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20 de Julio / San Aurelio, Obispo de Cartago

Hacia el año 392, después de que San Agustín recibió la ordenación sacerdotal y el obispado de Hipona, Aurelio, un diácono, fue elegido obispo de Cártago. En aquella época la Iglesia de África estaba en la cumbre de su esplendor; el obispo de Cártago era a la vez primado o patriarca de África, es decir, uno de los prelados más importantes de la Iglesia universal. 

San Aurelio tuvo que hacer frente a dos herejías: de los donatistas y de los pelagianos. 
Durante los 37 años que gobernó la sede, San Aurelio convocó numerosos sínodos provinciales y concilios plenarios de los obispos africanos para resolver ésos y otros problemas. San Aurelio era íntimo amigo de San Agustín y, cuando aquél se quejó de que muchos monjes , so pretexto de vida contemplativa, eran simples holgazanes, San Agustín escribió el tratado «Sobre el trabajo de los monjes» para tratar de mejorar la situación. San Fulgencio de Ruspe, obispo africano de la siguiente generación, escribió en términos encomiásticos acerca de San Aurelio, como lo hizo también el erudito español Pablo Osorio.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Aurelio, Obispo de Cartago

La fe, no es excusa para holgazanear. Muchos quieres ser teólogos, y pocos misioneros, y menos, implicados en el mundo para cambiarlo no sólo con la oración y el trabajo.

San Aurelio, Obispo de Cartago, amigo de San Agustín, tuvo en cuenta que muchos usan la fe para holgazanear y no para dar testimonio de ella; y la fe sin obras es muerta, no sirve para la salvación.

P. Jesús
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26 de Julio / Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen

El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones». Un ángel se le apareció y le dijo: «Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana ( I Reyes, I ). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación. 

La mejor prueba de la antiguedad al culto a Santa Ana en Constantinopla es que, a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de occidente en 1584.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santos Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen

Santa Ana, esposa de San Joaquín, mujer de Gracia a los ojos de Dios; ella y su esposo, ambos amaban a Dios y se amaban con todo su corazón, y Dios les dió, por su Providencia Divina, ser padres de María, la llena de Gracia.

Dios es grande cuando el amor es intenso, y esos dos esposos intensamente amaban a Dios y se amaban entre los dos.

María, la Madre de Dios, nació de la Gracia del Amor de todo un Dios que ama, que nos ama, y que quiere para sí lo mejor, como lo es Santa María, como lo es todo aquel que es santo y vive con él, con Dios, en el Cielo Eterno, porque Dios sólo puede amar lo bueno; y lo bueno, todo lo bueno que hay en este mundo, es salido de Dios, dado por su Gracia.

Si tú eres bueno, es por la Gracia de Dios. ¡Ámalo con todo tu corazón!, porque Él te ama con todo el Suyo, con todo el corazón de un Dios único.

P. Jesús

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1 de Agosto / San Alfonso María de Ligorio

San Alfonso María nació cerca de Nápoles el 27 de septiembre de 1696. Siendo aún niño fue visitado por San Francisco Jerónimo el cual lo bendijo y predijo para él grandes bendiciones y sabiduría. A los 16 años, caso excepcional obtiene el grado de doctor en ambos derechos, civil y canónico, con notas sobresalientes en todos sus estudios.

Para conservar la pureza de su alma escogió un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía de todos los que tuvieran malas conversaciones.

Su padre, que deseaba hacer de él un brillante político, lo hizo estudiar varios idiomas modernos, aprender música, artes y detalles de la vida caballeresca. Como abogado, el santo obtenía importantes triunfos; sin embargo, no lo dejaba satisfecho ante el gran peligro que en el mundo existe de ofender a Dios.

Por revelación divina, San Alfonso María abandona todo y decide convertirse en apóstol incansable del Señor Jesús. La tarea no fue fácil; tuvo que enfrentar, con gran lucha espiritual, a su padre y familia, a sus amigos y así mismo. Al fin, a los 30 años de edad logra ser ordenado sacerdote, y desde entonces se dedicó a trabajar con las gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades, a quienes les enseñaba el catecismo.

El 9 de noviembre de 1752 fundó, junto con otros sacerdotes, la Congregación del Santísimo Redentor (o Padres Redentoristas), y siguiendo el ejemplo de Jesús se dedicaron a recorrer ciudades, pueblos y campos predicando el evangelio. Por 30 años, con su equipo de misioneros, el santo recorrió campos, pueblos, ciudades, provincias, permaneciendo en cada sitio 10 o 15 días predicando, para que no quedara ningún grupo sin ser instruido y atendido espiritualmente.

San Alfonso María fue un escritor muy prolífico; al morir dejó 111 libros y opúsculos impresos y 2 mil manuscritos. Durante su vida vio 402 ediciones de sus obras.

En 1762 el Papa lo nombró obispo de Santa Agueda. San Alfonso María, quien no deseaba asumir el cargo, aceptó con humildad y obediencia, permaneciendo al frente de la diócesis por 13 años donde predicó el Evangelio, formó grupos de misioneros y dio catequesis a los más pequeños y necesitados.

Sus últimos años fueron llenos de sufrimientos y enfermedades dolorosas; el santo soportó pacientemente todos estos males, rezando siempre por la conversión de los pecadores y por su propia santidad. San Alfonso María muere el 1 de agosto de 1787, a la edad de 90 años. El Papa Gregorio XVI lo declara Santo en 1839. El Papa Pío IX lo declara Doctor de la Iglesia en 1875.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Alfonso María de Ligorio

¿A alguien más le interesa rezar por la conversión de los pecadores como hizo San Alfonso María de Ligorio? ¿A ti? Pues si es así, vas bien, vas camino de ser santo. Porque quien desea cambiar al mundo, ese es un futuro santo, si reza y trabaja por y para ello, como hizo el Santo del que hoy se conmemora su muerte: su entrada en el Cielo.

Este es el triunfo de los Santos, la muerte que les abre el camino al Cielo.

Pero mientras no llega, se esfuerzan y trabajan y trabajan, y no se cansan de trabajar para ese mundo nuevo y esa eternidad en el Cielo.

Encomiéndate a San Alfonso María de Ligorio y deja que Dios obre en ti Maravillas. Sé feliz tú, ese santo futuro que reza y trabaja por la salvación del mundo.

P. Jesús

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3 de Agosto / Beato Agustín, Obispo de Lucera

Agustín Gazotic nació en Trogir, ciudad de la Dalmacia, en 1260. Tomó el hábito de los frailes predicadores antes de cumplir los veinte años. Estudió en la Universidad de París. El beato predicó con gran fruto a sus compatriotas y fundó en su patria varios conventos de su orden, a los que dio por lema las palabras de San Agustín: «Desde que estoy al servicio de Dios no he conocido hombres más buenos que los monjes que viven santamente, pero tampoco he conocido hombres más malos que los monjes que no viven como debieran». 

Fue enviado a Hungría, donde conoció al cardenal Nicolás Boccasini, legado pontificio, quien sería más tarde Papa con el nombre de Benedicto XI. En 1303, el cardenal Boccasini consagró al Beato Agustín obispo de Zagreb, en Croacia. 

El clero y toda la diócesis de Zagreb necesitaban urgentemente una reforma. El beato reunió varios sínodos disciplinares, cuyos cánones puso en ejecución en frecuentes visitas pastorales y fomentó las ciencias sagradas y el estudio de la Biblia mediante la fundación de un convento de la Orden de Santo Domingo. Además, asistió al Concilio ecuménico de Vienne (1311-12). A su retorno, sufrió la persecución del gobernador de Dalmacia, Miladino, contra cuya tiranía y exacciones había protestado. 

Tras de regir durante 14 años la diócesis de Zagreb, el beato fue trasladado a la sede de Lucera, en la provincia de Benevento. Ahí trabajó por desarraigar la corrupción moral y religiosa que los sarracenos habían dejado tras de sí. 

El beato poseía el don de curar a los enfermos. Su muerte ocurrió el 3 de agosto de 1323. Su culto fue oficialmente confirmado en 1702.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beato Agustín, Obispo de Lucera

Hermanos, los santos lo saben y no lo esconden; no hay hombres más buenos que los que aman a Dios y cumplen las reglas de su orden o de sus deberes, si son casados o sacerdotes o, siendo laicos, aman a sus padres cumpliendo el cuarto mandamiento de la Ley de Dios, pero, si no cumplen, son los más malos de todos los hombres, más que los mismos mundanos y no porque esos no saben lo que hacen y ellos sí, sino por la sutileza de sus fechorías.

Ha habido santos, como el Beato Agustín, Obispo de Lucera, que curaba cuerpos y procuraba poner disciplina y orden en las almas de los que libremente se consagraban a Dios en una vida religiosa que luego no cumplían y muchas veces no dejaban cumplir.

Siempre, en las historia de la Iglesia Católica se ha necesitado de santos reformadores, porque la vida de piedad a veces es demasiado fácil, no tienen que esforzarse por comer y eso trae malas tentaciones y ocios, en los que Satanás se cierne, y gana a las almas para sí y las pierde de Dios. La vida de oración continua es para los elegidos de Dios que deben profesarla, y la vida de trabajo es para las almas muy tentadas; les ayuda y les salva.

Oración y trabajo, es a veces la necesitad espiritual de algunos santos futuros, que sólo la oración los lleva al pecado. Cada quien se sabe su condición y todos pueden y deben pedir dirección al Espíritu Santo, y no engañarlo ni dejarse engañar, y contar con el asesoramiento de almas privilegiadas como son los sacerdotes y en los momentos de la confesión, dentro del mismo confesonario.

P. Jesús
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4 de Agosto / San Juan Bautista Maria Vianney, Cura de Ars

Cura de Ars, nacido en Dardilly, cerca de Lyon, Francia, el 8 de Mayo de 1786; muerto en Ars el 4 de Agosto de 1859.; hijo de Matthieu Vianney y Marie Beluze.

En 1806, el cura de Ecully, M. Balley, abrió una escuela para aspirantes a eclesiásticos, y Juan María fue enviado a ella. Aunque era de inteligencia mediana y sus maestros nunca parecen haber dudado de su vocación, sus conocimientos eran extremadamente limitados, limitándose a un poco de aritmética, historia, y geografía, y encontró el aprendizaje, especialmente el estudio del latín, excesivamente difícil. Uno de sus compañeros, Matthias Loras, después primer obispo de Dubuque, le ayudaba en sus lecciones de latín.

Pero ahora se presentó otro obstáculo. El joven Vianney fue llamado a filas, al haber obligado la guerra de España y la urgente necesidad de reclutas a Napoleón a retirar la exención que disfrutaban los estudiantes eclesiásticos en la diócesis de su tío, el Cardenal Fesch. Matthieu Vianney intentó sin éxito procurarse un sustituto, de modo que su hijo se vio obligado a incorporarse. Su regimiento pronto recibió la orden de marchar. La mañana de la partida, Juan Bautista fue a la iglesia a rezar, y a su vuelta a los cuarteles encontró que sus camaradas se habían ido ya. Se le amenazó con un arresto, pero el capitán del reclutamiento creyó lo que contaba y lo mandó tras las tropas. A la caída de la noche se encontró con un joven que se ofreció a guiarle hasta sus compañeros, pero le condujo a Noes, donde algunos desertores se habían reunido. El alcalde le persuadió de que se quedara allí, bajo nombre supuesto, como maestro. Después de catorce meses, pudo comunicarse con su familia. Su padre se enfadó al saber que era un desertor y le ordenó que se entregara pero la cuestión fue solucionada por su hermano menor que se ofreció a servir en su lugar y fue aceptado.

Juan Bautista reanudó entonces sus estudios en Ecully. En 1812 fue enviado al seminario de Verrieres; estaba tan mal en latín que se vio forzado a seguir el curso de filosofía en francés. Suspendió el examen de ingreso al seminario propiamente dicho, pero en un nuevo examen tres meses más tarde aprobó. El 13 de Agosto de 1815 fue ordenado sacerdote por Monseñor Simon, obispo de Grenoble. Sus dificultades en los estudios preparatorios parecen haberse debido a una falta de flexibilidad mental al tratar con la teoría como algo distinto de la práctica – una falta justificada por la insuficiencia de su primera escolarización, la avanzada edad a la que comenzó a estudiar, el hecho de no tener más que una inteligencia mediana, y que estuviera muy adelantado en ciencia espiritual y en la práctica de la virtud mucho antes de que llegara a estudiarla en abstracto. Fue enviado a Ecully como ayudante de M. Balley, quien fue el primero en reconocer y animar su vocación, que le instó a perseverar cuando los obstáculos en su camino le parecían insuperables, que intercedió ante los examinadores cuando suspendió el ingreso en el seminario mayor, y que era su modelo tanto como su preceptor y protector. En 1818, tras la muerte de M. Balley, Vianney fue hecho párroco de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. Fue en el ejercicio de las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el «cura de Ars» se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano. Algunos años después de llegar a Ars, fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó «La Providencia» y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia. El propio Vianney instruía a las niñas de «La Providencia» en el catecismo, y estas enseñanzas catequéticas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. «La Providencia» fue la obra favorita del «cura de Ars», pero, aunque tuvo éxito, fue cerrada en 1847, porque el santo cura pensaba que no estaba justificado mantenerla frente a la oposición de mucha buena gente. Su cierre fue una pesada prueba para él.

Pero la principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. No llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él de otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Ya en 1835, su obispo le prohibió asistir a los retiros anuales del clero diocesano porque «las almas le esperaban allí». Durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos. En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los veinte mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. El Venerable Padre Colin se ordenó diácono al mismo tiempo, y fue su amigo de toda la vida, mientras que la Madre Marie de la Providence fundaba las hermanas auxiliadoras de las ánimas del purgatorio por su consejo y con su constante aliento. Su dirección se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.

Los milagros registrados por sus biógrafos son de tres clases:

. en primer lugar, la obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos;
. en segundo lugar, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro;
. en tercer lugar, curación de enfermos, especialmente niños.

El mayor milagro de todos fue su vida. Practicó la mortificación desde su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.

El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial.

En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó. Su fiesta se celebra el 4 de Agosto.

SUSAN T. OTTEN
Transcrito por Gerard Haffner
Traducido por Francisco Vázquez

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Juan Bautista Maria Vianney, Cura de Ars

Pocos sacerdotes como San Juan Bautista María Vianney, Cura de Ars. Muchos sacerdotes van de santos, de prepotentes y les falta humildad. ¡No se han enterado de nada! No imitan a Cristo y no obedecen al Papa, su santidad brilla por su ausencia y, ¿por qué?; porque son instruidos, son inteligentes, tienen salud y meritos humanos para poder ser respetados. San Juan Bautista María Vianney no quería matar a nadie en la guerra, no le entraba el latín y le costaba aprender las otras materias, pero era hombre de fe, de caridad. Dejad que lo repita nuevamente: Era hombre de fe, de caridad.

Hay quien dice tener fe y escribe mucho sobre ella, pero no tiene caridad y la fe sin caridad no es fe, es instrucción literaria, es soberbia.

La gran caridad del Cura de Ars, era salida de su fe viva, de sus obras de fe y no de palabras y palabras. Él amaba a Dios y amaba el sacramento recibido del sacerdocio y lo vivía unido al mismo Cristo Sacerdote; los dos hacían uno, los dos iban a una: A servir al necesitado, al pobre de espíritu, al que necesita de un Padre y necesita de un Hermano y un Amigo, de una Madre y de la familia Católica: Los Santos, las Almas del Purgatorio, los Santos Ángeles y los fieles consagrados y guiados por el Espíritu Santo. El Cura de Ars, San Juan Bautista María Vianney, tenía el don, la gracia, de unir a una persona que le pedía ayuda y se confesaba con él, a la Comunión de los Santos.

P. Jesús

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15 de Agosto / Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. 

Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus: 

«Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo». 

Ahora bien, ¿por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante: 

«La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos» (#966). 

La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección. 

Más aún, la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando «ex-cathedra». Y … ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios. 

En este caso se dice que el Papa habla «ex-cathedra», es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos. 

El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma: «Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte». 

Y el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica esto mismo en los siguientes términos: 

«El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio» (JP II, 2-julio-97). 

«Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos» (JP II , Audiencia General del 9-julio-97). 

Continúa el Papa: «María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen’ (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial» (JP II, 15-agosto-97) 

Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección. 

Mucho bien haría a muchos cristianos oír y leer más sobre este misterio de la Asunción de María, el cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué se ha logrado colar la creencia en el mito pagano de la re-encarnación entre nosotros? Si pensamos bien, estas ideas extrañas a nuestra fe cristiana se han ido metiendo en la medida que hemos dejado de pensar, de predicar y de recordar los misterios, que como el de la Asunción, tienen que ver con la otra vida, con la escatología, con las realidades últimas del ser humano. 

El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María y los Angeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

Un dogma es una declaración de fe, de verdad. Y es verdad que María, la Madre de Dios y nuestra, vive ya en el Cielo, en cuerpo y alma, como vamos a vivir otro día nosotros allí, en el Cielo, también con cuerpo y alma. Ella, María, nació sin la marca del pecado original, nació con la misma condición que fue creado Adán, y que Eva; salida de la esencia de Adán, fué creada así por Dios. Y Si Dios pudo hacerlo en Adán y Eva, pudo hacerlo y lo hizo en María, la que iba a ser su Madre, si ella accedía.

No hablaré hoy más de este tema, porque deseo que meditéis lo que ya os he dicho del mismo. Repito: Si Adán y Eva pudieron ser creados por Dios, ¿podía Dios crear de esa misma esencia, en las entrañas de Santa Ana, un alma y persona llena de Gracia? ¿Podía? Tú piensa sólo esto: ¿Podía hacerlo, Dios Creador? ¿O le era una cosa imposible?… ¿Había indicios, anteriores al del nacimiento de María, que demuestran que Dios hizo algo semejante? ¿No hizo Dios a Eva, sacada de la costilla de Adán y de barro? Sí, lo hizo. Entonces, ¿puede Dios, hacer de Dios, cuantas veces quiera? Sí.

Cree, ten fe; es un dogma, que María subió al Cielo en cuerpo y alma, porque nació llena de gracia, y ¿no nos salvamos por la gracia de Dios? ¿No es, por la gracia de Dios, que vamos al Cielo? ¿No es, por la gracia de Dios, que otro día resucitarán los cuerpos? Entonces, tu fe y la historia de Dios, te proclaman la verdad de María, que vive en cuerpo y alma en el Cielo, como vas a vivir tú otro día: Todo es cuestión de tiempo, pero para Dios, todo es en el mismo tiempo, y no necesita esperar a cumplir su voluntad, ésta se cumple siempre, de continuo, como el que tú vives por su voluntad. Es Dios, ¿recuerdas? Y María, es la Madre de Dios, ¿recuerdas?, y es Madre tuya: ¡¡Recuérdalo!! ¡Venérala!, porque es de fe, que está en cuerpo y alma en el Cielo, por ser la Madre de Dios y, por serlo, merece tu veneración, y tú necesitas venerarla, como necesitas adorar a Dios. Es tu propia necesidad, la que pone las cosas en su lugar; a Dios se le adora, y a María se le venera; y a ti mismo, deja de glorificarte y empieza a vivir en cristiano, y sé dogmático; María te ama, créetelo, porque este es un dogma mayor que el dogma de la Solemnidad  de la Asunción de la Virgen María, el que sepas y creas verdaderamente y ciertamente y con autenticidad, el que tu Madre, María, te ama. ¡Te ama! A ver si aprendes a ver las cosas claras y dejas de endiosarte, y te haces hijo de Dios y de María de la Asunción.

P. Jesús
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28 de Agosto / San Agustín, Ob. de Hipona y Dr. de la Iglesia

Obispo, Doctor de la Iglesia. Agustín, significa: » Consagrado, bendecido» ( Augusto en latín, era lo que estaba consagrado a Dios o lo que era bendecido por la divinidad ).

Augustinos era un diminutivo de Augustus, o sea un pequeño consagrado, un pequeño bendecido. Nuestro santo resultó ser muy bendecido por Dios. San Agustín ha sido uno de los santos más famosos de la Iglesia católica. Después de Jesucristo y de San Pablo es difícil encontrar un líder espiritual que haya logrado ejercer mayor influencia entre los católicos que este enorme santo. Su inteligencia era sencillamente asombrosa, su facilidad de palabra ha sido celebrada por todos los países. De los 400 sermones que dejo escritos, han sacado y seguirán sacando material precioso para sus enseñanzas, los maestros de religión de todos los tiempos.

Nació en Tagaste (norte de África ) en el año 354. Su padre Patricio era pagano, de temperamento violento. Su madre Mónica, fervorosa católica, una gran santa. Tenía un hermano llamado Navigio (gran amigo suyo durante toda la vida) y una hermana que fue la primera religiosa en África, y para la cual el santo escribió la famosísima regla para las religiosas, en la cual se han basado los fundadores de comunidades en todo el mundo.

JUVENTUD BORRASCOSA De niño era sumamente inquieto, y aunque poseía una inteligencia envidiable y una memoria portentosa, tenían que castigarlo con azotes para que estudiara, porque lo único que le gustaba era jugar y divertirse. Sus padres lo mandaron a estudiar en Cartago, que era la ciudad más grande de la región, pero en el colegio se dejo llevar por los malos ejemplos y su comportamiento no fue nada santo. Eso sí, en las lecciones llego a ser numero uno, y en las declamaciones el que mas sobresalía. En las discusiones académicas era prácticamente invencible. Pero su moralidad no era ejemplar, muchos noviazgos, asistencia a funciones de teatro nada recomendables (contra esto predica después toda la vida).Hasta los 32 años su existencia es cadena continua de faltas y miserias morales. De todo ello habla en su más conocido libro.

UN LIBRO QUE SE HIZO FAMOSO Cuando Agustín se convirtió al catolicismo escribió el libro Confesiones, que lo ha hecho famoso en todo el mundo. Su lectura ha sido la delicia de millones de lectores en muchos países por muchos siglos. El comentaba que a la gente le agrada leer este escrito porque gozan leyendo de los defectos ajenos, pero no se esmeran en corregir los propios. La lectura de «Las Confesiones de San Agustín» ha convertido a muchos pecadores. Por ejemplo Santa Teresa cambio radicalmente de comportamiento al leer esas páginas.

PRIMEROS CAMBIOS Cuando joven tuvo una grave enfermedad y ante el temor de la muerte se hizo instruir en la religión católica y se propuso hacerse bautizar. Pero apenas recobró la salud se le olvidaron sus buenos propósitos y siguió siendo pagano. Más tarde criticará fuertemente a los que dejan para bautizarse cuando ya son bastante mayores, para poder seguir pecando. 
Luego leyó una obra que le hizo un gran bien y fue el «Hortencio» de Cicerón. Este precioso libro lo convenció de que cada cual vale más por lo que es y por lo que piensa que por lo que tiene.

CAMBIO PARA MAL Pero luego sucedió que tuvo un retroceso en su espiritualidad. Ingresó a la secta de los Maniqueos, que decía que este mundo lo había hecho el diablo y enseñaban un montón de errores absurdos. Luego se fue a vivir en unión libre con una muchacha y de ella tuvo un hijo al cual llamó Adeodato (que significa : Dios me lo ha dado).

ENCONTRONES CON LA MAMA Al terminar sus estudios en Cartago volvió a su tierra, Tagaste. Pero Mónica no pudo aceptar de ninguna manera que su hijo viviera en unión libre y además a la santa madre le horrorizan las herejías que su hijo profesaba en la secta de los Maniqueos. Así que, sin más ni más, lo hechó de la casa. Ella no quería ser alcahueta de los errores de su hijo.

OTRO CAMBIO Luego leyó las obras del sabio filósofo Platón y se dio cuenta de que la persona humana vale muchísimo más por su espíritu que por su cuerpo y que lo que más debe uno esmerarse en formar es su espíritu y su mente. Estas lecturas del sabio Platón le fueron inmensamente provechosas y lo van a guiar después durante toda su existencia.

UNA DESILUSION Se dedico a leer la Santa Biblia y se desilusiono, ya que le pareció demasiado sencilla y sin estilo literario, como los libros mundanos. Y dejo por un tiempo de leerla. Después dirá, suspirando de tristeza: «Porque la leía con orgullo y por aparecer sabio, por eso no me agradaba. Porque yo en esas páginas no buscaba santidad, sino vanidad por eso me desagradaba su lectura. ¡Oh sabiduría siempre antigua y siempre nueva. Cuan tarde te he conocido!» .

PROFESOR En Tagaste y en Cartago, se dedicó a dar clases por nueve años, con notable éxito. Pero luego dispuso viajar a Roma, para enseñar en esa capital. 
FUGA FRACASADA La mama que temía que en Roma podría extraviársele más su hijo, dispuso acompañarlo en su viaje a Roma. Pero Agustín deseaba viajar solo y la engaño el día de embarcarse, enviándola a la Iglesia a rezar, mientras este se subía al barco. Después dirá: «Yo engañaba a mi madre, que me amaba como nadie más lo podía hacer en la tierra». Pero Mónica viajo después en otro barco y aunque al llegar a Roma se encontró con la noticia que se había ido a Milán, allá lo siguió, en adelante será como un ángel de la guarda ( en Roma se desilusionó Agustín, porque los alumnos no pagaban nada por sus enseñanzas ).

SU ENCUENTRO PROVIDENCIAL El hombre que marcó definitivamente la existencia de nuestro santo, fue San Ambrosio, arzobispo de Milán, sabio famoso, líder espiritual indiscutible en la ciudad y el país, gran orador y escritor brillantísimo. Desde el principio el joven profesor se siente como deslumbrado por la sabiduría y santidad de este gran arzobispo y empieza a no faltar a ninguno de sus sermones, y de su modo de pensar y de vivir comienza a transformarse por completo.

EL JUEGO QUE CAMBIO UNA VIDA Agustín tiene varios amigos que lo acompañan, aconsejan y animan. Son Alipio, que desde joven lo ha ayudado siempre. Elpidio, su hermano y Adeodato, su hijo. Un día Romaniano, le cuenta la historia de San Antonio Abad que dejo su vida de riquezas y comodidades y se fue a un desierto a rezar y hacer penitencia, y Agustín exclama: «Todos estos se atrevieron a dejar su vida mundana y empezar una vida de santidad ¿por que yo no? ¿qué es lo que me detiene para dar este paso?» Y fue entonces cuando en la casa de la vecina unos niños que jugaban y repetían mucho la frase: «Abra y lea!! ¡Abra y lea!! ¡Abra y lea!! El no recordaba haber oído nunca repetir esa frase en un juego, consideró aquello como un aviso de Dios y abrió el primer libro que encontró a mano. Era la santa Biblia. Y ahí en el capítulo 13 de la Carta de San Pablo a los Romanos, en el verso 13 del capitulo 13 leyó lo siguiente: «Portémonos no como quien esta en las tinieblas y oscuridad, sino como quien obra en pleno día y a plena luz, comportémonos de la manera más digna posible. Nada de impurezas ni de vicios o excesos de ninguna clase, no nos dejemos llevar por la carne y sus concupiscencias» Aquello fue como un relámpago en su cerebro, empezó a llorar y se dio cuenta que hasta entonces su comportamiento había sido todo lo contrario de lo que Dios manda en estas frases que acababa de leer, y que era necesario empezar una vida totalmente nueva y distinta de la anterior, tenía 32 años, los siguientes 40 años serán de sorprendente santidad, progresando cada vez más y más.

LA CONVERSION Despacho a África a la madre de Adeodato y nunca más se volverá a encontrar con ella. Abandono para siempre los juegos de azar y las fiestas mundanas (Ya había quemado los libros de los herejes Maniqueos, convencido de que lo que enseñaban eran errores horrendos) Y se dedico con todo entusiasmo a prepararse para hacerse bautizar y llegar a ser cristiano católico. Mónica gozaba lo indecible.

EL BAUTISMO En Pascua del año 387, Agustín recibe solemnemente el bautismo de manos del arzobispo de Milán, San Ambrosío. En ese día fueron bautizados también su amigo Alipio, su hijo Adeodato que tenía 15 años.

LA MUERTE DE MONICA La santa madre de Agustín, no se cambiaba por nadie, ya había logrado todo lo que anhelaba, la conversión de su hijo. Ahora podía partir contenta para la eternidad. Y entonces sucedió que viajando con Agustín para el África, antes de embarcarse en el puerto de Ostia, ella se sintió morir, y llamando a su hijo le dijo emocionada: «¿ Que me queda por esperar en esta vida ? Ya he logrado lo que más deseaba: verte cristiano católico» Y expiró en sus brazos dulcemente. Agustín la lloró amargamente y durante toda su vida guardo su recuerdo, como su tesoro más preciado de la juventud.

SACERDOTE Y OBISPO Al volver al África fue ordenado sacerdote y el obispo Valerio de Hipona, que tenía mucha dificultad para hablar, lo nombró su predicador. Y pronto empezó a deslumbrar con sus maravillosos sermones. Predicaba tan hermoso, que nadie por ahí, había escuchado hablar a alguien así, la gente escuchaba hasta por tres horas seguidas sin cansarse. Los temas de sus sermones, eran todos sacados de la santa Biblia, pero con un modo tan agradable y sabio que la gente se entusiasmaba.

Y sucedió que al morir Valerio, el obispo, el pueblo lo aclamo como nuevo obispo y tuvo que aceptar. En adelante será un obispo modelo, un padre bondadoso para todos. Vivirá con sus sacerdotes en una amable comunidad sacerdotal donde todos se sentirán hermanos. El pueblo siempre sabia que la casa del obispo Agustín siempre estará abierta para los que necesitan ayuda espiritual o material. Será gran predicador invitado por los obispos y sacerdotes de comunidades vecinas y escritor de libros bellísimos que han sido y serán la delicia de los católicos que quieran progresar en la santidad. El tenía la rara cualidad de hacerse amar por todos.

MARTILLO DE LOS HEREJES Había en el norte de África unos herejes llamados Donatistas, que enseñaba que la Iglesia no debe perdonar a los pecadores y que como católicos solamente deben ser admitidos los totalmente puros ( pero ellos no tenían ningún reparo en asesinar a quienes se oponían en sus doctrinas ) Agustín se les opuso con sus elocuentes sermones y brillantísimos escritos, y ellos no eran capaces de responderle a sus razones y argumentos. Al fin el Santo logró llevar a cabo una reunión en Cartago con todos los obispos católicos de la región y todos los jefes de los Donatistas y allí los católicos dirigidos por nuestro santo derrotaron totalmente en todas las discusiones a los herejes, y estos fueron abandonados por la mayor parte de sus seguidores, y la secta se fue acabando poco a poco.

LOS PELAGIANOS Vino enseguida otro hereje muy peligroso. Un tal Pelagio, que enseñaba que para ser santo no hacía falta recibir gracias o ayudas de Dios, sino que uno mismo por su propia cuenta y propios esfuerzos logra llegar a la santidad. Agustín que sabía por triste experiencia que por 32 años había tratado de ser bueno por sus propios esfuerzos y que lo único que había logrado era ser malo, se le opuso con sus predicaciones y sus libros y escribió un formidable tratado de «La Gracia», el cual prueba que nadie puede ser bueno, ni santo, si Dios no le envía gracias ni ayudas especiales para serlo, en este tratado tan lleno de sabiduría, se han basado después de los siglos, los teólogos de la Iglesia católica para enseñar acerca de la gracia.

SU ULTIMO LIBRO Cuando Roma fue saqueada y casi destruida por los bárbaros de Genérico, los antiguos paganos habían dicho que todos estos males habían llegado por haber dejado de rezar a los antiguos dioses paganos y por haber llegado la religión católica. Agustín escribió entonces un nuevo libro, el más famoso después de las Confesiones, «La Ciudad de Dios» (empleó 13 años redactándolo ) . Allí defiende poderosamente a la religión católica y demuestra que las cosas que suceden, aunque a primera vista son para nuestro mal, están todas en un plan que Dios hizo en favor nuestro que al final veremos que era para nuestro bien. ( Como dice San Pablo: «Todo sucede para bien de los que aman a Dios»).

MUERTE DICHOSA En el año 430 el santo empezó a sentir continuas fiebres y se dio cuenta de que la muerte lo iba alcanzar, tenía 72 años y cumplía 40 años de ser fervoroso católico, su fama de sabio, de santo y de amable pastor era inmensa. Los bárbaros atacaban su ciudad de Hipona para destruirla, y el murió antes de que la ciudad cayera en manos de semejantes criminales. A quién le preguntaba que si no sentía temor de morir, el les contestaba: «Quien ama a Cristo, no debe tener miedo de encontrarse con El». Pidió que escribieran sus salmos preferidos en grandes carteles dentro de su habitación para irlos leyendo continuamente (él en sus sermones, había explicado bellísimamente los salmos). Durante su enfermedad curó un enfermo, con solo colocarle las manos en la cabeza y varías personas que estaban poseídas por malos espíritus quedaron libres. (San Posidio, el obispo que lo acompaño hasta sus últimos días, escribió después su biografía).

El 28 de agosto del año 430, se cumplió aquella frase famosa que había escrito » Nos has creado para Ti Señor, y nuestra alma no encontrara la verdadera paz, sino cuando logre descansar en Ti”. En ese día descanso en la paz del Señor, y fue a gozar para siempre en el cielo, de la verdadera paz, la que nunca se va acabar.

San Agustín te admiramos, pídele a Dios para nosotros una conversión como la que te concedió a ti. Quiera Dios que así sea.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Agustín, Ob. de Hipona y Dr. de la Iglesia

Hay quienes sólo quieren a Dios cuando ven perder su vida, cuando tienen graves enfermedades, pero curan y se olvidan de Dios. Eso mismo le ocurrió a San Agustín, Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia.

Pero Dios, en su misericordia, le dió a Agustín una madre santa, así que fue perseguido, literalmente perseguido, por su bendita madre que quería que Dios hiciera de él, de Agustín, un santo. Y cuando una buena madre se empeña en algo, ese algo. si lo pide a Dios por intercesión de la Virgen María, ya no es un imposible, sino que se hace posible por la misma Providencia de Dios, que concede madres buenas y suegras buenas a los futuros santos del mañana en el siempre de hoy.

Las mujeres, Dios siempre ha confiado en las mujeres. La historia nos lo muestra, nos demuestra lo mucho que Dios ama y confía en las mujeres santas.

Recordemos siempre que San Agustín, como muchos otros santos, lo fué por su santa madre que lleva la aureola de santidad.

Hago un llamamiento a las mujeres, a las que van a ser madres, para decirles que Dios espera mucho de ellas, que confía mucho en ellas, y que tiene un plan perfecto para ellas: el plan de la salvación de ellas y sus familias. Que se unan a la voluntad de Dios y la hagan suya, que se realice sirviendo a Dios y a su familia. Que de eso va la vida, de realizar un servicio desinteresado a Dios mismo, que confía en ella para este mundo nuevo y mejor, en donde la mujer no renuncia a ser lo que es, no quiere ser otra cosa que lo que es: hija de Dios, madre de la nueva generación, alma del hogar: y con una vida ejemplar y llena de fe y alegría, avanza por la vida con la fuerza moral de ser lo que es y vivir para lo que es: mujer; madre.

¿Por qué hablo de madres en la vida de San Agustín? ¡Exacto! Porque fué la madre de San Agustín la que unida, a Dios y por intercesión de la bendita siempre Virgen María, consiguió lo inconseguible, que un gran pecador, Agustín, sea ahora Santo y Doctor de la Iglesia, por su sabiduría en la fe de la vida y las obras de Dios: Teología.

Hay muchos que serían otros San Agustín, pero sus madres dicen que se “están realizando” con su trabajo social pagado y que se las jubila a los sesenta, sesenta y pico de años. Y, ¿Luego qué? ¿A viajar? No está mal viajar para ir al encuentro de un hijo perdido, como hizo Santa Mónica; esa mujer sí que sabía de lo que iba la vida y de lo que es vivirla a tope. ¡Todo por Dios! ¡Qué gran mujer y madre! ¡Qué gran esposa! Después de Santa María Virgen, ella es una de las mujeres que más bien ha hecho a la Iglesia, pero parece extraño que muy pocas la imitan. ¡Qué pena! ¡Cuántos hijos se pierden cada año! Cuantas mueren sufriendo de pena, con una gran jubilación en el banco. Bueno, a veces es una pequeñísima jubilación en el banco. ¡Qué ridículo es el ser humano! Sobre todo, cuántas mentiras dicen muchas mujeres católicas cuando, ante el altar, van a contraer libremente matrimonio; dicen una cosa y hacen otra. Eso no lo pudiera hacer una hija de María, pero, por esos hijos perdidos, vemos que sí que lo hacen. Las obras de la fe brillan por su ausencia.

Santa Mónica, tú sí que fuiste verídica en tus proclamaciones de amor a Dios. Que alegría siento en mi corazón cuando pienso en ti. ¡Eres maravillosa!

P. Jesús
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22 de Septiembre / San Alfonso de Orozco

Nació en la localidad de Oropesa, Diócesis de Ávila, en el año de 1500, y desde temprana edad sintió el fervoroso deseo de consagrarse al servicio de Dios. Realizó sus estudios en Talavera y en Toledo para luego continuarlos en la universidad de Salamanca, donde gracias a los sermones de Santo Tomás de Villanueva, tomó los hábitos de la orden de lo Ermitaños de San Agustín a la edad de 22 años. 

Tras su ordenación, Fray Alfonso se entregó en cuerpo y alma a la enseñanza, la predicación y otras actividades de su apostolado, y su profundo conocimiento del alma humana y su evidente bondad, le hicieron muy solicitado como confesor. En cuatro ocasiones, fue prior de otras tantas casas de agustinos y dos años más tarde fue nombrado predicador de la corte y enseguida comenzó a ejercer su influencia sobre la nobleza, a quienes atraía tanto por la elocuencia de sus sermones como por la calidad exquisita de su música, a la que era muy afecto y destacaba por su destreza. 

Durante treinta años realizó el trabajo de mantener la vida cristiana en su más alto nivel de entre la nobleza y la gentilidad, así como entre la servidumbre de la corte española. Falleció a la edad de noventa años, fue beatificado en 1881, y canonizado en el 2002 por Juan Pablo II.

Fuente: EWTN

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Alfonso de Orozco

Es necesario tener buenos y santos ejemplos, como San Alfonso de Orozco, que ayudando a Dios, cambió y dirigió buen parte de la vida espiritual de la nobleza española en su tiempo.

Los santos dejan su sello, tú debes dejarlo también, porque tú serás santo, si dejas que Dios obre en ti, como lo dejó San Alfonso de Orozco, al que Dios le concedió dones musicales para deleitar el alma con la música, y también sus santas palabras.

P. Jesús

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24 de Octubre / San Antonio María Claret, Fundador

Ingresó al seminario de Vich (España) y allí recibió la ordenación sacerdotal. Fue luego nombrado como vicepárroco y pronto empezó el pueblo a conocer cuál era la cualidad principal que Dios le había dado: era un predicador impresionante, de una eficacia arrolladora. De todas partes lo llamaban a predicar misiones populares, predicando hasta diez sermones en un día. Viajaba siempre a pie y sin dinero.
Durante 15 años predicó incansablemente por el norte de España, y difícilmente otro predicador del siglo pasado logró obtener triunfos tan grandes como los del padre Claret. Al darse cuenta de la poderosa influencia de una buena lectura, se propuso emplear todo el dinero que conseguía en difundir buenos libros; mandaba imprimir y regalaba hojas religiosas por centenares de miles, y ayudó a fundar la librería religiosa de Barcelona. Él mismo redactó más de 200 libros y folletos sencillos para el pueblo que tuvieron centenares de ediciones.

La reina de España designo al P. Claret como Arzobispo de La Habana en Cuba. Pese a la negativa del santo en aceptar el cargo, amigos religiosos muy cercanos a él, lo convencieron de que asumiera el arzobispado alegando que primero y ante todo está siempre la voluntad del Señor. A partir de 1849 y por siete años San Antonio Claret se convirtió en el más ardoroso apóstol de Cuba, siempre pendiente de cualquier problema de sus feligreses de su arquidiócesis.

En 1857 fue llamado a España como capellán de la reina Isabel. En 1849 al darse cuenta de que para mantener viva la fe del pueblo se necesitan sacerdotes entusiastas que vayan por campos y ciudades predicando y propagando buenas lecturas, se reunió con cinco compañeros y fundó la Comunidad de Misioneros del Corazón de María, que hoy se llaman Claretianos.

Actualmente son 3,000 en 385 casas en el mundo. Fundó también las Hermanas Claretianas que son 650 en 69 casas. Estas comunidades han hecho inmenso bien con su apostolado en muchos países.

Asistió al Concilio Vaticano en Roma en 1870. En el Concilio pronunció un gran discurso que fue muy aplaudido y muy bien comentado y elogiado. En Francia fue recibido por los monjes cistercienses del monasterio de Fuente Fría, y allí, después de haber escrito por orden del superior de su comunidad, su autobiografía, enfermó y expiró el 24 de octubre de 1879. Tenía apenas 63 años. Después de su muerte, se le atribuido numerosos milagros.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Antonio María Claret, Fundador

Dios ama a los Santos. Amemos a Dios y a los Santos.

San Antonio María Claret, fundador, fundó y ayudó a fundar, porque los santos aman a Dios y aman a los santos.

Cumplió con su deber, a pesar de su tendencia natural o sus deseos privados. Supo obedecer a Dios, y por eso es lo que es: Santo.

P. Jesús
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30 de Octubre / San Alonso Rodríguez

Existen dos Alonso Rodríguez, el de la historia de a continuación, que es ya santo y Español y, el otro, mártir del Paraguay beatificado en 1931 junto a San Roque de Santa Cruz y Juan del Castillo. En mayo de 1988, San Roque se convirtió en el primer santo del Paraguay.

San Alonso nació en Segovia (España) en 1533. Al quedarse viudo, el santo solicitó a los padres jesuitas que lo aceptaran en su comunidad, pero no fue admitido debido a que ya bordeaba los 40 años de edad, y tampoco tenía estudios en las ciencias y las humanidades. Sin embargo, el superior cambió de parecer, y lo aceptó como hermano lego, y sería ésta la profesión que lo llevaría a la santidad.

Los superiores lo enviaron a la isla de Mallorca como portero del colegio de los jesuitas de Montesión, y de todos los amigos que San Alonso tuvo mientras fue portero, el más santo e importante de todos fue San Pedro Claver. Este gran apóstol vivió tres años con San Alonso en aquella casa, y una noche, por revelación divina, San Alonso supo que su amigo estaría destinado a la evangelización en Sudamérica. Al poco tiempo, San Pedro Claver viajó a Colombia, donde bautizó a más de 300,000 esclavos negros en Cartagena, además de protegerlos y velar por ellos.

El santo portero también sufrió terribles ataques en su cuerpo; de vez en cuando, por ejemplo, sufría de sequedades tan espantosas en la oración; pero San Alonso poseyó el don de la curación.

El 29 de octubre de 1617 sintiéndose sumamente lleno de dolores y de angustias, al recibir la Sagrada Comunión, inmediatamente se llenó de paz y de alegría, y quedó como en éxtasis. Dos días estuvo casi sin sentido y el 31 de octubre despertó, besó con toda emoción su crucifijo y diciendo en alta voz: «Jesús, Jesús, Jesús», expiró.

Fue declarado Venerable en 1626. En 1633 fue nombrado Santo Patrono de Mallorca. Fue beatificado en 1825. Su canonización tuvo lugar el 6 septiembre de 1887. Sus reliquias se encuentran en Mallorca.

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Alonso Rodríguez

San Alonso Rodríguez de Segovia (España) fue humilde en pedir ser admitido en los Jesuitas y en aceptar primero su negación y más tarde fue humilde en aceptar el cargo de portero lego en Mallorca. De él se destaca su humildad, que fue llena de gracia, por la misma gracia de Dios, que sólo necesita de la humildad para santificar a las personas y vivir en su alma como Rey y Señor de sus posesiones: alma y cuerpo, que son lo que compone a toda persona humana: alma y cuerpo, cuerpo y alma.

P. Jesús

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