ni las amenazas consiguieron doblegar su constancia, el emperador Adriano, que se hallaba de paso en Brescia, ordenó que fueran decapitados. La ciudad de Brescia los venera como sus principales patronos y pretende poseer sus reliquias.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Faustino y Jovita, Mártires

Son milagros, milagros el que unos santos en viaje de cautiverio como los mártires Faustino y Jovita, hermanos valientes en dar el buen testimonio de la fe en tiempos difíciles, bauticen a 191.128 personas.

¡Viva la fe de los Santos!

P. Jesús
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20 de Febrero / Beatos Francisco y Jacinta Marto

En la Portugal rural del 1917 no es inusual el ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos primos, hacían en estos días. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por el chance de estar al aire libre y de jugar y rezar mientras las ovejas pastaban en silencio. Ellos pastoreaban en diferentes lugares cercanos al pueblito de Fátima y de Aljustrel, que era donde ellos vivían. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo 20. 

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, La Virgen María se les apareció en la Cova de Iría (Cueva de la Paz) a Lucía, Francisco y Jacinta. A partir de estos encuentros, su fe creció y solo querían rezar y sufrir por la conversión de los pecadores. Durante las apariciones, soportaron calumnias, insultos y persecuciones; siendo incluso encerrados varios días en la cárcel y amenazados de muerte por los enemigos de la Iglesia. 

Francisco nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Junio de 1908. Fue bautizado el 20 de Junio de 1908. Su gran preocupación era la de “consolar a Nuestro Señor”. El Espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, fueron notables en su vida tan corta. Pasaba horas “pensando en Dios”. por lo que siempre fue considerado como un contemplativo. 

Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el que después de las apariciones «se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban». 

Cayó victima de la neumonía en Diciembre de 1918 y falleció en Aljustrel a las 22 horas del día 4 de Abril de 1919. Sus restos mortales quedaron sepultados en el cementerio parroquial de Fátima hasta el día 13 de marzo de 1952, fecha en que fueron trasladados para la Basílica de Cova da Iria. 

Jacinta Marto, Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Marzo de 1910. Fue bautizada el 19 de Marzo de 1910. Su vida fue caracterizada por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios, como les recomendará el Ángel, diciendo siempre la oración que

Nuestra Señora les enseñará: “Oh Jesús, es por nuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María». 

Víctima de la neumonía cayó enferma en Diciembre de 1918. Murió el 20 de Febrero de 1920. El 1 de Mayo de 1951 fue finalmente trasladada a la Basílica del Santuario. 

El 13 de Mayo del 2000, el Santo Padre Juan Pablo II los declaró beatos en su visita a Fátima, en presencia de la otra vidente, Lucia. Francisco y Jacinta son los primeros niños no mártires en ser beatificados.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beatos Francisco y Jacinta Marto

Muchos dirían, si no fuera por la fe, que Dios fue injusto con estos dos santos, hermanos y niños, porque Dios, sin respetar la mayoría de edad permitió que su bendita Madre, la Virgen María los eligiera para aparecerse a ellos y darles sus mensajes. ¿Fué injusta María eligiendo aparecerse a niños menores de edad? Y Dios permitió tantos sufrimientos en ellos, calumnias, insultos, persecuciones, e incluso los encerraron varios días en la cárcel y los amenazaron de muerte. Y Dios lo permitió, como así mismo los heroicos sacrificios y penitencias que ofrecían a Dios por la salvación de los pecadores. Y aun más, en poco más de un año, enferman y mueren estos dos santos hermanos, los beatos Francisco y Jacinta Marto. ¡Qué vida! Y eran niños, podrían decir algunos ¿Cómo puede tratar así Dios a los que ama, a los que le sirven? ¿Por qué no elije a mayores de edad, a personas capacitadas física e intelectualmente para luchar contra los que van a dañarlos. Pues la historia es ésta, amados hermanos en Cristo, Dios hace lo que quiere porque es Dios.

P. Jesús
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7 de Marzo / Santas Perpetua, Felicidad y Compañeros Mártires

Estas dos santas murieron martirizadas en Cartago (África) el 7 de marzo del año 203.

Perpetua era una joven madre, de 22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y muy estimada por toda la población. Mientras estaba en prisión, por petición de sus compañeros mártires, fue escribiendo el diario de todo lo que le iba sucediendo.

Felicidad era una esclava de Perpetua. Era también muy joven y en la prisión dio a luz una niña, que después los cristianos se encargaron de criar muy bien.

Las acompañaron en su martirio unos esclavos que fueron apresados junto a ellas, y su catequista, el diácono Sáturo, que las había instruido en la religión y las había preparado para el bautismo. A Sáturo no lo habían apresado, pero él se presentó voluntariamente.

Los antiguos documentos que narran el martirio de estas dos santas, eran inmensamente estimados en la antigüedad, y San Agustín dice que se leían en las iglesias con gran provecho para los oyentes. Esos documentos narran lo siguiente.

El año 202 el emperador Severo mandó que los que siguieran siendo cristianos y no quisieran adorar a los falsos dioses tenían que morir.

Perpetua estaba celebrando una reunión religiosa en su casa de Cartago cuando llegó la policía del emperador y la llevó prisionera, junto con su esclava Felicidad y los esclavos Revocato, Saturnino y Segundo.

Dice Perpetua en su diario: «Nos echaron a la cárcel y yo quedé consternada porque nunca había estado en un sitio tan oscuro. El calor era insoportable y estábamos demasiadas personas en un subterráneo muy estrecho. Me parecía morir de calor y de asfixia y sufría por no poder tener junto a mí al niño que era tan de pocos meses y que me necesitaba mucho. Yo lo que más le pedía a Dios era que nos concediera un gran valor para ser capaces de sufrir y luchar por nuestra santa religión».

Afortunadamente al día siguiente llegaron dos diáconos católicos y dieron dinero a los carceleros para que pasaran a los presos a otra habitación menos sofocante y oscura que la anterior, y fueron llevados a una sala a donde por lo menos entraba la luz del sol, y no quedaban tan apretujados e incómodos. Y permitieron que le llevaran al niño a Perpetua, el cual se estaba secando de pena y acabamiento. Ella dice en su diario: «Desde que tuve a mi pequeñín junto a mí, y a aquello no me parecía una cárcel sino un palacio, y me sentía llena de alegría. Y el niño también recobró su alegría y su vigor». Las tías y la abuelita se encargaron después de su crianza y de su educación.

El jefe del gobierno de Cartago llamó a juicio a Perpetua y a sus servidores. La noche anterior Perpetua tuvo una visión en la cual le fue dicho que tendrían que subir por una escalera muy llena de sufrimientos, pero que al final de tan dolorosa pendiente, estaba un Paraíso Eterno que les esperaba. Ella narró a sus compañeros la visión que había tenido y todos se entusiasmaron y se propusieron permanecer fieles en la fe hasta el fin.

Primero pasaron los esclavos y el diacono. Todos proclamaron ante las autoridades que ellos eran cristianos y que preferían morir antes que adorar a los falsos dioses.

Luego llamaron a Perpetua. El juez le rogaba que dejara la religión de Cristo y que se pasara a la religión pagana y que así salvaría su vida. Y le recordaba que ella era una mujer muy joven y de familia rica. Pero Perpetua proclamó que estaba resuelta a ser fiel hasta la muerte, a la religión de Cristo Jesús. Entonces llegó su padre (el único de la familia que no era cristiano) y de rodillas le rogaba y le suplicaba que no persistiera en llamarse cristiana. Que aceptara la religión del emperador. Que lo hiciera por amor a su padre y a su hijito. Ella se conmovía intensamente pero terminó diciéndole: ¿Padre, cómo se llama esa vasija que hay ahí en frente? «Una bandeja», respondió él. Pues bien: «A esa vasija hay que llamarla bandeja, y no pocillo ni cuchara, porque es una bandeja. Y yo que soy cristiana, no me puedo llamar pagana, ni de ninguna otra religión, porque soy cristiana y lo quiero ser para siempre».

Y añade el diario escrito por Perpetua: «Mi padre era el único de mi familia que no se alegraba porque nosotros íbamos a ser mártires por Cristo».

El juez decretó que los tres hombres serían llevados al circo y allí delante de la muchedumbre serían destrozados por las fieras el día de la fiesta del emperador, y que las dos mujeres serían echadas amarradas ante una vaca furiosa para que las destrozara. Pero había un inconveniente: que Felicidad iba a ser madre, y la ley prohibía matar a la que ya iba a dar a luz. Y ella sí deseaba ser martirizada por amor a Cristo. Entonces los cristianos oraron con fe, y Felicidad dio a luz una linda niña, la cual le fue confiada a cristianas fervorosas, y así ella pudo sufrir el martirio. Un carcelero se burlaba diciéndole: «Ahora se queja por los dolores de dar a luz. ¿Y cuando le lleguen los dolores del martirio qué hará? Ella le respondió: «Ahora soy débil porque la que sufre es mi pobre naturaleza. Pero cuando llegue el martirio me acompañará la gracia de Dios, que me llenará de fortaleza».

A los condenados a muerte se les permitía hacer una Cena de Despedida. Perpetua y sus compañeros convirtieron su cena final en una Cena Eucarística. Dos santos diáconos les llevaron la comunión, y después de orar y de animarse unos a otros se abrazaron y se despidieron con el beso de la paz. Todos estaban a cual de animosos, alegremente dispuestos a entregar la vida por proclamar su fe en Jesucristo.

A los esclavos los echaron a las fieras que los destrozaron y ellos derramaron así valientemente su sangre por nuestra religión.

Antes de llevarlos a la plaza los soldados querían que los hombres entraran vestidos de sacerdotes de los falsos dioses y las mujeres vestidas de sacerdotisas de las diosas de los paganos. Pero Perpetua se opuso fuertemente y ninguno quiso colocarse vestidos de religiones falsas.

El diácono Sáturo había logrado convertir al cristianismo a uno de los carceleros, llamado Pudente, y le dijo: «Para que veas que Cristo sí es Dios, te anuncio que a mí me echarán a un oso feroz, y esa fiera no me hará ningún daño». Y así sucedió: lo amarraron y lo acercaron a la jaula de un oso muy agresivo. El feroz animal no le quiso hacer ningún daño, y en cambio sí le dio un tremendo mordisco al domador que trataba de hacer que se lanzara contra el santo diácono. Entonces soltaron a un leopardo y éste de una dentellada destrozó a Sáturo. Cuando el diácono estaba moribundo, untó con su sangre un anillo y lo colocó en el dedo de Pudente y este aceptó definitivamente volverse cristiano.

A Perpetua y Felicidad las envolvieron dentro de una malla y las colocaron en la mitad de la plaza, y soltaron una vaca bravísima, la cual las corneó sin misericordia. Perpetua únicamente se preocupaba por irse arreglando los vestidos de manera que no diera escándalo a nadie por parecer poco cubierta. Y se arreglaba también los cabellos para no aparecer despeinada como una llorona pagana. La gente emocionada al ver la valentía de estas dos jóvenes madres, pidió que las sacaran por la puerta por donde llevaban a los gladiadores victoriosos. Perpetua, como volviendo de un éxtasis, preguntó: ¿Y dónde está esa tal vaca que nos iba a cornear?

Pero luego ese pueblo cruel pidió que las volvieran a traer y que les cortaran la cabeza allí delante de todos. Al saber esta noticia, las dos jóvenes valientes se abrazaron emocionadas, y volvieron a la plaza. A Felicidad le cortaron la cabeza de un machetazo, pero el verdugo que tenía que matar a Perpetua estaba muy nervioso y equivocó el golpe. Ella dio un grito de dolor, pero extendió bien su cabeza sobre el cepo y le indicó al verdugo con la mano, el sitio preciso de su cuello donde debía darle el machetazo. Así esta mujer valerosa hasta el último momento demostró que si moría mártir era por su propia voluntad y con toda generosidad.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santas Perpetua, Felicidad y Compañeros Mártires

Que quede claro: Los santos lo son por la Gracia de Dios. Nadie, sin la Gracia de Dios, podría soportar los martirios y ser mártir de la fe: ¡Nadie!

Solamente Dios mantuvo fieles a Él, a las santas Perpetua y Felicidad y a sus compañeros mártires.

Sólo Dios puede mantenerte fiel al ayuno por Él, para Él, para rendirle a Dios la caridad cristiana.

Confiad en Dios, y Dios hace; y si hace falta, hace que tú seas mártir de la fe, por su Gracia.

Vive en Gracia de Dios, y todo lo que la vida te traiga, todas esas cruces paganas, mundanas, podrás vivir y sufrir para que te sirvan de escaleras y subir así grados de santidad en esta amarga tierra donde bien rezamos en la salve, que es un valle de lágrimas. La felicidad del cristiano está en vivir en gracia de Dios y en subir peldaño a peldaño los grados de la santidad para alcanzar la corona brillante de una vida sin fin en el Paraíso.

Los mártires no los pide Dios, Dios quiere santos y hace santos; los mártires los exige la vida al cortar la libertad de religión. Entonces por ser fieles a la santidad estos santos, son los pagano los que les ponen el martirio, y Dios, la santa Gracia para resistirlo vencedores y dejar vencidos a los que han querido quitar a Dios lo que es de Dios, y que son los santos.

Resumiendo: Dios hace santos, y el mundo le obliga a Dios a tener mártires de la fe.

Que nadie exija a nadie dejar sus creencias bajo pena de sufrimiento físico y muerte física o espiritual, porque no es el deseo de Dios que haya mártires, pero los hay y los habrá siempre, por la maldad de los paganos, que quitan la libertad a los bautizados en la fe de Cristo Rey.

Los que no conocéis a Dios, podéis pensar que es Dios quien quiere mártires, y os equivocaréis una vez más. Dios no quiere mártires; Él, Dios, el primer Mártir de la fe, no se puso en condición de que le torturaran por ser quien es: El Mesías, sino que calló para no ser Él causa de este martirio, sino que su martirio fuera por propio deseo de los judíos, sin que Él, el Mesías, tuviera nada que ver; por eso calló, para que ni su voz mansa, o sus gritos, o el defenderse de su martirio, le llevase a ser martirizado. A Dios se le martirizó, se lo mató sin causa alguna, sin motivo alguno, sólo por ser quien Es: Dios.

P. Jesús
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2 de Noviembre / Conmemoración de los Fieles Difuntos

Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.

La Iglesia llama «Purgatorio» a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: «La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego». (1Cor. 3, 14).

La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: «Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados» (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.

Al respecto, San Gregorio Magno afirma: «Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso».
Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Conmemoración de los Fieles Difuntos

Necesitas de un buen amigo, de amigos que no van a decepcionarte. Reza y pide a Dios por las almas del Purgatorio. Ellas jamás te decepcionarán, porque no pueden hacer maldades, no pueden ir al Infierno, ya que estando en el Purgatorio, han sido juzgadas y sentenciadas a salvarse pero tienen que, purificarse, necesitan de ti para que, con tus oraciones y sufragios y sacrificios por ellas, puedan ir antes al Cielo; y una vez allí, van a ser Santas y, al serlo, piden a Dios, interceden por ti que las ayudaste a salir del dolor para vivir en la Gracia del Reino de Dios.

Acordarse de los difuntos es ganarse amigos que no van a traicionarte y sí que van a pedir a Dios por ti.

Ayuda y serás ayudado.

De la Iglesia, el Santo Padre tiene el poder dado por Dios a San Pedro, para perdonar pecados, y si los puede perdonar puede también rezar por los pecadores, por los vivos y por los difuntos, esos que han partido ya de este ingrato mundo para ir a las delicias del Cielo o a las atrocidades del Infierno, y también hay la oportunidad de pasar un tiempo en el Más Allá purificándose antes de entrar en el Cielo, y siendo así, las oraciones de los vivos consiguen de Dios misericordia y perdón, por eso la Santa Madre Iglesia Católica ha puesto un día, el día de hoy dos de noviembre para que se recuerde uno de sus difuntos y rece por ellos, para que puedan ir cuanto antes al ¡Cielo Eterno!, piensa que si tú rezas por las almas del Purgatorio, ellas, una vez en el Cielo, agradecidas por tu ayuda van a pedir por ti y recibirás mayor consuelo que los que no tienen amigos en el Cielo. Rezad por los difuntos porque lo necesitan y es un acto de misericordia infinita, y hazlo con caridad y por caridad. Amén.

P. Jesús
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2 de Abril / San Francisco de Paula

Nació en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia.

Se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de hierbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: «Cuaresma perpetua». Esto quiere decir que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.

Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de «hermanos menores», San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de «hermanos Mínimos». El Divino Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de profecía.

El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y en aquellos tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban los dineros públicos para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. A ellos les iba recordando San Francisco que a cada uno le dirá Cristo en el día del juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio: «Dame cuenta de tu administración»

También les recordaba esta frase del Apocalipsis: «He aquí que tengo y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras». Todo esto hacía pensar muy seriamente a muchos gobernantes y los llevaba a corregir los modos equivocados de proceder que habían tenido en el pasado.

El santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia.

Murió el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse.

Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X , en 1519.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Francisco de Paula

Hay santos que después de largas penitencias y muchos años de meditación y soledad, Dios quiere que salgan al mundo a avisar a muchos de la sabiduría que el Espíritu Santo les ha infundido para el bien de la Iglesia Universal, como aconteció a San Francisco de Paula, santo consagrado a Dios con la voluntad de vivir una Cuaresma perpetua.

P. Jesús
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