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Santoral Octubre - 2. página

10 de Octubre / Santo Tomás de Villanueva

Este inmenso predicador que fue llamado por sus oyentes «el divino Tomás», nació en España en 1488 y su sobrenombre le vino de la ciudad donde se educó y creció.

Sus padres no le dejaron riquezas materiales en herencia, pero sí una herencia mucho más importante: un profundo amor hacia Dios y una gran caridad hacia los demás.

Hizo sus estudios con gran éxito en la universidad de Alcalá y en 1516 pidió y obtuvo ser admitido en la comunidad de los padres agustinos, en Salamanca. En 1518 fue ordenado sacerdote y luego fue profesor de la universidad. Poseía una inteligencia excepcionalmente lúcida y un criterio muy práctico para dar opiniones sobre temas difíciles. Pero tuvo que ejercitarse continuamente para adquirir una buena memoria y luchar mucho para que las distracciones no le alejaran de los temas que quería tratar.

Sentía una predilección especial por atender a los enfermos y repetía que cada cama de enfermo es como la zarza ardiente de Moisés, en la cual se logra encontrar uno con Dios y hablar con Él, pero entre las espinas de incomodidad que lo rodean.

Fue nombrado Provincial de su comunidad y en 1533 envió a América los primeros Padres Agustinos que llegaron a México.

Frecuentemente mientras celebraba la Santa Misa o rezaba los Salmos, le sobrevenían los éxtasis y se olvidaba de todo lo que le rodeaba y sólo pensaba en Dios.

En esos momentos el rostro le brillaba intensamente.

Cierto día mientras predicaba fuertemente en Burgos contra el pecado, tomó en sus manos un crucifijo y levantándolo gritó «¡Pecadores, mírenlo!», y no pudo decir más, porque se quedó en éxtasis, y así estuvo un cuarto de hora, mirando hacia el cielo, contemplando lo sobrenatural. Al volver en sí, dijo a la multitud que estaba maravillada: «Perdonen hermanos por esta distracción. Trataré de enmendarme».

El emperador Carlos V le había ofrecido el cargo de arzobispo de Granada pero él nunca lo había aceptado. Entonces un día el emperador le dijo a su secretario: Escriba: «Arzobispo de Valencia, será el Padre…», y le dictó el nombre de otro sacerdote de otra comunidad. Cuando fue a firmar el decreto leyó que el secretario había escrito: «Arzobispo de Valencia, el Padre Tomás de Villanueva». «¡Pero este no fue el que yo le dicté!», dijo el emperador. «Perdone, señor» – le respondió el secretario. «Me pareció haberle oído ese nombre. Pero enseguida lo borraré». «No, no lo borre, dijo Carlos V, el otro era el que yo pensaba elegir. En cambio éste es el que Dios quiere que sea elegido». Y mandó que lo llamaran para dar el nombramiento.

Tomás se negó totalmente a obedecer al emperador en esto. El hijo del gobernante (el futuro Felipe II) le rogó que aceptara, pero tampoco quiso aceptar. Solamente cuando su superior de comunidad le mandó bajo voto de obediencia, entonces sí aceptó tan alto cargo.

Llegó a Valencia de noche, en medio de terrible aguacero, acompañado solamente por un religioso de su comunidad. Pidió hospedaje de caridad en el convento de los Padres Agustinos, diciendo que le bastaba una estera en el suelo para dormir (Cuando los frailes descubrieron quién era él se arrodillaron a pedirle su bendición). Antes de posesionarse del arzobispado hizo seis días de retiro de oración y penitencia en el convento. Quería empezar bien preparado para su difícil oficio.

Al posesionarse de su cargo de Arzobispo, los sacerdotes de la ciudad le obsequiaron 4,000 monedas de plata para un hospital diciendo: «los pobres necesitan esto más que yo. ¿Qué lujos y comodidades puede necesitar un sencillo fraile y religioso como soy yo?».

Algunos lo criticaban porque usaba una sotana muy vieja y desteñida, y él respondía: «Lo importante no es una sepultura. Lo importante es embellecer el alma que nunca se va a morir».

El emperador Carlos V al oírle predicar exclamaba: «Este Monseñor conmueve hasta las piedras». Y cuando estaba en la ciudad, el emperador nunca faltaba a los sermones de Monseñor Tomás. Sus sermones producían cambios impresionantes en los oyentes, y aun hoy día conmueven profundamente a quienes los leen. La gente decía que Tomás de Villanueva era como un nuevo apóstol San Pablo, enviado por Dios para transformar a los pecadores.

Lo que más le interesaba era transformar a sus sacerdotes. A los menos cumplidores se los ganaba de amigos y poco a poco a base de consejos y peticiones amables los hacía volverse mejores. A uno que no quería cambiar, lo llamó a su palacio y le dijo: «Yo soy el que tengo la culpa de que usted no quiera enmendarse. Porque no he hecho penitencias por su conversión, por eso no ha cambiado». Y quitándose la camisa empezó a darse fuetazos a sí mismo hasta derramar sangre. El otro se arrodilló llorando y le pidió perdón y desde ese día mejoró totalmente su conducta.

Dedicaba muchas horas a rezar y a meditar, pero su secretario tenía la orden de llamarlo tan pronto como alguna persona necesitara consultarle o pedirle algo. A su palacio arzobispal acudían cada día centenares de pobres a pedir ayuda, y nadie se iba sin recibir algún mercado o algún dinero. Especial cuidado tenía el prelado para ayudar a los niños huérfanos. Y en los once años de su arzobispado no quedó ninguna muchacha pobre de la ciudad que en el día de su matrimonio no recibiera un buen regalo del arzobispo. A quienes lo criticaban por dar demasiadas ayudas aun a vagos, les decía: «mi primer deber es no negar un favor a quien lo necesita, si en mi poder está el hacerlo. Si abusan de lo que reciben, ellos responderán ante Dios».

A los ricos les insistía continua y fuertemente acerca del deber tan grave que cada uno tiene de gastar en dar limosnas todo lo que le sobre, en vez de gastarlo en lujos y cosas inútiles. Decía a la gente: «¿En qué otra cosa puedes gastar mejor tu dinero que en pagar tus culpas a Dios, haciendo limosna? Si quieres que Dios oiga tus oraciones, tienes que escuchar la petición de ayuda que te hacen los pobres. Debes anticiparte a repartir ayudas a los que no se atreven a pedir».

Algunos le decían que debía ser más fuerte y lanzar maldiciones contra los que vivían en unión libre. Él respondía: «Hago todo lo que me es posible por animarlos a que se pongan en paz con Dios y que no vivan más en pecado. Pero nunca quiero emplear métodos agresivos contra nadie». Si oía hablar de otro respondía: «Quizás lo que hizo fue malo, pero probablemente sus intenciones eran buenas».

En septiembre de 1555 sufrió una angina de pecho e inflamación de la garganta. Mandó repartir entre los pobres todo el dinero que había en su casa. Hizo que le celebraran la S. Misa en su habitación, y exclamó: «Que bueno es Nuestro Señor: a cambio de que lo amemos en la tierra, nos regala su cielo para siempre». Y murió. Tenía 66 años.

Fuente: EWTN

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santo Tomás de Villanueva

Decía Santo Tomás de Villanueva, arzobispo: «Qué bueno es Nuestro Señor: a cambio de que lo amemos en la tierra, nos regala su Cielo para siempre» Toda su experiencia lo llevó a pronunciar tal sentencia de la verdad de un Dios Uno y Trino, un Dios de Amor que quiere amarnos y que, aceptando su Amor, le amemos, y con Él, con Dios, viviendo en nosotros, por recibirlo en la Comunión, hagamos con Él obras buenas, de su Amor, al mundo. Los santos, son otros Cristos; actúan con Cristo, van con Cristo, viven con Cristo, perseveran en Cristo; y, Dios uno y Trino, hace un mundo mejor actuando por la Gracia de Dios, en el cuerpo y con la persona libre e individual del santo, de la santa, que deja de vivir para sí, viviendo por y para Cristo. Dios que es Amor, te da su Amor, para que tú, con este amor recibido de Dios, ames con él, con el amor recibido que es Dios, por ser Dios de Amor, al mundo, y el Espíritu Santo hable toda bondad por tus labios, y todas tus acciones buenas llevan su sello: Dios, Uno y Trino: Dios, Él mismo.

Seamos santos. Podemos, con Dios.

«Qué bueno es Nuestro Señor: a cambio de que lo amemos en la tierra, nos regala su Cielo para siempre»

P. Jesús

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11 de Octubre / Santa María Soledad Torres

Esta es la santa fundadora de las hermanas Siervas de María, Ministras de los enfermos, que tienen 126 casas en el mundo con 2,380 religiosas. 
Nació en 1826 en Madrid (España), hija de modestos comerciantes que la instruyeron muy bien en la religión. 
Estudió con las hermanas Vicentinas y al ver la dedicación total de estas religiosas a los más pobres, se entusiasmó por la vida religiosa. Pero era muy débil de salud y no fue admitida en la comunidad. Solamente a la edad de 25 años logrará cumplir su anhelo de ser religiosa. 
El párroco de un barrio pobre de Madrid se entristecía al ver que muchos enfermos morían en el más completo abandono y sin recibir los santos sacramentos. Y pensó en reunir a un grupo de mujeres piadosas que visitaran a los enfermos en sus domicilios y les ayudaran a bien morir. 
Al enterarse Soledad Torres de este deseo del párroco se presentó a él para ofrecerse a ayudarle en tan caritativa misión. Ella desde niña había asistido a varios moribundos y sentía un gusto especial por asistir a enfermos y moribundos. Era una gracia que le había concedido el Espíritu Santo. Aunque el sacerdote le rechazó en una primera entrevista porque le parecía muy débil y enfermiza para esas labores, después se dio cuenta de que era un alma de Dios y con ella y seis compañeras más, fundó el 15 de agosto de 1851, la comunidad de Siervas de María o Ministros de los enfermos. 
La novedad de esta comunidad era que ellas debían asistir a domicilio y totalmente gratis a los enfermos que lo solicitaran. 
Por aquellos tiempos llegó a Europa la terrible epidemia del cólera y en los hospitales no cabían los enfermos. Muchos de ellos eran abandonados por sus familiares por temor al contagio. Fue entonces cuando María Soledad y sus religiosas se multiplicaron por todas partes para atender a los más abandonados. 
El fundador de la comunidad se fue de misionero a lejanas tierras y el sucesor se dejó creer de cuentos y habladurías y destituyó a Soledad del cargo de superiora. Ella se alegró de poder asemejarse a Cristo en padecer incomprensiones y persecuciones. En sus visitas a Jesús Sacramentado obtenía fuerzas para sufrir con paciencia y por amor a Dios. Después se supo la verdad de todo y fue restablecida en su cargo, y bajo su dirección se extendió admirablemente su congregación. Murió la santa el 11 de octubre de 1887 a la edad de 61 años. Fue canonizada por Pablo VI en 1970.

Fuente: EWTN

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa María Soledad Torres

Sufren los santos, porque un santo no puede ser jamás verdugo, y siempre es la víctima de la mala fe de los demás.

La falta de fe, en las personas, les hace hacer cosas malas, porque quien tiene fe hace obras de fe. Entonces, que quede claro, que quien daña a los demás, este-esta, no es santo-santa, ni tiene las obras de la fe, por lo cual no tiene fe, porque sin fe, las obras están muertas; por eso, aunque sean religiosas o sacerdotes los que obran mal, sabremos que no tienen fe, porque la fe hace que se obre, que obremos, cosas buenas para los demás.

Santa María Soledad Torres, como Cristo, fué víctima de los suyos.

Aprendamos de ella y suframos como ella, no los malos entendidos, sino la maldad real de la falta de fe, en quien debe tenerla.

Si tú sufres por la maldad de tus padres, de tus hijos, de tus hermanos, de tus amigos, de algún sacerdote o religiosa, que sepas que, ser la víctima, es lo que tienes que ser, y ello te proclama persona de fe, por sufrirlo, por no devolver mal por mal, por aceptarlo y esperar la justicia de Dios, que todo, todo, lo pone en su lugar. Un día u otro, si tú eres siempre bueno-buena, verás como te llamarán de tu exilio y, restituyéndote del cargo, volverán a llamarte “Padre”, “Madre”, como volvieron a llamar: “Madre”, por ser nuevamente la Superiora del convento, a Santa María Soledad Torres. ¡Santa por su amor a Cristo, y unión con Él, en la perfección de su sufrimiento!

P. Jesús

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12 de Octubre / Fiesta de Nuestra Señora del Pilar

Historia de la Virgen del Pilar 

Según documentos del siglo XIII, posteriormente a la Ascensión del Señor Jesús, los apóstoles, fortalecidos por el Espíritu Santo, predicaban el evangelio. El Apóstol Santiago el Mayor, hermano de San Juan, en aquel entonces, viajó a predicar en España. Aquellas tierras se encontraban atadas al paganismo, porque aún no recibían el evangelio. La tradición dice que al despedirse el Apóstol Santiago a predicar la fe de Jesucristo, le prometió la Virgen que en aquel lugar donde más se convirtieran a su Hijo se le manifestaría ella. Y una noche la Virgen María se le apareció en un Pilar. 

Los documentos dicen textualmente que Santiago, «pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres, con los cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche, recorría las riberas para tomar algún descanso». 

El 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba en profunda oración con sus discípulos junto al río Ebro cuando «oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol». La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal en Palestina, le pidió a Santiago que en aquel lugar se le construyese una iglesia, y que el altar estuviese en torno al pilar donde ella estaba de pie y prometió que «permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio». 

La Iglesia ha sobrevivido a grandes invasiones de pueblos y guerras, una de ellas es la guerra de 1936-1939, donde le cayeron tres bombas y ninguna explotó. También se cree que la Virgen le dio al Apóstol la pequeña estatua de madera. 

Cuando la Virgen desapareció quedó ahí el pilar; al instante el Apóstol Santiago y sus acompañantes iniciaron la edificación de una iglesia en aquel lugar. Antes que la Iglesia estuviese terminada, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar antes de regresarse a Judea. Este templo ha sido el primero en ser dedicado a la Virgen. 

Santiago regresó a Jerusalén, después de predicar en España. Herodes Agripas lo mandó a ejecutar alrededor del año 44 d.C., siendo así el primer mártir. Sus discípulos, luego del suceso, tomaron su cuerpo y lo llevaron a España para su entierro. Después de algunos siglos el lugar fue llamado compostela (campo estrellado). El rey Alfonso II, el casto de Asturias y el Obispo Teodomiro fueron los primeros en mandar a construir un santuario en la tumba de Santiago, en el siglo IX. Hoy una magnifica catedral se encuentra en ese sitio. 

Desde hace varios siglos se venera a la Virgen del Pilar y hace mucho se levantó una sencilla capilla que hoy es un Templo Mariano al cual asisten peregrinos de distintos lugares del mundo. 

La Sagrada Escritura narra cuando el Pueblo de Dios fue desterrado hacia la tierra prometida y tuvieron una columna que los guiaba. Para los españoles esa columna es el pilar donde la Virgen se apareció en Zaragoza y que ha recibido durante siglos la fe de muchos cristianos y que hoy ampara a todos los hijos que se dirigen a María. 

El Gran milagro del Cojo de Calanda (1640) 

En el lugar donde la Virgen se apareció, han ocurrido diversos milagros, pero uno de los que más se recuerda es el del cojo de Calanda. A este hombre se la amputó la pierna en el año 1637 y en 1640 la pierna volvió a aparecer en su cuerpo, se dice que ocurrió cuando el hombre se echaba aceite de la lámpara de la Virgen o cuando este soñaba con que visitaba la Basílica. Muchas personas fueron testigos de este gran hecho. En la actualidad hay un cuadro recordándolo a la derecha de la Basílica. 

Tres rasgos peculiares que caracterizan a la Virgen del Pilar y la distinguen de las otras: 

1- A diferencia de las otras apariciones, la Virgen aparece cuando todavía estaba en vida mortal en Palestina: «con ninguna nación hizo cosa semejante». 

2- La columna o pilar fue traída por María misma para que sobre él se construyera la primera capilla, el cual se convertiría en el primer templo mariano de toda la cristiandad. 

3- La vinculación de la tradición pilarista con la tradición jacobea (del Santuario de Santiago de Compostela). Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido dos ejes fundamentales en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de España. 

Simbolismo del pilar 

El pilar o columna: la idea de la solidez del edificio-iglesia con la de la firmeza de la columna-confianza en la protección de María. 

El pilar es símbolo del conducto que une el cielo y la tierra. Es el soporte de lo sagrado y de la vida cotidiana. María, la puerta del cielo, ha sido la mujer escogida por Dios para venir a nuestro mundo. En ella la tierra y el cielo se han unido en Jesucristo. 

Las columnas garantizan la solidez del edificio, sea arquitectónico o social. Quebrantarlas es amenazar el edificio entero. La columna es la primera piedra del templo, que se desarrolla a su alrededor; es el eje de la construcción que liga entre si los diferentes niveles. 

María es la primera piedra de la iglesia; en torno a ella va creciendo el pueblo de Dios; el aliciente para los cristianos, en construir el reino de Dios, es la fe y la esperanza de la Virgen. 

En la Virgen del Pilar el pueblo ve simbolizada «la presencia de Dios, una presencia activa que, guía al pueblo elegido a través de las emboscadas de la ruta».

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de Nuestra Señora del Pilar

Ama María a España, de tal manera que, ya en vida, vino a posarse encima del pilar, para animar a Santiago. Y los Ángeles cantan precediendo la venida de la Madre de Dios, que está viva y que vivía en Jerusalén. ¿Por qué España? Quizás porque, de España, saldrían la Santa María, la Pinta y la Niña, tres carabelas dirigidas por Colón para descubrir las Américas y propagar en ella, la fe de la Iglesia.

Honremos a María, visitando el Pilar donde sus lindos pies se posaron, no para descansar, sino para dejar recuerdo de su paso por España, como la Virgen del Pilar.

¡Qué suerte tiene España de que la Virgen, en vida y estando en Jerusalén, la visitara precedida por los cantos de los Ángeles para dar ánimos al Apóstol Santiago y a los españoles que creían en la fe de su Hijo Jesucristo. Quiere la Virgen seguir animando a los españoles a propagar el Evangelio. ¡No hagas “oídos sordos, ni ojos que no ven”; ve al Pilar y pídele, a los pies de donde los pies de María se posaron, que te ayude a evangelizar a España y al mundo entero!

Recuerda: María todo lo puede, es la Madre de Dios. ¡Dios!

P. Jesús

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13 de Octubre / San Eduardo, el Confesor

Después del abandono, las luchas y la opresión durante el reinado de los dos soberanos daneses, Harold Harefoot y Artacanuto, el pueblo inglés acogió con júbilo al representante de la antigua dinastía inglesa, San Eduardo el Confesor. Las cualidades que merecieron a Eduardo ser venerado como santo, se referían más bien a su persona que a su administración como soberano pues era un hombre piadoso, amable y amante de la paz.

Eduardo era hijo de Eteredo y de la normanda Ema. Durante la época de la supremacía danesa, fue enviado a Normandía cuando tenía 10 años y regresó a su patria en 1042 cuando fue elegido rey. A la edad de 42 años contrajo matrimonio con Edith, la hija del Conde Godwino, la mayor amenaza para su reino. La tradición sostiene que San Eduardo y su esposa guardaron perpetua continencia por amor a Dios y como un medio para alcanzar la perfección.

La administración justa y equitativa de San Eduardo le hizo muy popular entre sus súbitos. La perfecta armonía que reinaba entre él y sus consejeros se convitió más tarde en el sueño dorado ya que durante el reinado de Eduardo, los barones normandos y los representantes del pueblo inglés ejercieron una profunda influencia en la legislación y el gobierno. Uno de los actos más populares del reinado de San Eduardo fue la supresión del impuesto para el ejército; los impuestos recaudados de casa en casa en la época del santo fueron repartidos entre los pobres.

Durante el destierro en Normandía, San Eduardo había prometido ir en peregrinación al sepulcro de San Pedro en Roma, si Dios se dignaba poner término a las desventuras de su familia. Después de su ascenso al trono, convocó un concilio y manifestó públicamente la promesa con que se había ligado. Sin embargo, la Asamblea le manifestó que con su partida se abriría el camino a las disensiones en el interior del país y los ataques de las potencias extranjeras. El rey decidió someter el asunto a juicio del Papa San León IX, quien le sugirió repartir el dinero que habría gastado en el viaje entre los pobres, y construir un monasterio en honor a San Pedro.

El último año de vida del santo se vio turbado por la tensión entre el Conde Tostig Godwinsson de Nortumbría y sus súbitos; finalmente el monarca tuvo que desterrar al conde. Falleció en 1065. La canonización de San Eduardo tuvo lugar en 1161, y dos años después de que su cuerpo se mantenía incorrupto, fue trasladado por Santo Tomás Becket a una capilla del coro de la abadía de Westminster, de la cual San Eduardo fue su promotor, el 13 de octubre, fecha en que se celebra actualmente su fiesta.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Eduardo, el Confesor

San Eduardo supo vivir para servir al pueblo y a Dios. Unió lo que muchos dicen que es imposible, y vemos con la vida de San Eduardo que todo puede ser posible; incluso que un rey ame a Dios sobre todas las cosas y personas, amando a las personas y transmitiendo paz, la paz de Dios que vive siempre en los santos.

P. Jesús

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14 de Octubre / San Calixto, Papa y Mártir

Cuando San Ceferino ascendió al Pontificado, en el año 199, nombró a Calixto superintendente del cementerio cristiano de la Vía Apia, que se llama actualmente cementerio de San Calixto. Se dice que el santo ensanchó el cementerio y suprimió los terrenos privados; probablemente fue esa la primera propiedad que poseyó la Iglesia. San Calixto fue ordenado diácono por San Ceferino y llegó a ser su íntimo amigo y consejero.

San Calixto fue elegido por la mayoría del pueblo y el clero de Roma para suceder a San Ceferino.

Los rigoristas encabezados por San Hipólito, se quejaban de que San Calixto hubiese determinado de que el hecho de cometer un pecado mortal no era razón suficiente para deponer a un obispo; que hubiese admitido a las órdenes a quienes se habían casado dos o tres veces y que hubiese reconocido las legitimidad de los matrimonios entres los esclavos y mujeres libres, lo cual estaba prohibido por la ley civil. Por otra parte, Chapman llega a decir que el santo fue un gran defensor de la sana doctrina y de la disciplina.

San Calixto fue sepultado en la Vía Aurelia, probablemente martirizado.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Calixto, Papa y Mártir

Como siempre, a los Santos que dicen las cosas claras, posiblemente lo mataron y antes lo martirizaron. Porque quien hace mucho bien, como lo hizo San Calixto, Papa y mártir, sigue los pasos de Jesús y, cargando con su cruz, llega hasta la muerte.

Aprendamos de los santos. Anda, coge tu cruz, y yo la mía, y caminemos juntos en la doctrina católica, apostólica y romana, por este valle de lágrimas.

P. Jesús

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15 de Octubre / Santa Teresa de Ávila, Virgen Fundadora

Los escritos de Santa Teresa subrayan sobre todo el espíritu de oración, la manera de practicarlo y los frutos que produce. Como la santa escribió precisamente en la época en que estaba consagrada a la difícil tarea de fundar conventos de carmelitas reformadas, sus obras, prescindiendo de su contenido y naturaleza, dan testimonio de su vigor, laboriosidad y capacidad de recogimiento. Escribió el «Camino de Perfección» para dirigir a sus religiosas, y el libro de las «Fundaciones» para alentarlas y edificarlas. En cuanto al «Castillo Interior», se puede considerar que lo escribió para la instrucción de todos los cristianos. En esta obra se muestra como verdadera Doctora de la Iglesia.

Las carmelitas, como la mayoría de las religiosas, habían decaído mucho del primer fervor, a principios del siglo XVI. Las religiosas podían salir de la clausura con el menor pretexto, de suerte que el convento se convirtió en el sitio ideal para quien deseaba una vida fácil y sin problemas. Las comunidades eran sumamente numerosas, lo cual era causa y efecto de la relajación. Por ejemplo en el convento de Ávila había 140 religiosas. Santa Teresa que llevaba ya 25 años de vida religiosa en el convento de la Encarnación de Ávila, emprendió el reto de llevar a cabo la iluminada idea de fundar una comunidad más reducida y reformada. La santa estableció la más estricta clausura y el silencio casi perpetuo. El convento carecía de rentas y reinaba en él la mayor pobreza; las religiosas vestían toscos hábitos, usaban sandalias en vez de zapatos (por ello se les llamó descalzas) y estaban obligadas a la perpetua abstinencia de carne. Santa Teresa no admitió al principio más que 13 religiosas, pero luego aceptó que hubiese 21. En 1567, el superior general de los carmelitas, Juan Bautista Rubio (Rossi), visitó el convento de Ávila y quedó muy satisfecho con el trabajo realizado allí por la santa, así que le concedió a ésta plenos poderes para fundar otros conventos del mismo tipo y aun la autorizó a fundar dos conventos de frailes reformados (carmelitas contemplativos).

Santa Teresa murió en los brazos de la Beata Ana el 4 de octubre de 1582. Su canonización se realizó en 1622.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Teresa de Ávila, Virgen Fundadora

Santa Teresa de Ávila, virgen fundadora, mujer fuerte, madura y eficaz en su labor de reformar lo que parecía irreformable, pero ella, ella con Dios pudo, porque sólo Dios le bastaba y si fundaba era para que otras monjas como ella pudieran amar a Dios sobre todas las cosas, apartándose del mundo y haciendo un mundo interior en su alma con Su Señor y Su Señora María Virgen Inmaculada.

P. Jesús

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16 de Octubre / Santa Margarita de Alacoque

Margarita nace el 22 de julio de 1647 en el pequeño pueblo de Lautecour en Francia. Su padre Claudio Alacoque, juez y notario. La mamá Filiberta Lamyn. Los hijos son cinco. La menor es Margarita. El párroco, Antonio Alacoque, tío suyo, la bautiza a los tres días de nacida. Ella dice en su autobiografía que desde pequeña le concedió Dios que Jesucristo fuera el único dueño de su corazón. Y le concedió otro gran favor: un gran horror al pecado, de manera que aun la más pequeña falta le resultaba insoportable. Dice que siendo todavía una niña, un día en la elevación de la Santa Hostia en la Misa le hizo a Dios la promesa de mantenerse siempre pura y casta. Voto de castidad. Aprendió a rezar el rosario y lo recitaba con especial fervor cada día y la Virgen Santísima le correspondió librándola de muchos peligros. La llevan al colegio de las Clarisas y a los nueve años hace La Primera Comunión. Dice «Desde ese día el buen Dios me concedió tanta amargura en los placeres mundanos, que aunque como jovencita inexperta que era a veces los buscaba, me resultaban muy amargos y desagradables. En cambio encontraba un gusto especial en la oración». Vino una enfermedad que la tuvo paralizada por varios años. Pero al fin se le ocurrió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su devoción, y poco después Nuestra Señora le concedió la salud. Era muy joven cuando quedó huérfana de padre, y entonces la mamá de Don Claudio Alacoque y dos hermanas de él, se vinieron a la casa y se apoderaron de todo y la mamá de Margarita y sus cinco niños se quedaron como esclavizados. Todo estaba bajo llave y sin el permiso de las tres mandonas mujeres no salía nadie de la casa. Así que a Margarita no le permitían ni siquiera salir entre semana a la iglesia. Ella se retiraba a un rincón y allí rezaba y lloraba. La regañaban continuamente. En medio de tantas penas le pareció que Nuestro Señor le decía que deseaba que ella imitara lo mejor posible en la vida de dolor al Divino Maestro que tan grandes penas y dolores sufrió en su Pasión y muerte. En adelante a ella no sólo no le disgusta que le lleguen penas y dolores sino que acepta todo esto con el mayor gusto por asemejarse lo mejor posible a Cristo sufriente. Lo que más la hacía sufrir era ver cuán mal y duramente trataban a su propia madre. Pero le insistía en que ofrecieran todo esto por amor de Dios. Una vez la mamá se enfermó tan gravemente de erisipela que el médico diagnosticó que aquella enfermedad ya no tenía curación. Margarita se fue entonces a asistir a una Santa Misa por la salud de la enferma y al volver encontró que la mamá había empezado a curar de manera admirable e inexplicable. Lo que más le atraía era el Sagrario donde está Jesús Sacramentado en la Sagrada Hostia. Cuando iba al templo siempre se colocaba lo más cercana posible al altar, porque sentía un amor inmenso hacia Jesús Eucaristía y quería hablarle y escucharle. A los 18 años por deseo de sus familiares empezó a arreglarse esmeradamente y a frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes. Pero estos pasatiempos mundanales le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su corazón deseaba dedicarse a la oración y a la soledad. Pero la familia le prohibía todo esto. El demonio le traía la tentación de que si se iba de religiosa no sería capaz de perseverar y tendría que devolverse a su casa con vergüenza y desprestigio. Rezó a la Virgen María y Ella le alejó este engaño y tentación y la convenció de que siempre la ayudaría y defendería. Un día después de comulgar sintió que Jesús le decía: «Soy lo mejor que en esta vida puedes elegir. Si te decides a dedicarte a mi servicio tendrás paz y alegría. Si te quedas en el mundo tendrás tristeza y amargura». Desde entonces decidió hacerse religiosa, costara lo que costara. En el año 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación, fundada por San Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le=Monial. Una de sus compañeras de noviciado dejó escrito: «Margarita dio muy buen ejemplo a las hermanas por su caridad; jamás dijo una sola palabra que pudiera molestar a alguna, y demostraba una gran paciencia al soportar las duras reprimendas y humillaciones que recibía frecuentemente». La pusieron de ayudante de una hermana que era muy fuerte de carácter y ésta se desesperaba al ver que Margarita era tan tranquila y callada. La superiora empleaba métodos duros y violentos que hacían sufrir fuertemente a la joven religiosa, pero esta nunca daba la menor muestra de estar disgustada. Con esto la estaba preparando Nuestro Señor para que se hiciera digna de las revelaciones que iba a recibir. El 27 de diciembre de 1673 se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón de Jesús. Ella había pedido permiso para ir los jueves de 9 a 12 de la noche a rezar ante el Santísimo Sacramento del altar, en recuerdo de las tres horas que Jesús pasó orando y sufriendo en el Huerto de Getsemaní. De pronto se abrió el sagrario donde están las hostias consagradas y apareció Jesucristo como lo vemos en algunos cuadros que ahora tenemos en las casas. Sobre el manto su Sagrado Corazón, rodeado de llamas y con una corona de espinas encima, y una herida. Jesús señalando su corazón con la mano le dijo: «He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme». Nuestro Señor le recomendó que se dedicara a propagar la devoción al Corazón de Jesús porque el mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar a las personas por este amor. Durante 18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo. Le pidió que se celebrara la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el Viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus). El Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas maravillosas para los que practiquen esta hermosa devoción. Por ejemplo «Bendeciré las casas donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Daré paz a las familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son buenos los volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me ofrezcan la comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos pecados que se cometen», etc. Margarita le decía al Sagrado Corazón: «¿Por qué no elige a otra que sea santa, para que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado pecadora y muy fría para amar a mi Dios». Jesús le dijo: «Te he escogido a ti que eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en cuanto a tu frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi Corazón». Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y desde ese día la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era tal el calor que le producía su corazón que en pleno invierno, a varios grados bajo cero, tenía que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a quemar con tan grande llama de amor a Dios que sentía en su corazón (¡Ojalá Dios nos diera a nosotros una chispita de esas!) Nuestro Señor le decía: «No hagas nada sin permiso de las superioras. El demonio no tiene poder contra las que son obedientes». Margarita enfermó gravemente. La superiora le dijo: «Creeré que sí son ciertas las apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la curación». Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó inmediatamente. Desde ese día su superiora creyó que sí en verdad se le aparecía Nuestro Señor. Dios permitió que enviaran de capellán al convento de Margarita a San Claudio de la Colombiere y este hombre de Dios que era jesuita, obtuvo que en la Compañía de Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús. Desde entonces los jesuitas la han propagado por todo el mundo. Margarita fue nombrada Maestra de novicias. Enseñó a las novicias la devoción al Sagrado Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y humildad y en confiar inmensamente en Él, en ofrecer oraciones y sufrimientos y misas y comuniones para desagraviarlo, y en honrar su santa imagen) y aquellas jóvenes progresaron rapidísimo en santidad. Luego enseñó a su hermano (comerciante) esta devoción y el hombre hizo admirables progresos en santidad. Los jesuitas empezaron a comprobar que en las casas donde se practicaba la devoción al Corazón de Jesús las personas se volvían mucho más fervorosas. El Corazón de Jesús le dijo: «Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí». Antes de morir obtuvo que en su comunidad se celebrara por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El 17 de octubre de 1690 murió llena de alegría porque podía ir a estar para siempre en el cielo al lado de su amadísimo Señor Jesús, cuyo Corazón había enseñado ella a amar tanto en este mundo. Digamos de vez en cuando las dos oraciones tan queridas para los devotos del Sagrado Corazón: «Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo».»Sagrado Corazón de Jesús. En voz confío».

FUENTE: www.churchforum.org.mx

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Margarita de Alacoque

Bendita es y fue Santa Margarita de Alacoque, porque Dios le dio poder sentir una chispita de su amor por todos los hombres. Por ti. Y tú ¿Qué haces para que Dios te conceda una chispita de Su amor? Reza así: «Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo».»Sagrado Corazón de Jesús. En voz confío».

P. Jesús

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17 de Octubre / San Ignacio de Antioquia

San Ignacio fue obispo de Antioquia, la primera ciudad en que los seguidores de Cristo empezaron a llamarse «cristianos». La tradición señala que fue un discípulo de San Juan Evangelista. Por 40 años estuvo como obispo ejemplar de Antioquia que, después de Roma, era la ciudad más importante para los cristianos, porque tenía el mayor número de creyentes.

El emperador Trajano mandó a encarcelaran a todos los que no adoraran a los falsos dioses de los paganos. Como San Ignacio se negó a adorar esos ídolos, fue llevado preso. El emperador ordenó que Ignacio fuera llevado a Roma y echado a las fieras para diversión del pueblo.

Encadenado fue llevado preso en un barco desde Antioquia hasta Roma en un largo y penosísimo viaje, durante el cual el santo escribió siete cartas que se han hecho famosas, las cuales iban dirigidas a las Iglesias de Asia Menor.

En una de esas cartas, el santo señala que los soldados que lo llevaban eran feroces como leopardos; que lo trataban como fieras salvajes y que cuanto más amablemente los trataba él, con más furia lo atormentaban.

El barco se detuvo en muchos puertos y en cada una de esas ciudades salían el obispo y todos los cristianos a saludar al santo mártir y a escucharle sus provechosas enseñanzas. De rodillas recibían todos su bendición. Varios se fueron adelante hasta Roma a acompañarlo en su gloriosos martirio.

Al llegar a Roma, salieron a recibirlo miles de cristianos. Y algunos de ellos le ofrecieron hablar con altos dignatarios del gobierno para obtener que no lo martirizaran. Él les rogó que no lo hicieran y se arrodilló y oró con ellos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la paz del mundo. Como al día siguiente era el último y el más concurrido día de las fiestas populares y el pueblo quería ver muchos martirizados en el circo, especialmente que fueran personajes importantes, fue llevado sin más al circo para echarlo a las fieras.

Ante el inmenso gentío fue presentado en el anfiteatro. Él oró a Dios y en seguida fueron soltados dos leones hambrientos y feroces que lo destrozaron y devoraron, entre el aplauso de aquella multitud ignorante y cruel. Así consiguió Ignacio lo que tanto deseaba: ser martirizado por proclamar su amor a Jesucristo.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Ignacio de Antioquia

San Ignacio de Antioquia, hombre sabio, de gran fe y por lo cual, portador de la Buena Nueva: el Evangelio. No quería ser martirizado, de haberlo querido no se habría quejado en sus famosas cartas de lo feroces que eran los soldados que lo custodiaban a la muerte segura; él sólo quería, con todas las ansias de un noble corazón proclamar el amor a Cristo, y ese celo de apostolado, en esos tiempos de los primeros cristianos era pagado por la sociedad pagana con el martirio. Él, San Ignacio de Antioquia, quería salvar almas y murió comido por los leones entre aplausos de la gentuza. ¡Que pena por ellos! ¡Que gracia para San Ignacio de Antioquia!

Los santos aceptan su vida.

P. Jesús

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17 de Octubre / San Ignacio, Obispo de Antioquía, Mártir

Llamado Teóforo «el que lleva a Dios», probablemente fue un converso, discípulo de San Juan Evangelista. Luego, por orden de San Pedro y San Pablo, sucedió a San Evodio como Obispo de Antioquía por cerca de cuarenta años, siendo un pastor ejemplar.

La paz que gozaron los cristianos al morir Domiciano duró muy poco y bajo Trajano se reanudó nuevamente la persecución. Rápidamente, el obispo fue capturado y luego de proclamar su fe en Cristo, fue condenado a ser devorado por las fieras en las fiestas populares en Roma.

Las numerosas paradas durante su penoso viaje dieron oportunidad al santo de confirmar en la fe a las iglesias cercanas a la costa de Asia Menor, así como también escribir cuatro cartas: a los Efesios, a quienes exhortaba a seguir luchando por la fe en Jesús nuestro Señor; a las iglesias de Magnesia y Tralles; a los cristianos a Roma y a San Policarpo, a quien también exhorta a seguir trabajando por Cristo.

Al llegar a Roma, y antes de ser conducido al anfiteatro, rezó junto con sus hermanos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la caridad y concordia entre los fieles.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Ignacio, Obispo de Antioquía, Mártir

San Ignacio, Obispo de Antioquía, antes de pasar por su martirio que le llevó a la muerte y entrada directa al Cielo Eterno con Dios, con Jesucristo que es Dios Hijo, rezó junto a sus hermanos por la Iglesia, y yo os pido recemos ahora por lo mismo que ellos rezaron: por el fin de la persecución, y la caridad y concordia entre los fieles. Amén.

P. Jesús
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18 de Octubre / San Lucas, el Evangelista

En el prólogo de su Evangelio, Lucas nos dice que escribió su evangelio para que los cristianos conociesen mejor las verdades en las que habían sido instruidos. Era ante todo un historiador y escribía principalmente para los griegos. Como había muchos que relataban los sucesos tal como los habían oído contar a «aquéllos que fueron los primeros testigos y ministros de la palabra», también a él le pareció «tras de haber estudiado los sucesos desde el principio», referirlos en una narración ordenada. Lucas era muy cercano a San Pablo y se asegura que pasó junto a él los dos períodos en que Pablo estuvo en la cárcel.

San Lucas era soltero. Escribió su Evangelio en Grecia y murió en Beocia, a los 84 años. Constantino, fallecido en el año 361, mandó trasladar de Tebas de Beocia a Constantinopla las reliquias del santo.

San Lucas es el patrón de los médicos y de los pintores. Un autor del siglo VI afirma que la emperatriz Eudoxia había enviado un siglo antes a Santa Pulqueria, una imagen de Nuestra Señora pintada en Jerusalén por Lucas. No cabe duda, además, que las descripciones de San Lucas han inspirado a muchos artistas, sobre todo a pintores.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Lucas, el Evangelista

¿No has pensado escribir tu historia como fiel cristiano? ¿Tus luchas y victorias?

San Lucas, el evangelista, escribió lo que vivió con Cristo, lo que oyó comentar de Dios, Jesús. Gracias a él, también a él se puede ser mejor cristiano, por conocer y así poder amar más a Dios. Nadie ama lo que no conoce o a quien no conoce, para que nazca el amor tiene que haber admiración y para que haya admiración lo que conozcamos de otra-s personas tiene que ser bueno. A veces muere el amor porque la persona que se admiraba deja de hacer cosas buenas, o porque vemos que lo que pensábamos que era bueno, lo que hacia, no era tal sino que por tener poca experiencia de la bondad, cualquier cosa puede parecer buena y no es buena sino decente.

Dios lo hizo todo bien, y por eso, todos, cuando leemos los evangelios, si los leemos queriendo saber la verdad, buscando la información de los acontecimientos, acabamos admirando a Jesús, lo conocemos y lo amamos.

Gracias San Lucas, evangelista, porque escribiste la historia del Dios, de Jesús.

Somos cristianos.

P. Jesús

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