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Índice cronológico - 9. página

80 Carta / A ti, que quieres saber de qué va la libertad nuestra

Domingo, 26 de febrero de 2.012

A ti, que quieres saber de qué va la libertad nuestra:

Ante todo y sobre todo, te digo a ti, amigo, amiga, que esta libertad es exclusiva para cada uno, o sea, para que cada quien sea libre y haga el bien que pueda, ¡cuánto más, mejor!

Alguna gente se esfuerza, y se esfuerza mucho, para tener control sobre otros, los persigue, los cerca, y a veces, incluso, lo hace en nombre de Dios. ¿De qué Dios?, porque al Dios, Jesús, que debemos imitar, era un pacifista, y esa paz produce la guerra en uno mismo, si quiere seguirlo, ¡y no en los demás! A los demás hay que informar, con obras y de palabra, para que conozcan a Dios, para que sepan el Evangelio y se sientan amados, ¡tan queridos, como son por Cristo!, ¡el Mesías!

A todos estos, que en nombre de la libertad, se hacen dictadores en la vida de los demás, ¡aunque sea en nombre de la fe!, les espera el Infierno eterno, si no cambian de actitud y van a confesarse, arrepentidos de sus pecados.

O sea, que la libertad es nuestra, ¡de cada uno!

Sí, que tienes que protegerte del mal uso de la libertad de los demás, y con tu ejemplo, y si puedes, con palabras, debes exponer y dar a conocer la libertad de la que Dios habla, ¡la de hacer el bien a todos!, porque Dios, pasó por este mundo HACIENDO EL BIEN A TODOS.

Esas tonterías que a veces se oyen, de querer ir hasta las puertas del Infierno, con tal de convertir un alma, ¡son necedades de falta de fe!, porque la oración mueve a Dios, que entra en los corazones más duros y fríos; Dios, de necesitar algo, sólo necesita que le pidas, por eso te dice una y otra vez: “¿Qué quieres de mí?”

¡Ya está bien de juzgar y sentenciar!, porque perseguir y coaccionar a quien cree alguno que el otro hace mal, y puede que lo haga, ¡y puede que no!, eso corresponde a la acción civil del Estado, por eso hay las leyes humanas, como hay las leyes divinas para que tú, ¡tú cumplas con ellas y des buen ejemplo!

Tú, atrévete a hacer examen de conciencia, ¡atrévete!

Conócete a ti mismo a la luz de confrontar con tu vida los diez mandamientos de la Ley de Dios.

¡Ojo!, que a los hijos hay que exigirles obediencia, y en un hogar hay que vivir la realidad de que es una iglesia doméstica, donde el padre tiene la última palabra, si está de acuerdo con la de Dios, y la madre, ayuda en todo a la santidad de todos y la suya propia. Que quede claro que el hogar es una iglesia familiar, si los esposos se han casado en santo matrimonio canónico, sujeto a las leyes del derecho canónico, de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

¡Nada malo puede estar en la Iglesia Católica!, nada malo hecho o dicho con voluntad y prevaricación, así que tenlo claro, ¡tienes de saber de qué va tu fe!, deberías leer la Sagrada Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica y el Derecho Canónico, ¡estos tres libros te son esenciales!; y rigurosamente solicito de tí que los tengas a mano y los leas, porque saber leyes divinas, te ayudará a vivir la libertad, a disfrutar de tu fe, y a sentirte unido a la voluntad Divina de ser parte de la Iglesia universal, ¡la Suya!, la Católica, Apostólica y Romana.

No sé si lo sabes, pero deberías saberlo, que se te podría juzgar bajo la ley canónica, si tu conducta no fuera ejemplar, si con ella dañaras a los demás; pero esto también, es como algunas cosas que pocos saben, y menos cumplen, porque hay reglamentos internos para los miembros de la Iglesia Católica, que como Gobierno de las almas, ayuda con ellos, a ganarse el Cielo Eterno.

¡Y cuántos se saltan lo elemental con la excusa de evangelizar!, y lo que hacen es perseguir al pecador hasta hacerlo rendirse a sus pies y unirlo a la Iglesia, ¡no por fe!, sino por estadísticas del grupo o movimiento católico al que pertenece, porque, ¡cuantos más, mejor! Y así no son las cosas, así no las dispuso Jesús, Dios, ¡Él dio la libertad a todos y les entraba por la razón, en la comprensión de sus parábolas! Les mostraba con sus obras la bondad de Dios Padre, y les ofrecía una familia, la Familia de Dios. Y todos los bautizados sois familia de Dios, porque sois salvados por la fe de creer que Jesús es Dios y vivió y murió por todas las personas, para que siendo LIBRES, decidan si hace falta dejar su casa, su familia, sus amigos, a la novia, al novio que aman, y decidan, LIBREMENTE, ELLOS CUMPLIR CON LOS EVANGELIOS, CON LOS 10 MANDAMIENTOS.

Por eso, no te cases con quien no sea bautizado católico, con quien no te deje libre para ser de Cristo; este es mi consejo.

Quiero que te enteres, ¡de una vez por todas!, de que tú, ¡tú!, mandas en tí mismo, ¡tú decides!, y tú pides a Dios lo que quieres, ¡tú!

Esta es nuestra libertad, el poder dirigirnos a Dios Padre en nombre de Cristo, de Jesús, el Mesías.

¡No tengas miedo a nada, ni a nadie!; sopórtalo todo, mientras no te llegue la ayuda de Dios Padre, por tus peticiones a Dios Hijo Jesucristo; y si tienes afecto y confianza en su Madre, en la Madre de Dios, ¡mejor que mejor!, porque pedir su intercesión, eso es una bendición. Tener una madre buena ¡es un lujo!, en estos tiempos actuales. La semana próxima os hablaré de las madres, ¡que hay cada una!, uuuuuuyyyyyy

La libertad; sobre ella, han informado muy mal a todo el mundo, por eso dicen que no tienen autoestima, porque no son libres de verdad. Quiero hacerte saber, hijo mío, hija mía, que la libertad la tienes por la sola condición de ser persona. Tu puedes decidir callar o hablar; ¡haz la prueba! esta semana; me haces este ejercicio, el de decidir antes de hablar de cualquier cosa; el pensar “¿lo digo o no lo digo?”. ¡Hazte dueño de ti mismo!, y verás lo divertido que es, y comprobaras cómo tú eres IMPORTANTE, porque decides el curso de tu vida y de las vidas de los que tratas, porque puede cambiar muchas vidas tan sólo el hablar o el callar, y también lo que dices y la manera como lo dices.

Os han dicho que los importantes son los ejecutivos, son los hombres de negocios, son los famosos. Y no es así totalmente, que sí que influyen en la gente, pero tú, tú influyes en las personas que conoces y tratas, y si las tratas bien, ¡siempre haciendo el bien!, disfrutarás de ser bueno y cambiar al mundo entero, eso sí que es tener poder, el de hacer el bien.

Tú, mira, observa el bien que haces con tus palabras y la manera de expresarte, y verás, sentirás que tienes EL PODER de cambiar las circunstancias.

Disfruta de tu libertad de callar, si no puedes hacer el bien, de hablar para consolar, para servir, para propagar el Evangelio de la fe.

Aún te iré hablando más y más del tema de la libertad, porque os la han coaccionado, y os cuesta comprender cuán felices podéis ser con sólo practicarla vosotros.

No da felicidad el que uno quiera coaccionar a otro-s, para que hagan lo que tú quieras, sea bueno o no, sino que la felicidad la da el que tú seas libre y uses del poder de esta libertad para hacer el bien, como hizo Jesús, Dios, que pasó por este mundo haciendo el bien, y que dicen de Él, que todas las cosas las hizo bien.

¿Fue feliz Jesús, Dios, en este mundo? ¡Sí!, aunque sufrió mucho, ¡lo mataron!, pero fue intensamente, inmensamente feliz, porque siempre fue libre de hacer el bien que hizo siempre. ¿Comprendes hijo, hija?… Medita en ello, y verás cómo tendrás eso que llaman autoestima, y es la libertad de hacer el bien, que te aplaude interiormente, y tienes buena conciencia.

¡Tu sigue a Jesús, Dios, y cumple con los diez mandamientos, usando de los sacramentos, y nos veremos en el Cielo!; ¡Dios lo quiere!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

81 Carta / A ti, que tienes una madre

Domingo, 4 de marzo de 2.012

A ti, que tienes una madre:

¡Hablemos de ella!

Pero empezaré el tema mal para terminarlo bien, así no sufriréis tanto, hijos amados. Tengo unas palabras de un buen amigo mío y de Dios, que me ha escrito, y nos servirán de introducción al tema de las madres.

Estas son sus palabras:

«Cuantas madres escandalizan hoy a sus hijos, poniéndolos en contra del padre, jugando con la Ley, que las ampara gracias a un Gobierno de Género, denunciando falsamente para que se le retire al padre el régimen de visitas, como forma de venganza por la relación rota. Cuantas madres usan de cobaya a los hijos para pedir más alimentos, usan las órdenes de protección legales para mujeres maltratadas y que el padre se marche de casa por Resolución Judicial quitándole al hombre el uso de la vivienda, al padre, y luego meten al amante en casa, con los propios hijos. ESTO, debe ser denunciado desde la Iglesia. Esas madres, SI que escandalizan a los hijos. Mirad a las mujeres de una Sociedad y veréis su moral. Cristo vino a salvarnos, pero, la Ley no ayuda a ello, por eso, desde la Iglesia se debe denunciar, como lo hacía la Iglesia de antes, los abusos que genera la Ley de Violencia de Género y sus cómplices: Políticos destruye familias. 
A. J. G. Abogado.»

Hijo, sufre con humildad, acepta con paciencia y espera la RECOMPENSA de Dios, que te llegará vía Divina Providencia. Y no des mal por mal. ¡Difícil para ti!, pero posible si Dios vive en ti, si comprendes lo que ahora te diré, para ti y para todos.

El cónyuge, siendo contigo uno los dos, es libre de pecar, de condenarse o de salvarse. Por eso nunca hablaré poco sobre el asunto del matrimonio, porque hay que protegerse de los malos católicos, de los esposos que son bautizados y no cumplen con la Ley de Dios.

Hijo, ¡llora conmigo!, lloremos juntos por esta mujer que elegiste por esposa y te ha traicionado, a la que tú seguramente decepcionaste en algunas cosas, y las amigas y compañeras, ¡chismosas ellas!, echaron leña al fuego para deshacer las cosas que Dios unió con el sacramento del santo matrimonio.

Posiblemente tu esposa trabajaba fuera de casa, y allí conoció a un hombre distinto, sea en su trabajo, sea en el trato social, y la mujer es débil. Se habla mucho de la debilidad del varón, ¡antes más!, de que las “malas mujeres”, pueden hacerlo caer, pero todos sabemos que es mucho más fácil que caiga en el pecado de adulterio una mujer que no un hombre. El hombre tiene claro lo que quiere, y cuando fornica, es porque quiere. La mujer es indecisa por naturaleza; quiere, antes de hacer algo, cerciorarse del después; al hombre, cuando está muy apasionado sexualmente, le es difícil pensar en el después, pero consuma el acto en el ahora, abandona y se va; porque, pasada la necesidad biológica, tiene otros asuntos importantes para él, que resolver, y a ello se dedica. La mujer es distinta, planea, discute, pide y otorga, haciendo siempre castillos en el aire. Y, regresando al tema de las palabras de mí amigo, dime tú, abogado, ¿cuánto tiempo crees que este otro hombre querrá vivir en tu casa y atender a tus hijos?; no será mucho tiempo, porque no hay santidad en la relación de tu esposa con él, y sin santidad todo acaba, y esto acabará. Claro que ya será tarde para algunas cosas, porque hay que perdonar y recordar; si no se recuerda, no se perdona; se perdona cuando, recordando el daño recibido, decide uno que todo y así lo perdona, no va a vengarse y comprende que la gente peca. Otra cosa es volver, regresar a tener relaciones de amistad o de sociedad, o de matrimonio con esa persona que te ha humillado de tal modo, que incluso has odiado ese amor, ese afecto que sentiste alguna vez por ella. La punzada del odio, no quiere decir que aceptes odiar, sino que ha habido una reacción instantánea a una mala acción que te han dado, y que has luchado contra ella, contra esta reacción de odio, para vivir como Cristo vivió, HACIENDO EL BIEN.

Cuando las madres se portan mal, es cuando los padres deben ser aún más otro Cristo, porque HAY NIÑOS, y Dios, Jesús, pidió que dejaran que los niños se acercaran a Él; y tus hijos, padre despreciado, maltratado, abandonado, exiliado, deben poder venir a ti siempre que te necesiten. Claro que te parece que poco puedes ofrecerles ahora, porque otros disfrutan del beneficio de tu trabajo, de tu salario, y de tantas cosas importantes en la persona, en el hombre. Te comprendo hijo mío, hijo bueno, pero la vida es también mañana, y mañana será un nuevo día. Claro que ahora estás ofuscado por ideas y sentimientos derrotados, ¡que te han ganado!, te han sacado de casa, han dicho de tí mentiras, ¡y encima pagas! Busca si hay la posibilidad de que tu matrimonio no fuera válido ante la Iglesia, porque, de ser nulo, te espera una nueva y maravillosa vida, ¡tengas la edad que tengas!, tengas el dinero que te dejen quedar, pero habrá para ti, por la Gracia de Dios, una nueva y brillante oportunidad con una mujer verdaderamente cristiana católica, de esas que comprenden que los hombres tienen defectos y cree que el matrimonio es para ayudarse mutuamente a la santidad, ¡a ir al Cielo juntos y unidos con los hijos!

La madre buena, es abogada de la familia, a todos defiende de las injusticias del pecado, de las tentaciones y la maldad, y busca, para cada uno, la alegría que está en amar a Dios sobre todas las cosas.

La madre buena, esté delgada o tenga sobrepeso, sea joven o menos joven, sea hermosa o poco agraciada, la madre es la abogada que intercede a Dios y defiende de los hombres a la familia.

La madre cristiana católica, es valiente y discreta en sus cosas, pero jamás guarda para sí sola, en su corazón, el amor al esposo y a los hijos de los dos.

Si tú, hombre, encuentras a una mujer muy realizada, ¡no será buena esposa!, porque sus condiciones de vida van a cambiar con el matrimonio, porque sólo ella, ¡jamás tú!, traerá consigo el fruto de vuestro amor: ¡los hijos!, y si su profesión la absorbe, la hace feliz, entonces, esa mujer ¡no sirve para ti!.

¡Jamás una mujer es igual en funciones humanas a un hombre!, ¡¡jamás!!, y por lo que se es, se hace; y cambiando las funciones en la mujer cuando se casa, porque ES MADRE, entonces, no será igual que antes, será diferente su vida, y ella cambiará de carácter; normalmente siempre es para mejor, cuando una esposa es amada y es madre, cuando se ha dado libremente, en y con el sacramento matrimonial, que ayuda SIEMPRE, y suple siempre, todas esas flaquezas que las personas tienen.

Para madre de tus hijos, hijo mío, busca una mujer que quiera darte hijos, y no solo unos pocos, sino MUCHOS, si Dios quisiere, ¡que a veces no quiere!, otras sí.

Para esposa y madre, busca una mujer que ame a Dios sobre todas las cosas, y tendrás una esposa comprensiva y tranquila, vivirás en paz y armonía; y su trabajo “profesional”, además de todo lo que hace, será rezar para que tú te ganes muy bien la vida, para que el dinero que lleves a casa, abarque para todo lo más importante y necesario. Y CONFÍA EN DIOS, porque Dios, junto a una esposa así, regala imprevistos y gracias en abundancia, bendice a vuestros hijos, que no provocan escándalo, sino que son siempre un apoyo, una ayuda, ¡una luz en el hogar!

La madre, que sea abogada; que siempre defienda a la familia y una a la misma en el amor a la eucaristía.

La madre, tu esposa, por la Gracia de Dios, y con su voluntad en la libertad de amarlo sobre todas las cosas, SERA MARAVILLOSA.

Pero algunos se casan con una socia capitalista, y eso es la ruina. Te pueden sacar de tu casa y quitarte todo lo que más amas, hijos incluidos, en el “pack”. No seas necio, y busca una mujer cristiana católica para esposa y madre bondadosa. Y si no la hallas, mientras no la consigas como tiene que ser, ¡no te cases!; ¿para qué?… ¿para que te saquen de tu casa?… ¿para que tus hijos digan papá a otro?…

Pero hay mujeres maravillosas que esperan, llorando muchas veces, para que el hombre honesto, decente y cristiano, las encuentre. Ocurre pero, que la quieren “artista”, guapa y sexual; y te digo a ti, hombre actual (en general): ¿qué piensas hacer con una mujer así en casa?, ni a los millonarios les duran mujeres así; ese tipo de mujer te hará sufrir, te seducirá por las plazas, estando ella al acecho; llorará, si es preciso, para que la consueles, porque sabe que los hombres sucumben ante las desgracias de las mujeres, desgracias que muchas veces otros hombres les han dado por ellas dejarse querer por quien no era de fiar. Y la próxima semana hablaré de los padres, que hay cada uno, uuuuuuuuyyyyyyyyyy.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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82 Carta / A ti, que tienes necesidad de un buen padre

Domingo, 18 de marzo de 2.012

A ti, que tienes necesidad de un buen padre:

El matrimonio es cosa de dos, porque por la unión de dos personas de distinto sexo, en el acto sexual, se hacen los hijos, ¡se crea una NUEVA VIDA!; ¡así fuiste creado tú, por tu padre y por tu madre, unidos cuerpo con cuerpo; y ojalá hubieran estado unidos corazón con corazón y enlazados ambos juntos en la misma fe de amar y servir a Dios sobre todas las cosas, porque así es como debería de ser el que te hubieran creado, en las óptimas condiciones que necesita todo ser humano, ser amado como Dios manda.

No hay labor en equipo más maravillosa y satisfactoria que casarse y tener hijos, si Dios quiere dároslos.

Los hijos, el hijo, al ser de los dos, del padre y de la madre, puede sentirse libre, porque si sólo fuera de uno, este uno lo necesitaría demasiado y podría tornarse en su verdugo, en nombre de un amor. 

Casarse es asociarse para amarse, para dar fruto a este amor, que son los hijos de los dos. Y no hay más bella razón de vivir que estar dispuesto a dar vida a un semejante tuyo, ¡a un alma para Dios!, ¡una persona única e irrepetible!. Los esposos tienen el don de Dios de transformar su amor en vida física de otra persona a la que servirán y serán servidos por ella, en el amor familiar, en la dicha de pertenecer a una misma familia.

Casarse, es para dar fruto de este amor. ¡No es la persona una bestia!, ¡no es un animal irracional!, ¡¡es hijo de Dios!!, ¡¡¡de Dios!!!, y muchos no tienen asumido esto, el que son hijos de Dios, de verdad, y van alma en pena por esta vida, aceptando las lisonjas de lo que la vida les ofrece, sin PEDIR a Dios, a través de la oración, lo que quieren, lo que necesitan, lo que desean; o lo piden y luego no esperan. Hay tantos y tantas que piden casarse, hacer un buen matrimonio por vocación a la santidad, y luego se casan con el primero que les llega, o con la que creen más bonita físicamente, y ¡fracasan!; no dejan tiempo a Dios a que les ayude en esto. Rezan y se las apañan solos. ¡Eso no es así!; sin estar seguros de amar para siempre al otro, no puede nadie casarse, ¡miente! y engaña, ¡aunque haya mucho deseo sexual de por medio!, que algún@s sólo lo que desean es tener sexo, sea con quien sea, y se encuentran luego en que las relaciones sexuales no son satisfactorias; ¿cómo pueden ser satisfactorias sin amor verdadero y exclusivo?; allí siempre hay egoísmo, y uno se cansa de recibir, porque lo que hace feliz a la persona es dar; y ¿cómo puede dar al otro, si sólo se casó para recibir?… Hay mucha ignorancia del amor verdadero, mucha falsedad, y todo ello atrae lo peor, que es PECAR.

Os iré contando, con el tiempo, todo eso que no sabéis. Y aunque podéis pensar: “¿qué puede saber un sacerdote de todo esto?”. Os digo que lo sé, precisamente por oíros, por sentir vuestras quejas de continuo, vuestros lloros y desgracias. Os consuelo, porque tengo misericordia. Aprendo tanto de vosotros, ¡tanto!; todo lo que ya sabía, me lo decís con detalles, buscando el consuelo de Dios, que os alcanzo con la Palabra. No os acuso, mi destino no es otro que serviros, por eso me hice sacerdote, por eso soy sacerdote.

Volvamos al tema del padre.

Tú, padre, eres más, mucho más que el esposo, que el hombre de la casa; eres ¡el padre!, y tu hijo te necesita, para que lo sustentes, lo alimentes, le permitas con tu trabajo tener los cuidados de su madre, que jamás puede ser sustituída por otra persona o institución, porque el Buen Dios dispuso así las cosas: el que la mujer tenga en su vientre al hijo de los dos, y le dé el alimento de sus pechos, eso quiere decir y dice que debe estar cerca de él, atenderlo, cuidarlo, AMARLO. El hombre da al hijo suyo una madre, y ¡esto es maravilloso!; tú, tú, varón, puedes decidir y decides qué madre le vas a dar a tu-s hijo-s. ¡Tú decides el destino de tu estirpe!

Decide bien y que sea por amor. ¡Enamórate de ella!, vive para servirla, para que sea tu reina, para que en tu corazón siempre halles una disculpa a sus defectos y en tu mente recuerdes siempre lo bueno que ella posee. Ámala tanto, ¡tanto!, que sueñes con llegar a casa y verla, porque a ella debes dedicarle la vida entera, porque ella llevará el fruto de tu amor, sellado en la pasión y el goce pasional del sexo esponsal.

Hombre, cásate, pero con una mujer que puedas sentirte feliz, tú, ¡tú!, de tenerla. Algunos se casan con la que creen más bonita o “sexi” del círculo social, para que otros lo admiren, y ¿qué pasa?, que quien manda es ella, y ¡se va!, tantas veces se va del hogar la mujer objeto, porque también desea ser amada; aunque sea bonita, “sexi”, quiere ser amada, pero pocos la aman, porque muchos la desean, y el deseo siempre se pasa. Es para la mujer una lacra enorme, el ser sólo deseada. Las mujeres guapas aun tendrían que tener más virtudes que las menos agraciadas, porque, os lo diré: ¡la belleza cansa!, la belleza física cansa al hombre; sólo desea poseerla, pero cuando la tiene, le cansa. ¿Por qué cansa una mujer sin virtudes y bonita?, porque ¡es necia!, una mujer sin virtudes, ¡es necia!, se cree que por ser bonita se lo merece todo, y no da nada, ¡ni quiere tener hijos para no marchitar su belleza tan admirada!. Sí, hay mujeres que temen a la maternidad, por miedo a engordar, o sólo tienen uno o dos hijos, ¡por lo mismo!, para no perder su silueta. Si supieran ellas cuánto ama el hombre a la madre de sus amados hijos, ¡si lo supiera!. Si las mujeres supieran esto, tendrían muchos hijos. Y es al contrarío, no quieren tener hijos porque piensan que no serán amadas. Mirad, el hombre en su manera de ser, es tan realista, que quiere conservar la especie, quiere continuar con su apellido, y para esto necesita hijos, ¡quiere hijos!, ¡ama a sus hijos!, ¡adora a su descendencia!, y si hay esa mujer buena, guapa y con virtudes, que apoyó su decisión de dejar huella de su paso por el mundo, ¡que son los frutos de sí mismo!, y en estos frutos, además del trabajo, están los hijos, entonces, esa mujer, para él, es la que le ha ayudado a realizarse, porque el hombre se realiza con los hijos, ¡con su descendencia!, porque, ¿para qué trabaja tanto y se esfuerza?, para que el mundo sea mejor en cada generación; esto es lo que pretende un buen hijo de Dios. Dios Padre quiso un Hijo y eligió la mejor madre, a la Virgen María, y así hacen los hombres de Dios; este es su sello. Todo aquel que diga que es de Dios y se case por sexo, para lucir de mujer ante los demás, ¡se ha equivocado!, y no será feliz en su matrimonio, porque ella, la mujer, lo dominará, y un hombre dominado, es un perdedor. Una mujer nunca es dominada por un hombre, porque al ser madre, sabe que tiene el PODER, ese poder que jamás hombre alguno podrá quitarle, el poder de la creación, de dar vida a los hijos de los dos, de amamantar al hijo y sentirlo apoyado, feliz, en su corazón, mientras es alimentado. Y ella, la mujer, puede dedicarse a ello, a realizarse como persona, a ello, porque el esposo la mantiene; la cuida y la alimenta, para que ella pueda dar vida y tener ambos EL FRUTO DE SU AMOR, el hijo de los dos, que cambiará el mundo, que hará un mundo mejor, por las enseñanzas de ambos, sobre todo en el amor que los padres sienten el uno para con el otro, y los dos, al hijo-s de su bello amor, vivido en la pasión de los sentidos sexuales lícitos y maravillosos, que Dios ha querido conceder a los esposos.

El amor matrimonial es santo.

El padre, ¡tú!, hombre de Dios, te casas, no para secar las lágrimas de una mujer traumatizada por la desdicha que la vida le otorgó, porque hay quien se casa para sentirse “muy hombre”, y ¡no!, tampoco es válido un matrimonio así, a los ojos del Buen Dios; uno debe casarse amando locamente, siendo amado de igual manera, y DAR ambos, juntos y unidos para siempre, FRUTO A ESTE AMOR MATRIMONIAL, ¡LOS HIJOS!

Y te llamarán “papá”, y tendrás fuerzas y ganas de pelear con la vida por esa palabra, “abba”, porque no hay nada más bueno y mejor para un hombre santo que ser padre, si su vocación es el matrimonio. Pero tiene que ser santo, ¡sinó no vale!, sinó todo lo que tendría que ser dicha y felicidad, es enojo y malestar, y es lo que abunda, pero tú, ¡tú!, puedes hacer la diferencia, y dar ejemplo de tu vida; cásate para ser padre, para realizarte como varón y ayudar a una mujer a realizarse como madre, y ¡la dicha será vuestra! porque no hay mejor goce humano que cumplir con el deber divino: ¡tener hijos del amor humano!

Eso es lo que te deseo a ti, hermano. 

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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83 Carta / A ti, que tienes necesidad de ser útil

Domingo, 18 de marzo de 2.012

A ti, que tienes necesidad de ser útil:

No hay nada más satisfactorio que un trabajo en equipo, y el tener hijos es el trabajo perfecto para la persona, ¡ha nacido para esto!, para vivir y perpetuar la especie.

Enamorarse, casarse, amarse y luchar por el fruto de este amor, los hijos de los dos.

No hay nada, ¡NADA! que satisfaga más a la persona, que continuar con la especie humana. Hacer esto tiene premio: larga vida, felicidad y santidad, si se hace por deber divino, y no por necesidad humana.

¡Hay que cumplir con el deber!

¡Hay que servir a Dios Padre!, hacer su voluntad; y Él, Dios, quiere que se continúe con la especie humana. Pidió que se poblara la tierra para LLENAR EL CIELO de los hijos de los hombres, almas de Dios y para Dios.

Tú no sólo eres una persona humana, sino que eres TAMBIÉN alma inmortal. El cuerpo, así como lo tienes hoy, es para vivir como máximo 120 años aquí; y por lo que has hecho y haces con él, con tu cuerpo, te ganes el Cielo Eterno, ¡la dicha sin fin!

Existe este Reino Celestial, y está hecho para ti, para que tú vayas a él, vivas por siempre jamás en él, después de GANÁRTELO.

Nadie, ¡nadie! lo puede ganar por ti. Sólo tú puedes ganártelo. ¡Y esto es maravilloso!, porque te da la certeza de tu total libertad. ¡Eres libre de ir al Cielo!, ¡¡¡Sííí!!!, libre eres de gozar en la eternidad Celestial, después de luchar y sufrir y realizarte gozándote de la vida actual, presente. Porque la persona goza solucionando sus problemas, enfrentándose a ellos, cara a cara, y midiendo sus fuerzas, ¡su voluntad! No hay problema enorme para ti, todos están hechos a tu medida, ¡los puedes afrontar, resistir, sobrellevar, y ¡VENCER!, si vives con Dios, si eres bautizado y vives en Gracia de Dios, porque, unido a Dios, ERES INVENCIBLE, eres IRREPETIBLE, y ¡vas a ganar después de luchar, después de creer que Dios, Jesús, te sana, te salva, te ayuda!

No tengas miedo a la vida, ni al dolor, ni a la pobreza; todo esto lo vivió Dios, Jesús, ni a la calumnia, ni a la soledad, ¡no temas a nada ni a nadie!, sólo haz esto, mientras vivas tu cada día cumpliendo con tu deber, ama a Dios sobre todas las cosas y personas, y al prójimo como a ti mismo, haciendo siempre el bien, sin mirar a quien. ¡Haz el bien porque sí!, gózate en tener una conciencia limpia, en saberte un ser superior a mucha gente que no sabe ni quiere dar bien por mal. ¿Tú sabes lo maravilloso que es ser mejor, dar siempre el bien, y tenerte un respeto a ti mismo que nadie tiene que dártelo, sino que tú lo sabes, porque haces el bien oculto y en público?  

La felicidad está en no acusarte a ti mismo de nada, en poder tú mismo decirte: hice lo que debía hacer, hice lo que pude, dentro de las limitaciones de ser imperfecto, de cometer errores por falta de saberlo todo y por los tropiezos que los enemigos me ponen, estando ellos al servicio del tentador, Satanás.

¡Qué divertido es vivir A TOPE!, al máximo de los esfuerzos humanos para ser bueno, para imitar a Cristo, Dios, Jesús.

Tú puedes ser feliz, pese a quien pese; primero aceptando tu vida, y luego cambiándola para mejor, pidiendo a Jesús lo que quieres; ¡reza!, ¡reza!, ¡¡¡reza!!!, la oración te dará alas, te hace individualmente feliz y te llena de alegría, la alegría de ser LIBRE. No necesitas a nadie más que a Dios para vivir, todos los demás están ahí para que los sirvas, ¡tú a ellos!, ¡no al revés!, como muchos pretenden, y van como almas en pena.

¿Qué clase de hombre es el que necesita que otros lo sirvan y no quiera servir en nada?, es un bebé, porque incluso los niños sirven. Es más, el bebé también sirve, con su afecto, con la necesidad de afecto que le lleva a ser agradecido con él y darlo también. Entonces, realmente el hombre que no quiere servir, NO ES PERSONA, es una especie de ser que no se ha realizado, que no sabe vivir las dichas de la tierra, del planeta que Dios ha otorgado al hombre para ser feliz haciendo de él un mundo mejor, luchando contra las malas tentaciones que Satanás le brinda para que llore arrinconado por lo que le hacen otros. ¡Levántate y anda!, con Cristo puedes salir de cualquier encrucijada; ¡sé persona humana!, LUCHA.

La vida es maravillosa.

La vida te necesita, tú debes escribir tu destino con el ejemplo bueno de todas tus palabras y obras. Nadie te debe nada, ¡nada!, sal de esta soberbia, y empieza a servir, porque Dios te ha dado a ti, ¡a ti!, unas facultades que te hacen necesario para otros, porque todos sois salidos de Dios, y Dios es un todo con todos vosotros. Dios no hace nada en vano, y, si vives, es para algo.

Ya basta de lloriqueos, de decir tus traumas. ¿Y qué, no fue traumática la vida de Jesús?; ya nació en una cueva y tuvo que emigrar con sus padres… Ya sabes la historia, y sabes cómo murió; entonces, no te sientas infeliz por tus vivencias; haz desde ahora, tu vida maravillosa, ¡maravillosa! ¡Eres libre!, no necesitas de nadie más que de Dios para ser perfecto, para ser exitoso; a todos los demás los tienes para amarlos, para servirlos, para tener misericordia de ellos. Ojo, que de algunos deberás protegerte, porque van a por ti, a venderte al infierno, en esta tierra y en la otra vida, así que, ¡cuidado!, sé astuto y bueno, y vuela como paloma lejos de los malos; reza por ellos y dales el ejemplo de tus virtudes, ¡ellos te ven desde lejos también!, porque te tienen en su mira y te miran. Tú avanza como caudillo de tus propias virtudes, y domina tus pasiones, no para aniquilarlas, sino para enfocarlas en lo bueno, en lo lícito, en lo verdadero. Y sé feliz, muy feliz sirviendo a los demás, mientras te estás realizando. Debes realizarte en hacer todo lo mejor que puedas, todo lo que hagas, ¡también tu trabajo profesional!, que demasiados no se dan el cien por cien en él, algunos con la excusa de que no les pagan bien, otros porque no se han preparado y han olvidado que deben seguir preparándose, y muchos porque les han criticado, les han sentenciado a no servir para nada bueno. Así que el próximo domingo, en mi carta, voy a remediar esto, el que te creas un sentenciado al fracaso; ¡que no!, que en la vida hay un lugar para ti donde puedes triunfar profesionalmente. El domingo me lees. ¡Te espero amig@! Ahora te dejo, porque tengo trabajo, es domingo y quiero hacer muchos amigos; y tú haz como yo, y sé amigo de todos y no de unos pocos, pero sigue siendo sólo de Dios, no te repartas con nadie más, porque para ayudar a otros tienes que ser libre e individual, y ¡sólo Dios basta!. La gente necesita de líderes, la gente necesita de ti.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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84 Carta / A ti, que te sentenciaron al fracaso

Domingo, 1 de abril de 2.012

A ti, que te sentenciaron al fracaso:

Nadie que sea persona, fracasa porque si aprende a formar su carácter, TRIUNFA, porque es el carácter lo que entregamos a los demás, la manera en que hacemos las cosas, esas cosas que muchos pueden también hacer, pero nosotros las hacemos de una manera especial y única, ¡la nuestra!

Esperar el triunfo ante los demás, el querer sobresalir a otros y que te aplaudan como el mejor, eso no es triunfar, es reconocimiento, que no es malo, pero tampoco es necesario para tener una vida plena de cualidades y repleta de virtudes. Muchos que han triunfado son seres anónimos, desconocidos para la gran mayoría pero tuvieron el privilegio de empeñarse en sí mismos de acceder a realizarse como personas, como seres humanos que tienen, cada uno, el amor de Dios en pleno para cada quien. Sí, también para ti, ¡sí!

No necesitas del aplauso de nadie, y ¡malo. si lo necesitases!

A ti sólo te hace falta una cosa: conocer, amar y servir a Dios, que todo es una sola cosa que contiene las tres, porque conocer a Dios entraña el amarlo, y amarlo hace que lo quieras servir, es más, ¡que lo sirvas!, sin darte cuenta siquiera, pero lo haces, todas las cosas las programas para agradarle, para que sea feliz de verte, de escucharte, de sentirte.

El que ama a Dios sobre todas las cosas, jamás es un fracasado, ¡jamás!, porque Dios le da, le entrega, vía Divina Providencia, tantas cosas maravillosas, que se siente un consentido, porque hay cosas que no se pueden explicar, que uno las sabe y las valora, y no necesita ir dándolas a conocer a los demás, porque tener una buena relación con Dios es cosa de dos, de ti y de Dios.

Todo el mundo, alguna vez en su vida, se sentirá fracasado, se lo digan o no, y a veces puede ser culpa suya el que se sienta así, porque quizás ha puesto sus esperanzas en algo o alguien distinto a Dios. Y entonces llega el desengaño, y uno realmente fracasa.

Hay santos que se sintieron fracasados en su vida espiritual, o en sus obras de servicio a los demás, ¡es normal que ocurra esto a todos!, pero ellos lo aceptaron y buscaron de Dios lo que quería de ellos a partir de ese fracaso, porque a veces el fracaso es permitido por Dios para que se haga un giro en la vida de uno, porque quizás Dios tiene otros planes para ti, ¡sí!, quizás sí, quizás Dios tenga otros planes para ti. Quizás los que tuvo, los ha cambiado, porque muchos han decidido ir contra ti, y Dios prefiere tu vida que tu labor, porque mientras vivas puedes obrar, en lo que sea, amando a Dios sobre todas las cosas y personas. Ese es el triunfo, eso es lo contrario de ser un fracasado, ¡el ser de Dios siempre, te lleve donde te lleve, vayas donde vayas!

A veces los fracasados te llaman fracasado porque querían que tú no fueras como uno de ellos, sino que fueras distinto, ¡mejor!, pero si ellos no consiguieron alzarse hasta donde querían, ¿por qué esperan de ti algo mejor?; porque su esperanza está en ti, ellos, muchos, quieren triunfar con tu triunfo, porque se han propuesto que seas su punto de mira, pero si cada uno hiciera lo que tiene que hacer, que es observarse a sí mismo y mejorar siempre más y mejor, entonces no vería el fracaso de otros, ni los llamaría fracasados, sino que siempre estaría dispuesto a echarles una mano, la mano de la misericordia, la justicia y la caridad.

A ninguno que tenga éxito lo verás falto de eso, de misericordia, de justicia y de caridad, porque es contrario al fracaso, el ser bueno y mejor.

Y eso te deseo a ti, mi querido-a amigo-a.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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85 Carta / A ti, que persigues la felicidad y buscas la justicia

Domingo, 29 de abril de 2.012

A ti, que persigues la felicidad y buscas la justicia:

Me has escrito, amado hijo del Buen Dios, ¡el único Dios!, el Dios Uno y Trino, y me dices:

“UNA VEZ MAS P. GUIEME
Padre Jesús, buenas noches, o días, tenga UD.

Le escribo pidiendo ayuda espiritual u orientación:

Ya sé que soy un pecador, como todos; pero mi propósito es hacer la voluntad, pase lo que pase,  de nuestro Padre Dios Todopoderoso y misericordioso. Quiero ser como Jesús-Cristo Obediente a su Padre quiero seguir su ejemplo; pero sé que solo no podré. Es muy difícil.

Le digo esto porque leí un pequeño librito de San Alfonso Mª de Ligorio, me parece que es su nombre, apenas hace como 7 o 9 días, y me atrapó lo que dice: hacer solo la voluntad del Padre totalmente. Y lo quiero hacer ya sea por amor, por respeto, o por miedo a perderme. Por lo que sea pero he comprendido que no hay alternativa alguna. Al ver tanto mal en este mundo que aturde y confunde.

Le pido su oración: hace tres días secuestraron a una madre de 90 años y a su hija, como de 60, juntas; suegra y cuñada respectivamente de mí hermano. Llevan hasta hoy negociando el rescate con los secuestradores. Ellas no son gente pudiente y no tienen dinero son de clase media baja. Se están cooperando los familiares de ellas para juntar  el $ del rescate ya les han dado 40 000 pesos mexicanos y siguen pidiendo más. No se sabe hasta cuanto y hasta cuando las liberaran.  Aquí en México se ha desatado la influencia de Satanás, no tengo duda, las autoridades, al parecer, no resuelven por el momento el caso.

Padre, hay tensión en los corazones de estas personas víctimas de la angustia. Y a mí me ha afectado. Siento miedo y un no sé qué, en mi pecho. Un deseo de tener un arma y exterminarlos, si pudiera, como lo hizo Moisés al egipcio, o como lo hizo David con Goliat: pero me acuerdo de Jesús en la Cruz pidiendo por sus verdugos por no saber lo que hacían.

Me pregunto qué hacer con lo que se siente en el alma, o no sé donde, pero se siente horrible aquí adentro.

Sé que esto es permiso de nuestro Padre, Jesús decía que Él podía hacer bajar legiones de Ángeles, para salvarlo, si hubiera querido. Pero aquí no podemos ni siquiera hacer bajar la Fe, aunque sea como grano de mostaza, me parece. El miedo y la angustia se apoderan de todos nosotros. Pida por favor en sus Misas, ya que Ud. me parece más experimentado en estos casos. No sé porque Dios quiere que pidamos y pidamos, si Él ya sabe lo que siente y hay en nuestro corazón. Sé que Él sabe por qué;  pero mientras sentimos un abandono abismal de parte de Dios nuestro Padre

Ruego perdón a Dios, por dudar de Él, ya que es una ofensa, según sé, para Él, el que dudemos.

Y a Ud gracias por su amable atención

Atte: J. M.”

Creo que estás madurando, y eso es bueno. A tantos engañan haciéndoles creer que la vida va de felicidad personal y de tener una buena vida; ya los norteamericanos, en su Constitución, aluden, a la búsqueda de la felicidad, un protagonismo neurótico y falso, porque nadie vive más allá de 120 años. Primero se es un feto, luego un bebé, después un niño… y así, a medida de tener años de vida, uno se hace viejo, viejo y cansado de perseguir este ilusorio sueño infantil, que es la felicidad y la justicia en este mundo.

Hoy en día, tantos podríais ser felices, ¡tantos!, todos esos que tenéis un plato de comida en la mesa, cobijada por un techo. Y, ¿qué más queréis?; os lo diré: TRIUNFAR, tener una vida fácil sin trabajar y sin problemas ni enfermedades; llenos de amor, aplausos de los demás y alegrías, pero, no va de eso la vida, no va de eso, oh hijo bueno y fiel de Cristo Rey. Te conozco bien y me regocijo contigo. Fuiste niño tanto tiempo, y ahora, ahora sí que has crecido, en estatura y en sabiduría.

Reza para que esta madre e hija no pierdan la fe, la esperanza y la caridad, estén o no en cautiverio. ¿Y tú que sabes si estando pasando lo que pasan, gracias a ello, se les salva el alma?

Cuántos viven bien y van al Infierno. No sabes nada de Dios, ¡NADA!, y te atreves a discutir con Él, cuando eres sólo el fruto de su Amor. ¿Desde cuándo el Amor no ama?; tú que eres Amor de Dios, debes de amarlo, te basta amarlo, y por lo demás, aceptar las cosas como son. ¡Cuántas almas mexicanas se salvan gracias al terrorismo!

Tú, no entiendes nada, piensas como un niño de pecho, y tientas la sabiduría de Dios que rige el universo.

A quien debes ir a matar tú, es a tu falta de fe, ese creerte Dios y que podrías hacer justicia. ¿Tú que sabes?… Dime, dime dónde nacen los colores del pétalo de una rosa; dime dónde reside el primer fragmento de amor entre un hombre y una mujer. Busca, indaga, dónde reside el pensamiento y qué lo hace no ser un sueño. ¡No sabes nada!, y pretendes discutir con Dios.

Los sacerdotes se instruyen y luego dejan que Dios los utilice en su ignorancia de la Verdad del Amor, porque nadie, NADIE ama como Dios.

Con qué irías a matar a los verdugos. ¿Y, si alguien te hubiera matado a ti cuando tanto daño hiciste a tantos jóvenes, con tu mal ejemplo?; menos mal que Dios te dio tiempo para que, siendo un bebé, aprendieras, y Dios en su Bondad y Misericordia te diera la madurez.

Sí que hay que luchar contra el narcotráfico, pero no poniéndose a su altura, más bien enseñando a todos que las drogas son malas, que no deben consumirlas, y así cada uno sería defensor de sí mismo. ¿A cuántos puedes defender tú?, di, si ni a ti mismo puedes añadirte un codo de altura.

Haces bien en tu decisión, sabia decisión de hacer la voluntad del Padre. Eso es lo que hace de ti un consentido de Dios, ¡que lo eres!, y lo sabes; a pesar de haber sufrido tanto, eres un consentido de Dios; por eso tú, ¡menos que nadie!, puede hacer el mal A NADIE, porque sabes bien que Dios te Ama.

Reza por los malos, por los opresores, por los verdugos, ¡por los hijos de Satanás!, para que regresen al Padre Biológico, Dios, para que en todo imiten a Jesucristo, que Él, que conocía al Padre, no puso resistencia a morir para salvar el ALMA, y no el cuerpo, sino el alma, de todo aquel que quiere ser salvado, tú.

No te pierdas la Gracia santificante, que actúa en la persona libre o en cautiverio, y no dudes jamás que Dios, lo que busca siempre, es la salvación del hombre, de la persona. Venimos al mundo para vivir en la eternidad celestial; aquí sólo estamos de paso, es como si estuvieras dentro de la madre tierra, como está el feto, dentro de la madre humana. Son procesos, sólo procesos para llegar a la Sabiduría, a la Plenitud, ¡a la Vida!

Has comprendido y estás en paz; eso quería.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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(RESPUESTA A LA CARTA)

¡PADRE, YA LAS LIBERARON!

PADRE JESÚS, HOY A LAS 12:00 HRAS. DE ESTE MEDIODIA, ME AVISÓ LA ESPOSA DE MI HERMANO, HIJA DE LA SRA. DE 90 AÑOS, DOÑA Ma GUADALUPE  Y HERMANA DE RAQUEL, LA DE 60, QUE YA FUERON  LIBERADAS. NO PUEDO DECIR A QUÉ HORAS DE HOY EN LA MADRUGADA. ME IMAGINO QUE HA DE HABER SIDO MIENTRAS O ANTES DE ESCRIBIRLE A UD. 

NADA MAS QUERIA AVISARLE. 

PADRE, UD. ES UN ILUMINADO O ALGO ASI, NO ME HABIAN AVISADO AUN DE LA LIBERACION DE ESTAS PERSONAS CUANDO PRENDI LA COMPUTADORA Y AL LEER SU MENSAJE SENTI UNA PAZ GRANDE, DEBO DECIRLE QUE LLORÉ. PENSÉ QUE SÓLO SOMOS UNAS POBRES ALMAS CON CUERPOS, PERDIDAS Y ABANDONADAS EN EL ESPACIO, LLENAS DE DESEOS DESORDENADOS (QUE SON INFLUENCIAS DEL DEMONIO). Y QUE PARA NO SENTIRNOS PERDIDOS Y ABANDONADOS VINO JESUS-CRISTO A DECIRNOS CÓMO RELACIONARNOS DE NUEVO CON EL PADRE TODOPODEROSO. SI PADRE, ASI ES, ¿VERDAD?

Y LUEGO, COMO A LAS 12, COMO LE DECIA, ME LLAMÓ MI CUÑADA, AGRADECIENDO LAS ORACIONES POR SU MAMÁ Y HERMANA, QUE YA LAS HABIAN LIBERADO.

PADRE, FUE UNA EXTORSIÓN, NO UN SECUESTRO PROPIAMENTE: LAS SACARON DE SU CASA AMENAZÁNDOLAS DE MUERTE, QUE LAS IBAN A AMETRALLAR SI NO OBEDECIAN; LUEGO HICIERON QUE SE FUERAN, ELLAS, A HOSPEDAR A UN HOTEL, Y QUE SE LLEVARAN UN TELÉFONO CELULAR, Y QUE LAS VIGILARÍAN DESDE LEJOS; QUE SALIERA LA HIJA, SÓLO A COMPRAR LAS MEDICINAS PARA LA SRA. DE 90 AÑOS, Y QUE COMPRARA OTRO CELULAR.

MIENTRAS ELLOS, LOS EXTORSIONADORES, DESDE OTRO LADO, CON SUS CELULARES, HICIERON QUE LOS FAMILIARES SE REUNIERAN EN UNA SOLA CASA, Y NEGOCIABAN LAS DIFERENTES CANTIDADES A DEPOSITAR EN DIFERENTES CUENTAS DE BANCO.

Y POR MEDIO DE CELULAR LES DECIAN A ELLAS LO QUE TENIAN QUE DECIR; SI HACIAN OTRA COSA IRIAN POR OTRO FAMILIAR Y DESPUES LES IBA A IR PEOR, SI NO OBEDECIAN LA MADRE Y LA HIJA EN EL HOTEL. ADEMAS ELLAS PAGARON EL HOTEL.

LA POLICIA TAMBIEN CAYÓ EN  LA EXTORSIÓN, CREIAN QUE EN VERDAD ERA UN SECUESTRO.

ASI, A GRANDES RASGOS, ME DIJERON LO QUE PASO.

GRACIAS POR PONERNOS EN SUS ORACIONES Y QUEDAR EN SU CARTA No. 85. ME CONFESARE,  PADRE, Y SEGUIRÉ LUCHANDO CONTRA LAS INFLUENCIAS ESAS. Y SI CAIGO, IRÉ A MI PADRE, DE TODOS MODOS, CUANTAS VECES SEA NECESARIO. NO LE TENDRÉ MIEDO A NUESTRO PADRE TODOPODEROSO, Y CON SU AYUDA HARÉ SU VOLUNTAD. ASI SEA.

SÓLO UNA COSA, DEME SU BENDICION A MI, NADA MÁS, ASÍ DESDE LEJOS, POR FAVOR; ALGO ASÍ COMO CRISTO CURÓ AL SIERVO O AL APRECIADO DEL CENTURION, PARA QUE NUESTRO PADRE ME ORIENTE  QUÉ DEBO HACER, YA QUE EL GOBIERNO MEXICANO NOS LIQUIDÓ A 44 MIL TRABAJADORES, ENTRE ELLOS YO.

NO SUPE HACER BIEN NEGOCIOS, PUES ESTUVE ASALARIADO 26 AÑOS Y AHORA SE TERMINÓ YA TOTALMENTE MI LIQUIDACIÓN. TENGO 53 AÑOS, SOY INGENIERO EN ELECTRÓNICA, CASADO POR TODAS LAS LEYES. GRACIAS A MI ESPOSA, ES MAESTRA DE PRIMARIA, LIMITADAMENTE LA PASAMOS A VECES. HE APRENDIDO AHORA, E IMAGINADO, CÓMO SIENTEN LOS MÁS POBRES DE LOS POBRES, QUE SON COMO LUMBRERAS ILUMINANDO A LOS AVAROS Y ALTIVOS QUE TIENEN BIENES Y $ PARA QUE DEN Y SALVEN SUS PROPIAS ALMAS.

GRACIAS POR SU BENDICIÓN. YO, ESTÉ DONDE ESTÉ, PEDIRÉ POR UD.

JOSE MANUEL

86 Carta / A ti, para cuando estés enfadado

Domingo, 24 de junio de 2.012

A ti, para cuando estés enfadado:

Cuando estés enfadado, sólo tienes que hablar con Dios, ¡con nadie más!, porque nadie más puede ayudarte que Dios, y si hablas con otros, aún lo perjudicas todo, porque no pueden hacer nada, aunque te hayas enfadado con ellos. Recuérdalo: SON IMPERFECTOS y les puedes dañar, y entonces, tú serás culpable de su sufrimiento. Sí, así van las cosas en este mundo; cada quien es responsable de uno mismo y tiene que hacer siempre el bien, ¡sin excusas!, porque estás perfectamente capacitado para afrontar, tú solo con Dios, la imperfección de los demás, a los que debes a ayudar a ser mejores, con tu ejemplo de SANTIDAD. ¡Con Cristo, puedes y DEBES ser santo!, SEGURO.

Anda, ven, acércate, que quiero contarte miles de secretos para ser feliz y sentirte realizado y respetado en este mundo que te necesita FUERTE Y SEGURO de ti mismo.

A los demás no puedes controlar, ¡tú no!, Dios sí, pero tú no. Repito para que te quede claro: Tú NO.

Escucha…

Escucha los lamentos de los que te han dañado, y sin hacerme caso has ido a quejarte A ellos de lo que ellos te han hecho. Todo son lamentos contra ti y tu falta de caridad, tu perfeccionismo, orgullo y falta de humildad. Ellos ven esto, no ven sus cosas, sino las tuyas; así que acéptalos como son o aléjate de ellos, o consigue comprender que lo importante para ti no es lo que te hacen, sino lo que tú puedes hacerles; y debes de hacerles el bien, sólo el bien, porque bastante mal están como para que ahora vayas tú y, en vez de darles bien, te quejes y les fastidies el día; ellos quieren vivir felices en sus egoísmos, para nada les interesas; si te han hecho daño, es que no les importas nada; así que, acéptalo, ponte de rodillas delante de Dios, ¡que tanto te ama!, y quéjate a Él, a Dios, de tu santo dolor, ese dolor que aguantas y, por no hacer pecar a nadie, ni te quejas, porque las quejas son críticas, que pueden tener toda la razón y ser muy razonables, pero hay los que van dando su mal en vez de su bien habitualmente; entonces, ¿qué puedes esperar de ellos?; te lo diré: ¡nada bueno!, así que no esperes nada y acéptalo, acepta que no puedes esperar nada de ellos, y que siendo inútil tu queja, acéptalos como son o apártate de ellos. Mejor para tu salud, que descanses de vez en cuando de su compañía, porque si tienes que tratar mucho a personas así, te van a volver loco, y eso no lo quiere Dios, Dios quiere tu cordura, quiere tu buen ejemplo para ellos; y si te hacen enfadar mucho y muy a menudo, ¡te volverán loco!, y aún dirán que tú has perdido la cordura y que eres de difícil trato, cuando han sido ellos los que te han maltratado, y por lo cual tú te has quejado esperando una reacción positiva de ellos, y te han sentenciado a ser casi lo peor de lo peor, porque no pueden soportar afrontar la verdad de que no son como esperan que tú seas, perfecto. ¡Apártate de personas así!, hazlo por ellos, ¡por ti!

Tienes razón de estar enfadado, te han tratado muy mal, pero, ¡por Dios!, ¡no te quejes!; ve a Dios, y encerrado en tu aposento, llora y gime, si hace falta, y repite conmigo: “como nosotros perdonamos a nuestros deudores”… Y si estás muy enfadado, lo escribes unas 20 veces, y de paso te mortificas y haces una buena caligrafía. Y Dios, que ve en lo oculto, te llenará de besos el corazón, y sentirás que puedes “darle una paliza” a la vida, porque la fuerza del Amor de Dios en ti, te hace fuerte, no con pasión, sino con compasión. Y la próxima semana te hablaré de la COMPASIÓN, que no quiere decir ir CON Pasión, sino que… … … ¡Hasta la próxima semana!, te espero y te lo contaré.

Quieres saber porqué no te he escrito estos meses, y es que la persona que me ayuda y teclea mi voz, ha estado muy enferma, a punto de morir, pero, rezando todos por ella, vive y vivirá, y durante muchísimos años me ayudará a haceros llegar mis palabras, las de un sacerdote que está muy ocupado salvando almas, tanto que necesito de ayuda, la que me profesan en CatholicosOnline.com; confiad en ellos, porque son de fiar, son buenos de verdad; yo me fio y seguiré fiándome.

¡Hasta el próximo domingo!, y, ¡feliz verano, amigo-a mío-a!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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87 Carta / A ti, para que tengas compasión

Domingo, 1 de julio de 2.012

A ti, para que tengas compasión:

Amigo, amiga, hay muchos que pasan desgracias, penas grandes, calamidades, cosas, acontecimientos insufribles, insoportables, y que siguen viviendo; es decir, no por pasar todo esto, mueren, sino que su cuerpo sigue con vida porque Dios espera que tú, ¡tú!, tengas compasión de esta persona que te necesita, necesita de ti. ¡Mira!

Ya sé que tú tienes tus problemas, y “ése ¡se lo ha buscado!”; cierto, cierto, no mientes, pero te pido de rodillas, que ¡por Dios!, tengas compasión de él y le perdones si te ha hecho sufrir, si te hace sufrir, si sufres por sus fechorías contra ti, que a veces así suele pasar; por eso hoy quiero enseñarte a que tengas compasión, porque algunos creen, se creen, que es ser blando el sentir compasión; esa sensación de pena, mezclada con un posible desprecio, a veces, otras no, pero a veces sí.

La compasión es para esos que parece que no hay remedio, que parece que no van a cambiar nunca y todo les sale mal, ¡muy mal!, y a veces, ¡tantas!, se lo han buscado, porque no han puesto nada de su parte para vivir una vida digna, ¡todo lo han dejado perder!, todo se les ha ido de las manos, y puede que parezca que él mismo se lo ha buscado. Hay muchos ancianos que son dignos de compasión. Gastaron su vida en lujurias, en despilfarros y vagancia, y ahora, ¡míralos!, sí, ¡míralos!, ¡son dignos de compasión!

Quiero, hermano mío, hermana mía, que tu corazón se abra, que olvides lo que han hecho y lo que han dejado de hacer, y quiero, quiero que les tengas compasión, y olvides tu pasión y no los maltrates en tu mente, con ella, con pasión, sino que son dignos de lástima; eso que decimos: “lástima que…”

En la compasión, además de perdonar, es que ya no se recuerda, porque lo que ves del otro, allí donde está, es que ya ves que está pagando la pena de todo lo mal y malamente que vivió anteriormente. La compasión es más por los indeseables que por otros, porque esos indeseables que hicieron adrede tantas maldades, y ahora, ¡míralos!; dan compasión, esa pena profunda de ver que ellos mismos se han perdido; ¡Dios!, qué dolor.

La compasión hacia ellos, esos que ayudas y sabes que toda tu ayuda la van a desperdiciar, que si les das dinero, no lo utilizarán para salir de su situación, sino que quizás empeorarán su conducta, y… ¡no sabes qué hacer!

¿Adónde tienen que ir todos estos ancianos llenos de vicios y faltos de dignidad?; esos que, tantos, duermen en las calles y comen de caridad. ¿Qué lugar hay para ellos en la sociedad?. Habían sido esos lujuriosos, extravagantes, egoístas, a veces despóticos; y, tantas veces, por ir a la suya no les ha importado hacer tanto daño a los demás, y ahora, ¡míralos!; ¿los ves?, sí, sé que los ves y te llenas de compasión.

Has comprendido bien lo que es la compasión. Sí, lo sé. Te he llevado con mis palabras y tu imaginación, por los andares del sentimiento y has sentido eso, compasión. Ahora podrás rezar por ellos, porque todos ellos lo que necesitan es oración, porque si los ven, ni los miran, son como una especie de cosa que vive, malvive; esa es la realidad, pero son personas, existen, aun no han muerto, viven para que tú reces por ellos y pidas al Gobierno que los atienda, porque en invierno, de noche y de día, tienen frio, y en verano, exceso de calor, pero su corazón no está muerto, sigue siendo como fue, egoísta buscando su placer; normalmente es así, así es, y sin embargo Dios quiere que se rece por ellos, así saldrán almas benditas que, en los próximos año, se ocuparán de ellos, porque por la crisis de hoy, serán muchos, muchos, los que necesitarán compasión, porque vivieron antes tiempos de abundancia y abusaron de la vida; fueron, muchos, bebés consentidos, “niños yogur”, jóvenes mundanos que ni se casaron, y no tuvieron hijos o los mataron con el aborto; y serán dignos de compasión, porque viajaron y tuvieron dinero, lo adquirieron como fuera, con tal de tener liquidez, y así abusaron. Algunos, muchos, sus padres se lo dieron todo, les compraron el título universitario, la casa, el coche… incluso llegaron a tener, algunos, un despacho, pero cayeron en desgracia, vino la crisis mundial y no estaban preparados para afrontarla. Luego todo fueron prisas para que aprendiera a sacar él solo su vida adelante; y ya no era el bebé rollizo y deseado, ya no era el niño divertido en sus extravagancias, ni el joven que disfrutaba de todos los placeres de la vida; ahora, ¡¡miradlo!!, no sabe qué hacer y continúa como si la vida no hubiera cambiado, como si la crisis económica no existiera, y quiere seguir gastando, porque eso le enseñaron, ¡eso era la moda!, y como tantos, él-ella, la siguió, y era aplaudido por ello. Fue uno de los que asumió rápido el ser “como todos”, es decir como la mayoría, y era un líder en esto; sus padres y parientes podían presumir de ello, ¡y lo hacían!, pero ahora la vida ha cambiado, y no, él no está desesperado, sigue haciendo lo que siempre hizo; y si no tiene casa, va a un piso, o si no se queda afuera, en la calle, ¡qué más le da!, porque le enseñaron  que nada le debía importar, sólo debía pensar en él mismo, en sí mismo, y sigue haciéndolo porque así lo programaron sus padres, familiares y amigos que ayudaron a convertirlo en lo que es; y, ¿qué es?, un ser digno de compasión. ¿Qué haremos con todos ellos, esta generación de compasión?. Dios quiera que los que mandan los tengan en cuenta, porque con los años no serán esa minoría, sino que habrá muchos, muchos más… por las calles, por las plazas, sin rumbo fijo, sin nada. No es solución matarlos, como se mata a los bebés con el aborto, no es una solución digna, pero, ¡serán tantos!, por miles los veréis en las esquinas y durmiendo en los bancos de las plazas, por más ley que se inventen. Con todas estas personas que no quieren tener casa, que no quieren hacer nada, que ¡pasan las horas!, ¿qué piensan hacer con ellos?; no están locos para encerrarlos en un manicomio, y son demasiado cuerdos para no seguir queriendo vivir su vida. ¿Cómo ayudarlos, si la ayuda que recibirían se la gastarían en sus banalidades?, pero están ahí, y son dignos de compasión. Repito, necesitan oración. No pases de largo tu mirada. Sé que lo haces porque crees que no puedes hacer nada; y realmente, ¿qué puede hacerse con ellos?; no se los puede encerrar en una cárcel, porque no han hecho ningún delito comprobado; así, que si no están locos, ni han hecho nada contra la ley, ni hacen nada para llevar una vida digna, ¿qué se podrá hacer con ellos?; ¡que alguien me lo diga!, porque yo soy sacerdote y me ocupo de las almas y no de dar una vida digna económicamente a los indigentes que, muy seguro, les das algo y se lo gastan en lo que no les conviene. Sí, he dicho que habrá miles de indigentes, ¡MILES!. ¿Qué harán con ellos?; y ellos, ¿se dejarán ayudar?, porque en su libertad, hacen lo que quieren; entonces, ¿cómo se va a solucionar este problema social? Además, algunos, ¡muchos!, son violentos, sí, lo son, porque contestan a la vida lo mismo que la vida les da; y les da lo que les da, porque no les enseñaron a trabajar, les dieron lo que querían ¡y más!, y reían todos sus aventuras. Y ¿ahora qué?…

Todos los grupos buscan gente que esté bien, para ser de ellos, y quieren a los mejores, y para conseguirlos son capaces de pervertirlos. Sí, eso también forma parte de tantos indigentes que fueron muy deseados por tantos, que los consintieron. ¿Y ves lo que ha salido de ellos?…

Todas esas personas sin vocación, sin una misión a la que dedicarse, ahora y más adelante, estarán en las calles mendigando, aun que pongan leyes prohibiendo la mendicidad.

¿Verdad que ahora comprendes más sobre la compasión?; sí, lo sabía.

Ahora que aún puedes, trabaja y no permitas que te hagan un consentido, una persona sin sentido, sin vocación ni misión. ¡No te los creas cuando te digan que eres como todos, igual que todos!, porque no lo sois. Nadie es un inútil, nadie es indigno, tú y todos tenéis un lugar en la vida, pero os lo pusieron demasiado fácil y os debilitaron, y ahora te acosan y te acusan de parásito, de no rendir para la sociedad, de no servir para nada, ¡de que se te ha pasado la oportunidad!

¡Qué callen esos locos!, ¡silencio en esas bocas que antes reían las gracias del niño de la casa!

Y tú que me lees, ¡espabila!, porque te están haciendo una encerrona colectiva para que otro día todos al verte tengan que tener compasión de ti. ¡Ahora!, ¡ya!, es el momento de que tú seas capaz de decidir sin pensar en lo que dirán los demás; si no lo dicen hoy, lo dirán mañana, cuando no tengas casa ni coche ni dinero para mantenerte. ¡Debes ponerte un alto!, y alto y claro, decirte que Dios te Ama pero no te consiente, que tú, como todos, ¡a sufrir amigo!, porque debes cumplir con el precepto de todo ser viviente: abastecerte a ti mismo de lo que necesites, y además ayudar a los demás. ¡Esa es tu misión, campeón!, y ¡que te ayuden esos que reían de tus estupideces cuando fuiste el campeón del mundanismo!; sí, que padres y hermanos y parientes y amigos, te ayuden a encauzar tu camino por donde cruces por la vida; sacudiéndote de las tonterías de niño consentido y pisando fuerte, seas capaz de llegar a la muerte con dignidad. Tengas la edad que tengas, puedes ¡ya! salir de ésta, de esta encerrona en la que te han puesto, para que ahora te calles y estés bien quieto, pero llegará el día en que te echarán fuera, cuando no les hagas ninguna gracia, cuando ya hayan conseguido de ti lo que querían, y es que no les estorbaras con tus altos ideales, esos que practican las personas sabias, las que no se venden ni se sienten derrotadas aunque se queden sin casa, sin techo ni auto ni comida, las que tienen un Dios al que dar vida con su vida, esos que molestan tanto; ¡sé de esos mi hermano! porque la vida te debe un precio, la de poder ser católico cristiano, ¡si quieres!, y todas las almas lo quieren, ¡si lo sabré yo!, pero las engañan otras almas que languidecen en su derrota de no pensar en Dios sobre todas las cosas. ¡Anda tú!, ¡levanta!, no te idiotices, porque no necesitas de nadie para hundirte; ¡aléjate!, si hace falta, ¡vive tu vida llena de esperanzas!, y espera y confía, y cree en la oración, ¡que es bendita!, y por ella y con ella, esta vida tuya será distinta, si haces oídos sordos a toda esa pandilla de necios que te han llenado la cabeza desde pequeño, de que no puedes alcanzar, con lealtad y bien, ¡tus sueños!; que te lo digo yo: ¡sí que puedes!, aunque ahora estamos en crisis y es hora de resistir, es hora de decidir si quieres ser digno de compasión o si quieres ser un campeón. ¡No desistas!, que falta poco, bien poco, para tener tu recompensa a ese cambio de vida que hace poco que has dado, y que a otros, los que están a tu lado, les molesta, porque no es que no sepan que puedes conseguirlo, sino que les molesta que lo consigas tú, mientras ellos miran. ¡Celosos!

Bueno, bueno… ya es hora de descansar y es hora de dar gracias a Dios por este día, y el que hayas leído mi carta, esa que he escrito para ti, porque estabas tan desanimado que me diste compasión. ¡Un abrazo, hermano!

¡Paz!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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88 Carta / A ti, para que aprendas hasta donde debes tener caridad

Domingo, 8 de julio de 2.012

A ti, para que aprendas hasta donde debes tener caridad:

Me has escrito y me has hecho entristecer porque, siendo sacerdote, también soy insultado, repudiado, reprobado y maldecido, y ¿hasta cuándo debo soportarlo sin dejar mi sacerdocio?

Me dices: 
“Estoy de acuerdo, lo que unió Dios que nadie lo separe. Me dicen vivir en amor… y si ya no existe amor. Sea cabó, todo promesas, pasión, comunicación no hay nada de nada. Mi pregunta es ¿Qué se hace en estos casos?…seguir sin ninguna alegría… porque todo es tristeza y pleitos… ¿hasta cuando una mujer debe soportar esta situación????? Necesito ayuda. 

¡Hasta que tú quieras!, tú decides, y en tu decisión tendrás el juicio de Dios a tu conducta. Eres realmente libre y debes hacer lo correcto para que, en tu juicio particular, Dios te dé el premio por tu buena conducta. ¿Qué quiere decir esto, que Dios quiere que te hagan maldades, que recibas dolor y maldad? No, mujer, Dios no quiere esto, Dios siempre ha querido la dignidad de la mujer y también la del varón. Porque los dos fuisteis creados por Él, que tanto os ama, que os dio la capacidad de amar, y amar no es sólo pasión y comunicación; amar es también servir. Pero podría ser que tu matrimonio no fuera válido, y entonces no estaría bien que viviérais juntos, porque realmente jamás fuisteis uno; pero, ¿cómo saberlo de verdad? sin los deseos de hoy, sino la verdad de antes de casaros, del día de la boda.

Un sacerdote puede ayudarte; puedes contarle tu vida, y él puede, por sus estudios de sacerdote, darte algún consejo, como el que vayas a un especialista para que revise un tribunal eclesiástico tu caso y saber si realmente estuvísteis casados o sólo fue, sin querer, un concubinato.

La caridad debe estar en tu vida, debes querer salvar el alma de tu esposo, como la tuya propia, tienes que buscar la verdad y amar con caridad, aunque no haya pasión ni comunicación… porque la caridad no necesita de los demás sino de uno mismo, de ti misma, que debes ejercerla para salvarte. Y aunque tu matrimonio no fuera válido, debes tener caridad con el que crees que es tu esposo.

Trátalo con caridad, siendo más que buena, siendo ¡santa!, que eso no tiene  nada que ver con que haga o no haga que tu matrimonio sea válido, lo que hará es que te ganes el Cielo, tengas un matrimonio válido o no. Tú vive la Caridad, que es ser buena y hacer todo el bien que puedas a quien sea, a todos, incluído tu esposo, y no por él, ¡ni por ti!, sino por agradar a Dios, por hacer lo que Jesús te pidió hacer, a ti y a todos, el que lavéis los pies unos de otros, el que lo hagáis por amor a Él, porque Él lo hizo con todos. La ayuda de Dios no te faltará jamás.

Y el que tengas Caridad con tu esposo, y el que lo trates con Caridad, no hará más válido tu matrimonio, sino que es lo que debes hacer estando casada, y lo que deben hacer todos los casados y también los solteros, y ¡cómo no! también los sacerdotes como yo, y los consagrados o religiosos, porque la Caridad es por lo que Dios juzga, ¡por cuánto amor trataste a los demás, y por cuánto tiempo y hasta cuándo!

Sonríe, porque la vida es bella.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

89 Carta / A ti, que preguntas si los sacerdotes se deberían casar

Domingo, 15 de julio de 2.012

A ti, que preguntas si los sacerdotes se deberían casar:

Estimada amiga en la fe, haces una petición de consulta, y quiero responderte como sacerdote que soy. Dices:

“¡Holaa!!, les quería hacer una pregunta,  bueno, les cuento tengo un debate donde el tema es si los sacerdotes católicos se deberían casar?? Me gustaría saber que piensan ustedes, si están a favor o en contra y por qué?? Se los agradecería muchoo. Que tengan buen día.”

Antes de pasar a contestarte, quiero hacerte otra pregunta: “¿Y también deberían divorciarse?”; quiero decir, al igual que los laicos, que se casan y se divorcian. Cuando me contestes esa pregunta, yo te contestaré tu pregunta.

Muchos matrimonios católicos se divorcian… ah, y se vuelven a casar, y así varias veces, incluso entre dos personas del mismo género. Sí, también bautizados católicos hacen esto. Y ¿Cuántos matrimonios católicos son felices y se aman toda su vida ayudándose mutuamente a la santidad?, ¿No es más bien pasión, deseos de sexo y fornicación lo que lleva a muchos católicos al matrimonio?…

Pero con que sólo me contestes la primera pregunta, te contestaré. Repito la pregunta: ¿Y también deberían poder divorciarse los sacerdotes católicos si se casaran?

Espero tu respuesta, mi querida alma en Cristo, perteneciente al Cuerpo Místico de Dios, Jesús, el Sacerdote que no se casó.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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