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Índice cronológico - 11. página

100 Carta / A ti, que eres mi amigo-a

Domingo, 28 de octubre de 2.012

A ti, que eres mi amigo-a:

¿Cómo estás amigo-a?, ¿cómo van tus proyectos y tu vida?…

Hoy te escribo esta carta porque eres mi amigo-a, porque has estado a mi lado estas 100 cartas que llevo escribiendo para ti, y que nos han unido en la caridad de la esperanza de nuestra bendita fe cristiana católica.

Deseo y pido al Buen Dios, que todo te vaya bien y mejor, que cada día estés más contento de ti mismo y de quien eres. Sé que tienes unas fantásticas cualidades, y que muchas de ellas aún las tienes por desarrollar, y te invito a que lo hagas, a que creas en Dios, que cree en ti, y hagas salir de ti mismo muchas más cosas buenas de las que ya han visto la luz, y muchas han sido reconocidas.

Pretendo que nuestra amistad sea para siempre, y procuro y procuraré darte lo mejor de mí mismo, como hizo Cristo.

Te agradezco que me quieras siendo sacerdote, como soy, y que me pidas ayuda siempre que la necesites; y sabes que en mi oración al Padre, a Dios, siempre en ella le hablo de ti. Sé que lo sabes, pero te lo digo, porque para mí es una alegría ser sacerdote y sentir que tú me quieres así como soy.

La confianza que nos tenemos, es algo bueno, porque hace que nos comprendamos más y mejor.

Todo lo que sentimos el uno para el otro, es pura Gracia de Dios, es como vivir la Comunión de los Santos; es un regalo especial que sólo se entrega por la Caridad.

Amigo-a, en esta carta número cien, ¡qué bien!, seguimos con la amistad, y tendremos un futuro fantástico, porque en este presente ya lo estamos disfrutando tanto.

Aquí me tienes, aquí estoy, para miles de cartas más que tengo pensadas escribirte, y descubrirte la fe, la esperanza y la caridad.

¡Amigos para siempre!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

101 Carta /A ti, que luchas con tus problemas

Domingo, 28 de octubre de 2.012

A ti, que luchas con tus problemas:

¡¡Haces bien!! Los problemas son realmente tus enemigos, ¡no las personas!; ellas, aunque son motivo de problemas, a veces te crean problemas porque están luchando con sus propios problemas. No veas a los demás como enemigos, aunque se muestren y demuestren como enemigos. Por eso Cristo dijo que amárais a los enemigos, porque ellos, tantas veces, son enemigos vuestros por sus problemas. Pensemos en Herodes, el que concedió la cabeza de Juan Bautista a la hija de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, y que convivía sexualmente con él, con Herodes. Juan Bautista, era el problema de Herodías, porque hacía dudar, con sus santas palabras, a Herodes; y de hacerle éste caso, ella, Herodías, sería abandonada por Herodes, y ya no podía volver con su esposo Filipo; y ¿qué sería de ella?, ¿de su hija?… Este problema que ella tenía, a su manera lo solucionó, pidiendo a su hija que pidiera a Herodes que cortara la cabeza de Juan Bautista. Y Juan, fue muerto para solucionar el problema de Herodías, que era, para ella, cuestión de vida o muerte; eso pensaba. No sabemos lo que pasó con esa pobre mujer, después de que se le pasara la embriaguez y la excitación, por el baile, a Herodes; porque sí que sabemos que, cuando le hablaron de Jesús a Herodes, de los prodigios que obraba, él, Herodes, dijo que si era Juan el Bautista, resucitado. ¿Solucionó realmente su problema Herodías, al conseguir la muerte de Juan el Bautista?; no, seguro que no. Pero hoy, lo que quiero hacerte ver, amigo, amiga, es que los problemas son los enemigos, estas situaciones y circunstancias, y no las personas. Porque Dios hizo todas las cosas bien, y creó al ser humano, a la persona, y lo puso a vivir en el Paraíso; allí no había problemas; es en este mundo, donde existen los problemas, y ya Dios mismo, solucionó el más importante, ¡la muerte!. Ya no tienes porqué temerle a la muerte; la muerte ya no es un problema desde que vino Jesús, Dios mismo, como Dios Hijo, al mundo; YA NO HAY EL PROBLEMA DE LA MUERTE. Ahora hay esperanza para todos; repito, PARA TODOS, para los que ya murieron, y los que viven; sí, hay esperanza por esa persona querida que murió, que pasó a mejor vida, si su fe le llevó a aceptar a Dios. Las personas que sufren mucho antes de morir, que sufren en su cuerpo, esas personas, cuando se encuentran cara a cara con Cristo, muchas lo reconocen como al que es: Dios, y se apoyan en Él, y Dios les concede la Gracia del perdón, por su fe. ¡Bendita es la fe!

Como te estoy comentando, amigo, amiga, el problema de tu vida, porque tú vives para vivir siempre, eternamente, pues, déjame decirte que este problema está solucionado, que tu fe y las obras de la misma, hacen que Dios te lleve al Cielo; quizás a muchos, pasando primero, antes, por el Purgatorio, eso sí, pero uno puede salvarse, incluso en el último momento de vida, porque Dios no murió en vano; Dios, Jesús, si llegó a la muerte por ti, hará lo imposible para ti para que te salves; y recuerda que tienes un Ángel de la Guarda, ser con poder igual que los demonios; pero ellos, los Ángeles de Dios, en positivo, en bondad, en la verdad; los demonios, en la mentira, en el error, en la oscuridad. La luz es el día de Gloria, la oscuridad son las tinieblas del Infierno. Si ese ángel que sigues, vive en la oscuridad, es un demonio; si vive en la Luz, es un Ángel de Dios. Esas fiestas de noche, de oscuridad, de disfrazarse de lo que no eres, ese error, eso es del demonio; el Ángel de Luz hace siempre buenas obras, ¡a pleno sol!. No caigas en la tentación, de moda, de creer que los ángeles quieren fiestas paganas, en la oscuridad y en el fuego. ¡El sol! da vida a las plantas y a las personas; y la oscuridad de la noche es para descansar, para dormir; eso es lo natural. Porque, muchos, dicen querer una vida natural, comen lo natural, y luego creen lo artificial, lo falso; siguen a los que salen por la noche, y no a la luz natural del sol; ¿cómo se puede vivir y crecer a la luz de las llamas?, lo natural es vivir al sol.

Todo lo que uno hace o dice, si no es digno de que los demás lo vean, lo oigan, es que no es digno de hacerse, de oírse. Todos formáis parte de Dios, porque es Él, y sólo Él, Dios, quién os creó. Nadie ha oído jamás, que el demonio hiciera un ser humano; más bien, el demonio persigue al ser humano, y ¿por qué?… En cambio, el Ángel de la Guarda, el Ángel de Dios, no persigue al ser humano, sino que lo guarda, lo cuida, como tú tendrías que guardar y cuidar de tu familia, de tus amigos, de tus vecinos, compañeros de trabajo, de toda persona con la que te encuentres en este mundo en un momento determinado, porque los hombres, entre vosotros, no sois el problema; el problema son otras causas, son las obras o cosas que pensáis o hacéis o decís, pero, unos con otros, sois hermanos, hijos del mismo Padre, Dios. Si pudiérais entender esto, no veríais al otro como a un enemigo, sino como a parte de la solución que necesitas a tu problema, no como parte del problema. El problema de Herodías, es que no hacía lo correcto, lo bueno, sino que iba contra natura, contra lo natural, que es estarse con el esposo, vivir con él, hacerle la vida agradable a él, que su hija bailara para él y no para otro, ¡y menos su hermano!, hermano del esposo. ¡No te cases, si no estás segura-o de ser fiel, por y para siempre, al que dices querer!. No es obligación casarte; es obligación, que hagas, libremente, lo que quieras hacer; y eres una persona RACIONAL, puedes pensar, y puedes decidir; debes decidir lo mejor para ti, pero no para hoy, sino para mañana y dentro de 10, 15, 20, 40, 60 años. Dime, ¿te ves viviendo 60 años con esta persona?; imagínatelo: los dos viejos, sin sexo, y compartiendo la misma vida; ¿podrías?… No te engañes, porque luego creas problemas y lloras, y pides consejo a otros, y quieres ¡CORTAR CABEZAS!

Los problemas no se solucionan, ¡jamás!, cortando cabezas; los problemas se solucionan, primero, aceptándolos, y mirando las circunstancias, y no las personas. Sí, puede hacerse, ¡claro que sí!; es hacer el bien sin mirar a quién, es orar a Dios, en nombre de Jesús y por intercesión de la Virgen María, San José, los Santos y los Ángeles de Dios, para que Dios en unidad, te ayude a solucionar tus problemas; y, ¡Dios!, ¡cuántos problemas se solucionan solos!, sí, muchos; y así deben solucionarse la mayoría de ellos: sólo haciendo el bien, viviendo tu vida, continuando con tu vida, haciendo el bien y lo correcto, ¡siendo bueno! y cumpliendo con todos y cada uno de los 10 Mandamientos de la Ley de Dios. Tú no sabes el poder de la Ley. De ese poder, te hablaré la próxima semana. Porque toda ley, tanto la civil, como la de Dios, tiene el poder de solucionar TODOS LOS PROBLEMAS.

Esta semana, sé bueno, haz el bien, cumple a rajatabla todos los mandamientos de la Ley de Dios; y veras, comprobarás, cuántos problemas se te van a solucionar, pero ya, ¡ya!

Recibe un abrazo de este sacerdote que os comprende a todos, a ti y al que dices que es causa de tu problema, y que también cree que otro es causa de su problema; y, el problema está en la Ley, en cumplir la Ley de Dios. Cumple con ella, y no tendrás problemas, sólo sufrimientos; que esto es otra cosa muy distinta. Ya hablaremos, amigo, amiga.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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102 bis Carta /A ti, que sufres mucho por la droga que otros consumen

Domingo, 4 de noviembre de 2.012

A ti, que sufres mucho por la droga que otros consumen:

“Estimado Padre, me consuela con su carta que los problemas son nuestros enemigos, me siento terriblemente triste, mi matrimonio está siendo destruido por la adicción de mi esposo, él ya no es el mismo, he luchado mucho por mantener a flote mi hogar, pero ya él está muy mal, su mente ya no tiene un adecuado razonamiento, y de verdad le tengo miedo, se fue por dos meses, y le pedí que regresara a casa y como se sentía enfermo regreso, mi director espiritual un sacerdote muy santo y sabio me reprendió por mi debilidad de regresar con mi esposo, sin que el cumpliera las condiciones de tratarse de verdad la adicción a la cocaína, pero creo que ya es tarde, ya su salud está muy mal, y principalmente su salud mental, quizá no alcance a leer esta carta, pero le pido sus oraciones por mi propia paz, y por mi hogar, este 16 de octubre cumplimos 30 años de casados, y la pasamos junto, teniendo la esperanza de que todo mejoraría, se que Dios nunca me dejara, en el confió, pero estoy triste, espero en su misericordia, y oro con toda mi alma por la salvación de su alma, pues yo le amo mucho, y pensé que envejeceríamos juntos, ojala sea así, gracias por sus cartas.”

Amada en Cristo, te comprendo, comprendo tu bondad y la necesidad de ayudar a tu esposo, porque el sacramento matrimonial os unió, y tú lo sabes bien y lo tienes presente; eres un alma grande en tu necesidad de perfeccionar tu vida, de vivir tu ideal. Te digo y te diré siempre, que Dios es Dios y todo lo puede, y Él necesita de personas como tú, que sufren por los demás y por ti misma también, porque sabes bien que el matrimonio es ayuda mutua. Comprendo también que el sacerdote tenga miedo por ti, porque personas como tu esposo, que se drogan y pierden el sentido humano, por la droga, son peligrosas; rezo por ti, hija buena, para que Dios te proteja de todo mal y puedas hacer todo el bien que sé que puedes. Yo tengo confianza en ti, sé que puedes, con la ayuda de Dios y de la Santísima Virgen María, sacar lo mejor de ti para darlo a quien tanto te hace sufrir. ¿Quién dijo que era fácil la vida? Haz una novena a la Virgen Dolorosa, para que tu esposo quiera y se deje ayudar en su enfermedad por culpa de la adicción a la cocaína. La Virgen te ayudará, ya lo verás. Ayudar a tu esposo, no es que viva contigo, sino el que lo atiendas, principalmente espiritualmente, y eso puedes hacerlo rezando mucho por él, acudiendo a la Santa Misa diaria, para que tu comunión con Dios te haga fuerte en tus necesidades de atender a tu esposo. Ten tu interés y deseo ferviente en tus oraciones y acciones y palabras, de que tu esposo acuda a un centro especializado para recuperarse. Pon todas tus ganas en esto, porque ahora necesita, más que nada, de la ayuda de profesionales para sacarlo de esta gran adicción que padece; lo que más necesita tu esposo, más que de ti, necesita de la ayuda y la asistencia médica. Que en estos momentos, todo tu interés sea conseguir esto; y con la ayuda de Dios, lo podrás conseguir, porque Dios quiere ayudar a todos, como siempre lo hizo en este mundo; cuando estuvo aquí, a todos sanó, sea a los que iban a Él personalmente, sea a los que otros pedían por otros. Ten fe y no pierdas de vista lo más importante en estos momentos, que es el que él se cure, se ponga en tratamiento.

Yo te bendigo en nombre de Cristo.

Ten fe en la Virgen de los Dolores. 
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Con afecto sincero.

 P. Jesús

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102 Carta /A ti, que te falta esperanza

Domingo, 4 de noviembre de 2.012

A ti, que te falta esperanza:

Amiga, a ti que dices que te falta fe, y yo digo que te falta esperanza.

Me dices:

“Padre Jesús, yo amo a Dios infinitamente, tengo fe y trato día a día de ser mejor, pero tengo tanta tristeza en mi alma, y temores, un día escuche a otro padre en su predica y decía: «EL QUE TIENE FE Y VIVE EN CRISTO,VA POR LA VIDA ALEGRE Y SIN TEMORES». Esto me hizo cuestionarme mi fe, es que entonces que mi fe no lo suficiente verdadera y por eso vivo con tanto pesar en mi alma. Pero Dios que puede ver todo lo que hay en mi sabe que lo amo, tengo miedo Padre Jesús, por favor le ruego que ore por mi tormento espiritual, y espero su consejo, bendición.”

Y yo te digo, ¡tienes fe!, sabes que la fe católica es la verdadera, ¡la única!; sabes que Dios te Ama tanto, ¡tanto!, que te quiere santa, porque así y sólo así, podéis estar unidos ya en este mundo imperfecto, donde algunas personas, por las circunstancias, te han hecho cogerle miedo a la vida; pero este miedo, no es por falta de fe, no hija mía, querida por Dios, sino que es por falta de esperanza; tienes poca esperanza en las personas, en la vida; es tu confianza la que te hace sufrir, esta falta de confianza en los demás, que se la han ganado a pulso; sabes bien que la gente no siempre actúa bien, y cuando actúa mal, entonces, ocurre esto que te pasa, que pierdes la confianza en los demás, que pierdes la esperanza, y no la fe; la fe la tienes intacta, incluso más y mejor es cada día tu fe, pero eres consciente de que los dolores que hay en el mundo, son, tantas veces, por las personas que no hacen lo que tendrían que hacer, que es amar a Dios sobre todas las cosas y personas. Amiga querida por Dios, acepta que tienes fe pero te falta esperanza. Es todo lo que tienes, alma consagrada, pero te comprendo y Dios te comprende, porque hay gente que se ha ocupado de hacerte perder la esperanza en ellos, y no la fe en Dios, porque tu fe es grande, como grande es tu corazón, lleno todo él del amor que sientes por Dios. Estate tranquila y ten paz, porque no pasa nada entre tu relación con Dios y tú, sino que, lógicamente, por circunstancias de la vida, has perdido la esperanza en que en esta vida puedas ser plenamente feliz; y esto, precisamente esto, ES LA FE, porque así es; en este mundo, no hay esperanza de dicha plena, de felicidad completa, sino que la fe enseña y dice que los bienaventurados son los que sufren aquí, como tú sufres, por tu fe. Ves, tú tienes fe, hija de Dios y de la Virgen María. ¡Claro que tienes fe!, tu mismo miedo testifica tu fe. ¡¡¡Tú tienes fe!!!

A veces no se entienden bien-bien las palabras de los santos sacerdotes, porque hablan pensando que los comprendéis, y dicen, sin querer, cosas que os pueden apartar de la fe. Yo te digo, alma bendita, que tienes fe, pero te falta esperanza en los acontecimientos de la vida, porque es que además, lo real, es vivir en la vida, vivir aquí y ahora; esta es la esperanza que no tienes, y no es lo mismo que la esperanza teologal, porque sé que en Dios sí que esperas, pero sabes que Dios deja a todos libres, que así es de fe, y muchos deciden utilizar su falta de fe yendo contra los que tienen fe, y algunos de estos, son incluso bautizados, y de ir a Misa; pero es que en este mundo, el demonio ataca a todos, y a muchos les falta tiempo de meditación, de reflexionar en lo que hacen, en lo que dicen, en lo que piensan. Tú, amiga mía y de Dios Hijo, el Cristo, que tanto te Ama, y lo sabes bien, ¡lo sé!, meditas, reflexionas, piensas; ¿y por qué crees que lo haces, bendita alma de Dios?, porque te han dañado; y el dolor experimentado, te hace preguntarte el porqué hacen esto contigo; y así empezaste a pensar, a meditar, porque todo es bueno para la fe.

Sé que me has comprendido y que se ha ido de ti la tristeza, porque es cierto, es verdad, tú tienes fe, esperanza y caridad. Sólo te falta esta esperanza en los demás, que es tenerles confianza; y no puedes, porque sabes que no siempre hacen todos el bien y lo bueno. ¡Tranquila!, sólo es esto; nada más que esto; por lo demás, vas bien, sé que eres una mujer de gran fe, esperanza y caridad. Confía en Dios y sufre por los que, no confiando en Él, van a la suya y hacen daño a tantos, por su falta de fe, por su desesperación de arreglar sus propios problemas; compréndelos, ellos no tienen tu fe, aunque algunos digan y parezca que la viven; la fe es amar a Dios sobre todas las cosas y personas y hacer el bien, siempre el bien A TODOS, sin preocuparte de que los malos tengan tu bien, es más, ¡mejor para ellos recibir tu bien que tu mal, ¿no?!, sí.

Y os dije en la carta anterior, que os hablaría hoy sobre el poder de la Ley, pero lo hablaré el domingo que viene; ya que sé que muchos pensáis como esta buena amiga que me ha escrito y a la que le he contestado en esta carta de hoy, sí, sé que muchos pensáis que no tenéis fe porque os falla, con causa, el tener esperanza en los demás, el tener confianza con algunos que os dan su mal en vez de su bien, como vosotros hacéis y debéis seguir haciendo. ¡Nada de venganzas!, ¿para qué?, para que otros se venguen de vosotros y esas venganzas que hacéis para vengaros de los que os dañan; y quizás lo hacen por alguna venganza contra vosotros, sobre algo que quizás no hicísteis adrede, que a lo mejor no recordáis… Te deseo a ti y a todos, PAZ, la paz de Dios; y Jesús no estuvo pendiente de estas cosas, sino que estuvo pendiente siempre de obedecer a Dios. Y es a Cristo a quien seguís, es en Cristo en quien tenéis fe; y Él, Cristo, ya te llama amigo, y te cuenta como a un servidor de la fe, que es vivir amando a Dios sobre todas las cosas y personas, sobre tu fe.

A ti que dudas de tu fe, te digo que tienes fe, sólo te pasa que te falta esperanza en los demás, mejor dicho, te falta confianza en los demás; no te fías de que obren bien y haciendo el bien siempre, y te duele y sufres y tienes miedo; ¡normal!; sólo es esto, y no tiene nada que ver con Dios; lo que tiene que ver con Dios, es tu fe; y tú crees en Dios, tienes fe, sabes que puede ayudarte en todo; y fíjate, te ayuda dejando que los demás sean como quieren ser, y siendo así te dañen, y tengas tú que pensar en el sentido de la vida, y viendo que no siempre hacen el bien y lo bueno, te unas más a Dios. ¡Esto es fantástico!, ¿ves? 

Ay amigo-a, a ti que me lees, te lo digo, te conozco bien; tienes fe, mucha fe, pero los problemas de la vida, esa lucha constante para no caer, para no pecar y perdonar a los que caen y pecan, te hace pensar que no tienes fe. Pero, te lo digo una vez más, TIENES FE, pero eres realista, lo sé. Y hay que ser realistas y a la vez tener fe. Se puede. Se sufre, pero ya los que siguen a Jesús, saben que tienen que cargar con su cruz y con la alegría interior de saber que tienen fe, esa fe que les hace ser buenos y mejores, que les dice que Jesús es Dios, y lo imitan y creen en su salvación, y esperan ir al Cielo; esos son santos, tú eres santo, por la gracia de Dios y en las condiciones humanas de imperfección, porque Dios hace y hará de ti, y contigo, una persona santa. Vive, tienes vida por delante, tienes tiempo y ganas de demostrarle a Dios cuánto lo amas; y lo haces, protegiéndote de los que quieren dañarte, y dándoles a ellos y a todos el bien, todo el bien que puedes hacer, y puedes mucho, porque Dios está contigo por tu fe, por recibirlo con los sacramentos.

Ánimo, vas bien, vas bien… sigue, sigue.

Con afecto sincero.

P. Jesús
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103 Carta /A ti, que cumples la Ley

Domingo, 11 de noviembre de 2.012

A ti, que cumples la Ley:

Hoy sí, hoy os hablaré de las ventajas de saber la ley, la Ley de Dios y la ley civil. Y no hay, en los países democráticos, ninguna ley que te impida respetar la vida, ¡ninguna! Y aunque en muchos países, dicen sus leyes que, en algunos casos o en todos los casos, se puede abortar, ¡no hay ninguna ley que te impida tener hijos! Entonces, los que abortan es porque quieren, porque el Estado les permite tener hijos, pueden tener hijos, pueden dar vida a uno, dos, diez, quince hijos, si la madre quiere y el padre también; pero parece que sólo se sabe que se puede abortar. Pues enteraos de una vez, también podéis ser padres de familia y, si queréis, familia numerosa, e incluso súper numerosa. Entonces, ¿por qué no tenéis hijos?; ¿quién os lo impide?, ¿la ley civil?, NO.

Se puede, se puede, en un país democrático, ser católico practicante; pero hay tantos católicos pendientes de los que abortan, escandalizados por tal crimen, y ¿tienen hijos los católicos?, ¿en qué pueden dar buen ejemplo a los abortistas?; ¿se divorcian los católicos?, ¿son adúlteros los católicos?… ¿trabajan bien los católicos?, ¿quieren prosperar en su trabajo, trabajando, los católicos?…

Los católicos tienen las leyes civiles a su favor, en los países democráticos, y tienen la Ley de Dios para cumplir.

No mires tanto la viga en el ojo de tu hermano, cuando tú también cometes pecados.

¡Claro que hay que ir contra el aborto!, dando ejemplo de vida, de que los matrimonios católicos aman a sus hijos, amándose los esposos y trabajando para construir un hogar maravilloso, de esos que uno dice: hogar, dulce hogar.

Quien cumple con la Ley de Dios, tendrá alegrías, ya en esta vida; porque la ley protege, tanto la ley civil, como la Ley de Dios, que es la natural.

Ya no escribo más hoy, porque ha quedado claro, y lo habéis entendido todos.

Con afecto sincero.

P. Jesús
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104 Carta /A ti, que sabes quién es Dios

Domingo, 18 de noviembre de 2.012

A ti, que sabes quién es Dios:

Hay gente que lo dice mal, otros bien, y tú eres de los que sabes bien quién es Dios. Dios es Dios Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Dios es tres personas distintas en un sólo Dios, Trinitario y Uno.

La fe, bendita fe, te hace rezar a Dios Padre, y a Dios Hijo, y a Dios Espíritu Santo. Y cuando dices “Dios”, ¿a quién pides compasión, ayuda, misericordia, protección, SALVACIÓN?; a Dios, que es indisoluble y a la vez es tres Personas distintas, y todas en Una.

La salvación viene de Dios, y Dios Hijo fue muerto por los hombres, dejándose matar por obedecer a Dios Padre, y fue en busca de Dios Espíritu Santo para consolaros, para que, por la Gracia, pudieran, los santos, recibir plenamente el Amor de Dios, en Santa Unidad de Paz y Alegría.

Dios es Amor, Paz y Alegría.

Dios es un Dios alegre. ¡Mira la naturaleza, cómo muestra su alegría en los colores, en las formas!; eso te entra en el corazón y te pone alegre.

El que esté triste, que vaya a la naturaleza y la mire; y si no puede ir, que la mire desde donde esté, sea en vivo, por Internet, o en libros.

Los hombres no están en este mundo para vivir en jaulas, están aquí para salir de sus casas y pertenecer a la tierra.

Todos estos que salen de noche y se encierran en edificios, donde a la oscuridad se la despierta con una bombilla, todos estos están tristes; aunque gasten dinero, no tienen la alegría de pisar y vivir la naturaleza. Os deseo, oh hijos míos, a todos, que viváis en plena naturaleza, que disfrutéis de ella, que os alegréis con ella, porque la naturaleza trae alegría a tu vida, la alegría de la vida, de nacer, de vivir y dar lo mejor de cada especie.

Quien trabaje de sol a sol y se canse con el calor o el frío, descansará feliz por la noche, porque los campos, los prados, bosques y jardines, traerán paz a su templo, el cuerpo.

La paz es el más preciado tesoro para quien es sabio, y la paz está en las cosas que Dios creó; ¿y no creó Dios la bella naturaleza?, sí.

Si necesitas de paz, visita el campo, descansa en la hierba, y mira circular el agua de una fuente.

Si necesitas alegría, observa las flores, las plantas, y abraza a los árboles; la fuerza de su savia te dará alegría, porque Dios es un Dios alegre, todo lo hizo con gracia y belleza, ¡también a ti!

Disfruta de los buenos amigos, de los padres adoptivos, de los hijos nacidos del corazón; porque hay amor en este mundo, y con todo este amor que hay, ¡el mundo es tuyo!; no desees nada más que contener en tu interior la belleza que Dios regala a todos con la creación de su naturaleza.

Ama y siente la fuerza de Dios Uno y Trino, que decide y hace, y todo es lo que ves y más; lo que no ves, lo verás cuando, lo que sientas, sea paz, amor y alegría.

La paz podría ser por tu fe, la alegría por la esperanza, y el amor por la caridad. ¿Ves como todo está escrito por Dios?, sí.

Un afectuoso abrazo a los sabios.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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105 Carta /A ti, que recibes mi sonrisa de afecto sincero

Domingo, 25 de noviembre de 2.012

A ti, que recibes mi sonrisa de afecto sincero:

Amigo, amiga, hoy sonrío para ti, por ti, porque estoy contento, muy contento de ti, de nuestra amistad sana y santa, amistad incondicional y muy del elemento espiritual, pero no menos verdadera que la amistad de los que se ven personalmente; porque somos alma y cuerpo, y el cuerpo sin la eficacia del alma, muere; y el alma vive siempre, como siempre va a vivir nuestra amistad incondicional.

Rezamos el uno por el otro, y esto es bueno, muy bueno, es santo. Es lo que Dios quiere de ti y de mí, que vivamos la gracia eficaz de la comunión de los santos.

También hablamos el uno con el otro, tú leyéndome, y yo escribiéndote; a veces, me escribes tú también; otras veces, en mis cartas y comentarios del Evangelio, de la Sagrada Biblia, del Catecismo, en mis consejos diarios, parece que sin tú decirme nada, te he oído, y esto es la gracia de la comunión de los santos, de la filiación divina, que Dios hace que todo sea para bien tuyo. Yo soy un bien para ti, porque te hago el bien, y hago bien en escribirte y en gozarme de tu amistad santa y eficaz, que me hace ser feliz de vivir, de pasar todas las pruebas que he pasado, y que tú estás pasando, y te animo a afrontarlas, y con ellas, hacer tu destino, a la medida de tus deseos, de tu realidad, que puedes dirigir desde ti mismo, desde la belleza de un corazón contrito; por la decepción que sientes, sea por ti o por otros; pero, ¡álzate!, que es algo grande ser amigo del que es amigo.

Yo soy tu amigo, y un amigo que no te abandona, aunque a veces la tentación ha podido contigo y has caído. Yo siempre estoy a tu lado, ¡siempre!, por eso soy sacerdote, porque el buen sacerdote no abandona a nadie, como tampoco nadie abandona a sus amigos, aunque ellos estén caídos en sus malas tentaciones; el amigo, el sacerdote, reza siempre por ti y confía en ti, en que puedes sacar lo mejor de ti mismo, en que puedes recibir, siempre que quieras, la gracia del perdón, que te ofrece y te llega por Dios mismo, con la condición esencial de que vayas primero a confesarte con un corazón contrito.

No voy a dejarte porque sufras.

No voy a abandonarte porque no me hables.

Voy a seguir fiel a ti, porque nuestra amistad es algo más que palabras; somos amigos del alma.

Aquí y ahora, no tengo la capacidad humana de poder ir a ti y abrazarte físicamente y que sientas la fuerza corporal de mi abrazo, pero sí que puedo, como sacerdote que soy, bendecirte. Y puedo alegrarte la vida, siendo sacerdote las veinticuatro horas del día.

Saber que hay un sacerdote que se siente sacerdote siempre, que es como el padre que es padre siempre, y se levanta por las noches cuando algo te duele, y te acompaña en tus desvelos, y de día trabaja para ti, para hacer de tu mundo un lugar mejor, por mi trabajo y oración. Todo esto es válido a los ojos del buen Dios.

Sé que mi carta de hoy, entra de pleno en tu corazón como si vieras mi sonrisa, porque las palabras también tienen la capacidad de entregarte la sonrisa de quien te escribe.

Sé que necesitas esta sonrisa que te entrego; es para ti, para ti que me lees y sientes que te quiero, que mi amor es por ti, un amor sincero.

Recibe mis caricias y mis sonrisas, que son, las sonrisas, esas caricias que van a tu corazón y lo animan, y te hacen sentir que no estás solo, sino que Dios existe; porque cuando uno es bueno y te da su bondad, siempre, la bondad, es cosa de Dios a los demás, ¡siempre!

Cuando uno es bueno y hace el bien, es que Dios así lo hace con él; por eso te digo, y no te engaño, que conmigo viene Dios a ti.

Recibe de este sacerdote que te quiere, una sonrisa para ti.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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106 Carta /A ti, que no sólo has dejado el año 2.012

Domingo, 13 de enero de 2.013

A ti, que no sólo has dejado el año 2.012:

Alguno, no sólo ha dejado irse el año que ha pasado, sino que ha tenido que dejar pasar tantas cosas de la vida que quería, cosas y personas; a ti, hijo-a amado-a del Padre, que sepas que a Dios nunca tendrás que dejarlo, porque Él, Dios, nunca te dejará, y siempre te acercará personas y cosas que suplirán las que, con el año pasado, han pasado y no quieren quedarse a tu lado, sino que se van por propia voluntad. ¡Acéptalo!, y, ¡arriba!; ¡ánimo!, que Dios nunca falla; aunque puedes pensar, viendo en la situación en la que estás, que esto que te digo, no es cierto; pero ¡sigue viviendo!, y verás, amado de Dios, cuántas sorpresas agradables están a punto de felicitarte, de darte la bienvenida al salir a tu encuentro, por lo que te has preparado desde el vientre de tu madre.

Deja pasar el año pasado, y procura hacer planes buenos, algunos nuevos, y todos mejores, porque eres mejor, ya que la vida se vive para ser mejor cada día. ¡No vale retroceder, ni en santidad, ni para coger impulso!

Pon alegría en tu corazón, porque mientras hay vida, mientras tienes vida, todo puede ser, incluso lo inesperado. Dios sigue tocando los corazones para que, sin saber, caigas bien al que puede ayudarte; pero la gente no es tonta, y Dios toca al corazón, pero utiliza tus buenas obras y bellas palabras, palabras que a veces te cuesta dejar salir, sobre todo cuando uno ha sufrido tanto como tú.

En cada sufrimiento aceptado, sufrido, sin hacer daño a nadie, y que aún sin comprenderlo, en vez de pensar en el porqué piensas en el cuando, en cuándo llegará la compensación natural a tu caridad, porque todo da su equivalente, y la caridad entrega gracia; porque no puede uno tener caridad, si no vive en Gracia de Dios, y viviendo en Gracia de Dios, uno atrae el mismo elemento en el que vive, es decir, Gracia sobre Gracia. Que así se le entregó a la Virgen María la dicha de tener al Niño Dios, salido de su vientre, en sus brazos, y poder besarlo y apretarlo junto a su corazón, y ¡cuántas peripecias tuvo que pasar por vivir esta realidad de la Gracia!, ¡tantas! Tú, como Ella, como San José, como todos los santos de todos los siglos, a ti también te ha tocado sufrir, y quiero que aprendas a comprender que no eres sólo tú el único que padece, el único que ha padecido en este mundo. ¡Tantos han sido!, incontables, como incontables son los que viven en el Cielo, después de pasar a mejor vida. Tú, que vives, que tienes larga vida, a ti te digo que no pierdas la esperanza, ni pierdas la Gracia, aunque hayas perdido más que el año 2012 que ya se ha ido. A ti, te espera la dicha, porque Dios siempre tiene la última palabra. Paz.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

107 Carta /A ti, que has llegado al Hogar a Comer

Domingo, 3 de febrero de 2.013

A ti, que has llegado al Hogar a Comer:

Me escribes amigo mío, tan querido, y me emociono. Me dices:

“Soy un hombre de 53 años, mi formación religiosa fue con madre que me llevaba a misa todos los viernes, porque el viernes no sé porque, pero cuando yo ya crecí, ya casi ni iba a misa, pero en 1986, tuvimos el primer hijo con esposa, y de ahí vimos la necesidad de comenzar ir a misa, y es hasta hoy en dic. 2012, que vamos a contraer matrimonio por la iglesia, pero estoy contento y un poco asustado, ya que no me he confesado, por el largo de 40 años, y no sé como comenzar a decir mis pecados que son muchos. Y no se la penitencia que me impondrá el padre. Pide su ayuda urgente…..”

El amor te llevó al Amor. Ahora necesitas que Dios te dé su Amor, y te lo dará, y lo sentirás en ti, después de una buena confesión. Acércate al confesonario, al confesor, como te has acercado a mí, hijo amado de Dios, y dile: “Ave María Purísima”, y el te responderá “Sin pecado concebida”; y luego le dices: “padre, he pecado… hace muchos años que no me he confesado, y pido su ayuda porque quiero hacerlo bien”. Y le cuentas todo lo que me has contado. Reza antes a tu Ángel de la Guarda para que te ayude a hacer una buena confesión, y hazla y regocíjate en la alegría de tu fe, porque recibirás el perdón de todos los pecados que te confieses, y quedarán borrados; cuando mueras, Dios no te los tendrá en cuenta, y ¡esto es una alegría que tienes que celebrar, yendo a Comulgar! Así que luego, te me vas a Misa, y a la hora de comulgar, con alegría, te pones en la fila, y abre bien tu boca, como has abierto tu corazón en la confesión, para recibir a Dios. Y Jesús entrará en ti, de la mano del sacerdote que te lo entrega, como entregó su vida a Dios para servirle y servirte de consuelo. No te preocupes por la penitencia, porque sea la que sea, tendrás la alegría de poder cumplirla en la tierra, y no pasarás por las tinieblas del Infierno, porque tus pecados mortales los has confesado y han quedado borrados, porque la muerte de Cristo y tu fe, y tu obra de fe al irte a confesar, te apartan de las tinieblas y vives en la luz. Tú, amigo mío tan querido, sigue leyéndome cada día en el Evangelio y en todo el material espiritual que doy a conocer a través de CatholicosOnline, y verás cómo la alegría, la felicidad, vivirá en ti y en tu esposa y en tu casa. La semana próxima hablaré de cómo debes tratar a la que será tu esposa ante Dios, y te enseñaré a ser feliz y a hacerla feliz, y así, los dos, felices, daréis testimonio de luz. Quiero que seas muy dichoso con tu mujer, quiero que ella te ame como Cristo ama a la Iglesia, y tú también quiero que la ames así a ella, a tu mujer. Quiero que vuestro corazón y vuestro rostro, estén llenos de la alegría de la fe, porque sois buenos, porque vais a dar testimonio de fe. ¡Ánimo!, que hay una felicidad que Dios quiere regalarte, por saber y querer hacer las cosas como Dios manda.

Un abrazo muy grande para ti, y mi bendición para los dos, tú y tu mujer.

Gracias por escribirme. Acuérdate de que la próxima semana volveré a escribirte. ¡Te espero, amigo mío!. Oh, cuánto te quiero. Por eso soy sacerdote, para querer a los que Dios quiere.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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108 Carta /A ti, que vas a casarte por la Iglesia

Domingo, 17 de febrero de 2.013

A ti, que vas a casarte por la Iglesia:

Amigo, la semana pasada te comenté que te hablaría, esta semana, de cómo debes tratar a la que será tu esposa ante Dios. Y pon atención porque estoy dispuesto, a punto, ¡ahora empiezo!:

La que será tu esposa, esta Eva, que tú siendo otro Adán, Dios bendecirá en los dos esta unión familiar, dejando la soledad para uniros en lo que es una familia, porque es más que una entrega de uno al otro, además de esto, de esta entrega de uno al otro, pues, como te digo, amigo, además formáis una familia. Es como si uno fuera la piedra y el otro el cemento, y unidos y juntos, viviendo en Gracia de Dios, vais a construir este mundo dentro del mundo que se llama FAMILIA.

Una familia es algo maravilloso, porque es, por el goce del amor, que se forma la gozosa familia: padres e hijos, hermanos y esposos.

Dice el diccionario sobre la palabra familia, lo siguiente:

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

familia

  1. f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas o en lugares diferentes, y especialmente el formado por el matrimonio y los hijos:
    voy a ver a la familia.
  2. Descendencia, prole:
    van a tener familia.

Dice el diccionario, como segunda definición sobre la palabra familia: Descendencia, prole. Así que vemos que para que haya una familia, tiene que haber descendencia y prole. Porque dice la primera definición, que la familia es un grupo de personas, y un grupo son más que dos, porque dos son un par o una pareja, pero no son familia; para que dos que contraen matrimonio sean familia, tienen que tener hijos, sinó no son familia, son pareja, son matrimonio, son hombre y mujer casados, pero familia, la familia se hace con el tiempo, después de contraer matrimonio, y si Dios permite el nacimiento de los hijos. Porque hay matrimonios que no pueden tener hijos, y por esto no tienen familia, aunque sí que son matrimonio, pero una familia es un grupo. Si adoptan hijos entonces forman un grupo y son familia, por adoptar a hijos, por decidir libremente tener hijos, de los dos por la voluntad mutua de hacer familia, de tener prole: hijos.

Esposo, tú que serás esposo, desde el día de la boda y por lo tanto libremente te atarás para siempre y en fidelidad a tu esposa, que libremente has elegido entre todas las demás, y ella, también te eligió entre todos los demás, entonces, unidos edificaréis el hogar, esa construcción que necesita de los dos para mantenerse en pie, y la voluntad firme tiene mucho que ver, como tiene que ver también la comprensión mutua y la ayuda que uno al otro tendrá que dar para mantener la edificación del hogar, este hogar que libremente, en el día de la boda, dais promesa, uno al otro, de quereros para siempre, de amaros hasta que la muerte os separe. Os tenéis que querer, querer estar uno con el otro, vivir juntos y amaros en esta amor que es entrega sexual, física y que es la de querer hacer feliz al otro, en todas las cosas que razonablemente cada quién le agraden más y sean lícitas, sanas, santas, naturales y morales.

Tú, esposo, cuando tengas en tus brazos a la esposa, cuando ya el matrimonio sea real, y pases a la consumación del trato, de la promesa de entrega, entonces, ámala, ama a tu buena esposa por tu promesa, promesa que has hecho, y ella te ha hecho, porque ha querido; y este es un compromiso de por vida. Como tú fuiste el que le pidió la unión, esta boda, entonces recuerda siempre, que tú eres y tienes que ser el primero en darte a ella, en amarla, en seducirla y cuidarla, y ella, tu esposa, seguirá amándote siempre, si tú la amas y se lo demuestras y se lo dices y le sigues pidiendo, como le pediste, que te corresponda. Y ella, que dijo que sí, por eso hay boda, seguirá ella y por ella habiendo un hogar y una familia. Porque ella, la mujer es la que trae los hijos al mundo, los hijos de los dos, pero ella los lleva, lleva al hijo en sus entrañas y lo ama antes de haberlo visto, lo siente y lo cuida, antes de saber cuál es su rostro. Dios no quiso que los hijos fueran de uno sólo, Dios quiso que la continuidad de la especie fuera por el amor de hombre y mujer, porque cuando los hijos se van, quedan los esposos; queda la base de la familia, y la familia sigue con los hijos; aunque ellos hayan hecho su propia familia, los hijos siguen perteneciendo a la familia que los reunió, los unió en el amor de un hombre y una mujer que dijeron amarse libremente, fielmente y para siempre.

No olvides jamás tu promesa, y mantenla bajo el sello de tu honradez. Vendrán tiempos de todas clases, porque la naturaleza es pluralista, en ella todos pueden existir. Y tendrás malos tiempos, como de buenos, y esperando resistir a los malos y disfrutar de los buenos, sobre todo te pido, que no te quejes, porque tú has decidido contraer matrimonio con la mujer que ha accedido a ser tu mujer, a casarse contigo libremente y para siempre. Entonces estáis comprometidos y tenéis un futuro maravilloso, en el bien que podéis daros uno al otro. Digo que no te quejes, porque ya sabes quién es ella, la conoces, y así la has aceptado, entonces, ya conoces cómo es, por lo cual no te quejes de ella, ni de su familia, ni de la vida, porque la vida también ya la conoces; hay cosas buenas y no tan buenas, y hay cosas malas, también en ella, y sobre la familia de ella, de tu esposa, no te quejes, porque es cosa entre ellos y Dios; tú, dales siempre buen ejemplo y bendice a los padres de tu mujer, porque si has decidido que es la mejor para ti, entre todas las que hay, entonces es que la aceptas con lo que es y quien es, y es hija de sus padres, aunque fuere adoptada. Piensa hijo, que la queja te llevaría a la crítica, y la critica te llevaría a la calumnia, y la calumnia te quitaría la Gracia de Dios; y si te casas por la Iglesia, es que quieres una vida santa, perfecta, unido a la Iglesia, que tiene las llaves de Pedro, en el Papa, y que te puede abrir o cerrar el Cielo. No te casas por la Iglesia para irte al Infierno, sino que te casas para ser feliz, y sólo los felices van al Cielo, porque son los bienaventurados, porque son los que cumplen con los diez mandamientos de la Ley de Dios, y usan de los sacramentos, como usareis del sacramento matrimonial que os dará unas maravillosas condiciones espirituales para afrontar cualquier cosa que la vida os ponga como prueba, pero que si te quejas, si criticas y calumnias, debilitarás tu fuerza, la fuerza de la fe, que es el que cada quién persigue y busca la santidad, y si tú la buscas, tus suegros también, y todos estáis siendo probados mientras no morís, incluso tú y tu mujer; entonces, sé fuerte en la fe, y no te quejes esperando la perfección que no hay en este mundo. No critiques, porque tú haces bien unas cosas y otros hacen bien otras cosas, quizás esas que tú haces mal y tienes que perfeccionarte en ellas. Tú sé buen ejemplo de las cosas buenas que haces y tienes y acepta el buen ejemplo de los demás en sus virtudes, y orad unos por otros. No te olvides de tus padres, reza por ellos y dales el buen ejemplo que quisieras que te hubieran dado ellos.

Llega la boda, llega la felicidad, si realmente esa boda es un sacramento matrimonial. Algunos hacen teatro, otros pretenden engañar a Dios, y otros, unos insensatos, porque sin fe, van a la Iglesia a dar voto de lo que no creen. Tú, aprende tu fe, y que la que será tu buena esposa, que aprenda la fe. No es complicado, es cumplir con los mandamientos, usar de los sacramentos, vivir lo natural en la unión sexual, y dándoos siempre la felicidad en la caridad, os unáis en una vida de oración juntos, porque quien reza unido a otro, porque allí donde rezan dos, está Dios.

Voy terminando esta carta y me quedan cosas por decir, aunque las más importantes, ya han sido redactadas y escritas y las has leído.

Disfruta hijo mío de la fe.

Un abrazo para ti, y un cordial saludo para la que será tu mujer.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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